¡Bonsoir mes amies! ¿Cómo estáis? Esta historia lleva largo tiempo rondando por mi cabeza y aunque pretendía empezar a subirla cuando terminase ''El príncipe durmiente de las serpientes'', no he podido esperar. Después de todo, soy muy impaciente xD

DISCLAIMER: El mundo de Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Este fic está orientado en quinto curso, así que contiene spoilers de Harry Potter y la Orden del fénix.

Espero que os guste :)


-PRÓLOGO-

—Eres peor que Ron, Harry. Bueno, peor no —Hermione suspiró al percatarse de que Ron entraba en el Gran Comedor, cubierto de salpicaduras de barro debido al entrenamiento de quidditch. Entrenamiento al que Harry no había podido acudir porque Umbridge lo expulsó del equipo días atrás—Mira, a Cho le disgustó que hubieras quedado conmigo e intentó ponerte celoso. Lo hizo para averiguar hasta qué punto te gusta.

Harry enarcó una ceja, algo confuso.

—¿Estás segura?— preguntó extrañado. Ron se dejó caer en el banco a su lado, completamente famélico—¿Y no habría sido más sencillo que me hubiera preguntado si ella me gusta más que tú?

Hermione rodó los ojos, al borde de perder la paciencia.

—Las chicas no suelen hacer preguntas de ese tipo, Harry.

—¡Pues deberían hacerlas!— gritó frustrado—¡Así hubiera podido decirle que me gusta y ella no habría tenido que volver a ponerse a llorar por la muerte de Cedric!

Hermione deslizó un mechón de cabello detrás de su oreja, irritada.

—Yo no digo que lo que hizo fuera lo más sensato, Harry— puntualizó pero la conversación se vio interrumpida porque justo en ese momento Malfoy hizo su gran aparición en el Gran Comedor, alardeando de su insignia de la Brigada Inquisitorial y quitándole puntos a todo a aquel que le venía en gana. Aún así, Hermione lo ignoró y dedicó una sonrisa alentadora a su amigo— Sólo intento hacerte comprender lo que Cho sentía en aquel momento.

Ron, que acababa de empezar a comerse unas patatas para reponer energías, soltó una risita.

—Deberías escribir un libro, Hermione. Ya sabes, para dar consejos.

Harry asintió dándole toda la razón del mundo a su amigo y Hermione apuntó una media sonrisa, complacida por el comentario, pero antes de que pudiese agradecérselo, escuchó una voz demasiado molesta y socarrona a sus espaldas.

—Vaya, vaya, ¿Granger escribiendo un libro? ¿De consejos? Ah, no me lo digáis. Su título sería… ''Cómo llegar a ser la sangre sucia más coñazo de todo Hogwarts''.

Crabbe y Goyle, que lo escoltaban como de costumbre, estallaron en carcajadas, haciendo que a Ron se le pusieran las orejas coloradas.

—¡Cállate Malfoy!— gritó con una patata en la mano como si tuviera la intención de arrojársela a la cara.

Draco lo miró por encima del hombro.

—Cinco puntos menos para ti, comadreja. No… mejor diez. Cinco por no tratar con respeto a tus superiores y otros cinco por estar cubierto de barro. ¿Acaso tus padres no te han enseñado normas básicas de higiene en el sucio vertedero en el que vives, Weasel? Ah, olvidaba que no sólo escaseáis en dinero, sino también en educación. Y por cierto, otros cinco puntos menos por tener esa cara de imbécil. Eso harían quince.

Ron, iracundo, hizo amago de levantarse para abalanzarse sobre él pero Harry lo detuvo. Si todo aquello llegaba a oídos de Umbridge podía dar por perdido volver a jugar al quidditch en lo que le restaba de vida escolar.

— ¡Harry, suéltame! ¡Yo lo mato!

Hermione, por su parte, les lanzó una mirada suplicante.

—Ignoradle, por favor. Haced como si no existiese— el hecho de soportar que Malfoy pudiera quitarles puntos, la desquiciaba. Tanto ella como Ron habían sido nombrados prefectos pero aún así, Malfoy pertenecía desde hacía relativamente poco a la maldita Brigada Inquisitorial y si le placía, tenía absoluta libertad para descontarles puntos.

Draco rechinó los dientes al escucharla y al ser consciente de que comenzaba a escribir en un pergamino ignorando totalmente su presencia.

—¿Ya has empezado a escribir tu nuevo libro, sangre sucia? Estoy seguro de que hasta Crabbe lo haría mejor que tú— aguijoneó, riéndose con malicia.

Vincent Crabbe se rascó la nuca avergonzado, deduciendo que, quizá, el mordaz comentario de Draco había sido un cumplido. Hermione, en cambio, hizo un sobresfuerzo por mantener la calma pero no pudo reprimirse.

—¿Y por qué no lo escribes tú, Malfoy? No sé, podrías explicar las horas que pasas a lo largo del día mirándote al espejo o cuánto tiempo pierdes molestando a los alumnos porque te aburres demasiado y tu ego sólo se ve fortalecido cuando haces la vida imposible a otros. O cuántos minutos empleas durante las noches echándote crema en la cara para que tu maravillosa y perfecta piel no se estropee. En serio, seguro que la mayoría lo encuentra de lo más interesante y sugestivo.

Pero tal como lo dijo, se arrepintió de haberlo hecho.

—Cierra la boca sangre sucia. ¿Eres consciente de con quién estás hablando? ¿Aún no te has dado cuenta de a quién te estás dirigiendo?

Gregory Goyle tosió intentando quitar tensión al ambiente. Por una vez en su vida, quería que terminasen con la discusión cuanto antes porque esa tarde en concreto, tenía un insoportable dolor de cabeza que estaba jodiéndole la simple existencia.

— ¿Y por qué no lo escribís los dos?— sugirió a la desesperada y Draco, que hasta ese momento nunca le habían agradado en absoluto las proposiciones de su amigo, esbozó media sonrisa ladeada. Se le había ocurrido una idea brillante en un abrir y cerrar de ojos.

—Vaya, vaya... Astuto, Goyle. Muy astuto.

Hermione dejó de escribir en el pergamino inmediatamente, pero ni siquiera se molestó en mirarles.

—Oh por favor, no pienso perder el tiempo en esa estupidez— espetó malhumorada— Al contrario que vosotros, pretendo ser responsable y prepararme para los TIMOS, y…

Draco ignoró su comentario y sonrió de forma sibilina. Se le había ocurrido un plan tan sumamente perfecto que ni el mismísimo Salazar Slytherin podría haberlo ideado mejor.

—¿Te asustan los retos, Granger? ¿Preocupada de que mi libro sea mejor que el tuyo?

Hermione se levantó de la mesa, ofendida y cansada de tener que aguantar sus desvaríos. ''Que mi libro sea mejor que el tuyo…'', ''Asquerosa sangre sucia'', ''Coñazo de Granger''… Hermione ya no podía más. Era una irresponsabilidad por su parte pero tenía confianza en sí misma. Podía derrotarle en ese sector y por escribir un libro no iba a meterse en ningún lío. Además, lo que más le apetecía era cerrarle la boca de una vez por todas.

Sus miradas se encontraron por unos breves instantes.

—No me asustas, Malfoy—espetó enderezándose— Es más, estoy segura de que sería capaz de escribir cualquier cosa mucho mejor que tú.

Draco se cruzó de brazos y se quedó en silencio, dubitativo, haciendo que Hermione se sintiese repentinamente incómoda por no saber lo que estaba pasando por su cabeza. En una situación normal él no se hubiese callado ante sus provocaciones, pero Malfoy parecía estar demasiado tranquilo y eso la inquietaba demasiado.

Él se rió. Granger había caído de lleno en su trampa.

—Muy bien, sangre sucia. Si tan segura estás...— dijo alzando las cejas, complacido, sonriendo ácidamente—...ambos escribiremos un manual de consejos. ¿Aceptas el reto?

Una pequeña chispa de esperanza se creó en el interior de Hermione. Consejos. Aquello era relativamente fácil, porque… si ella era capaz de ayudar a Harry dándole consejos sobre cómo tenía que tratar a Cho, no le resultaría muy difícil ayudar a otros alumnos. Después de todo, la mayoría de chicos en Hogwarts tenían muy poco tacto con las chicas.

—De acuerdo, Malfoy— afirmó acercándose más a él para estar cara a cara, apuntando con la nariz al techo, segura de sí misma.

Draco retrocedió un paso, adoptando una mueca de aversión.

—No te emociones, Granger. Como intentes besarme, te lanzo un maleficio ahora mismo— le espetó al ver que se había aproximado demasiado a él y lo miraba con vehemencia- más bien odio, pero el Slytherin era demasiado ególatra para admitirlo. Hermione decidió pasar de él— ¿Estás segura de que quieres competir conmigo?

—Nunca había estado tan segura de algo en mi vida, Malfoy.

Y justo entonces, Draco esbozó una sonrisa ladeada. Su victoria estaba asegurada.

—Está bien, sangre sucia. El manual tratará sobre los consejos y pasos que hay que seguir a la hora de…— repuso con calma, haciendo una gran pausa—… tener sexo. Y con sexo, me refiero a que tendrá que abarcarlo todo. Preliminares, sexo oral, todo tipo de posturas y bueno, ya me entiendes.

El rostro de Hermione se congestionó de ira y vergüenza. Hasta ese momento había tenido la esperanza y seguridad de que ella saldría ganando pero ahora… claramente se había venido abajo.

—¿Q-ué, q-qué?— tartamudeó atónita, notando como se formaba de repente un nudo en su garganta.

Draco se puso firme, con aires de triunfo.

—Oh, ¿demasiado para ti, sangre sucia? Ah claro, olvidaba que tu experiencia sexual escasea, por no decir que es nula. En fin, todavía puedes echarte atrás.

Hermione se mantuvo en silencio. Estaba harta de Malfoy. Aburrida, hastiada y hasta las narices de que siempre se saliese con la suya, así que sin pensar en las consecuencias, como buena alumna de Gryffindor que era, decidió que lo mejor— no lo más apropiado— era darle una lección.

—Está bien, lo haré.

Tanto Harry como Ron se quedaron pasmados al escucharla. Sabían con certeza que, a pesar de ser tan inteligente, no tenía ni idea sobre ese tema y peor aún, desconocían cuán lejos habría llegado Malfoy. Aunque era obvio que tendría más experiencia que Hermione.

Ron, aparentemente nervioso, estuvo en desacuerdo con la decisión que tomó su amiga.

—¡Pero qué dices Hermione! ¡Se supone que somos prefectos! ¡No deberías aceptar ninguno de sus jueguecitos! ¡Seguro que está tomándote el pelo y más tarde irá a contárselo a Umbridge!

Hermione ignoró por completo el comentario de Ron y fulminó al Slytherin con la mirada.

—Estoy esperando, Malfoy. ¿Cuáles son las condiciones?

Draco se rió con diversión.

—No sé por qué insistes tanto en participar, Granger. No eres rival para mí. En fin, si deseas humillarte a ti misma, adelante. La primera condición: no podremos recurrir a la ayuda de nadie. Y que conste que lo digo por ti, sangre sucia. No intentes buscar la ayuda de nadie porque estaré vigilándote. En cuanto a la segunda condición: escribiremos un capítulo por semana, del cual todos tendrán una copia y se decidirá por votación cuál es el mejor de los dos. Aunque, evidentemente, ya sabemos quién va a ganar.

Hermione puso los ojos en blanco.

—No me subestimes, Malfoy.

Draco, arrugando la nariz y sin decir ni una palabra más, se marchó arrastrando a la fuerza a Crabbe y Goyle.

Ron, cuando se aseguró de que tanto Malfoy como sus secuaces desaparecían por las puertas del Gran Comedor, se llevó las manos a la cabeza, desesperado. Nick Casi Decapitado, que deambulaba no muy lejos de la mesa de Gryffindor, se sobresaltó y se asustó al escuchar sus gritos, y eso que él era el fantasma.

—¡Pero Hermione! ¡¿Te has vuelto loca?! ¡Podrían expulsarte! ¿Qué ganas tú con esto?

Hermione, como si nada, volvió a coger su pluma y continuó escribiendo la extensa redacción de Transformaciones que tenía que entregar a la profesora McGonagall al día siguiente.

Había perdido el maldito juicio. Sabía que se arrepentiría, pero ya estaba todo decidido y no podía acobardarse.

—Que mi orgullo no se vea pisoteado por ese estúpido— bufó sin apartar la vista del pergamino, intentando aparentar que no estaba preocupada en absoluto.

Aún así, Harry y Ron la miraron no muy convencidos porque sabían que, lamentablemente, no tenía ninguna experiencia sexual. Ni siquiera había dado su primer beso y lo más cerca que había estado de tener alguna relación con el sexo opuesto había sido durante el curso anterior cuando acudió al baile de Navidad con Víctor Krum. Eso sí, ellos estaban casi seguros de que no había ocurrido absolutamente nada entre ellos.

—¿Crees que esto es buena idea?— inquirió Harry, intranquilo.

Hermione despegó la vista del pergamino.

—Tranquilo, Harry. Aunque Malfoy haya dicho que no puedo pedir ayuda a nadie, dudo mucho que se entere si lo hago— dijo. Era consciente de que no habría libros relacionados con el sexo en la biblioteca. Sin embargo, estaba segura de que su compañera de habitación, Lavender Brown, conocía información sobre muchos temas amorosos y aunque supuestamente fuese virgen como ella, tenía la sensación de que sabría algo. De vez en cuando escuchaba sus conversaciones con Parvati Patil y estaba al corriente de que le gustaban demasiado los cotilleos y las revistas ñoñas—entre ellas, Corazón de bruja. De hecho, nunca se había llevado bien con sus compañeras por lo diferentes y chocantes que eran sus personalidades, así que tendría que ser muy amable con Lavender a partir de ese día si realmente quería que la ayudase.

—No os preocupéis, en serio— carraspeó quitándole tensión al ambiente— Voy a conseguir escribir un manual que va a dar mil vueltas al de Malfoy.

Pero ni ella misma creía en sus propias palabras. ¿Cómo iba a lograr escribir un manual sexual mejor que el de Draco Malfoy, cuando ni siquiera había besado a nadie?


Draco iba caminando por uno de los pasillos de las mazmorras hacia su sala común. Sus pisadas restallaban con fuerza, indicando que claramente se sentía enfadado y algo impaciente.

Crabbe y Goyle lo seguían sin rechistar, tropezándose torpemente.

—¿Por qué has decidido hacer un manual de ese tipo, Draco?— se atrevió a preguntar Gregory Goyle— Creo que ha sido una mala idea. Ninguno de nosotros tiene experiencia sexual y… Ah, si tenemos en cuenta lo que yo hago en el cuarto de baño...

Una mueca de repulsión se formó en el rostro de Draco.

—¡Joder, cállate Goyle! ¡No hace falta que expliques cómo te la sacudes todas las noches!— Draco estaba furioso. Realmente furioso. Había querido hacerse el listillo y ahora se había metido en un callejón sin salida. Lo más lejos que había llegado en su vida en cuanto a relaciones había sido con Pansy Parkinson. Una vez se enrolló con ella. Sólo una vez y fueron besos, no llegó a nada más, pero ahora, Pansy se había obsesionado con los retrasados de Adrian Pucey y Cassius Warrington, y pasaba de todo, incluso de él. ¿Cómo iba a escribir un manual dando consejos sobre sexo, cuando él prácticamente no había tenido ninguna experiencia sexual? Salvo el hecho de que se hacía pajas cada dos por tres pero eso no contaba.

—¿Y si le pides ayuda a alguien?— sugirió Crabbe despertándole de su ensimismamiento.

Draco frunció el ceño. Esa era una de las condiciones que le había puesto a Granger. No pedir ayuda a nadie, pero de todas formas dudaba que la sangre sucia descubriese que había jugado sucio. Sus ojos reflejaron un brillo malicioso en ese momento. Conocía a una persona que podía ayudarle. Alguien que lo había hecho una o dos veces y tenía algo de información sobre el tema. Alguien que era de su mismo curso y dormía en su misma habitación.

Blaise Zabini.

Tampoco es que tuviese mucha experiencia, pero mejor que nada era.

—¿De qué te ríes Draco?— preguntó Goyle asustado al ver lo escalofriante que resultó su mirada.

—He encontrado la solución. Os lo explicaré por el camino— en su voz se percibió un deje de satisfacción. Sabía que Blaise era muy reservado pero ya se las apañaría para que lo ayudase — Oh, sí… creo que todo esto va a ser muy interesante. Veréis qué divertido. La sangre sucia va a lamentar haberse metido en algo que es incapaz de manejar.


Quiero aclarar que esta historia va a ser un mini fic. Aún no tengo ni idea de cuántos capítulos va a abarcar pero bueno, lo importante es que todas pasemos un rato entretenido. A lo largo de los capítulos, voy a procurar ser más fiel que nunca a los personajes de J.K Rowling, sobre todo a Malfoy, así que aviso de antemano que será un hueso duro de roer. Y que va a ser muy él. O al menos, espero conseguirlo. No creo que por esta época Draco tuviese mucha experiencia sexual la verdad, y creo que tenía otras cosas en mente, como meterse con Harry y los demás. Su principal diversión a lo largo del día xDD (lo que yo digo, era un niño pequeño e inmaduro). En cuanto a Blaise, tiene quince años como el resto y que lo haya hecho una o dos veces no quiere decir que sea un experimentado ni mucho menos. Ya iréis viendo.

Hablando ahora del prólogo… en menudo berenjenal se han metido Draco y Hermione. ¿Serán capaces de hacer un manual sexual en condiciones? De momento tienen que escribir un capítulo semanalmente. A ver como se desenvuelven y lo más importante, si Blaise y Lavender les echan una mano, porque si no, me parece que lo van a pasar francamente mal xDD ¿Quién ganará al final? En fin, espero que os haya gustado! :D

-tyna fest-