Detrás de su sombra

PRÓLOGO

No había venido al edificio de justicia desde aquella única vez que pedí teselas. En ese momento la sastrería de mi familia estaba pasando por un mal momento, papá había tenido gastos de más en la compra de las telas provenientes del distrito 8 y apenas nos alcazaba para comer así que mi hermana y yo nos arriesgamos a aumentar las posibilidades de salir escogidas en la cosecha. En realidad, no me atemorizaba la idea de que ir a los juegos del hambre, estaba a salvo, en comparación con Haymitch y Marceline yo apenas tenía papeletas en la urna, pero la suerte una vez mas no está a favor de mi familia, no conformes con haber tenido que despedir a Noah como tributo, además de la extraña muerte de mi mejor amiga en ese horrible incendio, ahora Myriam mi hermana gemela también ha sido cosechada.

Mi cara en estos momentos es un rio de lágrimas, me encuentro en la habitación en la cual mi hermana se despide de su familia siendo oficialmente el tributo femenino de los 52º juegos del hambre, justo en el momento que escuche su nombre de los labios de Isidora Pavel, la enviada del capitolio, he sido incapaz de pronunciar palabra alguna, pero en todo caso ¿Qué podría decirle? ¿Debería mentirle diciéndole que va a regresar con nosotros en una pieza? Cualquiera que sea la respuesta correcta a estas preguntas no las tengo, tampoco soy capaz de hablar, sé que si lo hago estallare en lágrimas y en este momento es lo que menos necesita de mí.

Mis padres dejan de hablarle, ya no tienes más palabras de aliento y, de todos modos Myriam no es tonta, una parte de ella sabe que la suerte no está de su parte, en todos estos años, el distrito 12 solo ha ganado en dos ocasiones, los demás si acaso han sobrevivido el primer día.

—Mary— la voz de mi hermana detiene la línea de mis pensamientos. — ¿no vas a decirme nada?

—Te quiero mucho Myriam y estoy segura de que regresaras siendo una vencedora— una parte de mi quiere creer lo que acabo de decir, porque no estoy preparada para verla morir y mucho menos en televisión nacional. En realidad no estoy preparada para verla morir igual que a Noah, no quiero que se vaya en ese tren para regresar en una caja no si puedo impedirlo.

—Rápido Myriam quítate toda la ropa y dámela, no notaran la diferencia—mi hermana me mira consternada, mientras yo me despojo de mi ropa no debo darle tiempo a que diga algo—. Vamos a cambiar de lugares por favor como te dije no lo notaran-le digo desesperada, este es mi último intento para no perder a mi hermana.

—No—me responde

—Myriam por favor no hay tiempo para que te pongas terca, no tenemos mucho tiempo en cualquier momento van a llamar a la puerta—le digo de vuelta.

— ¿Acaso has perdido el juicio Mary? Escúchame bien no vas a tomar mi lugar—me dice llorando—. Sé que lo haces para que yo no vaya pero si acepto que hay de ti.

—Haymitch será mi mentor el no permitirá que me pase nada.

—Eso es una tontería, él también puede ser mi mentor—me dice molesta—, así que ponte la ropa Mary que como los agentes de la paz se den cuenta de lo que tratas de hacer vamos a tener problemas.

—Lo sé, solo tenía que intentarlo— le digo mientras que nuevamente me visto me acerco a ella y la abrazo con fuerza—.Te quiero hermanita, por favor trata de regresar… no quiero perderte a ti también—sollozo.

El sonido de la puerta nos indica que ya nuestro tiempo se acabó, le doy un beso en la mejilla a Myriam al tiempo que papá y mamá nos abrazan a ambas. Al salir Haymitch está en la entrada del edificio de justicia esperándome, aunque su rostro no muestra ninguna emoción sé que esta desconcertado, al igual que yo no se esperaba esto, ayer estábamos haciendo planes para nuestro futuro y hoy dichos planes parecen no tener sentido. Corro hasta donde él se encuentra y me refugio en sus brazos, los mismos que me han sido mi sostén en este tiempo, pero un abrazo ahora no me es suficiente, por tanto, uno mis labios a los suyos, soy consciente de que mis padres nos observan pero no me importa necesito de este contacto con él, es un beso lento y tierno aun así nos separamos.

—Por favor Mitch tienes que traerla de vuelta, no permitas que muera en la arena por favor— le suplico mientras un nudo se forma en mi garganta y nuevamente las lágrimas hacen aparición—, no quiero ver morir a mi hermana Mitch— se me quiebra la voz

Haymitch solo me abraza y me besa en la frente, quiero que me diga algo pero sé que no lo hará, no hay manera de ser consolado en un momento como este más si ya has perdido un familiar en los juegos, así que le suelto y lo miro a los ojos puedo ver en su mirada la promesa de que tratara de que mi hermana regrese.

—Te prometo que hare lo posible Mary, y cuando ella regrese como vencedora tu y yo nos casaremos— me susurra, mis padres aún no saben lo que tenemos pensado, habíamos acordado en decirle después de que el regresara del Capitolio—. Mary ahora necesito que te cuides prométeme que no te derrumbaras ahora.

—Lo prometo—le digo—, te quiero.

—Yo también.

Mis padres y yo estamos en la estación detrás de los camarógrafos, que tratan desesperadamente de tener las últimas imágenes de los tributos del distrito 12 antes de partir rumbo al Capitolio, minutos después el tren cierra sus puertas y comienza a moverse hasta desaparecer de nuestra vista, rápidamente la multitud comienza a dispersarse, para algunos la pesadilla de saber a un hijo o hermano en los juegos del hambre se ha terminado por lo menos un año, a los lejos veo a mis compañeros de clases, para ellos al igual que para mí todo se acabó este año, no más cosechas, no más peligros eso me tranquiliza y horroriza a partes iguales porque si bien mi nombre sale definitivamente de la cosecha, no puedo dejar de pensar que mi hermana ha salido elegida cuando cometimos el error de creer que estábamos salvadas, que estupidez.

Entre las pocas personas que aún se encuentran en la estación me encuentro a lo lejos con esos hermosos ojos azules que siguen moviendo mi mundo, a la distancia sin acercarse a mí se encuentra el que secretamente sigue siendo el amor de mi vida, el que hace tan solo dos años rompió en mil pedazos mi corazón con su desamor rompiendo así nuestra amistad y a pesar de todo aún sigo amando como si nada hubiera pasado.

Joseph Mellark.