Disclaimers: Los personajes no me pertenecen, más sí a Akira Amano. Ámenle.
Tú serás la protagonista de la historia, pero por motivos que luego descubrirás..tú nombre será "Chiara Occhiali", naciste el 5 de junio, día del niño en Japón. Tú color de ojos y cabello serán castaño oscuro. Medirás no más de 168 cm y pesaras 60 Kg. Tendrás una copa D. El cabello lo llevarás recogido en una coleta algo larga y serás de piel trigueña. Ya que eres latina/hispana.
Espero haberte dado una idea, igualmente colocaré una imagen de lo que serías.
Serás metida en el mundo de KHR, tú los conoces pero ellos no a ti. Así que no se pueden enterar de eso. Menos podrás decirle que son personajes, pues se te expulsaría de ese mundo paralelo. Así que solo puedes comunicarte con ellos normalmente, sin hacer sospechar a nadie.
Pero sí no te relacionas con ninguno, sea como amigo o pareja, se te regresará a la Tierra.
Advertencias: Se aceptan sugerencias, mientras mantengan la amabilidad en sus palabras. A lo que insulte se eliminará y ya. Es un fic sin fines de lucro, tan solo para matar el rato y divertirse con él.
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Ésta historia, es tú historia. Algo que en verdad sucedió, solo que no puedes recordarlo. Por tú orden, se ha borrado toda memoria de esa época, así que esta vez, permíteme ser quién te narré los hechos desde que llegaste a la ciudad de Namimori, estimada (lectora).
Aunque no sepa en que tiempo estés leyendo esto, espero y puedas entender.
Vongola N.
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Inicio de clases, un período bastante amargo para la mayoría de los estudiantes de secundaria. Y digo la mayoría, porque tú, Chiara Occialli, eras la viva imagen de lo contrario. Estabas bastante emocionada, no es que al cursar el 2do año te sintieras más cerca de terminar. ¡Era tú primer año viviendo en Japón, la primera vez en pisar una escuela tan grande y genial!
Y no solo eso. Estabas en Namimori, "ellos" también estarían allí. Ibas a poder charlar con ellos, reírte y disfrutar buenos ratos. Solo tenías que buscar como acercarte a su entorno sin que Reborn te considerara sospechosa. Pero igual estabas optimista al respecto ¿que de malo podía pasar? ¡No podía averiguar mucho de todas maneras! En este lugar, solo eras una extranjera que venía a estudiar a Japón. ¿Quién en su cordura sospecharía que venías de otro mundo?
Imposible te era contener tú alegría, a pesar de ser una persona un tanto seria, ni tú sonrisa te podías guardar al estar frente de aquel enorme edificio y todas las posibilidades que se te abrían con el.
Aún era bastante temprano, los demás alumnos deberían recién estar saliendo de sus hogares. Casi no pudiste dormir de los nervios, pero la larga noche ya había pasado y el momento estaba frente a ti.
Solo con dar unos pasos, lo harías. Confirmarías que en verdad estaba sucediendo aquello que considerabas irreal hasta hace tres días. ¡Encima primero te encontrarías con Hibari Kyouya!. Él era el presidente del comité disciplinario ¿no? ¿Que mejor forma de meterte en el entorno de la Décima Generación Vongola, que convertirte en la estudiante que quebraba cada regla del lugar? Serías la que desafiaba constantemente al Guardián de la Nube, así podrías molestarlo a él con el pasar del tiempo y poco a poco ir conociendo a Sawada Tsunayoshi y al resto de sus compañeros y amigos.
Vale, no pensabas que fuera lo mejor, ni lo más fácil de realizar. Pero sí no hablabas con ellos pronto, desaparecerías y eso no te lo podías permitir.
Así que con eso en tú cabeza, en la mañana te pusiste en tú cabello un moño negro, un anillo de plata, un brazalete del Tao* en tú muñeca y un collar del mismo signo para hacer de conjunto. Medias blancas largas hasta tus muslos y auriculares puestos con el opening de tú serie favorita directo de tú teléfono móvil.
Todos accesorios que iban en contra de las reglas del instituto Nami-chuu, te aseguraste de ello al leerte un manual de reglas del lugar. Así que por ende, cosas que sacarían de sus casillas a cierto pelinegro que ahora andabas buscando disimuladamente con la mirada. ¿Dónde se había metido?
Siempre pensaste que era de esos que llegaban media hora antes para controlar a cada uno de los demás estudiantes. No es que incluso hubieras tenido eso en mente a la hora de elegir llegar más temprano para tenerlo solo para ti.
Así que ahí te quedaste parada durante unos minutos, ya comenzaba a llegar gente que te observaba y murmuraba entre ella por verte sin hacer nada frente a la escuela.
Fue entonces que apartaste hacia un lado la mirada y los viste. El corazón te dio un vuelco al divisar entre varias personas a Tsuna, Gokudera y también a Yamamoto caminar alegremente mientras comentaban algo que no podías entender por estar aún a una larga distancia de ellos.
Procuraste respirar profundo para no gritar sus nombres y salir corriendo a tocarlos para confirmar que eran reales. Sentiste un dolor en tú mano y fue ahí que te diste cuenta que te hacías daño de tanto apretar tú bolso de útiles.
Entonces, supiste que ese era el momento. Diste un paso y luego otro, cruzaste la raya que indicaba que ahora estabas dentro de Nami-chuu con todas esas emociones dentro de ti por al fin haber visto a tus personajes tan queridos y entonces como por arte de una magia divina, él apareció, enojado, frente a ti para de esa manera detenerte.-
"Herbívora, es en contra de lar reglas el llevar accesorios. Quítatelos de inmediato." - Su mirada tan afilada sobre ti, te demostraba que tan molesto se encontraba. Tú corazón comenzó a latir más apresuradamente, no solo por la emoción sino porque Hibari era endemoniadamente atractivo.
Aún así, éste era el momento en el que tu actuación comenzaba y no podías fallar por nada del mundo. Te cruzaste de brazos y alzaste una ceja, queriendo demostrar que le harías frente. - "¿Quién lo dice?, solo son unas pequeñeces déjalas pasar..Presidente." -Dijiste mientras ladeabas la cabeza para ver la banda que estaba en el brazo del azabache, sonriendo al final con algo de picardía.
Y ante eso, Hibari Kyoya se molestó más, como tenías en mente. Pero al contrario de tú imaginación, en donde él te amenazaba con sus tonfas y tú aprovechabas a tomar a Tsuna como defensa..
Se dio media vuelta y se fue. Dejándote ahí sola, boquiabierta mientras todos pasaban a tú lado observándote con sorpresa. Incluso Sawada Tsunayoshi, quién ibas a utilizar para completar tú ex-perfecto plan...rió nervioso cuando Gokudera te señaló. Más nervioso cuando tú fulminaste con la mirada al peliplata por eso.
Recién cuando parecía que no entraría más nadie, te decidiste a entrar, confundida. Ahora tenías que gastar toda la tarde en pensar en otro plan con el cual relacionarte con los Vongola.. ¡Maldito Hibari!, solo tenía que comportarsecomo siempre y sacar sus estúpidas tonfas. ¡Incluso te habías preparado mentalmente para recibir uno o dos golpes!
Suspiraste dando un paso dentro de la escuela, a unos metros tenías el lugar ese donde te cambiarías los zapatos y comenzaría un día aburrido pues no te podrías hablar con ningún personaje.
Pero entonces nuevamente te tomó por sorpresa, en un principio solo fue una sombra moviéndose rápido. Luego la sombra se transformo en Hibari, más exactamente en la mano del chico. Y esa mano de un tirón te arrancó el collar y lo tiró a lo lejos, donde no pudiste ver por cerrar los ojos. ¡Eso te había dolido por todos los cielos!
Cuando abriste los ojos y lo viste, por reflejo intentaste empujarlo para apartarlo de ti y no te hiciera más nada. Pero él era más rápido y fuerte, te tomó de la muñeca y te arranco también el brazalete. ¡Eso era el colmo! ¿Que le pasaba por la cabeza? ¿Era Hibari quién realmente tenías frente a ti o solo su gemelo malvado?- "¿Que te pasa!?" -Gritaste, clavándole la mirada en sus afilados ojos oscuros.
Se limitó a acercarse más a tú rostro y hablar lento y pausado.- "Te estoy mordiendo hasta la muerte. Ninguna mujer me enfrenta de esa manera en esta escuela, Chiara Occhiali."- Ejerció presión en tú muñeca, causándote algo de dolor que demostraste estirando tú mano. Ahí aprovecho a quitarte el anillo de plata que tanto te costó, guardándoselo en el bolsillo.
Forcejeaste para que te dejara ir en cuanto reaccionaste. ¡No lo podías creer!, realmente te costaba digerir la idea de que Hibari era un machista. Apenas y le habías dicho nada ahí afuera, encima estaba re sexy así de cerca. ¡No era justo!
Aunque no tuviera mucho sentido tu pensamiento, si que te resultaba molesto que alguien tan lindo físicamente como el, tuviera una personalidad tan jodida y fea.- "Déjame ir o gritaré diciendo que me manoseas, pervertido."-Soltaste de la nada, pues su frase 'Te morderé..' te hacía mal pensar y siempre te habías imaginado llamándolo 'Ero-Kyoya' o cosas por el estilo.
...
Sonreíste ladina ante el recuerdo.- "Ero-Kyoya, suéltame." -Repetiste. No habías notado la conmoción en el rostro del guardián ante tú primera frase, solo viste como su enfado se acrecentaba más mientras te acorralaba contra la pared.
Puede qué tú tuvieras respuestas más fuertes, hablando. Pero en lo que sería fuerza física, perdías por goleada. En cuestión de nada, estabas entre la pared y Hibari. - ¿Qué dices? - Espetó, ejerciendo más presión en tú pobre muñeca que te dolía una barbaridad. Para colmo, de la nada tenía una tonfa en su mano libre. Amenazándote con ella.
¿Qué no podía haber pasado antes, cuando Tsuna pasaba por ahí o algo?-"Encima atacas cuando no hay nadie, que inteligente de tu parte. Agarrar a una mujer indefensa." - Respondiste irónica, él no te iba a mandar de esa manera ni por todas las ganas del mundo que tenías por hablar con él.
Las miradas que tú y él se mandaban eran más que asesinas. El resto del mundo había dejado de existir hace un rato, esto ya era algo personal. No te iba a tratar así y esperar a que le suplicaras piedad. Y él no iba a dejar que te salieras con la tuya, eso era obvio.
-¡Hey, hey! ¿Eso es sangre!? - Una voz, bastante enérgica y algo familiar se hizo presente de la nada. Y luego se escuchó un largo ruido, producto de una persona cayendo de las escaleras por tropezarse con su propio pie. Todo eso, por más que los hubiera sacado del transe y hecho voltear para ver de que se trataba...no los había afectado en lo más mínimo.
Ninguno salió a socorrer al rubio que se sobaba la cabeza adolorido, y pronto volvieron a su guerra de miradas. Solo que en esta oportunidad, Hibari descendió un poco su vista para ver tú cuello.- "Tsk." -Dijo, sorprendiéndote nuevamente pues no esperabas que él dijese esas cosas sin sentido. Luego sentiste algo húmedo en tú cuello y al bajar la mirada notaste un hilo de sangre.
-Kyoya-kun, déjala ¿sí? - El rubio que antes se había hecho bolsa con la caída, ahora estaba detrás del azabache, sonriendo nervioso y con una mano en el hombro de Hibari...quién te soltó a regañadientes, haciéndose a un lado.
Dejándote ver una enorme luz brillante, eso, esas eran las palabras perfectas para describir a Dino Cavallone, quién estaba ahora frente a ti en reemplazo de Hibari. Y a diferencia de odio, tenía cariño en toda su expresión, cariño y preocupación por la herida que tú, una desconocida para él, tenía.
-"¿Te encuentras bien? ¿Te hizo mucho daño? ¿Cómo hiciste para enfadarle tanto?"- Preguntó atropelladamente mientras te ponía un pañuelo en la herida que tenías hecha en la nuca, producto de que te arrancaran el collar tan bruscamente. De Hibari ya no sabías nada, había desaparecido tras la llegada del mayor.
Parpadeaste unas cuantas veces antes de darte a la idea de que parecías tonta al no responderle nada.- "No es nada, solo se enojo porque llevaba un collar." - Suspiraste, porque nada se estaba dando como querías. Pensabas solo molestar a Hibari y llevar una relación parecida a la que mantenía con Dino. Pero terminó convirtiéndose en una rivalidad peor.- "Estupendo primer día el mío." - Hiciste el amague de querer reír, pero ni ganas de eso tenías.
Bajaste la mirada y volviste a suspirar, pero ante eso, el rubio que tenías en frente te tomó del mentón para que te chocaras con su mirada tan hermosa y perfecta y también con su sonrisa extremadamente cálida. Dios, que por poco de enamoras de tanta luz.- "" Discúlpalo, él solo tiene un mal día porque perdió en una pelea hace no mucho. Es algo sensible al respecto." -Hizo una pausa y continuó.- "Mi nombre es Dino Cavallone, pero puedes decirme tan solo Dino. ¿Y tú eres?" - Preguntó amablemente, te sabías su nombre y poderes de memoria, pero claro que él no lo sabía.
Ante eso sonreíste y él pareció aliviarse. Luego pensaste en sus palabras y te ubicaste en el tiempo, Mukuro ya había derrotado a Hibari y Tsuna ya había derrotado al ilusionista. Por ende, ahora ¿Venía la pelea con Varia?
Oh Dios, de solo imaginarlo te daban espasmos de emoción. Pero te contuviste por estar acompañada.- "Soy Chiara Occhiali, pero llámame Chiara que es mejor... Dino."- Se sentía extremadamente bien llamarlo por su nombre, tanto que ampliaste tú sonrisa casi sin notarlo. El jefe Cavallone se sonrojó un poco ante esto, pudiste notarlo y eso mismo se contagió a tus mejillas.- "Ehm, bueno. Gracias por sacarme a Kyoya de encima." -Dijiste algo incómoda y avergonzada por la situación tan rara que se había creado, tomando el pañuelo del rubio con tus propias manos.- "Si no te molesta, me quedaré con este pañuelo y te lo devuelvo mañana. Limpio, claro."
-Dino rió ante tú último comentario y agitó su mano derecha de manera despreocupada, apartándose de ti unos pasos, solo para dejarte algo de espacio personal.- "N-no es necesario Chiara, aunque no me enojaré si.." -
Y ¡BAM!, viste como algo golpeó en la cabeza del rubio.
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Kukuku ¿Qué pasará, que misterio habrá..?
Sean amables si comentan, recuerden que el hacerlo me motiva a continuar la historia :D.
De "Caleidoscopio", ya casi termino el capítulo. De ¡Lectores Adentro!, estoy de vacaciones. Y del resto, no ando motivada. Ustedes díganme a través de comentarios si quieren que siga con alguno, sino los voy a seguir dejando así.
¡Pudín! 3
