Si siguen alguna de mis otras historias, estoy trabajando en las continuaciones. uvu En la siguiente actualización creo que seré más especifica, mientras les dejo el prólogo.

Pareja: MariChat - Chat Noir x Marinette

Género: Romance, Drama.

Gracias por leer.


La pieza Maestra


I.- Preferencia

Prólogo

Tendría que haberse dado cuenta antes que de se escapa de mundo real para convertirse en Chat-Noir. En cualquier rato libre que tuviera decidía pasear por el exterior lejos de su casa pero no como Adrien. ¿Hacía cuanto que empezaba a hacerlo? Y cuando lo hacía empezaba a visitar a Marinette. Le gustaba en los días de paz por la tarde simplemente colarse a solas y platicar con ella aunque al inicio no fue sencillo pues ella solía brincar de alta siempre preocupada. Él le contestaba que únicamente buscaba compañía.

Marinette a poco empezó a recibir mucha de esta y empezó a cuestionarse sus sentimientos a Adrien. Más sin saber que todo que comenzaba a formarse nadamos era el interior de lo que tanto le gustaba.

—heeey, linda.— ronroneó el chico satisfecho al ver como reaccionaba la chica sorprendida. —¿Pensabas en mí? —cuestionó.

Marinette pensó un poco mientras sonreía suavemente. Le había cachado pensando en sus enredos mentales amorosos. Ambos rubios y de sonrisas bellísimas. Pero es que al tiempo corría para llegar a su casa o estar sola y esperar a la tarde y ser sorprendida por el joven super héroe.

—hmmm…algo así.— sonrió bromeando.

—¿cómo "algo así", princesa?

Le tembló un poco el cuerpo, ya que cada vez que llamaba de forma coqueta algo de ella se perdía en sus nervios. Sus bellos se erizaban y ella corría a cubrírselos con sus manos y una mirada desviada avergonzada.

— Eso no importa. —meneó su cabeza volviendo a sonreír.

Adrien detrás de su máscara empezaba no solo a disfrutar esos momentos, a pesar de que en su forma no heroica intentaba pasar tiempo con ella siempre parecía estar pensando en alguien más ¿Sería el mismo sin ningún muro que detuviera sus pensamientos? Inclusive ponerlo así sus sentimientos. ¿Pero entonces que quería ella? ¿Su ser audaz y libre? o algo más….

— Magnífico…—murmuró una voz entre las sombras. Admiraba tan cuadro perfecto y es que a él le fascinaba todos esos colores. Respiró hondo pensando en todas esas maravillas posibles. Exhaló satisfecho con sus expectativas. Salió de un rincón gris en silencio, Chat Noir sintió un escalofrío y volteó a la figura misteriosa con rapidez. Marinette le siguió mirado frunciendo las cejas.

Adrien sintió un deseo inmenso de proteger a Marinette sin cuestionárselo más de una vez, ese tipo le daba una mala espina tan profunda que confundía cada palpitación de sus adentros. Quería preguntarle quién era pero su frenética le cegó por completo para enfrentarlo como un felino haría.

—Chat Noir, ¡Espera!— le gritó Marinette haciéndole a la vez un gesto a Tikki con la mano para evitar su aparición. ¿Él podría solo?

El chico una vez que aventó a encimársele a la cara del hombre que no poseía ningún color fuera de una escala de grises y rostro largo y apagado, cerró los ojos pensando en el posible impacto. Cuando sintió una brusquedad vio que nadamos había quedado en el suelo. ¡Lo había traspasado! Marinette simplemente lo vio y quedó paralizada.

—Divino.—mencionó el hombre goteando tinta gris que le escurría por el rostro.

Marinette estaba temblando, sentía como de pronto todo se volvía incoherente. Nikki nadamos veía cada forma de la figura de aquél hombre. Nunca había visto algo así en los absoluto. Acercó una de sus manos al rostro de ella mientras sentía como sus dientes temblaban. Se dio una sonrisa así mismo.

Sentía que el día había cambiado drásticamente. Con el corazón agitado se levantó de una forma abrupta y clavó las uñas en las espesas y pesadas sábanas. Se miró las manos y se dio cuenta de algo, seguía siendo Chat Noir. Prestó más atención a su exterior y se percató de algo. Él no vivía en el siglo pasado.

¿el arte sacro que no era ya MUY antiguo? Se cuestionaba en su cabeza. Llamó a su pequeño Kwami pero simplemente no apareció. Su anillo estaba no emitía ningún brillo y parecía simplemente apagado.

—Marinette.— recordó en un instante y tuvo un miedo atroz.

Por su parte ella despertaba de forma cálida, sentía que había tenido un sueño pesado y horrible. Las cobijas eran pesadas pero bastante cálidas. No quería despertar hasta que escuchó una peculiar voz que jamás en su vida había oído. Las puertas gruesas hicieron eco, entonces se levantó de forma agitada, ese no era su hogar absolutamente. Ya no estaba en casa.

—¡Chat Noir! —gritó de repente sintiendo que iba a correr en círculos. Esperaba que no la dejara por lo que más quisiera.