He vuelto. Y lo he hecho con la continuación que dije que haría hace muuuucho, hace poquito me surgió mejor la inspiración, tendrá drama y Lemon, tal como lo había imaginado. Si están interesados en leerlo no se olviden de ver el anterior "Libre" para que puedan entenderlo bien, un fic con muuuuucho Lemon.
Espero les guste.
…
Libre.
Ser libre.
Recordaba lo bien que le hacían pensar esas palabras, como manejaba esa frase a su antojo, era su forma de vivir, su slogan, su mantra, su todo. La tranquilidad que le traía ese pensamiento era impresionante, relajante, como el primer vaso de agua por la mañana, el primer rayo de sol después de invierno, la brisa de verano …
Pero ahora, después de tanto tiempo, tantas experiencias vivida, tanto tiempo, esa frase ya no significaba lo mismo, ya no la hacía sentir como antes, y no porque la frase hubiese perdido el poder que contenía para ella, no, sino porque ya no se sentía así, ya no se sentía libre.
Sentía que la frase era ajena a ella. Total y completamente alejada de la realidad de lo que ella quiso ser en un momento de su vida, de lo que quiso sentir, o mejor dicho de cómo se sintió en algún momento.
El día de hoy era Hermione Granger, heroína de guerra, parte fundamental del Ministerio de Magia como subencargada del Departamento de Regulación y control de criaturas mágicas, con 26 años vivía una vida tranquila, trabajaba los días de semana, descansaba los fines de semana, tenía una casa donde llegar, amigos que la querían que con el tiempo se habían convertido en su familia por lo que nunca más se sintió sola, deberes como todos, cenas, compromisos, risas, penas, estabilidad, lo que se puede pedir para una mujer de 26 años. Y es que todo era una rutina una lamentable rutina, estaba atrapada, ya no era libre.
Recordaba el momento de su vida cuando se sentía libre, lo que más la hacía sentir cuando estaba en el colegio , cuando se sentía viva, cuando tenía sexo.
Como es posible que algo tan natural y necesario como el tener sexo te puede aburrir, puede perder el gusto, la razón, el sentir … Recordaba haber pasado innumerables horas teniendo sexo, y lo amaba, de verdad que si, o mejor dicho lo amó.
"Mucho de algo nunca es bueno" no solía comprender esa frase a ciencia cierta, puesto que la encontraba irracional para ciertas cosas, nadie decía no bebas muchas agua, no hagas demasiado ejercicio, no comas muchas verduras, no rías demasiado. Esa frase claramente se aplicaba solo para ciertas cosas.
Y recordó.
Cuando era pequeña, 5 o 6 años tal vez su madre le dijo que no debía comer tanto de su cereal favorito, era uno de avena, miel y almendras, era sano, completamente natural y bueno para su pequeño cuerpo de ese momento, hubiese entendido si fuera chocolate, o comida chatarra, pero esto era algo sano, recordaba a la pequeña Hermione discutir con su madre sobre el por qué ella debía dejarla comer, incluso había buscado en libros los beneficios de cada uno de los ingredientes que tenía este cereal, y ganó, su mamá la dejó comerlo al desayuno y a la cena, pero ahí cayó en el problema. Comió tanto que se aburrió. Dejó de saber igual, dejó de ser una sorpresa cuando iba a comerlo por la mañana, dejó de tener esa sensación de emoción cuando se acercaba la hora de comer o la sensación de vacío cuando se acababa, incluso le gustaba que se terminaba. Eso mismo pasó con el sexo.
Gustaba del sexo. Gustaba, pasado. Ya no.
Sus parejas habían sido excepcionales, no lo podía negar, pero ahora, oh no, estaba segura que el problema no eran ellos, por supuesto que no, era ella. Ella era la del problema, comió tanto cereal que le aburrió. Simple.
Si bien un poco de sexo no te hace la persona más feliz del mundo, o mejora tu vida si puede hacer la diferencia, al menos eso le dijo el psicólogo Muggle que una vez fue a visitar. Habían momentos en que no podía creer que algo tan mundano como el sexo estuviese definiendo su vida, bueno, la alta de él. Quizás debía volverá encantarse con el… quizás no buscar sexo, sino hacer el amor.
Caminó por los pasillos desiertos del Ministerio de Magia, era tarde, no veía a nadie trabajando a esta hora, de hecho, ella era la única que se quedaba a estas horas a trabajar, y ¿para qué? para no tener que caer en el aburrimiento, tener que llegar a su casa y encontrarse sola, sola con sus pensamientos, sola con sus fantasmas del pasado.
Había momentos en que deseaba volver a tener un gira tiempos, poder volver cuando podía pasar un fin de semana leyendo en la biblioteca, pasar el tiempo con Harry, discutir con Ron, pintarse las uñas con Ginny, ver las estrellas con Luna o tomar una cerveza de mantequilla en el las Tres Escobas con todos ellos.
Y es que si bien el sexo la hacía sentir libre, los pensamientos sobre el por qué no lo tenía ahora la hacía sentir ocupada, incluso con el trabajo que hacía, mientras su mente trabajaba en lo que fuera más tiempo estaría alejada de los recuerdos de guerra, cualquier cosa era mejor que eso, no estaba a discusión.
En verdad odiaba recordar esos momentos, más cuando recordaba el sexo. Porque era inevitable recordar a dos chicos, dos hombre mejor dicho, Draco Malfoy y Theodore Nott. Ahora con sus 26 años no podría llamarse así misma una jovencita. Era una mujer.
La relación que tuvo con Malfoy y Nott fue algo espectacular – se sonrojaba instantáneamente al pensar eso – si bien, el sexo con ellos fue de otro mundo, cada uno por sí solo y ambos en conjunto , había algo que la hizo no querer seguir con eso después de que terminaran el colegio. El amor.
Amor.
Solía pensar que no se podía amar a dos personas a la vez, que sonaba más como una excusa para tener a dos hombres en su vida, pero no, si se podía, y se odió, se detestó por sentirse así. Y había veces en que aún lo hacía, aún se odiaba, aún se lamentaba … aún lloraba.
"De verdad me gustas … pero no puedo hacerte esto … hacerle esto … hacernos esto" – Recordaba sus palabras como si fueran un mantra. Y claro, si lo dijo dos veces, a dos personas diferentes. Y no estaba mintiendo, por supuesto que no.
Aspiró un poco de su cigarrillo.-
Como un mal sueño las imágenes llegaban a su mente una y otra vez.
Recordaba la mirada zafiro de Theodore llenarse de lagrimas, nublarse, vio su labio inferior temblar, sus mejillas volverse levemente rosadas. Pero ni una lagrima cayó, esa mirada tierna que solía darle fue reemplazada por una careta fría. Asintió con la cabeza, se acercó y besó su mejilla. Se giró y desapareció, del colegio, de su vida.
Por otro lado recordaba la reacción de Draco, podría jurar que la temperatura de la habitación subió. Vio sus ojos enrojecer, su seño fruncirse como nunca. –Haz lo que quieras- fue lo único que dijo, esa simple frase no había sido dicha, había sido escupida como ponzoña escurriendo de los colmillos de una serpiente.
Y cada vez que se encontraba sola podía recordar esto, cada vez que dormía vivía y revivía este momento. La poción para dormir sin sueños se había vuelto su mejor amiga.
Quizás tu media naranja está por ahí aún … - recordaba las palabras que había recibido en el almuerzo de parte de su amiga Luna - … aparecerá, siempre aparece, pero no deberías quedarte a esperar que lo haga … sal a disfrutar, quizás la encuentres – Luna tenía razón, debía seguir, debía tomar otro y otro y los mil respiros que fueran necesarios - … a menos que ya la hayas encontrado.
Tenía razón….
Sintió el frío de la noche golpear su rostro, prefería caminar una noche como esta. Le daba tiempo para pensar. Si bien la noche era el final del día, también significaba que el día de mañana se acercaba, un nuevo comienzo, una nueva oportunidad. Se había propuesto seguir, reencontrarse consigo misma, ya no se sentiría libre, ahora lo sería.
Sería libre.
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Chaaaan
Hasta aquí, sé que parece que esto no pinta bien para Theo y Draco, pero yo sé que si ( jijiji ).
Recuerden leer mi fic "Libre" para poder entender mejor la historia.
No olviden dejar su lindo review. Besitos
