Cómo nota principal...No sé si ustedes conoscan la canción de "PIERROT" de Vocaloid (Hatsune Miku); bueno, éste FanFic (el cual creo a lo mucho que durará un alrededor d capítulos) está basado en esa canción ;-; La encontré el día de hoy, con la hermosa versión de Senka TwT Y honestamente, no importó las veces que viera ese maldito video, hubo dos veces en que me sacó una que otra lágrima u/u Sí, soy una maldita nena...(?)

Me gustaría recoméndarles ver el video o escuchar esa canción con la versión de Senka...está en Youtube! xD Bueno, espero y esto resulte en algo de su agrado...ya que, en algo, intenté cambiar mi narración e.e;

Disclaimer: Kuroko no Basket NO es de Nuestra propiedad; la imagen que se usó de portada tampoco nos pertenece, todo crédito hacia sus respectivos dueños. Los Lyrics que se usaron para éste FanFic tampoco son de Nuestra propiedad.

Rate: T

Genre: Angst/Romance

AU


Como cualquier otro día, él se encontraba ahí.

Su máscara en el lugar indicado; esa gran sonrisa más que pintada sobre ese extraño material que ni con sus propios ojos sabría decir; saltando, realizando acrobacias que siempre resultaban más que del agrado de la audiencia, ésta al final siempre entregándole una ola de ovación. Y al final, como todos los días, el desaparecía de la misma forma. Silencioso, como el payaso sin nombre que era…

~Nameless Pierrot~

I

"Está bien, está bien. Yo, quién juega a ser un tonto,
soy tan sólo un Payaso sin Nombre dentro de éste pequeño Circo."

La fuerte brisa del viento le resultaba en algo molesta, deseando de momento más que nada el cerrar esa ventana que alguien, tras haberse adentrado a su habitación, había abierto. Estaba seguro que de no haber sido por ese molesto viento el seguiría más que dormido, disfrutando de esa cálida sensación que las sabanas de su cama creaban alrededor de su cuerpo, él infantilmente tomándolas para envolver aún más su pequeño cuerpo.

Pero, para su gran desgracia, ya no podía verse capaz de conciliar el sueño.

No sólo había sido el viento lo que había irrumpido en su tranquila siesta, sino también todos esos ruidos de personas que se comenzaban a adentrar por la ventana. Sonaban muy felices, aquellas personas que se encontraban entre las calles del mercado de la ciudad.

Un tanto aflojerado y sin mucho deseo dé, intentó el tomar asiento por sobre su cama. Sus azulados cabellos cayeron por sobre su frente, irrumpiendo un poco en su campo visual y de la misma forma en que se sentó, intentó acomodar ese otro problema; no importaba los métodos que había en el pasado utilizado para no despertar a diario con una horrible cabellera que al final era más que difícil de domar, todos y cada uno de sus intentos había sido más que inútiles, fallando como siempre.

Después de ciertos minutos—los cuales para él habían resultado más que eternos—una sonrisa se encontró adornando sus pálidas facciones. El problema había sido solucionado. Moviéndose por sobre las blancas sabanas abandonó su cama, sus pies desnudos tocando el frío suelo de madera, haciéndole ligeramente temblar. El verano ya había desde hace mucho terminado, ese templado clima de otoño gobernando sobre el lugar. Y a pesar de que el invierno todavía estaba muy lejos de llegar, el frío que sentía podía ser considerado como uno de aquellos días, no entendiendo en mucho su maldito termostato.

Alzando sus brazos, estiró su cuerpo; el crujir de uno que otro de sus huesos de la espalda hizo eco dentro de la habitación, sus labios soltando un placentero gemido. No recordaba las horas en que el día de ayer se la había pasado frente a su escritorio arreglando esos relojes que sus familiares y amigos le habían encargado, percatándose de que lo que ahora realmente necesitaba era un masaje.

Dejando sus brazos caer a sus costados, se encaminó a donde esa molesta ventada se encontraba, sus azulados ojos observando con cierto interés el fuerte movimiento de las cortinas ante lo fuerte de la brisa. Una vez frente a ésta dejó sus codos caer por sobre el borde de madera, su atención ahora perdiéndose en aquellos felices gritos que la gente creaba. Mujeres parecían gritar mientras que los niños reían con todo su corazón.

Ese sonido había atraído una pequeña sonrisa en sus labios, sus ojos buscando ese lugar; o mejor dicho, a eso que se encontraba creando tan energética y animada atmosfera a tan temprana hora de la mañana.

Y ahí se encontraba el causante.

Rodeado de muchas personas—niños, mujeres, señores—se encontraba un payaso. Éste giraba, saltaba o realizaba alguna acrobacia que ante los ojos de cualquier espectador parecía más que difícil, resultando pan comido para el mismo ejecutante. Esos rubios cabellos que se encontraban medio ocultos bajo un morado sobrero se movían al mismo tiempo de su cuerpo, el viento pareciendo más que inexistente; bueno, si se ponía a pensar un poco respecto a ello, el miso viento parecía haberse fusionado con ese joven payaso, haciendo ahora todos y cada uno de sus movimientos más que asombrosos.

Y Kuroko Tetsuya ahora se veía más que perdido en su espectáculo.

De todo ese tiempo que llevaba viviendo dentro de esa casucha de segunda, jamás le había tocado ver a ese payaso en esa zona. Aunque quizá jamás se dio cuenta de que esa persona siquiera existía, recordando que era rara la vez en que dejaba su atención en algún punto en particular por un largo transcurso de tiempo. Pero claramente, ésta vez, ese rubio payaso bien se había ganado su atención.

Cuando menos se dio cuenta de ello, un nuevo truco comenzaba a ser efectuado.

Parado sobre una gran y redonda pelota rojiza, el payaso maniobró todo su peso sobre ésta, sus manos ahora más que ocupadas con otras pelotas mucho más pequeñas, realizando malabares. Ese truco, en sus ojos, parecía demasiado difícil; pero el payaso, con esa sonriente máscara en rostro, parecía disfrutar de su acto.

Los niños aplaudían, gritándole al payaso por realizar algún nuevo truco mientras se encontraba sobre esa gran pelota. El payaso pareció haber girado su rostro a donde la voz de ese niño había sido escuchada, quitando toda atención sobre esas pequeñas pelotitas que giraban por sobre su cabeza. Y de un momento a otro, el payaso cayó al suelo.

Pequeños gritos sorpresivos fueron escuchados alrededor de la zona, niños quedando más que callados tras haber visto a esa persona que les había hecho reír con todo su corazón ahora completamente tumbado sobre el frío asfalto. Pero el payaso se puso de pie casi al instante, sus brazos alzados al cielo como si en realidad eso había sido su idea desde un principio. Después de uno que otro segundo una de sus manos se cerró en puño, burlonamente ésta golpeando un lado de su cabeza como si el mismo se estuviera reprimiendo ante su error.

Fue casi mágico, pero esa audiencia que había quedado más que silenciada ante ese supuesto error nuevamente se encontraba soltando fuertes carcajadas, aplaudiendo con toda ese energía que tenían el maravilloso acto del rubio payaso.

Kuroko también aplaudió.

A pesar de no encontrarse entre ese multitud, desde su ventada le aplaudió. Siéndose en algo honesto, su repentina caída también le había dejado sin palabras, por un momento casi olvidando la acción de respirar. Realmente no comprendía ese sentimiento que de un momento a otro le había llenado; ya sea terror o simplemente preocupación, no lo entendía. Sobre todo, cuando el payaso volvió a ponerse de pie, un suspiro se vio abandonando sus labios, su expresión relajándose completamente.

Hasta el momento, su mañana se encontraba siendo más que extraña.

Una reverencia por aquí; otra reverencia por allá. Un simple acto, y como si se tratase de un nuevo truco más, el payaso había desaparecido.

A los segundos esa gran multitud que se había creado alrededor del rubio payaso comenzó a desaparecer, cada quién volviendo a retomar su camino inicial. Los niños seguían más que emocionados ante esos actos que acaban de ser espectadores, estos intentando llamar la atención de sus madres mientras que con sus pequeñas manos intentaban imitar la forma en que ese payaso había maniobrado las pequeñas pelotitas.

Esa vista era más que increíble, podía llegar a admitir.

-¡Oi, Tetsu!

Esa voz que de un momento a otro se había adentrado a su habitación le había sacado completamente de ese pequeño transe que le había dejado la actuación del payaso, un tanto sobresaltado volteando a ver por sobre su hombro a esa persona que repentinamente había invadido sin permiso alguno a su habitación.

-¿Sucede algo, Aomine-kun?- dijo suavemente, esperando así no mostrar esa pequeña molestia que sentía.

El moreno pareció un tanto irritado ante su forma de responder, éste chasqueando de la misma forma su lengua. –Tenemos trabajo, ¿recuerdas?

Kuroko le miró, parpadeando consecutivamente dejando así las palabras entrar en su cabeza. Bueno, eso era algo que realmente no había importado durante el tiempo en que estuvo dormido y mucho menos cuando su atención se encontró más que absorbida por ese payaso; en otras palabras, se había olvidado completamente de eso.

-Bajo en cinco minutos.- anunció, cerrando instantáneamente tanto su ventana como las cortinas, encaminándose de manera apresurada a ese mueble en que sus prendas se encontraban guardadas.

Aomine no dijo nada ante su comentario, saliendo de la habitación mientras cerraba la puerta de la habitación con un fuerte golpe.

Mientras sacaba sus prendas de vestir de entre los cajones del mueble, lo único que Kuroko podía pensar, era en ese deseo de poder volver a ver una actuación de ese payaso.


N/A:

Quizá resulte en algo obvio sobre quién es ese payaso...Igual, tarde o temprano lo sabrán, así que iré diciendo de aquí la pareja en que escribiré: Kise x Kuroko; tomé mi tiempo decidiendo sobre qué personajes serían perfectos para estos papeles, y honestamente, creo que Kise y Kuroko fueron los más adecudados.

No sé ustedes. Si vieron el video y lo consideraron...me gustaría saber su opinión c: (?)

Gracias por haber leído...estoy tan asdfda (?) que quizá me ponga a de ya a escribir la segunda parte ;-;

-BALLAD OF SINNERS-

-CAELUM-