Algo corto mientras tengo tiempo para hacer algo mas largo.

Por cierto los comentarios son muy alentadores, me gusta mi forma de escribir es solo que a veces siento que se vuelve oscura y confusa, me gustaría que fuese más legible, algo así como más digerible.

No lo sé quizá me equivoco en todo caso, muchas gracias por los favs y reviews de verdad los aprecio mucho, me hace el día :)


Sus labios colapsan uno sobre el otro hasta amoldarse como si intentaran reconocerse de nuevo. Y el tiempo que tardan en hacerlo es una tortura, al menos para uno de ellos.

Pasa sobre el borde hasta la parte más carnosa, tira un poco del labio, lo suelta e intenta de nuevo raspando con los dientes. Es un movimiento sin coordinación igual que la primera vez que intentaba bailar, sin tener ritmo. Y así lo cree. Básicamente un par de pies izquierdos enredados con la promesa de tropezar y caer. Justo cuando no hay indició de esperanza, quizá no al instante, pero llega ¡Ahí esta! de la nada como si la habilidad fuera nata y todo cobrara sentido, se sincronizan.

Ahora es más suave, lento, no tan deprisa como les gustaría que fuera, lo que les permite saborear la mezcla de café oscuro y soda en el otro. Stan tiene los ojos cerrados, se entrega completa y absolutamente, Ford por el contrario no puede dejar de mirarlo. Sus ojos casi suplican por parpadear, incluso si no están completamente abiertos comienza a sentir un poco de irritación, es como si simplemente su cerebro no procesara la demanda y estuviera demasiado ocupado en capturar cada detalle del rostro de su gemelo.

El cabello largo un poco descuidado que guía por la nuca a los hombros anchos, su cuello expuesto sin marcar, los rastros de una barba recién afeitada y la manera en que Stanley absorto en su tarea permite a su hermano apreciar los gestos de afecto y adulación.

Todo este proceso de reconocimiento y análisis se ve interrumpido cuando sin previo aviso la lengua de Stanley se encuentra con la de Stanford, y es suficiente para enviar un escalofrió de advertencia, un comando de reinicio que termina en el camino equivocado.

¿Que estoy haciendo?

Stanford toma la oportunidad para empujar a Stanley tan lejos como le es posible, evitando que se arrepienta demasiado pronto. Observa un poco de saliva en la comisura del labio de su gemelo, brillante y tentadora en la carne. Respira y traga la saliva acumulada en su garganta, se contiene de querer conectar de nuevo sus bocas; y de la manera más infantil que conoce se rehúsa a perder la compostura.

Limpia todo rastro del beso con la manga de su suéter, la tela es áspera y para nada se compara con la sensación de hace unos minutos, no lo reconforta y sobre todo-

¿Stanford?

Claro que ve el miedo y el dolor, claro que quiere detener la herida y al mismo tiempo quiere hacerla sangrar tanto. Toma una respiración profunda.

Stanley ni siquiera intenta recuperarse por la repentina ausencia, sin saber que hacer. Se siente del mismo modo en que un animal herido y hambriento se sentiría después de ser alimentado solo para luego ser golpeado hacia la fría calle de nuevo.

Todo es confuso, doloroso e incluso regresa la sensación de nausea, pero espera paciente hasta que su gemelo hable.

No es tan fácil Stanley. No debe serlo- Ford baja la mirada inseguro de sus propias palabras.

¿Qué quieres decir con que no debe serlo? ¡¿Por qué?!

Debía adivinarlo, no es como si Stanley escuchara a alguien, lo más predecible era verlo ponerse a la defensiva y aun así Stanford pensó por un segundo que sería comprensible, eran adultos no niños, no tenían tiempo para juegos absurdos.

No estas entendiendo la magnitud de la situación.

Claro que lo entiendo! ¡Te gusto! – Stan comienza a sentirse desesperado - ¡Y tú me gusta. No hay anda más! ¡¿Por qué no puedes perdonarme?!

¡¿POR QUÉ TIENES QUE SER TAN EGOISTA?!

Y Stanley jura que nunca ha visto a Ford tan furioso, la acción es tan ajena que sin darse cuenta ha retrocedido algunos pasos. Mira al suelo por miedo de ser fulminado con esa mirada.

Sabe que es un cobarde lo ha visto cientos de veces hacerlo. Cerrar los puños, morder su labio, contener las lágrimas mientras evita cualquier contacto visual, del mismo modo en que lo haría frente a su padre.

Debo volver al trabajo- Dice Stan y se da la vuelta para entrar por la pequeña puerta de metal. Antes de siquiera tenga la oportunidad de tocar la perilla Ford habla de nuevo.

Volveré. Mañana- Luego hay un silencio entre los dos, un momento inmóvil que seguro ambos guardaran.

Lo prometo.

Añade antes de darse la vuelta del mismo modo en que Stan lo hice antes. Los pasos se escuchan por el callejón solo unos segundos que sirven como tortura para Stanley, hasta que por fin desaparecen.

Stanley sabe que es una mentira porque se siente como una y duele muy en el fondo como una. Este encuentro solo deja una marca más que no podrá llenar con simples comidas preparadas y alcohol barato.

No se equivoca al desconfiar de las palabras cuando al cabo de un mes Stanford no vuelve a la cafetería.