Hola, soy nueva en este rumbo de Inuyasha; tengo historias con CCS, pero pues esto es completamente diferente
La narración en cursiva es que Kagome lo está narrando en primera persona
Espero que les agrade, y si es así, no olviden dejarme rw
Hasta pronto
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Ella y yo éramos como dos gotas de agua; tan parecidas por fuera, pero muy diferentes en nuestro interior.
Ella siempre fue todo para mi madre: su favorita, la predilecta... su princesa, incluso el pueblo entero le llamaba así; la linda Kikyo...
Yo nunca le envidié, a pesar de que jamás recibí de mi madre caricia alguna; nunca deseé ser como ella, después de todo, solía ser vana y egoísta; nunca me sentí mal por no recibir las atenciones que ella tenía...
Sólo hasta ahora, cuando llegó Inuyasha... sólo entonces deseé ser igual que ella no sólo en apariencia... porque esta vez, no quería ser la segunda en su vida...
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La hermosa colina ofrecía una estupenda vista, pues desde ahí podía apreciarse por completo el pintoresco pueblo con su gente yendo y viniendo por el mercado callejero; una clásica escena de la antigua y bella Inglaterra
Suspiró por milésima vez mientras se dejaba caer sobre la suave hierba; sus hermosos ojos castaños se posaron en el cielo despejado; si su madre la viese en esa posición, seguro no dejaría de sermonearle durante un buen rato
Sonrió; por fortuna, en casa no le tenía tan vigilada, así que podía escaparse de vez en cuando, sin que alguien se diese cuenta.
En ese momento, el sonido de pasos sobre el césped la sacó de sus pensamientos, y en voz baja maldijo el estar tan sola en aquél paraje; qué tal si algún bárbaro delincuente salía de entre el bosque buscando ultrajarla?
Rió para sí; haber leído a Walter Scott le había traído ideas raras. Sin embargo, esos pasos sigilosos seguía escuchándose.
Se dirigió hacia donde escuchaba la hierba moverse, y se colocó tras una roca. A lo lejos, alcanzó a ver a un hombre que también contemplaba la ciudad, como ella.
Por su porte, parecía ser alguien de clase noble, además de que su atuendo así lo indicaba. Su piel albina parecía brillar con los rayos del sol. No alcanzaba a verle el rostro, pero lo que si pudo contemplar fue el cabello de aquél joven: un extraño plateado, como si trajese la luna en la cabeza.
Lo admiró en silencio, deseando estar más cerca para ver su rostro completamente. Sin embargo, su corazón se estrujó al ver que el caballero llevaba una mano a su mejilla, limpiando una silenciosa lágrima que caía. ¿porqué razón podría estar llorando un joven al que seguramente no le faltaba nada?
-Así que aquí estabas...- escuchó que decían detrás de ella, sintiéndose por completo descubierta
-Shhhh!!!- murmuró mientras con fuerza halaba a la intrusa hacia su escondrijo
A lo lejos, aquél joven pareció escuchar movimiento, y dirigió la vista hacia la roca; pero no vio absolutamente nada... así que siguió con su contemplación silenciosa
De regreso en la roca, Kagome respiraba entrecortadamente, sintiendo el corazón en la garganta
-Acaso estás loca, Sango?- le reclamó a murmullos
-De qué estás hablando??- preguntó su amiga, sin embargo, la blanca mano de Kagome pronto tapó su boca
-Guarda silencio!! Nos puede escuchar!!!- susurró preocupada, mientras retiraba su mano
-A quién espías?- interrogó Sango con cautela, mientras veía cómo su amiga volvía la vista al extraño melancólico
-Él...- respondió la chica con una sonrisa, sintiendo que su cuerpo volvía a recuperar su tranquilidad
-Nunca lo había visto por aquí- aseguró Sango perdiéndose también ante la imagen del joven –ese tipo de hombres sería muy difícil de olvidar... sobre todo por su extraño cabello
-Si...- suspiró soñadoramente Kagome, sin embargo, pronto su tranquilidad fue rota de nueva cuenta por su amiga
-Es cierto, Kagome!!! Tu nana está buscándote desesperadamente!!! Dice que tu madre está furiosa!!!
-Mi madre?- preguntó Kagome sin perder su tranquilidad
-Si, Gol Ghotai me mandó buscarte...
Kagome suspiró decepcionada; y pensar que debía abandonar aquella tierna visión... pero bueno, no había ninguna otra opción. Sin embargo, vio aterrada cómo Sango comenzaba a ponerse de pie
-Espera!!!- exclamó mientras volvía a halarla –si haces eso nos descubrirá!!!
-Y qué propones???
Segundos después, ambas andaban a gatas rumbo al bosquecillo; pero justo cuando Kagome se ponía de pie, dirigió su vista por última vez hacia el joven, y con sorpresa se dio cuenta que él le miraba fijamente... y no sólo su cabello plateado era hermoso... también lo eran sus ojos, de un extraño color dorado
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-Este vestido te quedó estupendo, querida; acentúan más tus curvas!- exclamó soñadoramente la señora Higurashi mientras observaba a su hija mayor –estoy segura de que serás una hermosa dama
Kikyo sonrió orgullosa mientras se admiraba en el espejo; adoraba recibir regalos por parte de su madre, sobre todo si esos regalos eran joyas y vestidos. Su inspección ante el espejo se detuvo en su cabello: lacio y negro... ese, consideraba, era su peor atributo, un cabello que no podía peinarse al antojo de un experto, y cuando intentaba hacerse rizos, éstos desaparecían antes de un suspiro
Si tan sólo tuviera el cabello de Kagome... pensó acariciándolo
-Aún falta algo...- su madre le sacó de sus pensamientos; se acercó elegantemente a ella, luciendo el largo vestido –éste collar ha pertenecido a la familia por muchas generaciones, y ahora quiero que sea tuyo- la señora de la casa sacó una hermosa gargantilla adornada de hermosas y místicas alejandrinas.
Los ojos castaños brillaron ante la hermosa joya, y con rapidez lo colocó en su cuello blanco y delgado
En ese momento, Kagome trataba de pasar desapercibida ante los ojos de su hermana y madre; ligera, cruzó la estancia, por detrás de ellas, pero...
-Será mejor que no te escondas- reprendió su madre, quien le observaba a través del espejo: había olvidado el pequeño detalle del espejo...
Kagome suspiró con pesadez, y se acercó a ellas
-Dime, madre
-Esta tarde ten... Pero por todos los cielos!!! Dónde has estado???- preguntó al ver el aspecto de su hija menor –pareces una perfecta y corriente campesina
Kagome sonrió mientras se miraba al espejo; su vestido largo era común y corriente, pero bastante cómodo para ella, manchado de verde a causa de la hierba por la que se había arrastrado; su hermoso cabello blanco y ondulado lo llevaba suelto, aunque desaliñado; y un leve sudor le cubría el rostro a causa de la carrera hacia casa.
La señora Higurashi suspiró mientras se dirigía a ella
-Porqué me haces esto, Kagome?- preguntó de una manera dramática –porqué siempre tienes que aparentar clase baja? Acaso quieres que todos hablen de ti?
-Madre, tranquila...- dijo Kagome entre risas
-Tranquila?? Si hablan mal de ti me tiene sin cuidado, por desgracia, perteneces a esta familia, y también hablarían mal de nosotros!!!
-Si... por desgracia- murmuró divertida. Kikyo sólo observaba acariciando su collar
-Kagome, será mejor que madures. Ya tienes 15 años y aún te comportas como una niña. Ve a cambiar esos harapos- ordenó de manera fría, dando fin a la conversación –importantes visitas están por llegar
Kagome se despidió ceremoniosamente, pero con una pizca de diversión en sus hermosos ojos; y salió de la habitación
-Kagome, espera!- le detuvo Kikyo antes de que pudiera subir la hermosa escalinata principal de la casa
-Qué ocurre?- le preguntó con dulzura sincera
-No me gusta que pelees con mamá; ya sabes que ella a veces dice cosas terribles e hirientes- comenzó a decir su hermana
-Tranquila, Kikyo, estoy acostumbrada a eso- le restó importancia
-Pero sé que en el fondo te duele- continuó la joven, con mirada preocupada
-No es nada para alarmarse, de verdad; y será mejor que me apresure, sino estoy segura que me lanzara por la ventana- dijo con diversión mientras comenzaba a alejarse –por cierto, Kikyo, es un lindo collar
-Gracias...
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Kikyo siempre fue linda conmigo; en ocasiones solía defenderme de los ataques de mi madre y muchas veces me dio lindos regalos, después de todo, era su hermana menor
Yo siempre le admiré, era delicada y elegante, y muy bella, una candidata a ser perfecta esposa. Pero a veces me daba la impresión de que lo hacía para ser reconocida...
Mi madre siempre deseó tener un hijo varón, y casi lo tuvo, pero murió antes de nacer. Después llegué yo, y mi madre tenía la firme creencia de que yo sería hombre, y cuando se dio cuenta de que no fue así, me reclamó diciendo que yo le había quitado la oportunidad de tener un varón
Quizá por eso ella me detesta tanto...
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-Hola Gol Ghotai- saludó Kagome entrando a su hermosa habitación
-Qué bueno que aparece, señorita, estaba muy preocupada por usted- respondió la linda nana preocupada mientras se dirigía a la joven
-No es para tanto- Kagome restó importancia mientras caminaba hacia su enorme cama de dosel, dispuesta a acostarse, pero...
-No puede hacer eso!!!- exclamó alarmada la joven nana, logrando asustar a Kagome –su madre me ha pedido que le ayude a vestirse
Kagome suspiró con pesadez... a veces las órdenes de su madre eran demasiado fastidiosas...
Con pereza, dejó que su institutriz le cambiara de ropa y arreglara acorde a la ocasión: sencilla, pero hermosa
A sus 15 años, comenzaba a mostrar buenos atributos, que seguido eran marcados por los ceñidos corsés debajo de su vestido. Aún tenía el rostro de niña, pero sus facciones comenzaban a ser más finas y delicadas, aunque sus ojos no perdían la alegría y brillo que siempre les caracterizaba
Un hermoso vestido color lila fue la elección de ese día, fresco para la primavera, y su cabello suelto, mostrando su bella caída ondulada y riza en las puntas, tan sólo un listón del mismo tono del vestido servía como adorno para el cabello
-Parece una princesa!!- exclamó soñadora Gol Ghotai, mientras ambas permanecían frente al espejo
-No es para tanto- aseguró la castaña, mientras un gracioso sonrojo cubría sus pálidas mejillas
-Pues yo no estaría segura, usted se ve maravillosamente genial, tal vez hoy encuentre al amor de su vida- murmuró con una enorme sonrisa la niñera, sobre todo al ver que aquél rubor había subido de intensidad
-Será mejor que vaya abajo- opinó la castaña mientras se alejaba rápidamente –no quiero que mamá vuelva a gritarme
Y con paso tembloroso se alejó de la habitación, pero sobre todo de su nana, quien con sus comentarios extraños lograba agitarla
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-Lady Taisho!!! Es un gusto que haya venido!!!- exclamaba la gran señora de la casa, mientras cruzaba el vestíbulo, contenta por recibir a sus importante invitados –Es un placer tenerlos aquí- continuó mientras dirigía su vista oscura hacia los hijos de la nombrada
-El placer es mío por haber recibido tan cordial invitación- agradeció la hermosa Izayoi, con menos entusiasmo, pero más elegancia que su anfitriona
Kikyo observaba silenciosa la escena, detrás de una puerta. Por cuestiones de cortesía, ella sólo podía presentarse cuando su madre le llamara
-Y estos caballeros que le acompañan?- interrogó la señora Higurashi mientras posaba sus astutos ojos sobre los jóvenes
-Son mis hijos- respondió orgullosa la hermosa dama, mientras sonreía
Kikyo les miró con detenimiento. Extraños chicos, pero sin duda atractivos, y tan parecidos... sus facciones eran finas, pero masculinas, sus cabellos de un muy extraño plateado, y sus ojos penetrantes y dorados
Y a pesar de que físicamente se parecían, ambos se veían diferentes. El que parecía ser el menor de los dos tenía una mirada picaresca y su aspecto era un poco descuidado en comparación al mayor, quien se mantenía sereno y serio, pero impecable
-Ellos son Inuyasha y Sesshomaru- presentó la dama a sus hijos, mientras ambos reverenciaban a modo de saludo
-Vaya... ambos son muy atractivos...- aseguró la señora Higurashi, mientras les observaba con cierto interés –sabe, Lady Taisho? Yo tengo dos hijas, tan hermosas y atractivas como los suyos
-Me encantaría conocerlas- aseveró la dama con una sonrisa
-En este momento mandaré por ellas- prometió la señora de la casa mientras hacia una leve seña a una empleada que se encontraba en el vestíbulo, en seguida volvió a su plática –por favor, pasemos al salón; gustan té?- preguntó con una gran sonrisa mientras los guiaba
-Me encantaría- agradeció la dama seguida por sus atractivos hijos, pero en ese momento, la encantadora y dulce voz de Kikyo les detuvo
-Me buscabas, madre?- preguntó con cortesía, impecable y elegante como siempre
Kikyo, con satisfacción, se dio cuenta que las miradas se dirigían hacia ella; no miradas simples, sino de admiración y aprobación, sobre todo por el menor de los Taisho, quien embelesado observaba su belleza
-Ella es mi hija mayor, Kikyo- presentó la señora de la casa, mientras la joven realizaba una elegante reverencia, consciente que tenía que verse como una muñeca de porcelana: admirada por todos, pero imposible de tocar o alcanzar
-Había escuchado que las jóvenes Higurashi eran hermosas, pero nunca imaginé que lo fuesen tanto- aceptó la dama, más que nada por cortesía
-Oh si, mis hijas son hermosas- aseguró la señora Higurashi mientras su mirada se llenaba de orgullo y vanidad –sobre todo mi Kikyo
Los jóvenes que acompañaban a Lady Taisho hicieron sus respectivas presentaciones; el menor, con gran entusiasmo, tratando de atraer la mirada oscura de Kikyo. Pero ella sólo se limitó a observar al mayor, tratando de atraer su mirada perdida; pero él sólo se dignó a mirarla una sola vez
-Y su hija menor?- preguntó Lady Taisho mientras una sirvienta se encargaba de servir té
-Kagome...- los ojos de la señora Higurashi no brillaron de la misma manera como con Kikyo –ella pronto bajará; suele ser muy atolondrada y distraída; a veces no puedo creer que ya tenga 15 años... aún parece una niña
-Quizá tiene alma indomable- argumentó Sesshomaru, con tranquilidad, mientras atraía la vista de los demás
Él, a diferencia de su hermano menor, solía hablar poco; se le consideraba orgulloso y arrogante, pues su porte así lo indicaba; y por muy extraño que pareciese, casi no se le veía sonreír, sólo en ocasiones donde realmente estuviese feliz
En cuanto Inuyasha, era querido donde se presentara; su carácter afectuoso y sencillo le hacía granjearse numerosas amistades; y la mayoría de las veces, a diferencia de su hermano, se le veía reír, con una sonrisa y unos ojos tan soñadores que podía hacer suspirar a cualquier damisela en el camino; sin embargo, solía tomarse la vida de manera despreocupada, y sin responsabilidad; ese era su más grande defecto
-Disculpa la tardanza, madre- en ese momento, la habitación se vio inundada por la cálida voz de Kagome, quien se presentó en la estancia de una manera menos ceremoniosa que su hermana, pero más afectuosa. Una formidable sonrisa adornaba su bonito rostro, menos bello que el de Kikyo, pero más llamativo
Ambos caballeros, por cortesía, se pusieron de pie instantáneamente al verla entrar, fresca y natural, con su vestido lila volando con sus movimientos
Sin embargo, su madre le miró represivamente, sin moverse un centímetro de su lugar; pronto se generó un silencio incómodo en la habitación, hasta que lady Taisho se acercó a ella, tomándole ambas manos
-Buenas tardes, señorita; es un placer conocerla- se presentó ella misma, rompiendo con los protocolos y cortesías impuestas para aquella época; ganado, de cierta manera, la desaprobación de la gran señora de la casa
Kagome le miró con sus enormes ojos castaños, penetrantes y alegres, y una linda sonrisa se dibujó en su rostro
-Kagome Higurashi- se presentó
Lady Taisho presentó a sus hijos; y el menor de ellos llamó especial atención en Kagome; sería posible? Aquél joven que había visto horas antes en la colina estaba frente a sus ojos
Sonrió más ampliamente, sonrisa especialmente dedicada a Inuyasha, quien le miraba con agrado; y por lo que notaba Kagome, ya no se veía tan triste como en aquél lugar, de hecho, se tranquilizó al ver que no había rastro de esa melancolía en sus hermosos ojos dorados
Pero él parecía no percatarse. Extraño, pues ella juraría que él la había visto, pues habían cruzado sus miradas en aquél lugar, y en ese momento, él parecía ajeno a la situación; inexplicablemente, su ánimo decayó un poco, pues se daba cuenta que él no se había enterado de su existencia
Y ahora que lo veía de cerca, lucía mucho mejor; atractivo y con la sonrisa tan radiante como sus ojos de sol. Su cabello levemente despeinado, y sus perfectos dientes tras sus seductores labios
Trató de sacudirse esos pensamientos perturbadores, y poner más atención al entorno; por fin posó los ojos en su hermano, sorprendiéndose por el parecido tan notorio, como ella y Kikyo; sus ojos serenos le impresionaron, pues a pesar de tener el mismo color, los de él lucían diferente; Sesshomaru besó con delicadeza la mano que ella le ofrecía, sin despegar la vista de sus ojos, inquietando de cierta manera a Kagome; él era tan... extraño
La reunión transcurrió agradable, con la parlanchina señora Higurashi hablando anécdotas familiares, logrando hacer reír a los presentes, menos a uno de ellos, quien permanecía al parecer, pensativo. Lady Taisho quedó maravillada por el trato tan desenvuelto de Kagome, tan alegre y sincera como siempre, acompañada siempre por su aguda inteligencia; Kikyo permanecía más callada, no solía ser tan extrovertida como su hermana menor, pero ese día se sintió un tanto miserable, sobre todo porque ella estaba acostumbrada a tener toda la atención de la gente
Había consagrado su atención al joven Sesshomaru, pero pronto desesperó al ver que éste no le dirigía ni siquiera una mísera mirada, eso la frustró aún más; pero ella misma no se percató que había llamado poderosamente la atención del menor de los Taisho, quien volteaba a verla cuando nadie lo notara, admirando silenciosamente su belleza
Ni siquiera Kagome, tan pendiente de sus movimientos, había percatado el creciente interés de Inuyasha en Kikyo; desde que lo vio en aquella colina, le había llenado de ternura; sin embargo, en ese día no se dio cuenta de su error, de que ambos hermanos eran tan parecidos que a lo lejos podían confundirse...
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Siempre me reí de aquellas que suspiraban por un hombre; me burlé muchas veces de Kikyo cuando me enteraba sobre alguien a quien admiraba. El amor me causaba risa tan solo de imaginar a dos tontas personas viéndose a los ojos todo el día; incluso me causaba escalofríos
Pero pronto me di cuenta que en eso, que tanta gracia me causaba, yo misma estaba cayendo; fue tan rápido, que jamás me di cuenta, sólo hasta que, después de convivir poco más tiempo con él, sentí que formaba parte importante en mi corta vida; pues a los 15 años, yo quedé prendida de Inuyasha...
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Continuará...
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Hola a todos aquellos fanáticos de Inuyasha; bueno, espero que les haya interesado la historia, y si es así, porfavor, no olviden dejarme su comentario, de acuerdo?
Como se habrán percatado, la historia está en época antigua, así que imaginen a los personajes con largos y bellos vestidos, y a los hombres como perfectos caballeros
Bueno, en el transcurso de la historia se darán cuenta de las parejas, solo espero que les siga interesando
Cuídense mucho, y gracias por leer mi fic
