Ahí se encontraba Murdoc Niccals, sentado en aquel gran sillón que tanto le gustaba, con una cerveza en la mano y el control remoto en la otra.
Su cara de aburricion era notoria, veía una película por pura inercia, total, no tenia nada mejor que hacer. Escucho unos pasos detrás de el, se incorporo del respaldo para toparse con la cara de cierta japonesa que le sonreía ampliamente. Murdoc solo hizo una cabezada como diciéndole que se sentara a su lado. Y así fue, Noodle, ya toda una adolescente se sentó con una gran cobija rosa chillón.
-¿Que es lo que vez Murdoc-san?- Le pregunto con gran curiosidad mientras se acurrucaba en las almohadas que había a un lado, Murdoc se limito en contestarle dándole un gran sorbo a su cerveza.
Desde que Noodle tenia 10 años siempre se sentaba con Murdoc a ver la televisión, ya sea una película o las noticias. Disfrutaban la compañía uno del otro; claro, Murdoc nunca lo iba a estar gritando a los cuatro vientos, pero muy en el fondo disfrutaba esas tardes con ella.
Al pasar las horas, los ronquidos de Noodle resonaban en toda la habitación, siempre sucedía lo mismo, era como rutina en esas tarde junto al televisor, Murdoc dio un gran suspiro y la volteo a ver, le dio un gran vuelco el corazón al darse cuenta de que ya no era su Noodle de 10 años, aquella que enseño a hablar ingles y con la cual pasaban largos ratos jugando.
La vio con gran curiosidad, si, definitivamente Noodle cambio. Era toda una señorita.
Recordó con melancolía aquellos días donde se quedaba dormida y el a regañadientes la llevaba a su habitación y la acobijaba, claro, Russel y 2D nunca se enteraron de eso.
Noodle se movió un poco quedando en las piernas del satanista, su flequillo caía por su frente dejando al descubierto sus ojos rasgados. Murdoc sonrió, le parecía tierna y graciosa esa escena, le bajo al volumen de la televisión para que la pequeña nipona no se despertara.
Se paso una mano por su cabello azabache mientras cerraba los ojos, sabia que algo andaba mal dentro de esa escena, no estaba bien visto que Noodle tuviera su cabeza recargada sobre sus piernas
-Si Russel lo ve, me mata- Pensó un poco preocupado y mirando hacia la puerta para ver si no llegaban Russel y el idiota. Noodle se acomodo mas y un ligero escalofrió la invadió haciendo que temblara. Murdoc alzo una ceja y busco aquella cobija que la chica había llevado. Con torpes movimientos la tapo cubriendo sus largas piernas y sus pequeños hombros. Le acaricio el cabello con delicadeza mientras daba otro sorbo a su cerveza.
Noodle sacaba gemidos mientras babeaba el pantalón del satanista, Murdoc comenzó a sentir caliente su muslo y decidió que lo mejor seria llevarla a su cama. Así que, con todo el cuidado del mundo se paro del sillón y la cargo, Noodle inconscientemente rodeo el cuello del bajista y recargo su cara en el pecho de este.
Al llegar a la habitación de Noodle, Murdoc la abrió de una patada
-Rayos, espero no le haya echo daño a la maldita puerta- Murmuro entre dientes, dejo con cuidado a la japonesa en la cama y la miro por unos instantes, estaba ligeramente sonrojada y una sonrisa se le escapaba de los labios, Murdoc la acobijo y le susurro acariciándole la cabeza.
-Descansa cariño- Sonrió y se dio la vuela.
-Buenas noche Murdoc-san- El satanista hecho un gruñido pero después comenzó a reír, siempre le hacia lo mismo, se hacia la dormida para que el la llevara a su cama.
Cerro la puerta con delicadeza y se fue de nuevo a ver la televisión.
A fin de cuentas, Noodle había cambiado.. pero no mucho.
