Hola comunidad

Este es mi primer Fanfic DRAMIONE. Desde hace tiempo tenia las ganas de escribir uno. No sera muy largo pero espero les guste mucho.

Disclaimer: Harry Potter es de la escritora J.K Rowling, yo nada mas fangirleo con sus personajes.


Describir el amor es más fácil que describir guerras. Podría ser una frase razonable, ya que los sentimientos positivos se explican mejor y pueden ser compartidos pero ¿Habrá algún caso donde el sentimiento de amor sea más complicado que una guerra? ¿Puede el amor ser más complicado que el odio y el dolor? ¿Alguien podría o puede ir en contra de este sentimiento y preferir luchar toda la vida en una batalla de sangre antes que enfrentarlo?

Draco Lucius Malfoy sabía que sí; ese alguien era él. Queriendo engañarse a sí mismo y usar una máscara de soberbia, altanería y prejuicios elitistas antes que pararse en línea de batalla contra sus verdades. Desde hace casi 6 años una lucha interna había comenzado en El, desde el primer momento que cruzo palabra con ella. Esa pequeña sangre sucia causante de su inestabilidad sentimental; puta adolescencia y putas hormonas- se decía así mismo, una chiquilla sin atributos físicamente especiales pero con un intelecto sorprendente y una valentía atrayente.

Draco se había enamorado de ella, por más que intentara odiarla. Deseaba que ese amor se convirtiera en odio verdadero, ese odio que "de labios para afuera" decía sentir por ella pero interiormente era un sentimiento asfixiante, que apretaba su corazón deseando salir por sus poros.

Fue después de la guerra que El decidió empezar a dar por terminada esa batalla. Lucharía contra sí mismo, contra sus padres, contra los prejuicios elitistas de la sociedad donde se movía su familia. Estos últimos factores no le preocupaban tanto, los estuvo analizando y determino que gracias a la guerra (una de las cosas buenas que dejo) estos prejuicios y pensamientos sobre la superioridad sanguínea se disminuirían pronto. El reto era su batalla interna, su única conclusión era: necesitaba tiempo pero solo contaba con un año para ser exactos.

Su último año en Hogwarts

El pondría todo de su parte, tenía que lograrlo pero prácticamente seria comenzar desde cero. Así que lo hizo desde ese 1ero de Septiembre en el andén 9 ¾, la vio llegar con Ginny Weasley al parecer estaban solas, sin Potter y la comadreja- así será más fácil- pensó.

Después de las respectivas despedidas con sus padres, los saludos y promesas de cartas, comenzaron a abordar el expresso. Estaba ansioso, nervioso, intranquilo, como si fuera la primera vez que abordaba ese tren pero ahora haría todo como debió hacerlo en el pasado.

Como si obra del destino se tratase se encontró con ella en el pasillo. Ahora o nunca- se dijo así mismo, pero como las palabras no salían, solo atino a hacer una sola cosa: le extendió la mano. Solo eso, le extendió la mano a modo de saludo.

Hermione lo miro con rareza, no podía creerlo. Malfoy le estaba dando la mano para saludarla, primero pensó que era broma pero al ver la seriedad del muchacho cayo en cuenta que no. ¿Qué debía hacer?, ¿Saludarlo? Decirle: ¿Cómo estás?, ¿Cómo estuvo el verano?, ¿Saliste de viaje?... Pero no dijo nada, hizo lo más lógico y diplomáticamente posible: estrecho su mano y lo miro directamente a los ojos, sus resplandecientes ojos grises. Brillantes como un relámpago en medio de la noche oscura.

Ni un Hola, ni un Adiós. Solo un saludo de manos. Una ofrenda de paz silenciosa y la esperanza de un mejor mañana. Se soltaron después de algunos minutos y caminaron en direcciones opuestas, como si nada hubiera pasado pero en realidad solo era el comienzo.

2 Meses después

Hermione no entendía lo que pasaba, bueno más bien no podía definirlo y eso le causaba inquietud. No tener la certeza de este asunto le molestaba, ella estaba acostumbrada a tener todo claro y en su lugar, definido a la perfección pero la relación: amistad-compañerismo (o lo que fuera) que tuviera con Malfoy no tenía sentido aun, era como un extraño sentimiento, algo nuevo, diferente y le costaba dejarlo fluir sin necesidad de analizarlo.

Draco había cambiado, era evidente. Tal vez no era un cambio radical pero si era un giro diferente a la perspectiva que ella tenía de Él. Tenía pequeñas atenciones hacia su persona, minúsculos detalles que ante los demás pasaban desapercibidos pero a ella le quedaban claros. Cosas tan diminutas como: cuando entraban a una clase y El mantenía la puerta abierta para que ella pasara primero, alcanzarle un libro en la biblioteca, darle algún "tip" en pociones (muy sutilmente, sin hablar, solo la miraba y le daba a entender que algo estaba haciendo mal), en los partidos de quidditch la buscaba entre la multitud en las gradas para asegurarse de que ella estaba ahí (claro que ella se daba cuenta, la mirada demasiado intenso con sus ojos color tormenta). El parecía un "ángel de la guarda" por así decirlo, aunque para ella una mejor definición seria "ex-mortifago de la guarda", siempre estaba al pendiente de sus movimientos pero había una barrera que Él no traspasaba y ella comenzaba a desear que ese muro invisible se destruyera.

Fue una noche, cuando ella terminaba su turno de patrullar donde sucedió el gran cambio en su relación, ese día un nuevo futuro para los dos comenzaba a crecer (porque su nacimiento se había dado desde ese saludo de mano en el tren). Él iba caminando con un libro en las manos y se dirigía hacia ella. Se quedó parada en medio esperando ese punto de intersección de sus miradas, las cuales cuando chocaron se perdieron en los pozos profundos de sus almas, tratando de entrar y absorberse mutuamente. El rompió el contacto y solamente le tendió el libro (el cual tenía una nota pegada en la cara superior con la leyenda: Pociones. D.M .Comenzó a hojearlo y se dio cuenta que eran las notas que Él tomaba en clase, eran recetas modificadas, sus impresiones personales sobre cada una, notas al pie de página como referencias etc… Escrito con la hermosa caligrafía de Draco Malfoy, cuando salió de la impresión del momento lo busco con la mirada y El ya no se encontraba en el pasillo.

Ella corrió por los pasillos hacia las mazmorras, bueno, más bien trotaba (después de todo era el premio anual y debía poner el ejemplo); tenía que encontrarlo, esta noche ella definiría de una vez por todas su situación y aclararía primero sus propios sentimientos.

Lo encontró un pasillo antes de llegar a las mazmorras, el caminaba tranquilo absorto en sus pensamientos, cuando sin pensarlo mucho, Hermione tomo aire, abrazo el libro y espeto:

-Deja de luchar, deja de resistirte-prácticamente lo grito- No luches contra la corriente, suficiente hemos tenido en la guerra para que tú quieras seguir librando una en tu interior- después de todo ella era una Gryffindor, este era el momento de enfrentarlo todo, demostrar su valor, cara a cara con El que alguna vez fue su enemigo.

Draco voltio lentamente a darle la cara, definitivamente eso no se lo esperaba. No sabía que responder, solo atino a suspirar, darse la vuelta lentamente y apresurar su paso a las mazmorras.

Al verlo irse de nuevo, supo que no se lo dejaría tan fácil, le daría guerra y si eso era lo que Él quería, entonces se la daría. Sin pensarlo dos veces tomo su varita y le lanzo un Levicorpus.Draco no sabía si reír o enojarse. Como se le ocurría a la tonta de Granger hacer eso, Él estaba tratando de contener sus emociones, de tomarlo con calma, analizar, vivir sus sentimientos y aceptarlos. Pero ella no quería eso, ahí estaba la obstinada Gryffindor hechizándolo para obligarlo a darle la cara.

-Granger bájame, no seas tonta-dijo tranquilo- además eres el premio anual, que clase de comportamiento…- no pudo decir más al levantar la vista su corazón se contrajo, ella estaba llorando (no de dolor) era rabia.

-ESTOY HARTA DE LA GUERRA, MALFOY. H-A-R-T-A. Yo quería que este año fuera diferente a los demás, olvidar todo lo malo y vivir una vida feliz. Pero Tú eres un egoísta odioso que quiere seguir hundido en su pasado y no enfrentar el presente, quieres seguir luchando. ¿Por qué? ¿Tan difícil te es aceptar tus sentimientos por mí?- dijo con tanta seguridad y con mucha rabia.

-Eso a ti no te incumbe, ¿Además que te hace pensar que siento algo por ti? mis sentimientos los comparto conmigo mismo- comento tratando de controlarse, no quería comenzar una pelea verbal y que todo terminara mal- bájame si quieres que hablemos.

Ella deshizo el hechizo de una manera nada sutil y El cayo estomago abajo al piso, realmente le dolió pero no era el momento de reclamar.

-Porque tus acciones lo dicen. ¿Crees que no me doy cuenta como me miras? Debes decírmelo y aceptarlo- comento aun en tono amenazante-Dilo o te petrifico y te lanzo al lago negro- frunciendo aún más el ceño.

Hermione Jean Granger lo estaba amenazando y Él no pensaba defenderse; se sintió orgulloso consigo mismo, su esfuerzo estaba rindiendo frutos, en el pasado hubiera respondido de una manera muy diferente. Tenía claro que no era el momento de revelar sus sentimientos, no iba a bajar la guardia en ese tema pero no quería verla de esa manera. Así que como un todo un buen domador iba a calmar a la "fiera", se acercó a ella, la abrazo despacio, no intenso, ni apretado; un abrazo dulce, como si ella fuera lo más frágil del mundo y tuviera que resguardarlo. Solamente le susurro al odio- No sabía que tenías instintos asesinos Granger–y funciono, ella se calmó, dejo de fruncir el ceño y relajo su mirada.

Se miraron a los ojos y Él con sus largos dedos acaricio sus mejillas sonrosadas quitándole las lágrimas y le susurro de nuevo- Solo quiero tiempo, no guerra- la soltó y se dio la vuelta volviendo a repetirle más alto- Tiempo, Hermaione. Prometo que no será mucho- Y
siguió su camino.


Esto solo es el prólogo, espero les guste la idea inicial de la historia y al disfruten.

Espero sus comentarios porque son el alimento de mi alma escritora.

Saludos