¿Cómo están banda? aquí su amigo Shion145 trayéndoles un especial de día de muertos que durara desde el 31 de octubre, hasta el 2 de noviembre, como siempre espero que les agrade este trabajo, sin más comenzamos.
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenece, son propiedad de Masashi Kishimoto, las historias que escribiré algunas tienen autor, al igual que las canciones. solo los uso para mostrar un poco la cultura de la muerte.
En este caso, las letras en negrita las uso para intervenir, entrar en dialogo con los personajes, hacer presentaciones y la narración de ciertos cuentos, leyendas e historias de terror, los personajes usaran un dialogo en letra sin negritas.
Estamos en el set donde se hacen los fics de Naruto y otros animes/mangas. El sitio esta oscuro, no se escucha ningún sonido, tenía un ambiente raro. De repente una luz se enciende y se dirige a una figura que está de pie, esta persona esta vestida de traje negro tipo charro con botones de oro (Supuestamente yo), tiene el rostro pintado como una calavera, dándole un aspecto tenebroso y misterioso.
-Buenas noches vuestra merced- dije con un toque misterioso –hoy inicia la procesión de almas del más allá, este 31 de octubre, el altísimo me da permiso para que deje venir sus familiares que están en mi reino, ¿Quién soy? Soy la muerte, pero no como la conocen, soy la encargada de que los muertos regresen desde mi reino, el inframundo, al reino de los vivos para que estén de nuevo con sus familias, amigos y conocidos por un corto tiempo cada año. A partir de hoy se festeja una fiesta llena de risas, colores, canciones, sabores, y de…- iba a seguir continuando cuando.
-¡AAAAH! ¡UN FANTASMA!- de repente pasa por delante un hombre rubio de naranja que todos conocen -¡FANTASMA! ¡FANTASMA!- gritaba de un lado a otro.
-¿Que rayos?- pregunto enojado, en eso pasa una mujer de cabello negro con toques azules detrás del hombre.
-¡Naruto-kun! ¡Detente! No es un fantasma, es Shion145 disfrazado- grito la chica. En ese momento se acerca Sasuke con su típica cara de emo.
-Dobe, estás haciendo el ridículo- dijo Sasuke con sus manos cruzadas.
-¡No es Shion145, Es un fantasma!- volvió a gritar Naruto.
-¡Naruto! ¡Deja de estar corriendo de un lado a otro!- grito molesta Sakura, a mí ya casi me estaba sacando de mis cabales –je, je, je, je discúlpalo, es muy miedoso, le tiene miedo hasta de su propia sombra- me dijo Sakura con una sonrisa nerviosa, Naruto se detuvo y giro.
-¡No le tengo miedo a los fantasmas!- grito Naruto para detenerse y después acerco a mí con un estilo "macho", cuando lo tuve cerca, acerco su rostro y me encaro –ya vez que no le tengo miedo- dijo con autosuficiencia, yo solo lo veía con los ojos entrecerrado.
-Buu- le dije simplemente.
-¡AAAAAAH! ¡FANTASMA!- nuevamente volvió a gritar, mientras corría como loco.
-¿Y este es séptimo Hokage y héroe de la cuarta guerra?- pregunte con decepción. En ese momento se acercó Shikamaru con su típica cada de aburrimiento.
-¿Y por qué estas disfrazado así, Shion145?- me pregunto el vago en potencia.
-Buena pregunta. Verán hoy es uno de los días donde en mi país se empieza festeja una fiesta en torno a los muertos- le respondo, algunos personajes de la serie se me acerca.
-¿Una fiesta a los muertos?- pregunto Ino.
-Así es, en mi país, que no es el único que festeja a los muertos como es suyo, donde hacen festivales, dejan pequeños barcos con velas en lagos. En México celebramos una festividad de nombre día de muertos- los chicos se sorprenden de la explicación que doy.
-¿Día de muertos?- me pregunto Chouji.
-Así es, ¡DÍA DE MUERTOS!- al momento de gritar las luces del set se encienden para mostrar una decoración con papel picado de colores con esqueletos, muñecos hechos de papel mache, flores moradas, blancas y anaranjadas, un altar con comida, retratos de varias personas, santos, veladora, entre otras cosas.
-Pero hoy es 31 de octubre, es Halloween- me dijo Ino que estaba abrazando a Sai.
-Déjenme explicarle por qué inicia en este día- todos ponen atención –Si bien, en la sociedad anglosajona se festeja Halloween, que en realidad es la contracción de las palabras ¡Hall of even! Día de todos los santos en la tradición Celta, ellos decían que ere el punto donde los muertos y antepasados regresaban a este mundo, pero también lo hacían los espíritus oscuros y demonios, incluso el espíritu de Jack of the lantern, o Jack de la linterna, pero en México, inicia la llegada de los muertos con las animas del purgatorio, que son personas que murieron con pecados menores, sin tener familia o alguien que los recuerde, pero no están en el cielo, ni en el infierno. Es por eso que se inicia desde este día- explique con una sonrisa.
-¡INCREÍBLE!- gritaron maravillados tanto de la explicación como del espectáculo, que incluso se acercaron a donde estaba el altar.
-¿Qué hermoso?- halago Karui, mientras que Chouji estaba que hacia agua la boca por la comida que había en el altar.
-¿Y toda esta comida es para nosotros?- pregunto el gordo -¡MHM! ¡No estoy gordo, soy de huesos anchos!- reclamo el chico gordo -¡OTRA VEZ!- dijo viéndome con cara de asesino.
-Sí, sí, Gordo, ancho, huesos grandes, lo que sea. Pero no, la comida es para las almas que nos visitan estos días. Así que ¡DEJA!- le dije mientras le daba un manazo en la mano para que soltara una mandarina y se sobará –Como sabrán, el año pasado realice una historia con nuestra pareja favorita, Naruto y Hinata, donde la protagonista fue la propia ojiperla- Hinata ya había traído a Naruto, que la abrazaba como oso de peluche, la mencionada solo se sonrojo de ser el centro de atención de sus amigos y conocidos –la historia se tituló "La violinista de Diablo- nombre mi obra.
-Oh si, la recuerdo bien- contesto Tsunade –la verdad no tuvo muchos reviews, pero los pocos mencionaron que manejaste muy bien el terror, y el romance, junto al gore- comento Tsunade, haciéndome sentir un poco tímido.
-Bueno, no fue mi gran obra- le dije con honestidad.
-¡Bromeas! Me gustó mucho como escribiste la forma en como mataste a la coneja albina, fue exquisito, sublime incluso con la tabla rosada fue una obra de arte como ese ritual. ¡Jashin estaría muy complacido! ¡Únete a la fe de JASHIN!- grito Hidan agitando su guadaña, que casi corta a varios.
-Sí, me gusto como le saque dinero a la rubia desteñida- comento Kakuzu.
-¡Oye!- grito mi tocaya -¿Qué tocaya, ni que ocho cuartos? Ese tarado solamente me saco dinero por información, eso fue chantaje- dijo con desprecio la rubia.
-Dinero es dinero, además al blanquito no se salvó de la golpiza que le dieron esos tres- dijo Kakuzu señalando a Sasuke, Jiraya y Naruto.
-Es cierto, me sacaron mis ojos y además perdí a la princesa Byakugan- chillaba Toneri como niño que perdió su dulce, a mi casi me estaban dejando sin paciencia –Princesa Byakugan ¿Quieres casarte conmigo?- le pregunto Toneri a Hinata
-¡Olvídalo!- dijo Naruto abrazando a su novia/esposa –Hinata es mi esposa y madre de mis hijos- respondió Naruto.
-Este…Naruto-kun- decía muy sonrojada la ojiperla. Toneri se iba acercando para encarar a Naruto, cuando…
-¡SUFICIENTE!- grite a todo pulmón -¡TÚ ALBINO, SUPERALO YA, HAY MUCHAS MUJERES CON LAS QUE PUEDES SALIR! Así que sal de tu castillo y déjate de hacer la víctima- le dije muy enojado -¡TÚ, EL HIJO DE NED FLANDERS, NI LOCO ME UNIRIA A ESA SECTA DE SOCIOPATAS! Además yo soy libre de religiones, sectas y/o anexas, gracias a Kami-sama- dije dejando triste a Hidan -¡TÚ EL AVARO! Ese era dinero de utilería animal, suerte que la policía no te haya arrestado por falsificación de dinero- Kakuzu saco un fajo de billetes.
-Con razón a Deidara lo tuvimos que sacar de la cárcel cuando dijeron que estaba pagando con billetes falsos- hablo Kakuzu, haciendo que el resto de los Akatsukis se golpeara el rostro.
-¡TÚ, LA RUBIA DESTEÑIDA DE SHION! Me vale un pepino decirte tocaya, así que ¡TE CALLAS!- le grite a Shion, haciendo que infle sus mejillas de enojada que estaba -¡Y LOS DEMÁS, DEJENME CONTINUAR CON LA EXPLICACIÓN DEL TEMA, QUE POR CULPA DEL BEBÉ LLORÓN DE NARUTO NO PUDE HACER LA ENTRADA COMO SE DEBIA!- grite con todo mi fuerza, que incluso se me acabo el aire -Y TU CHOUJI, ¡DEJA DE TRAGARTE LA OFRENDA!- grite apuntando a Chouji que ya tenía un tamal en la boca y varios panes de muerto en las manos.
-Oigan ¿Han visto a Inojin y a los niños por aquí?- pregunto Sai que buscaba a su hijo, los padres también buscaban a los niños.
-Es cierto, no veo a Boruto, ni a Himawari- dijo Hinata que buscaba a sus hijos.
-Bueno, iba a ser una sorpresa, pero…¡Niños salgan!- grite, en ese momento Boruto y sus amigos salían detrás del set, pero en vez de ir vestidos como de siempre, llevaban un disfraz, Boruto, Inojin, Shikadai, Mizuki, Metal Lee iban vestido con trajes de catrín o charro con el rostro maquillado de calavera con algunos toques como bigotes, algunos toques de color. Mientras que las niñas que eran Sarada, vestían vestido largo blanco, cubría su rostro con un velo blanco que estaba maquillado para verse como una calavera, Chouchou lleva un vestido rojo tipo novia con el rostro bajo el velo del vestido color roja, el rostro pintado asemejando a una calavera. Sumire tenía un vestido negro con holanes anaranjados, ella tenía un sombrero con varias flores y un velo negro que estaba sujeto en el propio sombrero, guantes hasta la mitad del brazo, un abanico y en el cuello una golilla de plumas (Es el adorno que lleva en el cuello similar a una bufanda) y Himawari iba vestida con un disfraz de ¿Calabaza?
-¿Por qué nos vestiste así?- pregunto Boruto, que tenía un traje de charro.
-Es para el especial de día de muertos- le respondo a Boruto, dejando un poco confundido a rubio menor –Veras, en mi país acostumbramos a disfrazarnos de esqueletos, con trajes típicos del lugar o de épocas atrás, tu vienes siendo "El charro negro" que es el propio diablo.- le dije mientras se veía.
-Me gusta- dijo sonriendo –¿Tu qué opinas viejo?- pregunto Boruto a su padre que este se veía azul del miedo.
-Mi hijo…esta…muerto- decía con cara de incredulidad y azul.
-No está muerto tarado, solo es un disfraz- le dije con cara de fastidio.
-¿Y nosotros que vendríamos siendo?- pregunto Mitsuki que llevaba un traje formal de la época de Porfirio Díaz.
-Tú eres un catrín, una persona que tenía un estatus alto de una época atrás, Inojin representa a Don Juan Tenorio, un hombre de la época de la colonia que intento conquistar el amor de doña Inés, una religiosa que hizo sus votos de castidad- describía a cada personaje.
-¡SIIII! ¡Mi Inojin es todo un don Juan!- grito como enamorada Ino, haciendo que me diera un dolor de cabeza.
-De hecho, de ahí viene el dicho "ser un Don Juan" personas que conquistan a mujeres "Puras". Seguimos, Shikadai viste como Don Juan Manuel de Solorzano, un rico Español, que por celos de que su esposa estuviera saliendo con otro hombre, hizo un pacto con el diablo para descubrir a hombre con que lo engañaba su esposa, siendo este su propio sobrino, al final lo asesino, y no digo más- relato la historia detrás del disfraz, luego apunto a Metal Lee iba vestido con ropa de manta, un sombrero de paja, una bolsa tejida con fibra de henequén y huaraches–Metal Lee representa a Macario, un Indígena pobre que tiene el sueño de comerse un Guajolote completo él solo (Guajolote, es el término que en México designamos al Pavo).
-¿Qué? Ni que fuera Chouchou o su padre- dijo el hijo de Rock Lee.
-¡Mendosuke! Lo hago solo por los dulces y porque mi madre me amenazo con quitarme mi juego- comento Shikadai, haciendo que suspire.
-¿Y nosotras?- pregunto Sarada.
-Bien niñas, Sarada, tu atuendo es el de la Llorona- pronuncie.
-¡Ja, ja, ja, ja! ¡Le queda muy bien, la llorona ja, ja, ja, ja!- reía Boruto casi al borde de salirle las lágrimas.
-¡Cállate, Baka Boruto!- se defendía Sarada con su Sharingan activo
-¡Dobe! Calma a tu mini clon tuyo, o le meto un Chidori por…- iba a continuar el insulto.
-¡Sin groserías!- dije para calmar a Sasuke –Boruto, deja de burlarte, o le diré a Sasuke lo de tú ya sabes que- al mencionar esas palabras Boruto dejo de reírse, para ponerse nervioso.
-No te atreverás ¿O sí?- me dijo con una mirada de miedo.
-Pues deja de burlarte. Seguimos, Sarada es la llorona, una de las más famosas leyenda de México, un espectro que camina por las noches buscando a sus hijos, su origen esta desde la época Prehispánica- explico el personaje de Sarada.
-¿Pre…qué?- pregunto Naruto.
-Prehispánica, es una época antes de la conquista del imperio Mexica- explico con un poco de historia.
-Meshs…!Ay! no puedo pronunciarlo- dijo molesta Ino al no poder decir la palabra.
-Mexica (La x en el dialecto Nahuatl se pronuncia como SH, cuando llegaron los Españoles se les dificulto mucho pronunciar la X y en su lugar cambiaron la pronunciación por J o S), era el pueblo que dominaba el valle del Anáhuac y parte de mi país, Pre es antes- Explique, todos asintieron –Hispánico viene del Latín Hispania, que era el nombre que le dieron los Romanos a España y a Portugal, por eso a los Españoles de les tiene que decir Hispanos- Finalizo esta explicación –como iba diciendo, la leyenda de la Llorona tiene su origen en esta época, ya que se tiene registro de que una mujer caminaba por el lago de Texcoco lamentándose por las noches, después se verá la historia- ahora fui con Chouchou –Chouchou es la novia fantasma- dije.
-¿En serio? Entonces ¿Me casaré con un príncipe?- dijo la gordita morena mientras hacia un baile ridículo y lanzaba un beso al aire.
-De hecho la leyenda cuenta que fue asesinada antes que se casara- comente, Chouchou tenía una cara azul de miedo. Ahora voy con Sumire –Sumire viste como la Catrina- hable, mientras se ponía nerviosa.
-La…la…la…¿La Catrina?- pregunto la pelimorada un poco tímida…bueno bastante.
-Así es, es un personaje hecho por el grabador y litógrafo José Guadalupe Posadas, el nombre verdadero de la Catrina la diré más adelante y como es que se le llego a conocer como Catrina- dije para después ir con Himawari –Y Himawari es…- dije viendo a la niña que me sonreía.
-¡Yo soy una linda calabacita! ¿Verdad mami?- le pregunto Himawari a su madre.
-Si hija, eres una linda calabaza- dijo un poco apenada Hinata de que su hija sea la única que tenía un disfraz diferente.
-¿A qué hora vamos a pedir dulces?- me pregunto una sonrisa.
-Bueno, aquí se le conoce como pedir calaverita o dar calaverita, pero eso será después, o más bien les explicaré cuando se debe dar la calavera- le dije, Himawari agacho la cabeza.
-¡OOWWW! Yo quería ir a pedir dulces- dijo de forma triste.
-Oye, es posible que cuando te den calavera te den algo mejor, así que te desanimes antes de tiempo- dije volviéndola a animar.
-¿Me lo juras?- me pregunto con una sonrisa.
-Te lo juro- dije acariciándole la cabeza –bien muchachos, es hora que tome posiciones para que representen la primer historia de terror de este especial, así que desalojen el lugar y preparen el escenario- todos salen del lugar para dejar libre el espacio, donde se ve una escena de una habitación tipo Inglesa, con un sofá, una puerta de madera, una cama con cortinas, una chimenea prendida –Naruto, espero que te hayas aprendido tus líneas- le dije al Séptimo.
-Me fue difícil, pero lo hice. Hinata me ayudo- dijo con una sonrisa
-Bien entonces ve a cambiarte- Naruto se va detrás del set –Apaguen la luz para que Naruto se coloque en el lugar- las luces se apagan del escenario –Hoy en estos días, la muerte hace sus rondas por las calles, el espectro busca las almas de aquellos que les toca irse con ella. Pero la muerte no solo se presenta como una ladrona en la noche, sino también como una sombra de esa persona que se ha ido. A veces la soledad es la propia muerte, y solo un compañero puede ayudarnos a sobre llevarla, sin embargo en la más oscura noche, ese compañero a veces no es lo que se tiene en mente.
Esta historia de terror es de uno de los grandes escritores del siglo XIX, vivió con un miedo a la muerte impresionante que solamente fue plasmada en sus obras, y hoy veremos dos de ellas donde la muerte se presenta de varias formas- finalizo para salir del escenario, las luces se encienden y Naruto está en el sillón sentado frente a la chimenea.
Una vez, al filo de una lúgubre medianoche, mientras débil y cansado meditaba, inclinado sobre un raro y viejo libro de saberes olvidados, cabeceando, casi dormido, se oyó de pronto un leve golpe, como si suavemente tocarán, tocarán a la puerta de mi cuarto. "Es-murmuré-un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo y nada más."
¡Ah! Aquel lúcido recuerdo de un desolado diciembre, cada una de las brasas moribundas dejadas en el suelo su rastro espectral. Ansioso deseaba un nuevo día; en vano pidiendo a mis libros dieran tregua a mi dolor, Dolor de la perdida de Hinata, por la única, y radiante, virgen Hinata por los ángeles llamada, Aquí ya sin nombre, para siempre jamás.
-¡Papi, mamá esta aquí!- grito Himawari apuntando a su madre, mientras Hinata se avergonzaba de que la niña haya interrumpido el soliloquio de su padre.
-¡Ja, ja, ja, ja!- se escucharon risas de que Hima haya evidenciado a su madre
-Himawari, guarda silencio- pidió Hinata por respeto.
-Pero papá dijo que habías sido llamada por los ángeles, y tú estás aquí- refuto Himawari, en ese momento me acerco.
-Toma Himawari- le dije entregándole un chocolate con forma de calavera.
-¿Qué es?- pregunto la pequeña Girasol al ver el dulce.
-Es una calavera de chocolate, digamos que es parte de tu calaverita, puedes comértelo- le dije, a la niña que le salieron estrellitas en sus ojos y empezó a comerlo –Puedes chupar el chocolate y así te sabrá más rico- le dije y la niña lo hizo, Hinata se acercó.
-Disculpa Shion145, ¿En verdad era necesario darle el chocolate? Me preocupa que Hima le de hiperactividad- Decía Hinata un poco preocupada.
-Era necesario, si no le daba algo a Himawari posiblemente interrumpiría varias veces la escena, en cuanto a que le de hiperactividad, no le dará pues solo con azúcar natural de la fruta o verduras se activa, además le pedí que solo chupara el chocolate y no que lo masticara- Hinata suspiro de alivio –Aunque…Yo me preocuparía por las caries, Bien, continúa Naruto- en eso nos enfocamos nuevamente a la escena.
Y el crujir triste, vago, escalofriante de la seda de las cortinas rojas llenábame de fantásticos terrores jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie, acallando el latido de mi corazón, vuelvo a repetir: "Es un visitante a la puerta de mi cuarto queriendo entrar. Algún visitante que a deshora a mi cuarto quiere entrar. Eso es todo, y nada más."
Ahora, mi ánimo cobraba bríos, y ya sin titubeos: "Señor -dije- o señora, en verdad vuestro perdón imploro, mas el caso es que, adormilado cuando vinisteis a tocar quedamente, tan quedo vinisteis a llamar, a llamar a la puerta de mi cuarto, que apenas pude creer que os oía." Y entonces abrí de par en par la puerta: Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura permanecí largo rato, atónito, temeroso, dudando, soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar. Mas en el silencio insondable la quietud callaba, y la única palabra ahí proferida era el balbuceo de un nombre: "¿Hinata?" Lo pronuncié en un susurro, y el eco lo devolvió en un murmullo: "¡Hinata!" Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mí cuarto, mi alma toda, toda mi alma abrasándose dentro de mí, no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza. "Ciertamente -me dije-, ciertamente algo sucede en la reja de mi ventana. Dejad, pues, que vea lo que sucede allí, y así penetrar pueda en el misterio. Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio, y así penetrar pueda en el misterio." ¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta, y con suave batir de alas, entró un majestuoso cuervo de los santos días idos. Sin asomos de reverencia, ni un instante quedo; y con aires de gran señor o de gran dama fue a posarse en el busto de Palas, sobre el dintel de mi puerta. Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano cambió mis tristes fantasías en una sonrisa con el grave y severo decoro del aspecto de que se revestía. "Aun con tu cresta cercenada y mocha -le dije-. No serás un cobarde. Hórrido cuervo vetusto y amenazador. Evadido de la ribera nocturna. ¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!" Y el Cuervo dijo: "¡Dobe, aleja a tu hijo de mi princesa!
-¡Corte!- grite mientas que miraba a Sasuke -¡Apégate al poema, Sasuke, y di tú dialogo!- le dije enojado al emo vengador.
-Pues dile a tarado de mi alumno que deje de coquetear con mi princesa- dijo Sasuke apuntando a lugar donde Boruto y Sarada estaban disfrutando de algunos dulces y conversando de cosas de pubertos.
-¡Ay! Por favor, ya casi son adolescentes, mejor deja que tu hija conozca a chicos y deja de ser un padre sobreprotector y dramático- le dije como si fuese lo más normal en la vida.
-¡Ese es mi hijo!- grito Naruto que estaba en el sillón.
-¡Deja de echarle porras, porque tu hija está igual que la mía pero con el hijo de Sai!- Sasuke apunto a donde estaba Himawari comiendo su chocolate, mientras que Inojin hablan con la pequeña calabaza.
-¡¿Qué?! ¡Sai, aleja a tu hijo de mi princesa!- grito Naruto desde el escenario, Sai solamente sonreía como siempre lo hacía -¡SAI!- grito nuevamente Naruto desde el sillón.
-¡Ustedes dos, dejen su papel de Libertad La Marque y apéguense al poema! o les diré a sus hijos quien el que les dio su primer beso- les dije con un toque siniestro, Naruto y Sasuke se pusieron nerviosos y sudaban.
-Oye Shion145, ¿Sabes quién fue el primer beso de mi papá?- pregunto Himawari, en eso se acerca Sarada y Boruto.
-¡Oh si lo sé!- exclame con una sonrisa.
-¿En serio? ¿Sabes quién fue el primer beso de mi papá?- pregunto Sarada, esperando mi respuesta.
-Claro que lo sé, el primer beso de sus padres fue…- iba a revelar ese hecho cuando…
-¡NOOOO! ¡HAREMOS LO QUE TU DIGAS, PERO NO CUENTES ESO!- gritaron ambos padres, yo solo sonreí con satisfacción.
-¿Lo que sea?- dije de forma triunfante.
-¡Si, lo que sea, pero no cuente eso!- dijo Sasuke casi de rodillas y pidiendoque no contara su vergonzoso pasado.
-De acuerdo, lo que quiero que hagan es, ¡APEGUENSE AL POEMA Y DEJEN DE DECIR TONTERIAS!- grite, ambos padres asintieron. Mientras que los demás me veían con temor.
-No creí que fuera a usar esa amenaza- comento Kakashi –Eso es muy cruel, incluso Anko cedería ante eso- muchos asintieron a las palabras de peligris, mientras que Hinata, Ino y Sakura estaba sonrojadas por ese hecho.
-Bien continuemos, a la siguiente interrupción, no seré nada amable, ¿Entendieron?- pregunte de forma amenazante.
-¡Entendimos!- contestaron los demás de forma automática. Yo di la señal de seguir.
Y el Cuervo dijo: "Nunca más."
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado pudiera hablar tan claramente; aunque poco significaba su respuesta. Poco pertinente era. Pues no podemos sino concordar en que ningún ser humano ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro posado sobre el dintel de su puerta, pájaro o bestia, posado en el busto esculpido de Palas en el dintel de su puerta con semejante nombre: "Nunca más."
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto. Las palabras pronunció, como virtiendo su alma sólo en esas palabras. Nada más dijo entonces; no movió ni una pluma. Y entonces yo me dije, apenas murmurando: "Otros amigos se han ido antes; mañana él también me dejará, como me abandonaron mis esperanzas." Y entonces dijo el pájaro: "Nunca más."
Sobrecogido al romper el silencio tan idóneas palabras, "sin duda -pensé-, sin duda lo que dice es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido de un amo infortunado a quien desastre impío persiguió, acosó sin dar tregua hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido, hasta que las endechas de su esperanza llevaron sólo esa carga melancólica de "Nunca, nunca más."
Mas el Cuervo arrancó todavía de mis tristes fantasías una sonrisa; acerqué un mullido asiento frente al pájaro, el busto y la puerta; y entonces, hundiéndome en el terciopelo, empecé a enlazar una fantasía con otra, pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño, lo que este torvo, desgarbado, hórrido, flaco y ominoso pájaro de antaño quería decir graznando: "Nunca más,"
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra, frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos, quemaban hasta el fondo de mi pecho. Esto y más, sentado, adivinaba, con la cabeza reclinada en el aterciopelado forro del cojín acariciado por la luz de la lámpara; en el forro de terciopelo violeta acariciado por la luz de la lámpara ¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire se tornaba más denso, perfumado por invisible incensario mecido por serafines cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado. "¡Miserable -dije-, tu Dios te ha concedido, por estos ángeles te ha otorgado una tregua, tregua de nepente de tus recuerdos de Hinata! ¡Apura, oh, apura este dulce nepente y olvida a tu ausente Hinata!" Y el Cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! Profeta, dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!" Y el cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Profeta! exclamé-, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Hinata, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Hinata!" Y el cuervo dijo: "Nunca más."
"¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! -le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica. No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: Nunca más."
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas. En el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse. ¡Nunca más!
En ese momento se apaga las luces de fondo del escenario, dejando la que está sobre mí. Mientras que los siguientes personajes se van a preparar para la siguiente escena, los cuales son: Toneri, Kushina, mi tocaya Shion, Sakura, Ino, Sasuke, Tsunade, Sai, Chouji, Karui, Nagato, Konan, Fuu, Yugito, Naruto, Hinata, Gaara, El raikage A, Yagura, Mei y Kurosuchi, junto a los niños.
-Sí, la princesa Byakuagan actuara conmigo- dijo emocionado Toneri.
-De hecho formara parte de los pobladores y tú serás de la alta alcurnia, así que no te ilusiones y ve a cambiarte- ante mis palabras Toneri bajo la cabeza frustrado. En eso me coloco en el centro del escenario.
-La muerte llega de miles de formas al ser humano, nunca se saber cuándo llegara. Pero es inútil ocultarse de ella pues…- en ese momento el cuervo pasa por sobre mi cabeza tirándome el sombrero -¡Itachi! ¡El cuervo!- grite, mientras levantaba el sombrero, lo sacudía y me lo volvía a poner.
-¡Perdón!- grito desde otra parte del set, en eso el cuervo desaparece en una bola de humos, yo solo suspiro.
-¿Qué estaba? Así…la muerte es como el ladrón, puede escabullirse por la más fortificada pared, e ingresar al castillo mejor protegido y llevarse a los príncipes, cortesanas y al propio rey, la siguiente narración es del mismo autor, pero describe una máscara que lleva el mensaje escarlata en los cuerpos que caen ante ella- me retiro y las luces del fondo del escenario iluminan una escena donde hay una ciudad devastada por una epidemia, miles de cadáveres adornan las ciudades
La "Muerte Roja" había devastado el país durante largo tiempo. Jamás una peste había sido tan fatal y tan espantosa. La sangre era encarnación y su sello: el rojo y el horror de la sangre. Comenzaba con agudos dolores, un vértigo repentino, y luego los poros sangraban y sobrevenía la muerte. Las manchas escarlata en el cuerpo y la cara de la víctima eran el bando de la peste, que la aislaba de toda ayuda y de toda simpatía, y la invasión, progreso y fin de la enfermedad se cumplían en media hora.
Pero el príncipe Toneri era feliz, intrépido y sagaz. Cuando sus dominios quedaron semi despoblados llamó a su lado a mil caballeros y damas de su corte, y se retiró con ellos al seguro encierro de una de sus abadías fortificadas. Era ésta de amplia y magnífica construcción y había sido creada por el excéntrico aunque majestuoso gusto del príncipe. Una sólida y altísima muralla la circundaba. Las puertas de la muralla eran de hierro. Una vez adentro, los cortesanos trajeron fraguas y pesados martillos y soldaron los cerrojos. Habían resuelto no dejar ninguna vía de ingreso o de salida a los súbitos impulsos de la desesperación o del frenesí. La abadía estaba ampliamente aprovisionada. Con precauciones semejantes, los cortesanos podían desafiar el contagio. Que el mundo exterior se las arreglará por su cuenta; entretanto era una locura afligirse. El príncipe había reunido todo lo necesario para los placeres. Había bufones, improvisadores, bailarines y músicos; había hermosura y vino. Todo eso y la seguridad estaban del lado de adentro. Afuera estaba la Muerte Roja.
Al cumplirse el quinto o sexto mes de su reclusión, y cuando la peste hacía los más terribles estragos, el príncipe Toneri ofreció a sus mil amigos un baile de máscaras de la más insólita magnificencia.
Aquella mascarada era un cuadro voluptuoso, pero permitan que antes les describa los salones donde se celebraba. Eran siete -una serie imperial de estancias-. En la mayoría de los palacios, la sucesión de salones forma una larga galería en línea recta, pues las dobles puertas se abren hasta adosarse a las paredes, permitiendo que la vista alcance la totalidad de la galería. Pero aquí se trataba de algo muy distinto, como cabía esperar del amor del príncipe por lo extraño. Las estancias se hallaban dispuestas con tal irregularidad que la visión no podía abarcar más de una a la vez. Cada veinte o treinta metros había un brusco recodo, y en cada uno nacía un nuevo efecto. A derecha e izquierda, en mitad de la pared, una alta y estrecha ventana gótica daba a un corredor cerrado que seguía el contorno de la serie de salones. Las ventanas tenían vitrales cuya coloración variaba con el tono dominante de la decoración del aposento. Si, por ejemplo, la cámara de la extremidad oriental tenía tapicerías azules, vívidamente azules eran sus ventanas. La segunda estancia ostentaba tapicerías y ornamentos purpúreos, y aquí los vitrales eran púrpura. La tercera era enteramente verde, y lo mismo los cristales. La cuarta había sido decorada e iluminada con tono naranja; la quinta, con blanco; la sexta, con violeta. El séptimo aposento aparecía completamente cubierto de colgaduras de terciopelo negro, que abarcaban el techo y la paredes, cayendo en pliegues sobre una alfombra del mismo material y tonalidad. Pero en esta cámara el color de las ventanas no correspondía a la decoración. Los cristales eran escarlata, tenían un color de sangre.
A pesar de la profusión de ornamentos de oro que aparecían aquí y allá o colgaban de los techos, en aquellas siete estancias no había lámparas ni candelabros. Las cámaras no estaban iluminadas con bujías o arañas. Pero en los corredores paralelos a la galería, y opuestos a cada ventana, se alzaban pesados trípodes que sostenían un ígneo brasero cuyos rayos se proyectaban a través de los cristales teñidos e iluminaban brillantemente cada estancia. Producían en esa forma multitud de resplandores tan vivos como fantásticos. Pero en la cámara del poniente, la cámara negra, el fuego que a través de los cristales de color de sangre se derramaba sobre las sombrías colgaduras, producía un efecto terriblemente siniestro, y daba una coloración tan extraña a los rostros de quienes penetraban en ella, que pocos eran lo bastante audaces para poner allí los pies. En este aposento, contra la pared del poniente, se apoyaba un gigantesco reloj de ébano. Su péndulo se balanceaba con un resonar sordo, pesado, monótono; y cuando el minutero había completado su circuito y la hora iba a sonar, de las entrañas de bronce del mecanismo nacía un tañido claro y resonante, lleno de música; mas su tono y su énfasis eran tales que, a cada hora, los músicos de la orquesta se veían obligados a interrumpir momentáneamente su ejecución para escuchar el sonido, y las parejas danzantes cesaban por fuerza sus evoluciones; durante un momento, en aquella alegre sociedad reinaba el desconcierto; y, mientras aún resonaban los tañidos del reloj, era posible observar que los más atolondrados palidecían y los de más edad y reflexión se pasaban la mano por la frente, como si se entregaran a una confusa meditación o a un ensueño. Pero apenas los ecos cesaban del todo, livianas risas nacían en la asamblea; los músicos se miraban entre sí, como sonriendo de su insensata nerviosidad, mientras se prometían en voz baja que el siguiente tañido del reloj no provocaría en ellos una emoción semejante. Mas, al cabo de sesenta y tres mil seiscientos segundos del Tiempo que huye, el reloj daba otra vez la hora, y otra vez nacían el desconcierto, el temblor y la meditación.
Pese a ello, la fiesta era alegre y magnífica. El príncipe tenía gustos singulares. Sus ojos se mostraban especialmente sensibles a los colores y sus efectos. Desdeñaba los caprichos de la mera moda. Sus planes eran audaces y ardientes, sus concepciones brillaban con bárbaro esplendor. Algunos podrían haber creído que estaba loco. Sus cortesanos sentían que no era así. Era necesario oírlo, verlo y tocarlo para tener la seguridad de que no lo estaba. El príncipe se había ocupado personalmente de gran parte de la decoración de las siete salas destinadas a la gran fiesta, su gusto había guiado la elección de los disfraces.
Grotescos eran éstos, a no dudarlo. Reinaba en ellos el brillo, el esplendor, lo picante y lo fantasmagórico. Veíanse figuras de arabesco, con siluetas y atuendos incongruentes, veíanse fantasías delirantes, como las que aman los locos. En verdad, en aquellas siete cámaras se movía, de un lado a otro, una multitud de sueños. Y aquellos sueños se contorsionaban en todas partes, cambiando de color al pasar por los aposentos, y haciendo que la extraña música de la orquesta pareciera el eco de sus pasos.
Mas otra vez tañe el reloj que se alza en el aposento de terciopelo. Por un momento todo queda inmóvil; todo es silencio, salvo la voz del reloj. Los sueños están helados, rígidos en sus posturas. Pero los ecos del tañido se pierden -apenas han durado un instante- y una risa ligera, a medias sofocada, flota tras ellos en su fuga. Otra vez crece la música, viven los sueños, contorsionándose al pasar por las ventanas, por las cuales irrumpen los rayos de los trípodes. Mas en la cámara que da al oeste ninguna máscara se aventura, pues la noche avanza y una luz más roja se filtra por los cristales de color de sangre; aterradora es la tiniebla de las colgaduras negras; y, para aquél cuyo pie se pose en la sombría alfombra, brota del reloj de ébano un ahogado resonar mucho más solemne que los que alcanzan a oír las máscaras entregadas a la lejana alegría de las otras estancias.
Congregábase densa multitud en estas últimas, donde afiebradamente latía el corazón de la vida. Continuaba la fiesta en su torbellino hasta el momento en que comenzaron a oírse los tañidos del reloj anunciando la medianoche. Calló entonces la música, como ya he dicho, y las evoluciones de los que bailaban se interrumpieron; y como antes, se produjo en todo una cesacion angustiosa. Mas esta vez el reloj debía tañer doce campanadas, y quizá por eso ocurrió que los pensamientos invadieron en mayor número las meditaciones de aquellos que reflexionaban entre la multitud entregada a la fiesta. Y quizá también por eso ocurrió que, antes de que los últimos ecos del carrillón se hubieran hundido en el silencio, muchos de los concurrentes tuvieron tiempo para advertir la presencia de una figura enmascarada que hasta entonces no había llamado la atención de nadie. Y, habiendo corrido en un susurro la noticia de aquella nueva presencia, alzóse al final un rumor que expresaba desaprobación, sorpresa y, finalmente, espanto, horror y repugnancia. En una asamblea de fantasmas como la que acabo de describir es de imaginar que una aparición ordinaria no hubiera provocado semejante conmoción. El desenfreno de aquella mascarada no tenía límites, pero la figura en cuestión lo ultrapasaba e iba incluso más allá de lo que el liberal criterio del príncipe toleraba. En el corazón de los más temerarios hay cuerdas que no pueden tocarse sin emoción. Aún el más relajado de los seres, para quien la vida y la muerte son igualmente un juego, sabe que hay cosas con las cuales no se puede jugar. Los concurrentes parecían sentir en lo más hondo que el traje y la apariencia del desconocido no revelaban ni ingenio ni decoro. Su figura, alta y flaca, estaba envuelta de la cabeza a los pies en una mortaja. La máscara que ocultaba el rostro se parecía de tal manera al semblante de un cadáver ya rígido, que el escrutinio más detallado se habría visto en dificultades para descubrir el engaño. Cierto, aquella frenética concurrencia podía tolerar, si no aprobar, semejante disfraz. Pero el enmascarado se había atrevido a asumir las apariencias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, aparecían manchados por el horror escarlata.
Cuando los ojos del príncipe Toneri cayeron sobre la espectral imagen (que ahora, con un movimiento lento y solemne como para dar relieve a su papel, se paseaba entre los bailarines), convulsionóse en el primer momento con un estremecimiento de terror o de disgusto; pero inmediatamente su frente enrojeció de rabia.
-¿Quién se atreve -preguntó, con voz ronca, a los cortesanos que lo rodeaban-, quién se atreve a insultarnos con esta burla blasfematoria? ¡Apodérense de él y desenmascárenlo, para que sepamos a quién vamos a ahorcar al alba en las almenas!
Al pronunciar estas palabras, el príncipe Toneri se hallaba en el aposento del este, el aposento azul. Sus acentos resonaron alta y claramente en las siete estancias, pues el príncipe era hombre temerario y robusto, y la música acababa de cesar a una señal de su mano.
Con un grupo de pálidos cortesanos a su lado hallábase el príncipe en el aposento azul. Apenas hubo hablado, los presentes hicieron un movimiento en dirección al intruso, quien, en ese instante, se hallaba a su alcance y se acercaba al príncipe con paso sereno y cuidadoso. Mas la indecible aprensión que la insana apariencia de enmascarado había producido en los cortesanos impidió que nadie alzara la mano para detenerlo; y así, sin impedimentos, pasó éste a un metro del príncipe, y, mientras la vasta concurrencia retrocedía en un solo impulso hasta pegarse a las paredes, siguió andando ininterrumpidamente pero con el mismo y solemne paso que desde el principio lo había distinguido. Y de la cámara azul pasó la púrpura, de la púrpura a la verde, de la verde a la anaranjada, desde ésta a la blanca y de allí, a la violeta antes de que nadie se hubiera decidido a detenerlo. Mas entonces el príncipe Toneri, enloquecido por la ira y la vergüenza de su momentánea cobardía, se lanzó a la carrera a través de los seis aposentos, sin que nadie lo siguiera por el mortal terror que a todos paralizaba. Puñal en mano, acercóse impetuosamente hasta llegar a tres o cuatro pasos de la figura, que seguía alejándose, cuando ésta, al alcanzar el extremo del aposento de terciopelo, se volvió de golpe y enfrentó a su perseguidor. Oyóse un agudo grito, mientras el puñal caía resplandeciente sobre la negra alfombra, y el príncipe Toneri se desplomaba al suelo con miedo.
-¡AAAAH! ¡ES EL TOMATE ASESINO!- grito el príncipe Toneri después de que le quitara la máscara, dejando ver a ¿Kushina? En su modo Habanero.
-¿A quién le dices Tomate asesino?- dijo la mujer que tenía en su mano la guadaña triple -¡Prepárate a sentir la furia de la habanero sangriento!- la muerte roja se lanzó contra el Príncipe Toneri en una persecución.
-¡Auxilio! ¡La vieja bruja peliteñida me persigue!- yo solo me palmeo el rostro al ver como Kushina perseguía a todos los participantes de la obra.
-¡Olvídate que te mate! ¡Sentirás mi furia que incluso tus descendientes lo sentirán! ¡Además, esto es por querer casarte con mi linda nuera a la fuerza y casi matar a mi Naru-chan!- Kushina perseguía a Toneri, mientras que Hidan iba detrás de Kushina.
-¡Hey! ¡Devuélveme mi guadaña! ¡Jashin-sama te maldecirá sino me devuelves mi guadaña!- gritaba en una carrera muy cómica.
-La abuela Kushina sí que saber interpretar su papel- dijo Boruto con una sonrisa
-Corte- dije ya sin ganas. En eso se acerca Naruto y Hinata vestido como aldeanos del siglo catorce, con manchas de color rojo en el cuerpo.
-Mamá es algo temperamental- dijo con un tono algo preocupado.
-Algo, yo diría bastante- dije mientras miraba como Kushina golpeaba a Toneri y Minato intentaba separarla del chico peliblanco.
-Este…Shion145 ¿Qué era la muerte roja?- pregunto Hinata que tenía a Himawari de la mano con el rostro lleno de chocolate
-La muerte roja, así se le decía a una enfermedad, donde el síntoma principal era la exudación de sangre por los poros, en el siglo V al XV hubo varias epidemias que azotaron al planeta, y una de ellas era esta, no sé a ciencia cierta que epidemia se refería el autor- le explico a Hinata.
-¿Y cuál es el final del cuento antes que Toneri le dijera eso a mamá?- pregunto Naruto, yo saco el libro y lo empiezo a leer
-Bien aquí está el final del cuento "Poseídos por el terrible coraje de la desesperación, numerosas máscaras se lanzaron al aposento negro; pero, al apoderarse del desconocido, cuya alta figura permanecía erecta e inmóvil a la sombra del reloj de ébano, retrocedieron con inexpresable horror al descubrir que el sudario y la máscara cadavérica que con tanta rudeza habían aferrado no contenían ninguna figura tangible.
Y entonces reconocieron la presencia de la Muerte Roja. Había venido como un ladrón en la noche. Y uno por uno cayeron los convidados en las salas de orgía manchadas de sangre y cada uno murió en la desesperada actitud de su caída. Y la vida del reloj de ébano se apagó con la del último de aquellos alegres seres. Y las llamas de los trípodes expiraron. Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo." Como pudieron leer, la muerte roja ingreso al castillo del príncipe Toneri y mato a todos los que estaban en el interior sin posibilidad de salir, al final la plaga termino con la muerte del propio príncipe, también es una metáfora de aquellas personas que se aíslan, perdiendo la noción de exterior de donde viven, y no conociendo a las demás personas. Bien lo dejaremos, hasta aquí, el autor de ambas narraciones es Edgar Allan Poe. Hoy quise empezar con estos cuentos, mañana empezaremos con las leyendas e historias de terror de México, ya saben cuídense, sean felices en la vida, y que la muerte sea parte de la vida, hasta pronto. Así me despido junto a la pareja que mueve su mano, mientras atrás está el desastre andante.
-Por favor, que alguien detenga a Kushina, sino me quedare sin elenco para al rato- dije ya muy cansado, pero los demás tenían miedo de detener a una mujer enojada.
Después de controlar a Kushina y que todos estuvieran en buenas condiciones, nos disponemos a seguir con las historias.
-Prepárense con la siguiente historia muchachos- nuevamente el escenario se pone oscuro y hago la presentación -la leyenda corta de hoy habla acerca de un jinete misterioso, que buscaba su cabeza en las noches más oscuras cerca del pueblo de Sleepy Hollow. Puedes que alguna vez hayas oído hablar del jinete sin cabeza, pero ¿conoces su historia? Dicho ser no era más que el espíritu errante de un soldado alemán, que había llegado a tierras norteamericanas mucho tiempo atrás para pelear contra las tropas estadounidenses- sin más las luces se prenden revelando una escena de una guerra
Se cuenta que una vez llego a la guerra de independencia de Estados unidos un misterioso hombre que combatía del lado de los ingleses. Este hombre era una mercenario, que amaba más en su vida que el ver la sangre se sus enemigos brotar.
-Sí, ¡Morirán por la gloria de Jashin!- grito el sujeto desde su caballo que con espada en mano cortaba las cabezas. Un día el hombre fue emboscado por el lado de los independistas, atrapado y después de ser vencido, la historia cuenta que se le cortó la cabeza.
-¡AAAAAY! ¡Eso duele!- dijo la cabeza ya separada del cuerpo.
-Hidan, deja de hablar y sigue actuando- le dije de forma discreta detrás de escenario.
-Pero es verdad, ¡Duele! ¡Jashin los maldecirá por lo que me hicieron! ¡Jashin se vengara por mí- y tras fallecer en territorio extranjero, el alma de aquel hombre nunca pudo descansar en paz, no hasta que encontrará su cabeza.
Tiempo después llegó a Sleepy Hollow, un maestro llamado Jiraya Gamma, quién comenzó a trabajar en la escuela del lugar. Pronto, nuestro protagonista se enamoró de Tsunade Senju, una joven que era hija del terrateniente más poderoso del lugar.
-Por fin podre conquistar a Tsunade- dijo Jiraya al ver a la dama desde lejos.
-Olvídalo Jiraya- contesto Tsunade, haciendo entristecer al maestro.
Pero Tsunade Senju estaba enamorada de un hombre de mayor alcurnia de nombre Dan Kato. Una noche, el señor Hashirama Senju organizó una gran fiesta en su mansión a la que asistieran todos los lugareños.
Era la víspera de Noche de Brujas y no pasó demasiado rato, antes de que las personas comenzaran a contar cuentos de fantasmas. Uno de ellos dijo haber visto con sus propios ojos al Jinete sin Cabeza, el cual se aparecía especialmente en esa fecha y buscaba reemplazar la cabeza propia, cortando la de cualquier persona que se atravesara en su camino.
De regreso a su casa, Jiraya se encontraba sumamente nervioso. El camino era largo y la noche muy oscura. Repentinamente, escuchó el relinchar de un caballo a sus espaldas.
Grande fue el susto que se llevó al ver como un caballo negro se dirigía corriendo hacia sí, y sobre él, montaba un hombre al que le faltaba la cabeza y blandía una espada amenazadoramente.
-¡AAAAAH! ¡¿Qué demonios es esa cosa?!- Los gritos de Jiraya resonaron entre la oscuridad -¡Auxilio! ¡Un Akatsuki me persigue!- pero en el pueblo ya todos se hallaban durmiendo. El jinete persiguió a Jiraya por todo el pueblo, hasta que llego a un puente, donde el extraño ser tomo una cabeza encendida, siendo esta una calabaza y la lanzo contra Jiraya. Pero el hombre esquivo el ataque y pudo escapar. Al día siguiente en el puente, encontraron restos de una calabaza en el piso del mismo.
Algunos rumoreaban que era obra del maldito ente, otros dicen que era obra de Dan Kato y sus amigos para asustar a Jiraya Gamma que pretendía a Tsuanade. Sin embargo, no había ni rastro de él. Y Nadie supo que paso con el maestro Jiraya.
Se apagan las luces y dejan la del centro encendida. En ese momento salgo para despedir el día,
-Las ánimas del purgatorio casi retornan al mismo, algunos agraciados porque se acordaron de ellos, tiene en sus manos algo de las ofrendas que los vivos le dejaron, otros simplemente regresan a seguir su penitencia, hasta que Dios los libre del mismo- pero había un dolor de cabeza detrás del escenario.
-¡Oigan! ¿Dónde está mi cuerpo?- grito la cabeza de Hidan desde una mesa -¡Oigan! Traigan mi cuerpo, ¡Auuuh! Duele que este así- Kakuzu se acercaba a la mesa.
-Ya cállate, además mañana participaras de nuevo en otro relato- dijo el Akatsuki.
-¿En serio? Pero ¿Y mi cuerpo?- pregunto Hidan preocupado. Kakuzu se iba retirando del lugar.
-Lo rente como muñeco para Halloween, no te preocupes en la mañana te regresaran tu cuerpo- respondió Kakuzu desde la lejanía.
-¡¿Qué?! ¿Y por qué hiciste eso?- Kakuzu solo giro.
-Por dinero, Akatsuki necesita recursos para resurgir nuevamente- contesto y nuevamente reanudo su camino.
-¡Oye! ¡Espera! ¿A dónde vas? ¡KAKUZU!- Kakuzu salió del set y a mí me da un dolor de cabeza.
-Hoy dejamos este especial, mañana será 1° de noviembre día de todos los santos, no se pierdan leyendas e historias de terror de México, y espero que las cosas salgan mejor que hoy, buenas noches- despido el especial.
-¡SEMPAI, SEMPAI!- en ese momento venía llegando Tobi -¿Qué tal me veo?- pregunto el Akatsuki que tenía en su rostro una máscara de calabaza asesina que, en lugar de dar miedo daba risa, pues se veía un poco rara -¿Qué tal? Verdad que doy miedo ¿Eh? ¿Eh?- decía como niño con hiperactividad.
-Claro, das miedo- dije sin romper sus ilusiones –es más, no sé cómo decirlo, pero…con ese disfraz, te ves bien calabaza- ustedes ya saben a lo que me refiero –en fin, nos vemos mañana Tobi, trata de llegar temprano- y me retiro de ese lugar para preparar las cosas para mañana y descansar.
-¿Qué me habrá querido decir?- pregunto Tobi que se rasco la cabeza -No importa, iré con los demás a asustarlo- Tobi se fue con los otros Akatsukis, dejando el lugar vacío.
-Tobi, muchacho ¿No pretenderás dejarme aquí o sí?- le pregunto la cabeza de Hidan, pero Tobi ya se había marchado –¡Hey! Tobi ¡Regresa, regresa!- en ese momento se apagan las luces del set -¡AAAAAH! ¡Jashin los maldecirá a todos!- y así quedo la cabeza de Hidan sola.
Bueno banda, espero que les haya gustado este primer capítulo de este especial, lo inicio hoy 31 de Octubre, no por festejar Halloween, sino porque en esta fecha, de acuerdo a los abuelos y personas mayores, vienen las animas del purgatorio y todas aquellas personas que han sido olvidadas por sus familiares, ese es e motivo por el que inicio. mañana 1° de noviembre, traeré tres capítulos seguido, dos explicando la ofrenda, sus significado de los elementos que la componen y la historia de su origen, además de la participación de Naruto y sus compañeros en leyendas de México, espero que salga mejor que hoy. bien, yo me despido, nos leemos mañana, Bye.
Las historias que adapte son:
El cuervo y la máscara de la muerte roja, de Edgar Allan Poe.
La leyenda de Sleepy Hollow, escrito por Washington Irving en 1820
