MI TRISTEZA

One-Shot

Los personajes de esta historia no me pertenecen.

Cuando me convertí en el guardián de la octava casa aprendí muchas cosas, entre ellas a no mostrar mis sentimientos, porque siendo el
asesino del Santuario, ¿cómo podría sentir compasión por algún traidor a quien iba a matar? Pero así era y todo lo fui escondiendo… la
debilidad…la sensibilidad…yo no las debía sentir. En el fondo pensaba si acaso mi destino era estar solo y no tener alguien en quien confiar… hasta que un día me encontré contigo.

Ya hace mucho que nos habíamos visto, desde chicos fuimos compañeros de entrenamiento, luego de armas, pero casi nunca nos tratamos. Por alguna razón por la que hoy doy gracias, nos empezamos a llevar y poco a poco nos fuimos conociendo y vimos que teníamos mucho en común. Tú también escondías tus sentimientos, y para eso siempre fuiste mejor que yo, excepto en una ocasión, cuando te descubrí dedicándome la más hermosa sonrisa que jamás hubiera visto. Entonces supe que yo significaba mucho para ti y que confiabas plenamente en mí pues sonreír no era algo que hicieras con cualquiera. Camus… mi más querido amigo. Tú fuiste… no, tú eres mi mejor amigo.

Mi tristeza no es que te hayas ido dos veces de mi lado. Dos veces las que tuve que soportar el perderte y en las que solo aguanté mi dolor de saber que jamás regresarías conmigo.

Mi tristeza no es por haber pasado por tu templo en la batalla de las doce casas y encontrarte sin vida. Tampoco lo es que tu discípulo te haya matado. Al final eso era lo que deseabas. Tú querías pasarle todos tus conocimientos sin importar dar la vida por ello. Sonrío al creer que tuve un poquito que ver con eso al dejarlo pasar.

Camus, mi tristeza no fue por haberte creído fiel a Hades y que todo lo que vivimos haya sido una hipocresía. Sí Camus, pensé que eras un hipócrita al hablarme de Atena y del porqué éramos afortunados al servirla. Pero a la primer oportunidad te vendiste a Hades por vida eterna.

Hoy Camus, cuando mi cuerpo ya está explotando al máximo su cosmos para derribar el Muro de los Lamentos, cuando mi armadura ya no me sirve para nada… mi tristeza es porque hasta este momento entiendo que fui yo quien te traicioné. Porque cuando tú me necesitaste no estuve para ti como tú estuviste para mí. Sentí tu dolor como espectro de Hades cuando nos enfrentamos con la Exclamación de Atena. No te hice caso. Mi cosmos y mi espíritu debieron reconfortarte, pero solo pensaba en mí. Ni siquiera en nuestra diosa. Pensaba que tú me traicionabas a mí por haberme abandonado.

Hace unos instantes sentí tu bellísimo cosmos, lo reconozco por lo frío que se siente, está al lado mío… hielo y fuego juntos retando el poder de un dios.

Camus… en esta vida ya no puedo hacer nada por salvarte y pedirte perdón, decirte lo mucho que te necesito. Pero ahora querido amigo, tengo toda la eternidad para limpiar mi error, claro, si perdonas a este tonto Escorpión, al bicho ponzoñoso como algunas veces me llamabas.

Sigo sintiendo tu cosmos frío y cálido a la vez. Camus… te juro que ahora estaré siempre contigo, y sé que en la siguiente vida volveremos a encontrarnos amigo mío. Como Santos de Atena o como dos personas normales.

Camus… gracias por haber sido tú mi más grande tristeza y mi más grande alegría. Tú me devolviste las lágrimas que ahora ya no puedo ocultar… las últimas que caerán de mis dos turquesas. Y tú me estás devolviendo la sonrisa y la alegría… mi Camus… mi mejor amigo.

FIN