-es un buen lugar, lo prometo-dijo el pelirrojo tranquilo

- ¿Cómo los otros ocho a los que fuimos? -hablo el pelinegro mirándole con la ceja alzada

-no, este es de verdad… hay una cafetería

-diablos, otra cafería-suspira

-espera, espera… esta es especial… ahí una mesera…

-una mesera-suspira- esto no va bien, Wilkes

-descuida Dami, ella es simplemente la mejor ¿sí? solo confía en mi

Entraron a una ajetreada cafetería y se sentaron cerca de la ventana, el pelinegro observo un lugar un momento, tenía varios adornos incongruentes entre ellos, parecía solo viejos recuerdos de viajes a distintos lugares, todas las sillas eran de diferentes colores y formas. El pelirrojo buscaba con la mirada por todos lados hasta que su vista se fijó en una camarera y sonrió, el pelinegro se volvió para dirigir la mirada hasta donde la tenía su compañero esperando ver que le tenía tan impaciente. Ella se volvió para mirarle y sonreír, se quedó un poco sorprendido de ella, sintió su boca curvarse levemente para responderle, fue por inercia así que apenas se dio cuenta de ellos evito mirarle

- ¿linda, no?

Miro a su amigo sonriente, mientras que el solo lanzo un bufido para que dejara de mirarle de esa manera, se ocultó tras la hoja del menú, pero solo para desviar la mirada a la mujer que sonreía alegre mientras atendía a las personas. Tenía la piel levemente tostada, los ojos castaños y el pelo negruzco ondulado con un bollo y flequillo, tenía una camiseta negra y con un delantal rojo, pero se le quedaron grabados sus ojos almendrados

-buenos días-dijo sonriente- Colín hace días que no venias

-estaba buscando un lugar que tuviera una mesera tan bonita como tu pero no pude hacerlo

-eso es bueno para mi ¿no? -dijo riendo- ¿Qué van a ordenar?

-queremos, un poco de tu pan delicioso y huevos con queso ¿café o té?

-café-dijo el pelinegro

- ¡oh!... también de tu delicioso pastel

-tengo chocolate y … creo que aún queda pastel de zanahoria

- ¿de zanahoria? -dijo indeciso

-ese-le mira el pelinegro-por favor, para los dos

-un placer-dijo ella antes de irse

Espero que ella se fuera a la cocina para volver a mirar su figura sin distraerse de su rostro, delineada figura y torneado cuerpo, desvió la mirada y sintió sus mejillas con un leve sonrojo y volvió a ocultarse en el menú mientas su amigo soltaba una estrepitosa risa burlándose de él. Comieron tranquilos charlando de cualquier cosa, el pelirrojo se había vuelto su único amigo real, podía confiar plenamente en él y viceversa, habían tenido montones de misiones juntos además de que estaban ambos estudiando juntos en la universidad.

Cuando era hora de irse el pelirrojo se adelantó para decirle unas palabras a la mujer mientras que el dejo un billete de 100 dólares para pagar, se despidió de su amigo en la salida y comenzó a caminar hasta que escucho un estrepitoso ruido

- ¡Dami!

Se volvió para ver a la mujer que en el frio invierno había salido solo con su polera negra corriendo tras de él gritando su nombre, se detuvo y le miro mientras ella recuperaba el aliento, él se quitó la chaqueta y se la dio, la agarro a prisa y se abrazó los brazos atrayendo el calor. Tenía las mejillas sonrojadas y el aliento entrecortado antes de buscar en el bolsillo de su delantal y entregándole 85 dólares

-tu … dinero-dijo antes de inspirar con fuerza

-es la propina

- ¿bromeas?

-no… ¿acaso me veo como alguien que bromea?

-esto es mucho-se la vuelve a estirar

-lo hiciste bien, lo mereces

-no soy caridad-se la devuelve- ¡y tu chaqueta!

-si no vas a aceptar la propina, al menos ten la chaqueta

- ¿y cuando te la regresare, Dami?

-mañana volveré con Colín-se guarda el dinero- gracias por todo…

-Ginny -respondió ella

Se había acostumbrado a verla a menudo en la mañana y a veces se llevaba un poco del pan para que Alfred le hiciera sándwich para la merienda nocturna, era sabroso además de tener un olor particularmente delicioso, un leve olor a sidra de manzana que le llamaba la atención.

- ¿acaso podría ser más linda?

Ambos estaban en la madrugada sobre un tejado esperando que el letrero de cerrado fuera volteado y que la mujer que caminaba con una chaqueta oscura hacia la cafetería le atendiera con una sonrisa enorme, esperándole con el delicioso pan que sabían que tendría para ellos. Se pusieron su ropa de civil y se quedaron unos momentos esperando hasta que el pelirrojo volvió a repetir su comentario a lo que su amigo lanzo un bufido

- ¿vas a decir eso todo el día, todos los días Wilkes?

-las veces necesarias para que tú lo digas-la mira-espera… ¿esa es tu chaqueta?

- ¿Qué? -dijo sorprendido

-ya sabes, ese abrigo negro que siempre usabas y que tiene doble fila de botones ¡y capucha!

-no puedes probar que es mia

-es tu chaqueta favorita, lo sé-le mira serio- ¿Cuándo fue esto?

-que mal detective eres ¿no, Wilkes?

-no cambies el tema, idiota ¿Ginny?

-el primer día que nos conocimos, se la deje porque ella salió persiguiéndome

- ¿persiguiéndote? -alza una ceja- bromeas, no tienes ni la mitad… espera … ni una décima parte de la que tienen tus hermanos, ni siquiera Todd

-no digas eso, soy hijo de mi padre y él puede conquistar a cualquier mujer

-no me digas-dijo riendo- no podrías, aunque lo intentaras… a puesto a que ni siquiera haz besado a una chica con tus viejos 20 años ¿no, Dami? -le mira- el RCP no cuenta

-eso no te importa, Wilkes-dijo sonrojado- no tengo por qué decirte a quien beso y quien no, a que tú no estás muy lejos de mi

- Dami por favor, yo ya sé que es una mujer-dijo sonriente

-viviste en un orfanato de monjas 18 años, dudo que lo sepas, Wilkes

-no me subestimes… quiero ver si puedes invitarle una cena a Ginny, sin investigarla

- ¿Qué?... no lo hare

-no la investigues-dijo serio-le quitaras toda la diversión de una cita

Le miro serio a su amigo pelirrojo y luego se volvió a verla como volteaba el cartel de cerrada, bajaron por la escalera de emergencia, cruzaron la calle y entraron para sentir el olor a café y pan horneándose invadir sus pulmones. La mujer apareció y les miro sorprendida antes de sonreír, era primera vez que llegaban y está completamente vacío, se movieron hasta su mesa y la mujer les sirvió una taza de café.

-llegan temprano, tendrán que esperar un momento a que esté listo el pan, solo le faltan un par de minutos

-descuida Ginny-sonrió el pelirrojo- por tu delicioso pan, esperaremos lo que sea necesario

- ¿seguros?

-si-dijo el pelinegro- siéntate con nosotros

- ¿seguros?

-dijo moviendo la silla- no quiero interrumpirlos

-muy seguro

-ok…-se sienta y les mira curiosa- ¿y… ahora qué?

- ¿trabajas el sábado?

-hum… no, aunque el viernes salgo un poco tarde ¿Por qué?

-hay una fiesta en nuestra universidad el viernes-dijo el pelirrojo- y sabes, Dami espera ansioso que vayas

- ¿Qué? -dijeron los dos al unísono

-no digas eso -dijo ella sonrojada

-es enserio-le mira el pelinegro- sería una buena manera de conocernos

-hum …de acuerdo

-pasare por ti

-a las 9 salgo… ¿está bien?

-estaré esperando por ti-hablo el con una sonrisa

El pelirrojo parecía emocionado, más de lo inusual, conocía a su amigo, el podía no ser un genio ni detective, pero tenía planes ingeniosos, como este, decirle todos los días que era bonita y llevarle a comer casi todas las mañanas era solo para que se concentrara en algo más que el trabajo y estudiar para seguir su perfil de el hijo de Bruce Wayne. Es cierto, tenía una vida ajetreada, llena de responsabilidades y misiones de las que encargarse, nada de tiempo personal, ya ni siquiera pintaba o dibujaba como antes, a pesar de tener muchos conocimientos y haber aprendido lo básico con su madre, la universidad tenía sus desafíos.