No eran ni las once de la mañana y ya era la tercera visita al despacho. El senador Kinsey entró en la habitación y tras saludar al presidente, se sentó frente a él, abriendo el enorme maletín que siempre llevaba consigo.

"Señor presidente, creo que debería tomar cartas en el asunto. El proyecto Stargate, nos preocupa." El presidente se quedó mirando al senador.

Nunca le había gustado ese hombre, sabía que en algún momento intentaría echarlo del puesto y colocarse él en su lugar, daría lo que fuera por hacerlo desaparecer; por eso prefería tenerlo siempre muy cerca y conocer todos sus movimientos.

"Ya me lo ha dicho muchas veces, senador, pero creo que hay temas mucho más importantes a tener en cuenta." El senador se cruzó de brazos, mirando con dureza al presidente. "¿Me está presionando senador o tal vez debería decir que se trata de algún tipo de amenaza? Porque si no me equivoco, eso sería una acusación muy seria senador." El senador pareció relajarse un poco, no quería que el presidente le quitara de su puesto por tenerle demasiado miedo a lo que pudiera hacer.

"No señor presidente, no es ninguna amenaza, eso sólo una advertencia. Está permitiendo que Hammond y su gente gasten millones de dólares en misiones sin sentido. Estamos perdiendo dinero con el proyecto, cuando podríamos estar consiguiendo una cantidad incalculable de tecnología. ¿Se hace una idea de las armas que podríamos estar creando en este momento señor?"

El presidente se levantó de su sillón y rodeó la mesa, hasta colocarse frente al senador Kinsey. Se sentó en la mesa y pensó un momento antes de responder, tenía que encontrar las palabras adecuadas para conseguir que el senador y su gente le dejaran tranquilo un tiempo.

"¿Está intentando decir que la misión de rescate de la semana pasada fue una pérdida de dinero? Fue una pérdida de vidas importante, dos personas murieron, pero los cinco soldados atrapados fueron rescatados. Creo que sus vidas no se pueden calcular en los millones de los que usted me habla senador."

"Aún así, señor presidente, creo que debería implicarse más en el proyecto, mirar directamente como se están gastando los fondos y comprobar si las cosas deberían cambiar allí o no."

"¿Qué es lo que me sugiere senador?" El hombre mayor sonrió, por fin había llegado donde él había querido. Tal y como pensaba, el presidente no era mucho más listo de lo que él creía y si jugaba bien sus cartas, podría conseguir lo que quisiera, el presidente se convertiría en pocos meses en un títere a su servicio.

"Debería haber allí uno de sus hombres, alguien de confianza, que pueda hacer informes verídicos sobre lo que ocurre en el SGC y sus misiones, alguien en quien sólo nosotros podamos confiar."

"Querrá decir, alguien en quien yo, como presidente pueda confiar." La sonrisa en el rostro del senador comenzó a desaparecer, aquello no se lo había visto venir, pero ya era demasiado tarde para rehacer su estrategia. "Veré lo que puedo hacer, además creo que tengo al hombre adecuado para ello."

"Como usted diga presidente." Kinsey se levantó y se dispuso a marcharse, lamentándose de haber caído con tanta facilidad en la trampa que se le había ido cerrando conforme hablaba con el presidente. "Una cosa más señor presidente, podría decirme quien es su hombre, si no es mucha indiscreción."

"Por su puesto senador, estaba pensando en mi hermano."

"¿Su hermano?" El senador no se podía creer todo ello, quería que uno de sus hombres de mayor confianza tomara las riendas del SGC y ahora resultaba que el incompetente hermano del presidente sería el elegido. Aquello se le estaba yendo de las manos por momentos.

"Por su puesto, Peter es la persona en la que más confío, pondría mi vida en sus manos si fuera preciso, no veo quien mejor para hacer esto." El senador no dijo nada y salió del despacho. Afuera le esperaba uno de sus hombres.

"¿Cómo ha ido senador?" Kinsey le entregó el maletín de malas maneras y comenzó a caminar con el otro hombre andando a su lado.

"Creo que el presidente Petrelli es más listo de lo que yo pensaba. Lo tenía todo preparado desde que concertamos la cita. Su hermano, será el hombre que entrará en el SGC, nadie en quien podamos confiar."

"¿Peter Petrelli, señor?" El senador asintió con seriedad y cierto grado de frustración en el gesto y no dijo más mientras entraba en el ascensor.

- o -

"Vamos Peter hazlo por mi por favor, mi madre quiere verte, hace mucho que vamos por casa y nos echa de menos." Peter miró a su querida Claire desde el sillón en el que estaba leyendo el periódico. A aquella sonrisa enorme y esos ojos claros, era difícil negarles nada.

"Vale tu ganas, pero a cambio vendrás a la conferencia de Mohinder del próximo sábado." La chica se sentó sobre las piernas de Peter, le quitó el periódico de las manos y rodeó su cuello con ambas manos.

"¿De que va esta vez, dar o quitar poderes?" Claire besó la mejilla de Peter y se quedó allí acariciándole como si se tratara de un pequeño gato en busca del cariño de su dueño. "Me encanta ver a la gente de esas conferencias, por un lado los fans indiscutibles del profesor que se tirarían de un puente si así se lo pidiera Mohinder y por otro los detractores que estarían encantados de encerrarlo en un manicomio si así dejaran de escucharle."

Peter no llegó a contestar, pues en ese momento sonó el teléfono. Alargó el brazo para cogerlo, con Claire todavía encima de él. "¿Peter te pillo en mal momento?"

"Nathan, no, ¿Qué pasa, te aburre tu vida de presidente y tienes que bajar a la realidad de tus súbditos?" Peter sonrió al escuchar la risa de su hermano, mientras jugaba con mechones de pelo de Claire entre los dedos.

"Muy gracioso, pero no, necesito tu ayuda. ¿Conoces al senador Kinsey?"

"Claro, un despreciable que estaría encantado de matarte por conseguir tu puesto. Un hombre encantador. ¿Por qué, has tenido problemas con él y quieres que tu super-hermano le de una paliza como escarmiento?"

"Más o menos." Peter se quedó totalmente sorprendido al escuchar aquello, obviamente no se lo había esperado. "Peter necesito que hagas algo por mi, tengo un trabajo para ti y sólo confió en ti para hacerlo. ¿Recuerdas que te he hablado muchas veces del SGC? Kinsey quiere apoderarse de él y me ha pedido que meta a alguien de confianza allí. Se que hubiera estado encantado de darme el nombre de su hombre para el trabajo, pero yo me he adelantado."

Peter mantenía los ojos clavados en Claire, que pese a escuchar sólo una mitad de la conversación, estaba muy atenta a lo que decía Peter. "¿Quieres que yo sea ese hombre? Muy bien, la verdad que siempre me ha parecido muy interesante el tema de los viajes intergalácticos." Claire abrió de par en par los ojos al escuchar aquello. Por fin estaba descubriendo de que iba todo el tema.

"¿Estás seguro? Tendrás que ser mis ojos allí, ir con alguno de los equipos, cruzar la puerta, ya sabes, lo mismo que hacen ellos." Nathan adoraba a su hermano y sólo por eso, temía pedirle que hiciera aquel trabajo.

Había oído que más gente de la que le hubiera gustado había muerto en las misiones y no quería perder a su hermano de la misma forma. Sin embargo, también sabía que el tema de no poder morir de una forma convencional, ayudaba mucho.

"Claro, estaré encantado, sólo hay un detalle que quiero a cambio." Peter tomó la mano de Claire y antes de que pudiera decir la siguiente frase, la chica, emocionada comenzó a mover afirmativamente al cabeza. "Claire, está incluida en el lote, los dos seremos tus ojos allí."

"Peter estamos hablando de mi hija, ya me costó bastante aceptar lo vuestro, no me pidas ahora esto."

"Somos iguales, ninguno de los dos podemos morir. Además, ¿me vas a decir que te preocupa más su vida que la mía?"

Nathan suspiró al otro lado del teléfono, sabía perfectamente que tenía la guerra perdida, si quería tener a Peter con él, tenía que ser con Claire incluida en el mismo lote. "Muy bien, iréis los dos, pero os quiero allí mañana, tengo que quitarme de encima a Kinsey cuanto antes. Por cierto, ¿sabéis que os quiero a los dos verdad?"

"Claro que si hermano, nos veremos pronto y deséanos suerte para nuestra primera misión intergaláctica." Los dos hermanos se despidieron y en el momento en el que Peter colgó el teléfono, Claire se le lanzó al cuello abrazándolo y riendo.

"¿Significa eso que vamos preparando las maletas?" Peter asintió y llevando consigo a Claire se levantó del sofá. "Gracias cariño, te quiero tanto." Peter la besó con ternura, jamás hubiera pensando estar dentro del SGC, pero mucho menos se le hubiera pasado por la cabeza hacerlo sin Claire.

- o -

El planeta parecí desierto, pero aún así, Daniel estaba empeñado en recorrer los alrededores por si encontraba algo. "Date prisa Daniel, esta tarde llega el nuevo hombre de presidente y quiero ver que pintas tiene."

"Vale Jack, estaré aquí en veinte minutos." Dijo Daniel por su radio. Jack, Sam y Teal'c se quedaron junto a la puerta, la misión sería corta, después de comprobar que allí no había nada, se marcharían y conocerían al hermano del presidente.

"No parece que desapruebe tener a Peter Petrelli con nosotros señor." Dijo Carter sonriendo. Después de tantos años juntos, esperaba otro tipo de reacción ante la noticia que un nuevo hombre se incorporaba al SG-1 para ver como hacían las cosas.

"El presidente Petrelli me parece un buen tipo, prefiero espera a conocer a su hermano antes de hacer conclusiones." Jack miró su reloj, sólo habían pasado dos minutos desde que Daniel se había ido y ya se estaba cansado de esperar.

Se disponía a volver a llamarle por radio, cuando Daniel se le adelantó. "Jack, tenéis que ver esto, es increíble, creo que es de los antiguos."

"Daniel quédate donde estás y no toques nada." Jack estaba seguro que eso sería imposible teniendo en cuenta que estaba hablando con Daniel, por lo que comenzó a caminar hacia donde se había ido su amigo, intentando llegar a tiempo antes de que le ocurriera alguna desgracia por ser tan curioso.

Sin embargo, cuando unos pocos árboles le separaban de su destino, vieron una gran luz delante de ellos, un destello que desapareció rápidamente. "Daniel." Llamó Jack a su amigo, pero nadie contestó.

Lo repitió tres veces, pero Daniel no estaba allí. Por fin llegaron al claro y tal y como había dicho Daniel, había un gran aparato, con unos enormes cristales en el medio, desde luego parecía tecnología de los antiguos. Pero Daniel no estaba allí.

- o -

Pocos minutos después de separarse del resto del equipo, Daniel encontró el artefacto, era grande y por las paredes destruidas a su alrededor, debía de haber estado en algún tipo de edificio. Se acercó a él, ilusionado por haber encontrado algo que pudiera estudiar.

Comprendía casi a la perfección el lenguaje de los antiguos, por lo que encontrar el modo de encenderlo no le fue muy difícil. "Jack, tenéis que ver esto, creo que es de los antiguos." Dijo por radio, mientras tocaba unos y otros cristales.

Entonces se dio cuenta que había cometido un terrible error. Sin saber de donde provenía, sintió una fuerza en la cabeza, como si algo le estuviera haciendo un terrible presión, le recordaba a lo que se siente cuando estabas buceando a demasiada profundidad. Los oídos le estaban matando, pero no podía hacer nada para evitarlo. Se arrodilló, incapaz de andar o moverse.

Entonces vio una gran luz, que le cegó. Le costaba respirar, pero no podía permitirse el lujo de caer inconsciente, quien sabía lo que esa máquina podía hacer, tenía que esperar a que llegaran los demás y le ayudaran, seguro que Sam sabría que hacer.

Sin embargo, la presión aumentó y eso le provocó unas terribles ganas de vomitar, volvió a cerrar los ojos, intentando estabilizar su cuerpo, pero ya era demasiado tarde, un momento más tarde cayó al suelo, inconsciente, por mucho que había luchado por evitarlo, no había podido y sin darse cuenta, la gran luz blanca lo envolvió por completo, para en el momento de desaparecer, llevárselo también a él.