Disclaimer: algo obligatorio que tengo que decir cada vez que escribo una historia... esto es de la fantástica J.K.Rowling!!! yo no obtengo nada por escribir esto, sólo el gusto de conocer a lectores que les guste, y por supuesto, el disfrute personal...

Atención!! Esta historia es la de El final de lo que no tuvo que comenzar...

Vale, vale... ya saqué esta historia, no sé si han podido darse cuenta, pero quería rehacer el primer chap porque no me quedó muy allá... pensaba quitarla, pero digo, k un intento más por arreglarla, y si nadie me envía reviews, salvo una que me lo mandó esta vez, si que la quitaré...

Sólo esperar, y si alguien piensa que es una tontería, por favor, decírmelo... y Ginny- for ever, graxias por escribirme ¡.¡ fuiste la única en hacerlo, muchas gracias wapa!!! Creo que con esto te resolveré muchas dudas, porque es más largo... el doble. Besotes y vuelve a escribirme cuando puedas!!

Cleo-lil

El final de lo que no tuvo que empezar...

1. Volviendo a la realidad...

- Sí, que quieres...

- Devuélvemelo...

- Creo lamentablemente, que no tengo nada que te pertenezca... ni ahora ni antes.

- Sé porque lo estás haciendo... – se sacudió el cabello con superioridad

- ¿En serio? – seguía mirando el papel con curiosidad.

- Mírame, estúpida niñata... – la chica seguían sin prestarle atención. De pronto una mano levantada en el aire y dirigida a la cara de la chica que leía, se paró repentinamente...

- Tsk, tsk... señorita Chang, debería reprimirse de realizar actos violentos... ¿no le es suficiente con que le haya quitado a su ex novio si no que también está dispuesta a que la castiguen? – apartó el libro que había detenido a la mano en el momento justo.

- Cuando menos te lo esperes... te pasará algo impredecible.

- ¿Me estás amenazando? Que poco te va a durar esa actitud tuya... – se levantó y sacudiéndose el pelo chocando con la cara de la otra se fue del lugar. Justo cuando llegaba a la entrada vio a su amiga echada sobre un árbol, con los ojos cerrados y negando suavemente...

- Te dije que no siguieras con esto... y ya te has ganado dos casas en tu contra y casi Griffyndor entera...

- Déjalo ya Hermione, tu fuiste la que...

- Y me arrepiento hasta no sabes que punto... – la miró tristemente-... te estás haciendo daño a ti misma, no sabes cuánto... ¡has perdido a Harry! Y a tu propio hermano...

- Déjame en paz, Hermione, él se lo buscó... no tiene porque decirme a estas alturas lo que está bien y lo que está mal...

- Entiéndelo... tenía razón- la chica la miraba implorando que comprendiera.

- Si tú estás enamorada de mi hermano no significa que tengas que defenderlo... – la miró cruelmente, pero la morena no se iba a dejar derrotar tan fácilmente.

- Has cambiado demasiado... deberías recordar porque hiciste esto, ¡fue por ayudar a Harry y darle un castigo a Chang! No para hacerlo sufrir más de lo que pasó... – la morena se dio la vuelta con libros en mano y desapareció del lugar, dejando a una confusa chica con sus remordimientos.

Una suave brisa azotaba el lugar, hacía bastante frío, y pese a ello sólo una persona se mantenía en pie fuera del castillo... la luz de la luna encandilaba el alma de cualquier intruso nocturno... estaba apoyada en el mismo árbol que había estado su amiga esa mañana... sus palabras habían llegado a taladrar su corazón, y sólo la soledad había hecho que ese nudo en el pecho se aflojara un poco... se sentía sucia y se sentía... mal consigo misma.

Sacó un espejo del bolsillo del pantalón, un pequeño espejuelo de bolso... su cara se reflejaba, y a su vez... su alma. Amargas lágrimas caían por la cara hasta morir en el cuello. No se veía ella misma, era otra persona totalmente distinta a la que había sido hace años... y eso no le gustaba, le gustaba ser como ella era... y sobretodo sin os problemas que ello conllevaba. Sacó un pañuelo y se lo restregó por toda la cara.

En esas últimas semanas, le había dado por maquillarse de forma provocadora, al igual que su forma de vestir... sus despistes continuos habían hecho que bajara en su puesto de una de las mejores chicas de su casa académicamente... algo de lo que tampoco estaba orgullosa.

Angustiada volvió a mirarse al espejo, pero los rastros del maquillaje oscuro como la noche seguían allí... cogió de nuevo el pañuelo, y se frotó la cara fuertemente. El amquillaje persistía, y tras varias veces de frotarse e incluso llegar a hacerse daño, se dejó caer en el suelo.

- Es verdad, no he sido la misma... – agachó la cabeza llorando mientras con las manos agarraba el césped fuerte y violentamente. Se levantó tristemente y abriendo los ojos de par en par, empezó a nadar rápidamente camino al castillo... empezó a correr... cada vez más rápido.

Sus pasos fuertes y sus zancadas se escuchaban retumbando por los pasillos, pero todo le daba igual, había recordado la estúpida razón por la que había hecho todo eso... y tenía un nombre.

Llegó a la Sala Común de su casa, casa que cada vez la odiaba más, al igual que Ravenclaw y Slytherin. En este tiempo, lo había hecho todo al revés... y pensar que había perdido a alguien por su culpa.

Subió las escaleras que llevaban a los dormitorios dónde en ese momento estaba durmiendo toda la gente de la casa Gryffindor. Subió paso a paso, costándole a cada momento más, recordando los momentos en estas semanas, obviando a toda la gente que la quería, odiando a cada chico o chica que se cruzaba por su camino...

Llegó a la puerta del dormitorio de los chicos de sexto... levantó la mano un tanto indecisa.

- Soy una egoísta... ha pasado por tanto este año, y voy yo a hacer que lo pase peor... – abrió suavemente el pomo de la puerta y asomó la cabeza levemente. Observó que todos los chicos estaban durmiendo sin mayor preocupación...

Cerró dejándola entornada, se dio la vuelta y se dirigió a la cama del chico a que tenía que ver... se mordió los labios indecisa de si seguir adelante... había sido cruel con él... demasiado para su gusto. Con todo ello, tragó saliva y siguió andando. Llegó a la cama y arrodillándose al lado de él, le cogió la mano que sobresalía entre las sábanas. Su delicada cara se podía ver descansar después de un largo día...

- No sabes cuánto me arrepiento de todas y cada una de las palabras que te he dicho... ¡de verdad!- estaba susurrándole aún sabiendo que no la oiría, aunque lo que en verdad no sabía ella es que ocurría todo lo contrario-... lo siento, mucho y espero que algún día me llegues a perdonar- se levantó y se acercó a él inclinándose en la cama-... eres la mejor persona que he conocido.

Fue lo último que dijo antes de apartarse un mechón de la cara y darle un beso en la mejilla, muy suave, para que no se despertara... Se volvió por los pasos que había recorrido anteriormente, y cerró la puerta nuevamente. Bajó las escaleras y acercándose a la chimenea para calentarse, se sentó en el sillón más cercano... cerca, que estaba el gato de Hermione, se le subió.

- No sé cómo he podido estar tan loca como para relacionarme con Draco Malfoy... – la pelirroja se maldecía interiormente unos segundos después de decir estas palabras.

- Yo tampoco lo entiendo... – una voz varonil sonó en la Sala.

La pelirroja dio la vuelta inmediatamente totalmente asustada, viendo como unos ojos verdes se le clavaban en sus ojos.

- ¿Qué Harry te dijo eso? Te lo tenías merecido... – miró hacia otro lado resentida.

- Lo siento Hermione... siento haberte dicho eso, ¿vale?

- Está bien... – la miró de reojo con las cejas alzadas-... pero tienes que cambiar, Ginny, si no nada servirá...

- Lo sé...

- Pues lo primero que tienes que hacer es dejar a Malfoy... y todo volverá a su cauce...

- ¡Ya lo sé! Pero no me fío de él... no sé como puede reaccionar cuando lo deje, cuando piense que se pueden reír de él cuando sepan que yo lo he dejado... – puso cara pensativa mirando hacia abajo

- Sí, tienes razón, lo mejor será que alguien te acompañe... – en ese momento bajaba por las escaleras el chico dueño de ojos verdes.

- Ya me dirás cómo... – se detuvo a escucharlas pegándose a la pared, justo doblando estaban las chicas.

- Fácil, iré con la capa de Harry... y si pasa algo le lanzo una maldición.

- Gracias, Hermione, me harías un favor... me voy a desayunar, dudo mucho que mi hermano o Harry me quieran hablar.

- Vale... hasta luego- justo en ese momento apareció Harry al lado de la morena.

- ¿Qué tal Hermione? – el moreno estaba muy serio mirando a la pelirroja irse. La chica de cabellos rizados pegó un salto en el sitio.

- Harry, por Dios, no me pegues esos sustos... buenos días, ¿te pasa algo?- le vio bastante serio.

- Nada... no me pasa nada.

- Nada... es que te quería dar las gracias por ser una de mis mejores amigas... – le dijo la chica de pelo rojo a la chica sorprendida, por el abrazo.

- Gin... has cambiado, pensé que eras una insoportable y malcriada... – le sonrió alegremente una chica rubia de su misma edad.

- Eh... Luna, no te pases...

- Vale, empezaba a echar de menos la verdadera Ginny... ¿y tu hermano?- miró por encima del hombro de la chica Weasley repetidas veces.

- Está a punto... de bajar- por la puerta entraron los tres chicos, Hermione le guiñó a la chica desde lejos- Después nos vemos... ¿de acuerdo? Voy a desayunar... ¡adiós! – la rubia se despidió de ella con la mano un poco despistada... mientras la pelirroja se dirigía a la mesa.

- Mesa, estúpida mesa... – la chica se quejó de la mesa dándole una patada que le dolió más que el golpe que se había dado anteriormente. Andó raramente con una expresión de dolor en la cara, hasta sentarse en el sofá... la luz del anochecer entraba por la ventana. Miró su reloj por enésima vez en los últimos cinco minutos...

- Cinco minutos y tendré que ir sola... – miró su reloj y calculó lo que se tardaría en llegar a la torre de Astronomía, se levantó precipitadamente y salió de la Sala Común corriendo...

- Harry... mierda, no sé como has sabido que tengo que ayudar a Ginny, pero no te puedo decir para qué es exactamente... ¡y tampoco dejarte ir! – la morena miró efusivamente al chico de ojos verdes, que ponía cara de niño al que no le concedían un capricho...

- Pero Hermione... está bien, toma, al menos podrás ayudarla... – miró hacia otro lado refunfuñando. La morena sonreía...

- ¿Adónde piensas que irá la pelirroja?- la morena puso los brazos en jarra sonriendo.

- Seguro que con el estúpido de Malfoy... – casi ni se le escuchó la última palabra. A la chica se le escapó una carcajada seguida de un ataque de risa-... Hermione... Hermi...

- Ah, sí, perdona... pero es que es tan divertido... –se sujetaba las costillas sonriente.

- ¿Qué es tan gracioso?- el chico la miraba extrañado...

- Que estés tan celoso...

- Por favor Hermione, no sé que dices... – negaba evidentemente hasta que la chica le dio la capa de vuelta...

- Ve tú... seguro que te necesita más a ti... es en la torre de Astronomía... ¡rápido!- el chico asintió y salió corriendo-... ¡ y recuerda maldiciones!

- ¿Qué? ¿Para qué?- paró de correr en la esquina

- ¡Hazme caso! ¡Corre!

Dio dos paso pasando el umbral y entró en el lugar, de pronto, la puerta se cerró detrás de ella. Miró hacia atrás y vio al rubio echado sobre la puerta cerrada... la chica se tranquilizó así misma... se echó para atrás un poco asustada, llegando cerca de la ventana, el chico se acercó a ella poco a poco, seguro de sí mismo muy distintamente a como estaba ella...

- Sé perfectamente para que me has llamado... se rumorea que la chica Weasley ha cambiado de actitud... ya atormenta a nadie por dónde pasa... vaya, parece que lo bueno no dura para siempre, y mucho menos... – se acercó irremediablemente hasta ella a medida que la muchacha retrocedía hasta chocar con la ventana, la cogió fuertemente de la barbilla haciendo que pusiera una expresión de dolor-... ha durado lo que yo te enseñé. Pero aún así tú te has salido con la tuya, y te has vengado de Chang, claro, saliendo conmigo, su ex novio... ¿no era eso lo que querías?- de pronto se abrió la puerta, la pelirroja se dio cuenta y suspiró tranquilizándose un poco pensando que la ayudaría su amiga morena-... ¿No querías ayudar a tu querido Harry?

- Déjame Malfoy... aquí acabó todo... – se escapó de sus manos asustada.

- No puedes irte así como así... todavía eres mía...

- Yo no soy de nadie, no soy un objeto... soy una persona real, y como tal ahora mismo puedo dejarte... – se dio media vuelta pero el chico rubio le dio la vuelta y dándole un empujón la acorraló en la puerta... cuando la tenía sujeta de brazos y cuerpo se acercó a ella peligrosamente... sus caras estaban tan pegadas que se robaban mutuamente el aire...

De pronto, algo hizo que el chico se alejara rápidamente de la pelirroja... directamente hasta el otro lado de la sala, dándose fuertemente contra la pared. La chica cayó al suelo sujetándose el brazo derecho donde había hecho el rubio especial hincapié en hacer fuerza...

- Gracias Hermione... – lo dijo bajito para que no se enterara el rubio si estaba despierto-... pero casi llegas tarde... – una señal de dolor apareció, descubriéndose el brazo y viendo como la marca de los dedos aparecía.

- De nada... siento no haber actuado antes... – levantó rápidamente la cabeza sorprendida por la voz que había escuchado, totalmente distinta a la voz de Hermione. De pronto se vio una cabeza en el aire a su altura, cerca del suelo donde estaba...

- Harry... – la cubrió con la capa, los dos debajo y la ayudó a ponerse de pie.

- Vámonos de aquí... – no la miraba directamente a los ojos, ella le puso una mano en la mejilla y el chico la miró rápidamente

- Lo siento... – abrieron la puerta mientras la chica lo miraba-... lo hice por ti.- apartó la mirada.

- Lo sé... y no deberías haberlo hecho- la miró seriamente mientras salían de la torre y bajaban las escaleras aún con la capa puesta, la chica se sentía terriblemente mal... pero cuando llegaron al final de las escaleras, el chico le puso un brazo sobre los hombros-... eres tonta... – se reía suavemente.

La chica lo miró sonriente, entendiendo eso como un 'estás perdonada' Esa era la sonrisa que anhelaba desde... tanto tiempo...

- No te iras... no te irás de mi lado si yo puedo evitarlo... porque yo – el rubio se calló para dejarse llevar por el dolor del momento, dolor que sólo arrancaría de sí si la tenía a ella. Sus ojos se cerraron fuertemente...

... esperando que todo fuera una cruel pesadilla.