Detective Conan y todos sus personajes son propiedad intelectual de Aoyama Gosho, yo soy sólo una simple fan de su maravillosa obra, que no puede evitar imaginar situaciones entre sus personajes y plasmarlas en palabras escritas.


La macabra colección de muñecas

Prólogo

Hacía ya varias horas que la primera estrella había aparecido en el cielo, las calles estaban cubiertas de inquietantes sombras en aquella helada noche de otoño. Igarashi Susu, una mujer de 23 años, volvía a casa desde una animada fiesta. Tenía el cabello corto y teñido de un fuerte color celeste, vestía una sexy mini falda roja, una blusa blanca muy escotada, una chaqueta de cuero negra, medias traslucidas de color negro y unos zapatos rojos de tacón alto. Había bebido mucho, por lo que se tambaleaba ligeramente al caminar, lo que no le preocupaba demasiado pues vivía muy cerca del lugar en donde la había pasado tan bien con sus amigos, la casa de uno de ellos, la única ruidosa en el vecindario aquella noche tan tranquila. Como no tenía que conducir para volver a casa, no le veía el más mínimo problema al hecho de haberse emborrachado hasta hartarse y aún se encontraba de muy buen humor. Sin embargo a medida que se acercaba a su hogar, fue poco a poco inquietándose. Para llegar debía atravesar un pequeño parque que usualmente estaba iluminado a esa hora por varios faroles. Aquella noche en cambio, el parque estaba especialmente oscuro ya que algunos de los faroles parecían haberse estropeado… el hecho de que hubieran varios árboles que obstruían el paso de la luz de los pocos faroles encendidos, no ayudaba mucho a iluminar la escena, y como de acuerdo para otorgarle al ambiente una nota atemorizante, estaba todo muy silencioso, ni siquiera el ruido de vehículos ya que aquel barrio era tranquilo y poco transitado. Bueno, a esa hora de la noche ese lugar siempre era silencioso, no era para sentirse incomoda… que el parque luciera tan tenebroso debido a la reinante oscuridad tampoco era para tanto, una mujer de su edad no debería asustarse por cosas que le preocuparían a niños.

La silenciosa noche fue atravesada entonces por el furioso ladrido de un perro. Dirigió su vista, algo nublada por los efectos del alcohol, hacia el lugar aproximado de donde venía el sonido. Justo detrás de unos árboles se encontraban los juegos infantiles, entre ellos unos columpios. Todo lo que Susu vio a continuación pasó tan rápido y le pareció tan irreal que luego necesitó de un gran esfuerzo mental para poder describirlo, conciente de que su relato no podría ayudar en lo más mínimo ¡si tan sólo hubiera estado sobria aquella noche!

Una sombra, una silueta indefinida se movió, un repentino temor que en aquel instante le pareció infundado se apoderó inevitablemente de ella. El perro volvió a ladrar. El ruido de un motor encendiéndose, el ruido de un vehiculo avanzando. Un mareo producto de la borrachera enturbió sus sentidos, le pareció ver un automóvil alejándose por la solitaria calle… Otra vez el ladrido… Susu se despabiló lo suficiente y siguió avanzando, frente a ella vio los juegos, los columpios, a alguien sentado en el columpio. Pestañeó, quien quiera que fuera era diminuto y no se movía, volvió a pestañear… claro que no se movía, se trataba de una muñeca, lo notó por lo diminuto de la figura, por el vestido amplio y de delicados encajes, las cintas en el cabello, los zapatitos… Se acercó a la muñeca, curiosa de que una pieza tan bella y delicada fuera abandonada así en un parque, porque sin duda era una muñeca preciosa, a medida que iba acercándose notó que para ser una muñeca era en realidad bastante grande, de esas muñecas que las niñas adoran porque son casi de su mismo tamaño… Se acercó más, un poco más… lo suficiente para tocar a la muñeca… para notar ahora, gracias al tacto, que aquello no era plástico, ni porcelana… ni ningún otro material que pudiera usarse en la construcción de una muñeca…

Se apartó bruscamente de aquella figura para observarla mejor… sentada con las piernas a cada lado del asiento del columpio, extendiendo con inquietante elegancia la falda de encajes y lazos, su espalda y cabeza apoyados a duras penas en la cadena del columpio, la cabeza ladeada, los ojos cerrados… Su escrutinio no duró más de dos o tres segundos, pues el simple toque de su mano y su repentina retirada desequilibró la fragilidad de… ¿aquella muñeca?... mientras veía al delicado cuerpo caer con tortuosa lentitud, como en cámara lenta, mientras sentía el ruido seco que provocó al impactarse contra la tierra que ensució la pulcritud del bello vestido, y los ladridos del perro que aún resonaban… comprendió, con la desagradable lentitud que le provocaba su estado de ebriedad, la espantosa realidad.

Aquello no era una muñeca…

Era una niña, una autentica niña de unos seis o siete años…

Y esa niña, estaba muerta…

El siguiente sonido que desgarró el silencio de la noche, espantando incluso al perro que paró de ladrar para aullar de miedo, fue el grito aterrado de Susu, que habría perforado los oídos de cualquiera que se hubiera encontrado cerca en esos instantes.

Fin del prólogo

Continuara…


Notas de la autora:

Este fanfic es una historia que llevo casi un año planeando y recién ahora me animo a publicar, porque tengo más o menos armada y desarmada la historia en mi mente, lo que me ha costado bastante. Como se habrán dado cuenta, en este fanfic hay un caso y siendo sincera los casos no son mi fuerte, por eso escribir esta historia me resulta algo difícil, pero le estoy poniendo mucho empeño para hacerla interesante porque me gustan mucho las historias de casos de asesinato, razón por la que me volví fan de Detective Conan.

Bien, aquí sólo me limito a plantear el escenario, es el prólogo, ya en el capitulo 1 veremos a Conan y compañía… eso es todo lo que puedo adelantar.

Saludos, espero que me apoyen en esta nueva historia que publico.

+ Kikyo +