枯れぬ花 (Karenu hana)
La flor inmarchitable
By: Maru de Kusanagi
DISCLAIMER: BLEACH no me pertenecerá jamás, es de Tite Kubo. Esto es un fanwork hecho por una fans para otros fans, SIN FINES DE LUCRO.
Warning: Boys love, abusos y otras cosas igualmente divertidas….
Capítulo 1
sekai no hate ni ikiteru
hitori no majutsushi ga ita
mugen wo oimotomeru uchi
hitotsu no ningyou wo tsukutta
(…)
tawamure ni ningyou ni hanasu
katsute kiita otogibanashi
kono yono dokoka ni aru toiu
mugen ni saku hana no koto
En el límite del mundo
vivía un mago
en su búsqueda de la eternidad
creó una marioneta
(…)
En broma, le contó a la marioneta
de un mito que oyó en el pasado
sobre la flor que florece infinitamente
la cual se dice existe en algún lugar de este mundo.
有限の魔術師| Yuugen no Majutsushi
VOCALOID KAITO;El mago perecedero
Otro día en Inuzuri. El niño sucio, hambriento, revolvía la basura de la tienda del vendedor de frutas. Un dolor punzante le taladraba la cabeza, y no era de hambre: era por la última paliza que le había dado el tendero al pescarlo rompiendo sus bolsas. Un duro golpe en la cabeza terminó todo, que lo hubiera dejado tumbado, de no estar acostumbrado a aquello. Ahora había solo un poco de sangre seca entre sus cabellos azules.
"Basura" oyó una voz sin vida llamarlo. El chico sucio y hambriento estaba acostumbrado a peores insultos, pero ese tono, de que no era más que un ente inanimado, lo ponía neurótico. Hacía que su sangre hirviera y la fuerza que parecía haberlo abandonado regresara y hacerle incorporar en cuatro patas.
Aquella voz sin vida provenía de otro niño, de piel blanca y cabellos negros, sentado a unos pasos de el en ese callejón. Unos ojos verde vivos, completamente opuestos a la expresión de su rostro, estaba viéndolo. El chico sucio escupió y volvió a su búsqueda de alimento. Ese chico seguro era uno de los prostitutos de la zona, por la pinta de su ropa y limpieza.
"Te enfermarás" repuso el chico ojiverde otra vez. El jovencito sucio finalmente se le acercó en un salto y clavó unos ojos azules, demasiado maduros, en él.
"¿Quién carajo te crees vos? No me jodas, muñequita."
El chico ojiverde, que estaba sentado sobre el suelo, no se inmutó ante su estallido. Simplemente busco en su yukata y sacó un paño limpio aunque gastado, lo abrió y le ofreció un pan. Fresco, tibio con el calor de su cuerpo.
"Ten."
El otro joven no acostumbraba mendigar, pero no se negaría. Había aprendido que cualquier oportunidad de comida fácil debía aprovecharse. Presuroso, tomo el pan y se lo llevó a la boca, y por un momento olió el perfume del otro niño, un perfume de varón impropio de su edad. Sin saber porque, mordió con más furia el pan.
En este mundo, no debería haber niños adultos….
"Grimmjow."
"Ulquiorra."
La vida con Ulquiorra facilitó un poco conseguir la comida. El ojiverde tenía buenos clientes, que le pagaban con buena comida, y a veces en dinero. Grimmjow había sido invitado un par de veces, pero no era lo suyo. Normalmente esperaba en el descanso de la entrada, atento a las voces y ruidos que provenían de habitaciones a oscuras. Nunca escuchaba la voz de Ulquiorra, pero sí la voz de sus clientes, sus respiraciones pesadas, sus aullidos animales. Grimmjow se quedaba viendo la luna, mientras sus pies descalzos eran acariciados por la hierba. Aquella situación no lo incomodaba, al fin y al cabo, era lo que hacía para sobrevivir. Ulquiorra había sido agraciado con una bonita figura de muñeca, le recordaba a la kokeshi que una vez le vio a una niña que caminaba de la mano de su padre. El no servía para aquello, no podía someterse porque sí a otro, aun cuando este fuera más fuerte, su espíritu era como un animal libre, el gato que deambula por las noches. Tras aquellos encuentros, regresaban a algún refugio y descansaban. Ulquiorra ahora se pasaba la noche insomne tras haberse lavado el cuerpo con paño y un balde de agua fresca. La mañana encontraba a Grimmjow con el cuerpo del otro niño acurrucado a su lado.
Había llegado la primavera. Ulquiorra había conseguido comprarse un yukata nuevo, color celeste y le compro otro color verde a Grimmjow. Era la época de florecimiento de sakuras y se habían apartado de Rukongai, a una zona donde pocas personas se aventuraban. Solos, disfrutaban de la compañía del otro.
"¿Cuántos años tienes?" dijo repentinamente Ulquiorra. Grimmjow frunció el ceño, la verdad era que nunca lo había tenido en cuenta.
"Me parece que trece… ¿por?"
"Catorce." Dijo el ojiverde, bebiendo un poco de agua.
"Me estas cargando" repuso, sorprendido Grimmjow. Ulquiorra negó con la cabeza, en silencio. Típico.
Grimmjow se quedó en silencio, viendo como la brisa jugueteaba con los cabellos de Ulquiorra, entonces recogidos en una colita, y el flequillo nublaba sus ojos de vez en cuando. En ese momento, Grimmjow sintió algo raro, como que algo le apretaba el vientre, como cuando comía basura y se pasaba descompuesto una semana. Pero este sentimiento traía calor y una extraña alegría, como cuando bebía un poco. Ulquiorra, por su parte, seguía tan estoico e inalcanzable como siempre, silencioso y frío. Pocas veces, sino ninguna, había visto algo más que exasperación en sus ojos. Esos ojos siempre verdes, vacíos. Ulquiorra se movía por el mundo como si nada le importara, como si solo se limitara a existir. Y eso confundía mas a Grimmjow, si no le importaba nada, ¿por qué lo había ayudado aquella vez? ¿Por qué lo mantenía a su lado? Grimmjow se llevó una mano a la cabeza, acariciando una cicatriz en su cuero cabelludo.
No debía ponerse a pensar tanto.
El golpe de la caída de un sakura los hizo reaccionar. Una especia de animal, negro con una máscara blanca se revolvía para incorporarse, aullando. Grimmjow se puso en alerta y Ulquiorra se ubicó a su lado.
"¿Qué mierda es eso?"
"Un hollow."
"¿Un qué?"
El animal al fin se incorporó, y los miró. Una lengua larga y negra limpio los labios inexistentes, y comenzó a acercárseles.
"Ju ju ju… que olor delicioso…"
"Grimmjow… cuidado" dijo Ulquiorra cuando el hollow les salto encima. Los muchachos se apartaron del camino de la bestia, entonces Ulquiorra se detuvo y apunto un dedo al hollow. Una luz verdosa se dejó ver en forma de esfera y la arrojo al hollow, quien se tumbó un poco a un lado.
"Mierda." Gruño Grimmjow, sacando un cuchillo de su cinturón y consiguiendo clavarlo en el ojo del hollow. Sin pensarlo mucho, tomo a Ulquiorra del brazo y salieron corriendo, Grimmjow siempre había sido más veloz, por lo cual el otro tenía un poco de dificultades en seguirle el paso. Justo cuando oían el hollow a unos pasos detrás, una figura de negro les corto el paso. Era un hombre joven, de facciones agraciadas y llamativo cabello naranja, un poco crecido. Una shikahusho negra y una espada tan larga como su cuerpo, los dos muchachos se quedaron sin aliento al sentir la enorme presión espiritual de aquel hombre. Cayeron de rodillas, resoplando.
"¡Getsuga tensho!" dijo el shinigami, y una haz de luz negra salió de la espada, partiendo a la mitad al hollow y desintegrándolo.
Al poco tiempo, otros shinigamis llegaron.
"¡Teniente Kurosaki!" dijo un muchacho de cabello negro y rostro estúpido, pensó Grimmjow, tratando de incorporarse.
"Ya ha sido purificado." Dijo el shinigami, guardando la gran zanpakuto en su espalda. Se volvió a los dos jovencitos en el suelo. "Buenos movimientos, tienen talento." les dijo, sonriéndoles. Grimmjow odio esa sonrisa.
"¡Oiga!" dijo, incorporándose pesadamente.
"Oye, no le hables así…"
"¡Cállate perro faldero!" rugió Grimmjow, y el otro shinigami se encogió de hombros.
"Grimmjow…"
"¿Grimmjow?" dijo el shinigami de cabello naranja, ahora con una mirada desconcertada, y miro al otro chico "Matame…"
"¡¿Teniente?" exclamo el otro shinigami, también sorprendido al ver a los jóvenes. Grimmjow ya se estaba exasperando por todo aquello, y estaba a punto de cantarles unas cuantas cuando Ulquiorra se le adelantó.
"¿Podemos ser shinigamis?"
La verdad es que Grimmjow hubiera matado a Ulquiorra de haber tenido la oportunidad en aquel momento. Los había hecho entrar en la academia y ahora tenían que aguantarse estudiar y entrenar todos los putos días. Tampoco ayudaba que Grimmjow nunca había aprendido a leer, por lo cual debía ir a clases extras para ponerse al día. Afortunadamente era un alumno brillante y aprendía rápidamente.
Después, lo hubiera matado porque lo dejó. Ulquiorra resultó estar muy avanzado y rápidamente era promovido a niveles superiores de enseñanza. Era muy popular entre sus compañeros, y era sobre quien todos parecían hablar. Sin embargo, una vez que se puso al día, Grimmjow también demostró ser tan popular y hábil como su antiguo compañero de andanzas. Ulquiorra era muy talentoso en el uso de hado, y tácticas de combate, nunca desaprovechando las debilidades o ventajas sobre sus enemigos, disminuyendo el esfuerzo en la batalla al mínimo, mientras que Grimmjow era mejor en el combate cuerpo a cuerpo, que quizás disfrutaba en demasía. Era todo un show verlo practicar o cuando iba en las primeras cacerías de hollows de práctica.
Sin embargo, aun compartían la habitación. Aun compartían la cena y la limpieza del cuarto. A veces, Ulquiorra ayudaba a Grimmjow en algún tema que le resultara un poco complicado. Aun, en algunas noches, Grimmjow se despertaba con el cuerpo de Ulquiorra acurrucado a su lado en el mismo lecho.
Si las cosas aún no habían cambiado lo suficiente, cambiaron después de que Ulquiorra estuviera fuera una semana en una misión con otros compañeros. Estaba realmente cansado y solo deseaba darse una ducha cuando escucho una conmoción en el patio de entrenamiento. Una multitud de alumnos se había agrupado en la entrada del patio, tapándole la vista.
"¿Qué pasa?" inquirió a uno de los otros.
"¡Es Grimmjow! ¡Está haciendo una lucha de practica con el teniente Kurosaki!"
"¡Esta loco! El teniente Kurosaki es una leyenda, derrotó a Aizen Sosuke en la guerra que casi destruyó los dos mundos, ¡lo va a dejar hecho polvo!" exclamo otro chico, riéndose. Ulquiorra se hizo paso hasta que quedo frente a la arena. Allí, vio a Grimmjow, todo sudoroso y sucio. Había un par de cortes y rasguños que le sangraban, y su uniforme estaba desgarrado en algunas partes. El teniente Kurosaki estaba también un poco golpeado y transpirado, pero de pie, sosteniendo su zanpakuto con ambas manos. Sonriendo. Grimmjow, a su vez, también sonreía, le daba la misma sonrisa cómplice a su contrincante, sujetando a su vez su espada de práctica. Volvió a cargar contra el teniente, y Ulquiorra sintió que se quedaba sin aliento. Grimmjow parecía una pantera que saltaba a su enemigo, decidido, feroz. El teniente Kurosaki detuvo su ataque y con una patada lo arrojó al suelo, quitándole el arma.
"¡Fin! ¡Victoria del teniente Kurosaki!" anuncio el profesor a cargo de la práctica. Grimmjow se dejó en el suelo, resollando. Los alumnos festejaron la victoria del teniente, y Ulquiorra se apresuró a ir con Grimmjow, solo para ver como este se reía con ganas, verdaderamente feliz. Tomó la mano de Kurosaki, y se incorporó. El teniente le devolvió una sonrisa, realmente satisfecho.
"Bienvenido." Le dijo el shinigami al aprendiz, estrechando su mano.
Y Ulquiorra no supo cómo llamar el sentimiento que le mordía el corazón en ese momento.
Hola gente que tal, tanto tiempo…
Y acá volví, dejando de momento colgado a "Butterfly dance" y escribiendo mi primer GrimmUlqui, que terminó siendo otro totalmente distinto al que tenía en mente…. Si no entienden bien, en esta historia han pasado unos 200 años de la serie original, de la derrota de Aizen. Ulquiorra y Grimmjow son dos almas ahora en Rukongai que aprueban el examen para ser shinigamis. Ichigo es un teniente y en la próxima sabrán quien es su capitán, y por qué no es un capitán. También quien es ahora el nuevo capitán en jefe de los trece escuadrones, y con que escuadrón quedaran estos chicos… como ven, también hay sitio para triángulos amorosos, porque hare un poco de GrimmIchi y no sé qué más, se cómo vendrá el final de esta historia
En fin, espero les interese este nuevo desafío que he asumido, y me aconsejen.
¡Saludos!
