Disclaimer: Digimon es propiedad de Bandai y Toei Animation, no hago esto con fines lucrativos. Para el Intercambio Navideño de Drabbles de Proyecto 1-8.

Número de palabras: 734


Éxtasis

—¿Y esto? —preguntó Mimi de repente.

Hiroaki se removió a su lado en la cama, somnoliento después de haber hecho el amor por tercera vez esa noche con la bonita muchacha que tenía a su lado; si era eso o solo sexo era lo de menos, sonaba más lindo de esa manera y así prefería llamarlo. Para él las palabras solo eran palabras mientras no implicaran emociones que pudieran tornarse complicadas o problemáticas.

Echó un vistazo para ver a lo que ella se refería. Sostenía un libro en una mano, sopesándolo con curiosidad. No tuvo que acercarse más para saber que lo acababa de tomar de su mesa de noche y así identificarlo al instante.

—Se lo dejó Takeru el otro día.

—¿Takeru? —preguntó Mimi como si por un segundo se le olvidara que el hombre con el que se acostaba hace un par de meses era precisamente el padre de uno de sus amigos. O quizá no fuera eso, quizá solo le diera escalofríos saber que el menor visitaba a Hiroaki en el departamento y la posibilidad de que pudiera descubrirlos. ¿Desde cuándo sucedía aquello?

—Sí, vino el otro día a verme. Necesitaba un consejo sobre algo —explicó de manera sucinta y críptica; lo habitual—. Ya sabes que él y yo no tenemos mucha relación. No es que sea mala, solo que casi no existe.

Mimi asintió sin titubear mientras aferraba un poco más la sábana a su cuerpo para cubrirse. Estaba al tanto de ello; de allí su sorpresa.

—¿Y se le quedó?

—En realidad yo le pedí que me lo dejara.

—¿Por qué? —Aquello sí que no se lo esperaba para nada.

—No sé… —murmuró con los labios juntos, un gesto muy parecido a uno que Yamato hacía cuando estaba contrariado o no quería hablar de un tema—. Supongo que pensé que si lo leía podría entenderlo un poco… a Takeru, digo.

—¿Resultó?

Hiroaki negó con cansancio.

—Me temo que lo mío nunca ha sido la poesía.

—Entiendo…

—¿Qué hay de ti? ¿Te gusta la poesía?

—No estoy segura. No me gusta no entenderla, pero la poesía en sí… supongo que no está mal. Creo que más que gustarme o no, lo que me gustaría es ser como los poetas, encontrar algo que me apasione tanto como a ellos la poesía y alcanzar el éxtasis de saber que encontré lo que he buscado todo este tiempo a oscuras.

Su respuesta, como siempre, fue totalmente sincera, desde el corazón.

Mimi consideraba que esa era una de sus mejores cualidades aun cuando su emblema era la pureza. Le servía para entenderse mejor a sí misma.

Y ese pensamiento que acababa de dejar salir no era nuevo; podía decirse incluso que lo había tenido casi desde siempre. De cierta forma era, no la justificación, pero sí la base de todas sus acciones.

Si bien era consciente de que no siempre hacía lo correcto —entre esas cosas estaba, por ejemplo, acostarse con Hiroaki cuando antes había sido novia de Yamato—, no le parecía que estuviera más equivocada que las personas que hacían lo que se suponía que tenían que hacer para alcanzar la felicidad: llámese así a portarse bien en la escuela y sacar buenas calificaciones, elegir una buena carrera, graduarse, casarse y tener un hijo o dos, siempre con la vacua esperanza de que aquello alguna vez los satisficiera, de encontrar en ese camino recorrido por tantas personas antes algo que los hiciera remotamente felices, pero felices de verdad. Un poco de felicidad auténtica es mejor que un montón de felicidad forzada.

Para Mimi ambos eran caminos válidos para un mismo fin. El suyo se basaba en el ensayo y el error, el de los demás en el acierto constante. Ninguno estaba por encima del otro.

Hiroaki, por su parte, solo pudo suspirar con alivio al saber zanjado el asunto sobre si lo suyo era sexo o algo más. La respuesta, como a menudo ocurría, estaba implícita en las palabras de la chica.

Quizá la razón por la cual lo que tenían funcionaba tan bien era precisamente esa: ambos sabían exactamente lo que querían y a lo que podían aspirar del otro sin esperar nada más. Los dos, aunque en distintas etapas de la vida, eran seres perdidos que se hacían compañía en esa larga espera que suponía buscar a tientas y a oscuras lo que se quiere en la vida.


Notas finales:

A Ficker,

¿Sorprendido de que no sea un Yamakari? XD Quizá no lo estarás tanto cuando te diga que habrá dos capítulos más, y ya te imaginarás tú las parejas.

A ti y todo otro curioso lector que haya llegado hasta aquí abajo,

Primero, gracias.

Y segundo, esto será una pequeña colección con tres capítulos independientes entre sí de distintas parejas, aunque todos inspirados en una misma frase que será revelada al final.

Quiero desear una muy feliz Navidad a todos, pero muy especialmente a los miembros del foro Proyecto 1-8 y a Ficker, por ser mi amigo secreto y a quien está dedicada cada una de las palabras que componen este capítulo y los que vendrán.

Espero que hayan pasado una bellísima y divertida noche en compañía de familiares y amigos.

¡Gracias por leer!