Una impresión
...Y estaba todo roto, reventado y deshecho, el contenido de su vientre esparcido por
el suelo de la agobiante e ínfima habitación, embadurnando las paredes y el techo también, no solo líquidos sino además fragmentos y redaños de órganos, carne, grasa y piel, formando gelatinosos coágulos heterogéneos esparcidos irregularmente por las 6 superficies de aquel espacio infernalmente hediondo y nauseabundo en general...no corrieron mejor suerte las extremidades, quebradas a la manera de las patas de centollo cuando se busca extraer la carne para añadirla al caparazón abierto...el hueso, mas que roto, pulverizado, y la carne entre deshebrada, desgarrada y triturada...
Quien haya comido centollo o bogavante se hará una idea bastante acertada del aspecto que aquello tenia a grandes trazos, sustituyendo en su imaginación el caparazón quebrado por piel hecha menos que jirones, el blanco límpido de la carne de crustáceo por el carmesí oscuro del músculo humano y el sabroso caldillo por cantidades exageradas de sangre fresca recién derramada, aun caliente.
Sin embargo, era la cabeza la que parecía haber sido castigada con más saña, habiendo en lugar de cabeza una masa indiferenciada y dispersa que yacía sobre un violento manchurrón de rojo en el piso, como si hubiesen estado dejando caer un gran peso una y otra vez sobre el cesante remate...
El haber dejado en perfecto estado hacía solo unos minutos, cinco como mucho,
Al peculiar invitado del señor en su mísera recámara y encontrarlo así, tras escuchar
Aquel imposible grito de horror en bruto, puro y sin adulterar y subir a ver que ocurría, de tan monstruosa e inédita guisa, hizo que los corazones y cerebros del servicio recién contratado de aquella casa maldita y temida por todos se anegaran de enloquecidas conjeturas y sospechas, relacionadas con la sombría fama de su nuevo amo...
...claro que esto después de haber terminado de vomitar...
