Notas iniciales: ¡Hola! Es mi primera historia en este universo y sí, suena repetitivo, pero estaba algo nerviosa de publicar. Hace poco que terminé de ver el anime (no he leído el manga, pero está en mi lista de "pendientes") y no pude evitar enamorarme de esta pareja ¡son tan perfectos juntos! Tampoco pude evitar que esta idea naciera y el terminar publicando este primer capítulo. Les agradezco si tienen alguna sugerencia o comentario al respecto. Sin más por el momento, ¡espero que lo disfruten tanto como yo disfruté el escribirlo!

Detalle importante es que todos los capítulos tendrán una canción asociada, abajo he especificado cuál es la canción de este. Así que, desafortunadamente, la canción no me pertenece. Todo el crédito a los maestros que la crearon. Y si quieren buscar la canción y escucharla mientras leen, ¡es altamente recomendado!

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Katekyo Hitman Reborn!

Pareja: 8059 (Yamamoto x Gokudera)

Canción: Love of my Life – Queen

Advertencias: Inexperiencia. OOC. 'Fatalismo'.

Disclaimer: KHR! Es de Amano-sensei.

POV: Yamamoto Takeshi.

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Primo

« Amore della mia vita »

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Love of my life, you hurt me

You've broken my heart, and now you leave me

Love of my life, can't you see?

Bring it back, bring it back

Don't take it away from me, because you don't know

What it means to me

Parece que el lugar, el ambiente, la música, todos juntos han convergido para ejemplificar cómo me siento esta noche. ¿El lugar? Un pequeño bar de "mala muerte", que, según palabras del bartender, es asilo de aquellos que sufren por amor. ¿El ambiente? Tenues luces dentro, afuera, un cielo sin estrellas, una luna que se esconde tras las nubes y una tenue lluvia, que, gradualmente, comienza a hacerse más fuerte. ¿La música? Bueno, sólo digamos que, a pesar de ser sencillamente grandiosa, – pocas personas conocen mi debilidad por la música occidental – es bastante deprimente.

Vaya, tal parece que el cielo se ha solidarizado conmigo y derrama aquellas lágrimas que mis ojos no quieren dejar salir. Aguacero. Una lluvia torrencial que nada tiene que ver con el atributo de "tranquilidad" que yo mismo debería ostentar. Y digo "debería", porque, a pesar de que mi propio ser pueda demostrar lo contrario, "tranquilidad" no es precisamente lo que siento.

Y ahí va mi ¿octavo? Trago de whisky escocés – ¿mencioné mi secreta "adicción", particularmente, al Johnny Walker Black Label? – Bueno, la verdad es que ya no lo recuerdo, pero mis manos han comenzado a temblar y me siento algo mareado. Un mareo interesante, debería decir. Y ya sin importarme mucho si han sido ocho, nueve, diez o más, levanto el vaso y lo agito ligeramente. Señal clara de que necesito otro trago. El bartender me mira, no muy convencido de darme lo que pido, pero cumple con su trabajo, quizás, algo resignado.

Llevo ese trozo de cristal hasta mis labios y aquel líquido helado – siempre me ha gustado con bastante hielo – traspasa mi garganta, brindándome la sensación de "plenitud" que he perdido. Miro por la ventana, al tiempo que un torrente de recuerdos asaltan mi ya atribulada mente, cuando mis ojos se cruzan con el tormentoso exterior.

Aún me parece increíble cómo es que todo esto comenzó. Recuerdo el día en que lo conocí, como si hubiera sido ayer. Cuando mis ojos se cruzaron con aquellas esmeraldas, sentí mi corazón latir desbocado. No entendía la sensación. Ni siquiera los partidos más importantes me hacían sentir así. Decidí no darle demasiada importancia, pero, parece que ni mi mente podía ganarle a mi curiosidad. ¿Curiosidad? Bueno, supongo que así es como puedo llamarle. Porque no podía apartar mis ojos de aquel peculiar cabello plateado, de aquel ceño fruncido, de su mal carácter o su impulsividad.

Recuerdo también cuando la Mafia me parecía nada más que un juego. No me tomaba las cosas demasiado en serio y siempre le hacía honor al atributo de mis Llamas, como él gustaba de recordármelo, no precisamente de forma agradable. Pero, todos tenemos que madurar algún día, ¿no? Poco a poco me di cuenta de que aquello que consideraba un juego podía poner en peligro mi vida… Y la de quienes me importaban. Y me di cuenta de que él me importaba más de lo que quería admitir. Siempre pensé que era porque éramos algo así como "compañeros de equipo". Y los compañeros de equipo se cuidan mutuamente, ¿cierto? Como en el baseball. Pero aquello era muy diferente.

Batalla tras batalla. Entrenamiento tras entrenamiento. Prueba tras prueba. Me hice más fuerte. Por mí. Por mi Familia. Por mis amigos. Por él. Porque era débil, porque tenía miedo. Porque me culpé de nuestra derrota en el Choice contra Millefiore. Y pronto me di cuenta de que, además de mi cuerpo, mi mente también era débil. Mucho más de lo que creía. Rayos, me duele la cabeza de sólo pensar todo lo que sucedió en la Batalla por el Futuro.

Así que, en vez de hablar de eso, ¿por qué no me enfoco en lo que me tiene sentado en este pequeño bar, bebiendo whisky, en lugar de estar en la fiesta de cumpleaños de Tsuna? Perdón, del "Vongola Decimo". Que, dicho sea de paso, buscaba también celebrar mi regreso de una misión suicida, que completé en tiempo récord. Pero esa es una historia diferente. Ah sí, la razón por la que estoy aquí tiene nombre y apellido: Gokudera Hayato. Mi pareja. Bueno, no estoy seguro de si puedo continuar llamándolo de esa manera. ¿Por qué? Bueno, si les interesa, es una historia algo dramática, como de telenovela.

Gasté prácticamente toda mi adolescencia tratando de hacer que él me notara. Que me mirara como algo más que un compañero de clase, un guardián, una molestia y, eventualmente, un amigo. Fue toda una odisea, sin temor a exagerar, más increíble que la historia escrita por aedo Homero. Búrlense si quieren, pero así es como yo lo vi. Por todos los cielos que es cierto. Gokudera Hayato era el sujeto más insensible, malhumorado, difícil y arisco que había conocido. Era así con cualquiera. A menos que te llamaras Sawada Tsunayoshi. Porque, de lo contrario, la única sonrisa que podrías obtener de él era una de simple burla.

Pero, soy bastante terco, ¿saben? No me rindo con facilidad, oh no. Y también soy bastante… perceptivo. Sí, siempre he podido ver a través de él y descubrir aquello que se oculta en su corazón. Porque, a pesar de escudarse tras esa imagen de sujeto rudo y problemático, sus ojos siempre me decían lo contrario. Así fue como me di cuenta que el altanero Guardián de la Tormenta me correspondía. ¡Sí, me amaba! Tal vez no tanto como yo, pero al fin y al cabo, el sentimiento estaba ahí.

Me sentía como un verdadero acosador. Más de una vez esto lo sacó de quicio. Y poco le importó maldecirme, una y otra vez. ¡Maldita sea, déjame en paz! ¡Maldito idiota del baseball! ¡Me desagradas! ¡Te odio! Y otras cosas bastante pasadas de tono a las cuales yo respondía con una de mis típicas sonrisas, que sólo lograban enfadarlo más. Pero, entre más me decía que me odiaba, yo más lo amaba, más lo anhelaba.

Hice muchas cursilerías, como él las llamó siempre. Lo intenté todo para que él fuera sincero, de una vez por todas. Y lo logré. Deberían darme un premio por insistencia, ¿no creen? Porque finalmente él me aceptó. Sí, meses después de regresar del futuro, finalmente lo había atrapado en mis redes. Lo digo en el buen sentido de la palabra. Porque mi amor por él era tan inmenso, que sólo podía compararse a la felicidad que sentí cuando, por primera vez, me correspondió un abrazo. La primera vez que me correspondió un beso. La primera vez que nos convertimos en un solo ser. Dos corazones que laten como uno solo. Oh, qué poético sonó eso.

Bueno, como sea. Son muchos los buenos momentos que permanecen en mi corazón. Tantos que sentí que no cambiaría mi vida por nada. Porque era correspondido. Porque, a pesar de que Gokudera no sabía cómo expresar todos los sentimientos que se desbordaban de su ser, sabía que estaban allí. Sólo eso era suficiente para hacerme feliz. Tan feliz como cuando lo escuché decirme "te amo" por primera vez. No, esperen, la primera vez que… Un momento, no, no, ahí sí que estoy equivocado. No ha habido una primera vez para eso. Siempre fui despistado, pero jamás olvidadizo.

Pero, no me hacía falta escucharlo, porque él me lo demostraba. Con sus ojos. Con su cuerpo. ¿Qué más quería? Suena como algo ideal, ¿cierto? Pero sólo me estaba engañando. Maldición, soy humano, sí, ya sabía que me amaba, pero, ¿tan malo era, acaso, querer escuchar un "te amo" de su parte? O, un "te quiero" al menos. Recuerdo que cada "te amo" mío venía seguido por un "idiota" más un sonrojo de su parte. Pero nunca dije nada. Tenía miedo de alejarlo con mis tonterías. Ahora me doy cuenta de que siempre es necesario decir lo que se siente. Siempre. Sin excepción.

Hablando de "decir lo que se siente", cometí el error de callar también cuando las cosas entre él y yo comenzaron a ponerse tensas. Tensión física. Tensión mental. Tensión sexual. Bueno, nunca he sido demasiado habilidoso con las palabras, así que no estoy seguro de estarme expresando como se debe. Como sea, espero que se entienda lo que quiero decir. Todo cambió de un momento a otro. Nos empezamos a distanciar. A compartir menos. Hayato siempre tomaba una misión justo cuando yo regresaba de una. Me di cuenta de que, a veces, incluso le rogaba a Tsuna que le diera una misión. Y luego, ni siquiera un beso. Ni una caricia. Sólo un par de palabras, como por compromiso.

Muchas veces quise preguntarle qué le sucedía. Pero, de nuevo, mi estúpido temor me detenía. Fui idiota, lo sé. Tal vez ahora sufriría menos. Pero bueno, lo hecho, hecho está. Santo cielo, incluso los demás comenzaron a notar que "algo pasaba". Eso sí, nunca preguntaron. Por alguna razón, que en aquel momento desconocía, me dedicaban una mirada que no estaba muy seguro de cómo describir, ¿lástima, quizás? Sí, por supuesto que era lástima. ¿Qué les sucede? Me preguntaba. ¿Por qué parece que todos saben algo que yo no? Bueno, para bien o para mal, mi respuesta vendría un mes después.

Regresaba de una misión bastante riesgosa en Italia. Me había marchado sin poder despedirme de él, porque también se encontraba en una misión. En Okinawa. Curioso me pareció en aquel entonces que Hayato tuviera tantas misiones en la isla. Y siempre en compañía del Guardián de la Nube. En verdad curioso, ¿no? Bueno, el caso es que regresé de esa misión. En una pieza. Con heridas menores. Feliz. Decidí dejar el reporte que debía darle Tsuna para el día siguiente y, literalmente, corrí hasta el apartamento que compartíamos. Tiré las llaves por ahí. La katana la dejé con cuidado en su lugar. Me quité el saco y lo lancé a un sillón, me desanudé la corbata.

El aire que había estado conteniendo en mis pulmones se escapó. Junto con la pequeña caja que apretujaba en mi mano derecha, que cayó al suelo. Una pesadilla. Me repetía un millón de veces que sólo era una pesadilla. Una pesadilla. Punto final. Pero no. No era una pesadilla. Porque la voz de Hibari se encargó de devolverme a la realidad.

¿No se supone que volvería hasta dentro de una semana?

Aquellas esmeraldas que tanto amaba se abrieron de par en par. Podía ver cómo su boca se abría y cerraba, se abría y cerraba. Pero Hayato nunca dijo nada. Sólo empujó a Hibari y luego atinó a cubrir su desnudez con una de las blancas sábanas. Y traté de engañarme de nuevo. Una pesadilla. Una pesadilla. ¡Una pesadilla! Pero no lo era. ¡Maldita sea! ¡No lo era! ¡Hayato se había acostado con Hibari! Nada más, nada menos.

¿Tengo que describir cómo me veía? Para resumir, como un idiota. Con los ojos muy abiertos, con los puños apretados. Llevé una mano a mi mejilla cuando sentía algo húmedo y tibio. Sí, una lágrima. Contrario a lo que muchos pensarían, – o, en su defecto, habrían hecho – no dije nada. No me lancé hacia los "traidores". Di media vuelta. Cerré la puerta de la habitación que compartíamos. Tomé mi katana. Me marché.

Ya había comenzado a llover. A cántaros. Con la katana al hombro, caminé sin rumbo. Una estúpida y cínica sonrisa se apoderó de mis labios. Luego, me reí como un loco. Como si lo que acababa de ver no hubiera sido más que una broma. ¿Lloré? Pues no estoy seguro. Si lo hice, las lágrimas debieron haberse confundido con la fuerte lluvia que caía sobre mi patética humanidad. Luego me dije, el cielo está llorando. Es el cielo quien llora, no yo.

Y esa es, damas y caballeros, la historia de mi vida. Sufriendo por amor como un adolescente, a los veinticuatro años. Qué fatalista sonó eso. Pero es la verdad. Y, ¿saben qué es lo peor? Que aún lo amo. Como un loco. Eso, y que dejé de ser yo mismo. Que me convertí en lo que, me dije, jamás me convertiría. En un autómata. En una máquina sin sentimientos.

Lo que nos trae al presente, donde me encuentro bebiendo el enésimo trago de whisky. Con el local casi vacío y aquella canción que volvía a repetirse.

Love of my life, don't leave me

You've stolen my heart, you now desert me

Love of my life, can't you see?

Bring it back, bring it back

Don't take it away from me, because you don't know

What it means to me

¿Podría una canción ser más cierta? Él se robó mi corazón. Se alejó de mí. Yo corté toda comunicación con él, porque, desde que aquello sucedió, dediqué mi vida a las misiones. A la protección de la Familia desde el exterior. Casi me había unido a los Varia. Bueno no, es sólo que últimamente he estado realizando muchas misiones con ellos. A Xanxus no le hizo mucha gracia al principio, pero pronto se acostumbró. Sólo no me estorbes, escoria, es todo lo que dijo.

¿Saben? Aún me pregunto, ¿por qué? ¿Por qué lo hizo? ¿Qué fue lo que hice mal? ¿En qué fallé? ¿Se cansó de mí? Y otras mil preguntas más que, francamente, no vienen al caso, ¿por qué? Porque jamás podré responderlas. Y, en lugar de atormentarme con respuestas que no llegarán, decidí dedicar mi vida a mi misión como Guardián del Vongola Decimo. Aunque ahora, en vez de una "lluvia tranquila", han empezado a llamarme la "lluvia sangrienta".

Ahora, cuando siento que mis ojos ya no pueden mantenerse abiertos por más tiempo, dejo caer mi cabeza en la barra. Aún aferro el vaso entre mis dedos, mientras la otra mano cae a un lado de mi cuerpo, como inerte. ¿Hora de volver a la mansión? No lo creo. Al menos esta noche, no se me antoja. Supongo que beberé, beberé y beberé, hasta… Hasta la inconsciencia, quizás.

¿Lo ven? ¿Se han dado cuenta en lo que me he convertido? Un fatalista. Un patético intento de hombre. Pero, no es su culpa. No lo es. ¿O sí lo es?

– ¿Ahogando las penas en alcohol?

Mi cerebro apenas había podido procesar aquellas palabras. No supe reconocer al locutor. ¿Lo conocía? Quién sabe, ¿acaso importa? Sin levantar la cabeza, asentí.

– ¿No se te ha ocurrido pensar que quizás las penas sepan nadar?

El sujeto volvió a hablar. Pensar. Penas. Nadar. ¿Qué dijo? ¡Qué más da!

You won't remember, when this is blown over

And everything's all by the way

De pronto, sentí que mi cuerpo era impulsado hacia atrás, ¿o era hacia arriba? Bueno, el caso es que pronto me vi arrastrado hasta la salida del local. Dejé caer el vaso, que se rompió en cientos de pedazos. Apenas pude verlo caer, como en cámara lenta. Luego, alguien gritó, ¡quédese con el cambio! Y yo seguía siendo arrastrado. No supe dónde quedó mi katana. Mi "captor" me soltó entonces. Me tambalee. Apenas pude aferrarme a una pared para no caer patéticamente de bruces al suelo. Escuché una gran inhalación y luego:

– ¡VOI! ¿HASTA CUÁNDO…?

Sentí mi cuerpo elevarse, luego, un golpe en el abdomen.

– ¿… VAS A SEGUIR…?

Un golpe en la espalda. "Besé" el suelo. Alguien me levantó y me sujetó de la camisa. Fui abriendo los ojos lentamente.

– ¿… ACTUANDO DE FORMA TAN PATÉTICA?

Estaba de pie. Pero no por mucho. Esta vez, un fuerte golpe de lleno en el rostro me hizo perder el escaso balance. Mi espalda chocó contra una pared y me fui deslizando lentamente hasta el suelo.

– ¡MALDITO IDIOTA!

Abrí los ojos de golpe, como volviendo a la realidad. Di gracias por haberlo hecho, porque, sino, esa poderosa patada, definitivamente, me habría noqueado. Atrapé la pierna de mi atacante, desviando el ataque e incorporándome al instante. Debí haberlo sabido. Esa escandalosa forma de "saludar". Esa actitud violenta y carente de paciencia para con una persona deprimida. No podía ser otro que él. Mi Maestro. Mi rival. Y, recientemente me había dado cuenta, mi mejor amigo.

– Ah, eres tú, Squalo…

Fue todo lo que logré componer, mientras me llevaba una mano a la cabeza. Sí, suponen bien, la resaca comienza a afectarme. ¿Podría ser aún más patético? Bueno, espero que no.

– ¡NADA DE "AH, ERES TÚ, SQUALO"! ¡IMBÉCIL! ¿QUÉ SE SUPONE QUE HACES?

– Nada importante, sólo tomar unos tragos.

Mala idea. Mala idea. Ahora estaba aún más enfadado. Esos ojos desorbitados y su espada peligrosamente cerca de mi cuello… mala combinación.

– ¡VOI, TE MATARÉ!

– No sería mala idea.

No sé por qué lo dije. Bueno, la verdad sí. Ya se los había dicho antes, me he convertido en un fatalista. Pero, de eso a desear morir, pues no, no se me había pasado antes por la cabeza. Y, de nuevo, es mala idea no controlar tu lengua enfrente de Superbi Squalo.

Pero, contrario a lo que pensé, él no dijo nada. Bueno, no dijo nada porque estaba muy ocupado, dándome una paliza que casi me dejó inconsciente. Me cargó. Vaya, ahora sí que esto se me hace familiar. Me trae recuerdos. Recuerdos que llegaban algo borrosos, quizás por mi estado de ebriedad, quizás porque no quería recordar. No lo sé. Sólo sé que me arrojó al interior de un auto y condujo a gran velocidad.

– Puedes dejarme en cualquier hotel. No tengo deseos de regresar a la mansión Vongola.

– ¡Cállate! Mi estúpido jefe me obligó a ir a esa estúpida fiesta – se quejó, para variar – Así que regresarás con el Vongola, te guste o no – no comprendo qué tiene que ver una cosa con la otra, pero mejor no preguntar – Eres un completo idiota. ¡Despierta de una vez, escoria! – hace tiempo que no me llamaba de esa manera, qué… nostalgia – ¡No puedes estar idiotizado toda la vida!

– Lo sé.

– ¡ACTUAS COMO UNA ESTÚPIDA COLEGIALA! ¡DESPIERTA DE UNA VEZ! ¡Y MADURA! ¡SÓLO ESTÁS HUYENDO!

Me incorporé de golpe. Huyendo. Estoy huyendo. De nuevo, estoy huyendo de los problemas. De nuevo, estoy encerrado en mi "burbuja". Por miedo. Qué cobarde soy, ¿verdad? Huyendo de la realidad.

When I get older

I will be there by your side to remind you

How I still love you

I still love you

Y, para mí, creo que siempre habrá una única realidad. Amo a Gokudera Hayato y, probablemente, jamás dejaré de amarlo. Pero, huir de él no me hará sentir mejor. No podemos regresar al pasado, pero podemos vivir el presente para alcanzar un mejor futuro. Siempre pensé que mi futuro estaba a tu lado, que envejeceríamos juntos. Ahora, no estoy seguro de eso. Lo único que sé es que tengo que seguir viviendo, aun cuando no pueda volver a ser el mismo de antes.

Back, hurry back

Don't take it away from me, because you don't know

What it means to me

Love of my life

Love of my life… Amore della vita mia…