Los personajes no me pertenecen, todo es de cada dueño… bla, bla, bla ya sabemos el resto.
….
Nunca más
La noche es pesada y lo envuelve en su pesado manto, el alza la mirada al cielo y pregunta a cada una de las titilantes pero firmes estrellas por un porqué.
El porqué de su razón de ser, de su carácter, orgullo y mal genio.
Sí hubiera perdido a uno de ellos no habría perdido, no a él. A la barrera que lo separa de la monotonía y a la ancla que lo sujeta al amor.
Un detalle que se marcó como una opinión callada que desencadeno a las miradas mudas sobre la mesa ahogadas por fin por la discusión y está muerta, calcinada por un adiós. Las horas pasan, el frio lo cala, entumece sus extremidades y eriza su piel. "Vendrá" él se aferra a la idea cubre sus hombros con ella con la suave tela de la ilusión. Llueve su mente se turbia se pierde más, a una distancia inimaginable, pero aun así lo sabe, lo patético que se ve. Un hombre joven sentado en un columpio desde hace seis horas y una rosa roja entre las manos.
La figura roja cobra vida entre sus dedos, se agita y huye de él antes que pueda hacerle daño, como a todas las personas de su oscura lista. Pero por más que la tecnología avance y la ética se estanque lo muerto aun no vive y así se queda, no avanza de su pétreo estado. Hunde su cabeza la cabeza, acepta lo inevitable y separara para el vacio de un departamento que guarda recuerdos entre sus delgadas paredes.
El agua es cada vez más fuerte, se toma de las manos que dan incontrolables movimientos, sus ojos pesados y cansados de las inútiles lágrimas que deja ir. Una ola lo toma, lo sumerge en la terminal de su mente.
Y él lo ve, como su amor se mueve del equilibrio del columpio y como lentamente cae, apenas logra tomarlo de los hombros para evitar que caiga y se haga más daño.
-Lo siento—susurra, como si la persona inconsciente lograra escucharlo. —nunca más te dejare solo.
