El sonido del mar debería ser confortante… relajante. Solo que no lo era. Louise tan solo veía una enorme masa de agua frente a ella. Una masa de agua helada que rugía, como el monstruo que se escondía bajo la cama en aquella antigua casa de campo a la que sus padres la llevaron una vez. Lo único que quería era tragarla, engullirla… al igual que al avión. Ella se había salvado… ¿Pero hasta cuándo estaría segura?

La pequeña chica corrió. Se adentró en la maraña de ramas y arbustos. Su capa negra que señalaba que había pertenecido a uno de los coros más prestigiosos de Inglaterra, ya no servía de protección ni prestigio, tan solo molestaba, enredándose aquí y allí con ramas.

-¡Eh tú! ¡Alto!- Oyó una voz de repente. Louise frenó en seco y se giró hacia la voz autoritaria, que reconocía perfectamente. Allí estaba Jack Merridew, con su cabello pelirrojo y sus pecas, acercándose a ella. Su mirada era firme.- ¿Dónde estabas? ¡Eres la única que falta!- Dijo el chico, molesto. Ella nunca le había gustado a Jack. Desde que el colegio quiso hacerse mixto y admitieron a algunas alumnas, los estudiantes masculinos no habían parado de gastarles bromas pesadas. De hecho, fue Jack Merridew el que tres semanas atrás, le había cortado el pelo mientras dormía. Había sido amonestado y castigado por ello. Pero Louise sabía que el chico no se arrepentía de nada.

-¿Dónde vamos?- Preguntó ella mientras corría detrás de Jack, intentando seguirle el paso. Era difícil. El chico era muy rápido. Louise se quitó la gorra con el emblema plateado del colegio y la sujetó en su mano mientras corría.

-No molestes.- Dijo Jack.- Y date prisa.- Añadió. Louise se mordió el labio para no decir nada. Estaba molesta con él, pero si le gritaba sería peor.

Finalmente se encontraron con el resto del coro. Todos ataviados todavía con las capas y las gorras. Quizá Jack les había ordenado que no se las quitasen.

-¡Escuchadme!- Gritó el chico pelirrojo. El mejor del coro, el único con la placa dorada… Jack Merridew.- ¡Estamos en tierras desconocidas, así que creo que lo mejor es explorar la zona!- De repente Jack señaló un montículo bastante elevado.- Creo que si subimos por ahí y después continuamos elevándonos por el monte, llegaremos a la cima de la montaña. Y desde allí podremos ver lo que nos rodea y ver si hay más supervivientes o agua.- La idea parecía razonable… y no era mala. Puede que Jack no se portase bien con ella, pero era un jefe inteligente. Aunque un jefe también necesitaba otras cualidades, como ser comprensivo y animar a su grupo.- ¡Adelante!- Ordenó Jack.

Todos se dirigieron al montículo y comenzaron a escalarlo, hasta que de repente… Algo resonó en todo el lugar. Era un sonido potente, casi como la bocina de un barco. A su alrededor, los pájaros emprendieron el vuelo desde las copas de los árboles, asustados con el sonido.

-¡Una trompeta!- Dijo uno.

-¡Hay alguien cerca!

-¡Vamos, rápido!- Añadió un tercero. Y dos segundos después todos comenzaron a correr hacia la fuente del sonido. Louise iba a seguirlos cuando…

-¡Esperad!- Ordenó Jack. Todos frenaron en seco, incluso los que ya estaban algo lejos.- ¡¿Qué creéis que pensarán los adultos de nosotros si nos ven corriendo como unos salvajes?! ¡Somos el mejor coro de Inglaterra! ¡Necesitamos mantener la compostura!- Todos los chicos se miraron entre ellos y asintieron.- De acuerdo, haremos una fila e iremos de dos en dos. Yo iré el primero…- Después Jack miró a Louise.- Tú eres la última que ha entrado al coro, así que irás detrás.- Ordenó. Aquello no era justo. Ella había sido la única chica en el viaje del coro, las otras no habían podido acceder, al igual que muchos otros alumnos del colegio. Sus padres le dijeron que era un honor y que los chicos la respetarían más. Pero la sensación de Louise era la contraria. Ellos la odiaban por haberlos acompañado.

Cuando finalmente llegaron al lugar de la trompeta, Louise vio a decenas de niños repartidos por todos lados, pero ningún hombre, ni ningún barco. Jack comenzó a hablar con un chico rubio que tenía algo rosa en las manos cuando de repente…

¡Ploffff! Simon se había desmayado y caído de cara al suelo. Louise y otros chicos lo arrastraron a la plataforma donde estaban los otros chicos y lo tendieron boca arriba. Jack y el chico del objeto rosa seguían hablando.

-¡Debemos escoger a un líder!- Dijo uno. Todos se vieron realmente entusiasmados por la idea. Y el chico del objeto rosa fue el elegido.

-Es una caracola.- Explicaba otro chico regordete con gafas.- Y es lo que os ha traído aquí.

-¡Tenemos mucha suerte!- Dijo el nuevo líder, Ralph.- Estamos nosotros solos en ésta isla. Sin adultos que nos digan qué hacer. ¡Y sin chicas!- Un coro de voces entusiasmadas se elevaron alrededor de Louise. Los chicos del coro comenzaron a mirarla, incómodos, sin saber qué decir. Pero con un gesto, Jack les ordenó que callasen.

Jack, Ralph y Simon iban a partir a la montaña, a explorar. Piggy retuvo unos instantes a Ralph y Louise aprovechó para hablar con Jack.

-¿Por qué no les has dicho que soy una chica?- Preguntó ella. El chico la miró con el ceño fruncido.

-Tendrías que darme las gracias, si ellos descubren que eres una chica, te echarán de nuestro grupo, y te quedarás sola en la isla.- Louise tragó duro, angustiada.- De aquí para delante te llamas Louis.- Afirmó Jack. Louis asintió.

-¿Puedo ir a explorar con vosotros?- Preguntó ella.

-¡No! Eres una chica, nos retrasarías.

-Pero…

-¡Quédate en la costa!- Ordenó él, empujándola. Louis se tambaleó pero recobró el equilibrio antes de caer. Cuando volvió a mirar al frente, Jack se había ido. Ella no podía bañarse… le daba miedo el mar.


Bueno... espero que os haya gustado el capítulo. La idea me ha estado rondando la mente desde que leí el libro. Y desgraciadamente no he visto muchos fics de ésta gran obra en español así que... tenía que hacer algo al respecto xD