Disclaimer: El Manga/Anime Hetalia le pertenece a Himaruya Hidekazu.
Resumen: Antonio obliga a Lovino, un chico humilde, a casarse con él para poder recibir una herencia. Lovino lo odia y lo único que desea es que el plazo acordado de su falso matrimonio termine. El transcurso del tiempo y el conocerse mas a fondo, pondrá a prueba la posibilidad de enamorarse; pero como en esta vida no todo es fácil, tendrán que atravesar diversos sucesos para poder ser felices.
Advertencia: AU, pareja España x Italia del Sur, personalidades MUY alteradas. Quizá OoC.
Te Odio Con Amor
° Capítulo I °
Hoy me he levantado como todas las mañanas… Con mucho sueño. Odio tomar el transporte público para poder trasladarme a mi estúpido trabajo. No me queda muy lejos, en concreto esta aproximadamente a una hora de mi hogar. Aun así, me siento muy cansado y con ganas de quedarme a dormir todo el día en casa. No es gran cosa lo que hago en el campo laboral, pero sonreír gratis es algo que me cuesta bastante. ¿Por qué sonreír? Pues nada más ni nada menos que porque soy un cajero o como rayos se le llame a eso de empacar y hacer tickets de los productos que compran los comensales. En serio, odio a toda la maldita gente que se acerca a mí. Su simple presencia me causa repugnancia.
Si, trabajo en una tienda de prestigio. Realmente la simple "tienda" es todo un centro comercial. A decir verdad, venden muchas cosas allí, desde lo más común que es la ropa, hasta salas y demás mierda que solo las personas con dinero tienen la posibilidad de comprar y pueden llegar a tener en sus casas. (En realidad cualquiera puede ir y entrar, pero por los precios tan altos dudo que gente como yo compre algo) Para colmo, la tienda tiene como nombre "Trio B-F-B"… ¿Qué significa eso? Sin duda alguna, es completamente un nombre estúpido, el creador de semejante basura seguramente debe ser un imbécil carente de imaginación. Como sea, no me importa. Aparte del miserable suelto que recibo cada quincena, por mí se pueden ir todos a dar un paseo por el estiércol.
¿Y por qué sigo laborando en un lugar que tanto odio? En primera, mi situación económica es de las peores y no estoy como para andar desperdiciando escasas oportunidades de trabajo. Y en segunda y más importante: Por mi familia.
Tengo a mi pequeño hermano menor, Feliciano Vargas. Está bien, es mi mellizo pero yo nací antes que él. ¡Si, 5 minutos de diferencia! ¿Y qué? Mi deber es protegerlo. Es algo distraído y desmesuradamente tonto, muchas veces me saca de quicio el muy maldito y es muy fastidioso; pero a pesar de eso… Lo quiero y mucho. Lo amo como hermano.
Él es una de las principales razones por las que he buscado desesperadamente un empleo. Mi salario es parte contribuyente para poder pagar su colegio; puesto que es una institución muy prestigiosa cuyos alumnos son hijos de gente importante. Y el simple motivo por el que se encuentra estudiando en ese lugar, es porque solo ahí se encuentra la carrera que a él más le gusta.
A veces me siento inferior a él, porque todas las cosas las hace mejor que yo, por lo menos la mayoría. Además es el favorito de mi abuelo. ¿No se supone que el primogénito siempre es el mejor? ¿Aquel que da el ejemplo a seguir a sus hermanos menores? Bueno, ese es el estereotipo que siempre se ve muy marcado en la sociedad. En mi caso, es lo contrario.
El siguiente de quien hablar es mi "querido" abuelo, Rómulo Vargas. Joder, a sus años ese viejo sigue tan joven como cuando tenía 40. Es un hombre honrado y trabajador, aunque también tiene como defectos la bebida y lo conquistador. Eso sí, jamás le ha sido infiel a su esposa y cumple con aportar ingresos para nuestro hogar.
Hablando de esposa… La mujer más maravillosa e importante en mi vida es mi abuela, Rosetta Vargas, o como regularmente suelo llamarla "Abue". Esa mujer en verdad siempre me saca de mis aprietos, la quiero mucho. Es sensible, tierna y muy cariñosa, sobre todo conmigo.
Si Feliciano es el consentido del abuelo, pues yo soy el consentido de mi querida abuela, ¡Joder, si! Aunque… Cuando se enoja tiene un carácter de los mil demonios y una santa boca tan más sucia que la de un propio pirata. Qué curioso… Igual que yo.
¿Qué puedo decir de ellos? Más que mis abuelos, son mis padres.
Y casualmente todos tenemos el apellido Vargas, ¡Vaya coincidencia! Así que he de presentar a mi humilde familia como: LA FAMILIA VARGAS.
Ah, lo olvidaba. Por ultimo pero no menos importante esta mi mejor amigo, Arthur Kirkland. A decir verdad, es mi único amigo. Socializar nunca ha sido lo mío así que ese idiota es el elegido.
¿Cómo lo conocí? Bueno, digamos que es parte de la familia. Y al decir "parte" me refiero a que vive en nuestra casa y es un integrante más de los Vargas. "La pobre cosita fea es adoptada" ¡Como me encanta molestarlo con esa frase! Ja Ja Ja ¡Y es que no miento! ¡Realmente Arthur es adoptado! Fue un suceso que ocurrió cuando el abuelo hizo un largo viaje hasta Inglaterra por cuestiones de un simple empleo. Nos contó que al pasar por una pequeña choza ubicada en un largo campo, vio a un pequeño niño que lloraba, completamente solo y con un par de maletas. El niño le dijo que sus padres le habían dejado porque solo era un estorbo. Y allí es cuando entra el maldito corazón altruista y sentimental de mi abuelo, y decide traerse al niño.
Ahora me pregunto, ¿Qué carajo hacia mi abuelo en un lugar como ese? Cual sea, si no hubiera sido por él, jamás hubiese conocido a Arthur. En nuestra familia, él es el que destaca más, sobre todo porque es rubio y de ojos verdes (Y no hay que olvidar sus voluminosas cejas).
En fin… Esa es toda mi pequeña, pero gran maravillosa familia. En serio, si ellos no estuvieran yo ya me habría suicidado, porque en mi vida nada tiene más sentido que eso. Con ellos a mi lado una parte de mí se siente completa y llena de gratitud.
Y bien, la pregunta del millón ¿Dónde mierda están mis padres?
¡Genial, es una gran pregunta! Yo también quisiera saberlo.
Ellos nos abandonaron cuando Feliciano y yo teníamos 5 años. Ella porque decidió irse con un hombre millonario para tener toda una vida llena de lujos. Y Él porque emigro a un país extranjero para obtener mejores oportunidades, a fin de cuentas se le hizo más fácil formar una nueva familia que regresar por la que le esperaba.
De mi supuesta madre nunca volvimos a saber nada. Pero de mi padre, el muy cínico incluso mando una carta con una fotografía de su nueva familia explicando que ya no volvería jamás y les pedía a mis abuelos que cuidaran de nosotros.
Feliciano no recuerda con detalles esa situación, porque a diferencia de mí, él aun no comprendía como tal la realidad. Pero yo… prometí que nunca lo olvidaría. Para que el día en que regresaran mis padres, supieran que sus hijos murieron el mismo día en que ellos se fueron.
Rectifico mis palabras, no quiero saber absolutamente nada de esos dos.
Es un pasado doloroso. Las heridas sanan pero las cicatrices permanecen plasmadas por siempre. Mi corazón tiene muchas de ellas, quizá por eso odio a la gente y me cuesta mucho sonreír.
Como sea, prefiero no seguir hablando de esto, porque el pasado en el pasado debe quedar, aunque yo lo tenga más presente que el propio presente.
¡¿Qué mierda acabo de decir?! Bueno, saben a lo que me refiero.
Pues ya, basta de charla. Se me hace tarde para ir al trabajo. De hecho ya estoy en la puerta y no sé cuando llegue, mis divagaciones hacen que se me pase volando el tiempo. Sera mejor que entre o mi jefe me echara una bronca, como siempre.
-¡Vargas, llegas tarde! - ¡Puta madre! Apenas si había puesto un pie en el pasillo y el jodido jefe me sorprende por detrás.
-Discúlpeme, solo han sido dos minutos de retraso - ¡Y es que era cierto! Tenía quince minutos de tolerancia para llegar, así que no debía por qué haber ningún puto problema.
-Por tu impuntualidad, aparte de estar en el mostrador, atenderás personalmente todas las dudas que tengan los clientes, ¿Entendido? – Joder, y para colmo se encabrona el muy imbécil. Ok, ok… Cuenta hasta diez… 1… 2… 3… Debo tranquilizarme para no mandarle a la mierda… 4… 5… 6… Solo protestare… 7… 8… 9… Eso es lo más justo… 10…
-Pero señor, ¿Cuál impuntualidad? Solo son dos minutos, por favor… – Que estúpido me veo rogándole a alguien que ni siquiera conozco.
- Cuida como te diriges hacia mí – Me miro de arriba abajo. ¡Genial, no sirvió de nada! – ¿Y ese cabello? Creí haber dejado muy claro que cuando vinieras a trabajar no quería encontrarte con estilos punk.
¡Ash! ¿Otra vez con eso? ¿Pero quién se cree este cabrón? ¡No es mi culpa tener un rulo necio que siempre se sale de mi cabellera! ¿Acaso dijo "Estilo punk"? ¡Cual estilo punk, ni que nada! ¡Si me peino todo el cabello hacia atrás! Pero claro, como el muy hijo de puta usa lentes, esta tan ciego que no mira bien.
-Oh, por favor él no ha hecho nada malo – Apareció de la nada Tino Väinämöinen sonriendo de oreja a oreja y de cierta forma defendiéndome. Es un chico finlandés, rubio y de ojos violetas. Debo de admitir que es una persona muy amable. Y como sostiene un amorío con el jefe, (E-Eso es lo que dicen, no es como si yo fuera un cotilla, ¡Para nada!) en ocasiones como esta, puede salvarme de más cargas de trabajo. – Vamos Berwald, déjalo ir.
Si, el nombre de mi maldito jefe es Berwald Oxenstierna, está bien, algún día me las pagara, de eso estoy completamente seguro. El que ríe al último, ríe mejor.
-Bien, Lovino Vargas, puedes retirarte – Suspiré aliviando mi tensión. Debo admitir que su mirada es escalofriante y me intimida bastante. Y no, no soy un cobarde, es solo que… ¡Dios, quien no se asusta con semejante cara que tiene ese sujeto! – ¡Pero esta conversación queda pendiente! ¿Entendido?
-Sí, señor.
Y sin decir más, se largó con Tino a donde fuera que debieran ir.
Así empezó mi día (O tarde, lo que sea). Esta vez me tocaba trabajar doble, pero dentro de esto había algo bueno. Como inicialmente mencione, trabajo en el mostrador donde hago tickets, empaco los productos y cobro el respectivo precio. Todo esto en la sección de ropa. Para las demás secciones de la tienda hay más personal autorizado.
Enfrente de mi "Sitio" esta la ropa para damas y del lado derecho, el área de artículos deportivos. ¿Qué significa eso? Que como atenderé "Personalmente" todas las dudas de la clientela, pasare un buen rato con muchas chicas lindas. ¡Y lo mejor! ¡Podré verlas ejercitarse en el gimnasio de prueba que está allí mismo! Nada mejor que eso para compensar el disgusto de la mañana. ¿Qué puedo decir? Soy todo un casanova, viene de familia… Eso creo.
Me sentía bien, muchas chicas llegaban a cada cinco minutos y me pedían ayuda, mejor dicho, pedían mi recomendación para que las prendas que pensaban comprar combinaran. Por qué sépase que tengo muy buen gusto para la moda.
Ahí estaba yo, atendiendo a la clientela femenina con mi mejor sonrisa (Quizá no era una sonrisa sincera, pero era muy galante y eso a ellas les encanta) sugiriéndoles la ropa que yo creía que era conveniente para cada una y… ¿Por qué no? También mirándoles el trasero. Eso sí, con mucha discreción, porque como dice Arthur: "Yo soy todo un caballero".
¿Eso no me hace ser un pervertido o sí? Joder, incluso entre ellas mismas se miran el trasero y los senos; aunque a diferencia de sus motivos, a mi simplemente me gusta.
A veces las entiendo, digo ¡A nadie le gusta que le vean el trasero! ¡Y menos si es un hombre! Me incluyo.
Como sea, tan grande era mi satisfacción en aquellos momentos con tanta mujer hermosa que me nublaba los sentidos por todos lados, que me olvide de un detalle importante.
Si, ¡Maldita sea! Olvide el lado izquierdo de mi área de trabajo, donde se encuentra la ropa de caballero.
Eso es algo insignificante para mí, en primera porque con lo que gano no me alcanza para comprar algo de ahí, y en segunda… Bueno… Solamente hay hombres y… No me interesa.
No obstante, las palabras de Berwald aún seguían resonando en mi cabeza: "Atenderás personalmente todas las dudas". ¡Mierda, que pereza!
Bueno, eso me daba completamente igual, porque por suerte esa área estaba vacía. De hecho era muy extraño eso. Así que continúe con lo que estaba habiendo antes.
Todo hubiese seguido así de maravilloso; pero como en todas las historias, siempre debe de haber algo que friega los momentos bonitos.
La mosca que caga el pastel.
Seguía en mi ensoñación, cuando escuche una risa MUY molesta, seguida de carcajadas con un volumen bastante alto y al parecer, se había caído algo.
Decidí voltear para poder observar que había ocurrido.
¿Mencione antes lo de la mosca? Bueno, esta vez en concreto eran tres. Y de las más asquerosas y ponzoñosas que hay y por haber.
Estaban tres sujetos haciendo un desmadre en la sección.
El primero era un tipo anormal de cabello plateado y extravagantes ojos de color rojo; el cual estaba tirado en el suelo con una repisa llena de ropa doblada sobre él, y se reía de manera ruidosa y fastidiosa
El segundo era un tipo afeminado a simple vista, de cabellera rubia, larga y rizada, una barba tan más horrible y ojos azules. El muy gay se tapaba la boca con un pañuelo para reír.
Por último, y para completar al trio maniático de "Los Tres Mosqueteros", estaba un chico de cabello castaño ondulado, piel un tanto bronceada y ojos verdes. El bastardo seguía sonriendo como si nada hubiese pasado mientras ayudaba a su amigo a levantarse.
Decidí dejar a mi compañero, Feliks Lukasiewicz para que cuidara mi puesto mientras atendía a los otros tres.
-O sea… Como que no está nada cool dejarme tu trabajo – Me dijo – Además, ¿Cómo por qué tienes que ir tú y no yo?
¡Puff!, solo lo ignore y me dirigí hacia los "Jóvenes".
-¿Se encuentran bien? – Trate de decir lo más amable que pude mientras movía la repisa hacia un lado.
-¡Claro que sí! ¡El grandioso yo es súper fuerte! - ¡Lo que me faltaba! ¡Un imbécil egocéntrico!
-Bueno, si necesitan algo… Mi nombre es Lovino.
- Merci cher, si te necesitamos nosotros te hablamos – Dicho esto con un acento francés, me guiño el ojo el tipo afeminado. Me recorrió un escalofrió por el cuerpo al ver tal repugnancia.
Me di la vuelta y empecé a recoger la ropa que se cayó, para mi suerte no era mucha. Pero, me sentía observado.
Si, sentía una de esas sensaciones de cuando sabes que te observan pero no logras visualizar quien es. Supuse que serían los tres de hace rato que estaban detrás de mí, seguramente me estarían viendo el culo, así que me apresure. Un rato después volví al mostrador y atendí lo demás.
Más tarde llegaron esos tres con todo lo que iban a comprar.
-¡Bonjour Lovino! ¡Regresamos! – Canturreo el que puedo definir que es afeminado y francés.
-¡Y hemos llegado para que empaques nuestros asombrosos artículos! – Creo que eso era más que obvio, puto albino.
-Sí, apresúrate… Por favor, Lovi… – Por primera vez, hablaba el de la inmensa sonrisa y tenía muy marcado el acento español. ¿Y qué dijo? ¿Acaso estaba acortando mi nombre? Le iba a recalcar cual era mi nombre completo: "Lovino", pero justo en ese preciso momento lo completo. –… no.
Me sentía acosado. El albino me miraba poniendo sus manos firmemente en el mostrador. El francés me observaba con una mano en la cintura y la otra en su mentón. Y el español, se recargo en el mostrador colocando sus codos y depositando su cara en las palmas de sus manos.
¡Dios! ¡No tenía hacia donde voltear y dar un respiro! A la derecha ojos rojos, enfrente ojos azules y a la izquierda ojos verdes. Sin duda uno de los peores infiernos.
-¿P-Pago en… e-efectivo o t-tarjeta? – Empezaba a tartamudear ya al borde de los nervios, quería que se largaran lo más pronto y me dejaran en paz.
-Oh… Oui, Tarjeta por favor
-A-Aquí tienen, vuelvan pronto. – Sí, claro, como si quisiera que esos idiotas regresaran.
-¡Gracias~! – Se despidió el español sonriéndome y guiñando un ojo.
-Para… s-servirles.
¡Agh, que asco! Este ha sido uno de los peores días, menos mal que mi turno ha finalizado.
Recogí mis cosas y por fin me marche a casa. Solo quería descansar.
Cuando llegue, saque mis llaves y abrí la puerta.
-¡Ya estoy en casa, abue! – Grite mientras me dirigía a la pequeña sala y allí los encontré. Mi nonna y Arthur bordando un mantel, y Feliciano terminando sus proyectos escolares. Salude a cada uno.
-¡Hermano, llegas a tiempo!, solo estamos esperando al abuelo para cenar – Como siempre Feli y sus abrazos. Me hacen sentir bien debo admitirlo.
- Bene… Voy a cambiarme, ahora vuelvo. – El traje que tenía puesto ya me estaba picando hasta en el cu… Cabello.
Cuando baje, el abuelo había llegado, y todos nos sentamos en la mesa a cenar.
-Podrías ayudarme a poner la mesa ¿Sabes? – Me dijo Arthur que más que nada, parecía el mesero.
-Sí, lo sé pero no lo haré. – Le hice un ademán para que continuara con su labor. – ¡Así que apresúrate, que ya tengo hambre!
-Idiota… Al menos sé que fregaras los platos. – El muy maldito se rió por lo bajo.
Y así empezó nuestra cena familiar. El abuelo contaba sobre su trabajo, la abuela sobre las novedades de la casa, Feliciano sobre sus amistades del colegio, Arthur sobre su transcurso de regreso a nuestra casa, y yo sobre lo bien que la pase rodeado de muchas chicas lindas.
N/A:
Hola. Pues esta viene siendo la primera historia yaoi que me atrevo a publicar.
Espero les haya gustado, si no, me iré por donde vine. :s xD
¡Saludos y gracias por tomarse la molestia de leer!
