X-Men Primera generación
Prólogo
Debería haber sido como cualquier día normal. Como cualquier otro día. Una niña de ocho años de aspecto normal con cabello castaño y ojos verdes caminaba a casa desde la escuela. Como siempre solitaria, mientras otros niños a su alrededor iban acompañados de sus amigos o sus padres.
Delante de ella iban dos amigas jugando entre si.
"¡Disminuye la velocidad Etta!" una de las niñas reía.
"Deberías dormirte esta noche, Lisa." la otra niña decía mientras saltaba delante de su amiga.
"De esa manera podemos permanecer despiertos y hacer una broma a Timothy Davies." la niña Lisa se rió. "¿Qué debemos hacer?"
Una mirada pícara pasó por el rostro de la niña Etta.
"Voy a pensar en algo." Ella dijo maliciosamente.
Hayley iba detrás de las chicas viéndolas entrar en el paso de peatones. Entonces el tiempo se ralentizó. Vio que un coche daba la vuelta a la esquina parecía salir de la nada. En cámara lenta vio que el coche se acercaba a la niña llamada Etta. Hayley abrió la boca para gritarles a ambas, pero fue muy tarde. Hubo un sonido terrible. El sonido del impacto. El cuerpo de la niña Etta voló a través del paso de peatones en medio de la carretera. El auto se detuvo con un chirrido. Hubo un momento de shock silencioso antes de que Hayley viera como la niña Lisa corriera hacia su amiga.
"¡Etta!" Lisa lloró.
Hayley se encogió al ver a la niña de su escuela tendida en el suelo, rota. Había sangre saliendo de una herida en la cabeza. Parecía que había unos cuantos huesos rotos.
"¿Etta?" Lisa acarició con cautela la cara de Etta. Los ojos de ella se abrieron. Sus respiraciones saliendo poco profundas.
"¿Etta?" Lisa susurró.
Etta miró directamente al cielo. Sus ojos parpadeando rápido como una lágrima caía de su ojo.
"Etta." Lisa murmura de nuevo.
Hayley se acerco un poco viendo tanta sangre brotando de la herida en el estómago de la chica. Una herida que no se veía nada bien.
"Estoy aquí Etta. Estoy aquí." Lisa susurró tomando la mano de su amiga, pero la niña no tuvo la fuerza para agarrarla. Solo siguió mirando al cielo. Su respiración volviéndose más lenta.
Hayley vio en los ojos de Etta que la luz se apagaba. Y entonces... ella lo sintió. Tenía una sensación terrible. Su corazón comenzó a latir con fuerza en su pecho y luego lo sintió. Ella sintió el dolor de la niña Etta. La herida en la cabeza y el estómago, los huesos rotos. Incluso vio su propia cara mirándola.
Hayley comenzó a hiperventilar. Podía sentir a Etta muriendo.
Voy a morir. Una voz susurró en su cabeza. Hayley apretó los dientes. Su corazón amenazaba con salir de su pecho.
"Etta?" Lisa decía mientras Hayley se acerco mas a las niñas, haciendo que Etta la miraba. Solo sus ojos se movieron hacia su cara. No dijo nada. Ella solo miró a Hayley. Luchando por mantenerse consciente.
Hayley podía ver que estaba perdiendo la batalla. Etta miró a Lisa una última vez antes de que sus ojos se cerraran lentamente.
"¡No Etta!" Lisa gritó.
Mientras Hayley sintió morir a Etta. Vio todo lo que la niña había visto. Ella caminando detrás de ellas en la acera. El breve destello del coche acelerando para golpearla. Ella sintió el impacto. Sintió cada herida y hueso roto que había recibido y la había sentido morir.
Mientras Lisa lloraba por su amiga, el corazón de Hayley latía con fuerza. Sentía como si estuviera en la posición de Etta. Como si ella hubiera sido atropellada por el coche. Hayley se aferró a su pecho y jadeó por respirar. Sentía que su corazón iba a explotar, pero todo lo que podía sentir en lo profundo era el dolor, la conmoción. Y la ira. Hayley soltó un largo y terrible grito por el dolor. Un grito que sacudió el suelo debajo de ella. Algo peculiar sucedió. Todo el farol en la calle explotó en una ducha de vidrio.
Los tíos de Hayley, Mariana y Richard Brown condujeron al hospital en completo silencio. Cuando Mariana contestó el teléfono, se quedó allí en shock. Luego ella dejó caer el teléfono, le dijo a Richard y ambos habían salido por la puerta. El médico había dicho que había habido un accidente de coche. Hayley y dos niñas mas habían estado allí. Mariana no había escuchado lo suficiente como para escuchar las condiciones de las chicas.
Cuando llegaron al hospital, ambos caminaron a la sala de emergencias.
Mariana fue directamente a la recepción. "¿Está Hayley Richter
aquí?"
La recepcionista miró a Mariana, claramente aburrida. "Por favor, siéntese y llene..."
"¡¿Dónde está mi sobrina, maldita sea?!" Mariana golpeó su mano sobre el escritorio, haciendo estremecer a la recepcionista.
"¿Señor y señora Brown?" Una policía caminó hacia ellos. Mientras sostenía a Hayley que estaba completamente ilesa, lo que calmó a Mariana, pero había algo mal. Sus ojos verdes habituales que estaban llenos de vida y curiosidad ahora estaban muertos y sin vida.
Mariana se arrodilló frente a su sobrina y le puso ambas manos en los hombros. "Hayley?"
Pero su sobrina no respondió. Mariana se volvió hacia el oficial de policía y luego se dio cuenta de Carrie-Ann Jones. La madre de Etta. Fue una vista terrible. Nada es peor que perder a un hijo. Nada en el mundo. Carrie-Ann se sentó en el suelo, sollozando. Su hombro temblando. Lloró, gritó, pero no había nada que pudiera traer de vuelta a su hija.
"Oh Dios mío." Mariana susurró.
"¿Qué demonios pasó?" Richard con su habitual tono seco cuando se refería a Hayley preguntó.
"Accidente automovilístico. Golpearon a una de las niñas. Murió antes de que la ambulancia las alcanzara." El oficial de policía dijo morosamente.
"¿Hayley?" Mariana acarició la cara de Hayley pero solo se quedó mirando a la nada.
Cinco semanas pasaron desde el accidente. Desde que Etta había muerto y desde entonces, Hayley no había dicho una sola palabra. Pasaba sus días asistiendo a la escuela, y cuando regresaba a casa pasaba el tiempo en su habitación.
Mariana decidió llevar a Hayley a terapia varias veces. Ese día como de costumbre hubo un completo silencio en el coche. De vez en cuando, Mariana miraba a Hayley, pero estaba en el mismo trance que el día del accidente.
Una vez que el auto estuvo estacionado, la tía y la sobrina entraron a la oficina de terapia.
"Buenos días señora Brown." Dijo el doctor O'Neil.
"Hola Dr. O'Neil."
"Como estas Hayley?" El Dr. O'Neil le preguntó a la niña. Sin respuesta. El Dr. O'Neil suspiró. Garabateó un no en su libreta. "No ha habido progreso en las últimas tres semanas, Mariana."
"Lo sé. Solo pensé..." Mariana se calló.
El Dr. O'Neil suspiró. "Voy a probar algunos nuevos métodos."
Mariana se sentó en un rincón de la habitación, observando a su sobrina y al médico.
"Hola Hayley." El Dr. O'Neil susurró sosteniendo un sobre amarillo en su mano. "Tengo algunas fotos para mostrarles hoy." Los ojos de Hayley parpadearon hacia el sobre. El Dr. O'Neil sacó fotos. La niña se inclinó un poco hacia delante. Eran fotos de Etta tomadas en la escuela. Hayley parecía como si alguien la hubiera abofeteado con fuerza en la cara. Mariana sintió como si algo estuviera mal pero ignoró la sensación. El Dr. O'Neil extendió las imágenes sobre la mesa frente a Hayley. "¿Quién es ella, Hayley?"
"Era una de mis compañeras de clase." respondió Hayley sus primeras palabras habladas desde el accidente.
"¿Y cómo te sientes hoy?"
"Vacía." Hayley dijo.
El doctor asintió. "¿Te gustaría decirme por qué te sientes así?"
Hayley miró al doctor. La mirada que la niña le estaba dando al doctor O'Neil lo asustó. Parecía como si hubiera visto demasiado en sus cortos ocho años en ese mundo.
"La vi morir. La sentí morir. Yo morí." Hayley susurró aunque nada de lo que decía tenía sentido.
"Hayley, ¿qué quieres decir...?"
"Estaba en su cabeza cuando esa niña murió. Vi que todo sucedió." Hayley murmuro recordando el momento.
"Hayley, has pasado por muchas cosas. Has visto muchas cosas y tal vez solo..."
"No estoy loca." La niña le espetó al doctor.
"No estoy diciendo que estés loca, estoy tratando de decir..."
Hayley se levantó de repente haciendo saltar al médico.
"Tu piensas que yo estoy loca." Ella dice enojada.
El doctor O'Neil negó con la cabeza. "No Hayley..."
"Ella piensa que yo también estoy loca, ¿no es así?" Hayley señaló a su tía. "¡Por eso estoy aquí!"
"Hayley, cariño..." Mariana trató de consolar a su sobrina, pero Hayley levantó las manos.
"¡No!" Ella gritó y luego sucedió. Mariana se quedó sin aliento mientras volaba hacia atrás chocando con la puerta. Con su visión borrosa observo que El Dr. O'Neil voló hacia atrás y golpeó la pared cayendo, inconsciente en el suelo. Mariana vio como los muebles empezaban a temblar y sacudirse. Miró a Hayley que se miraba las manos. Inspeccionándolas
¿Qué fue eso? Pensó Hayley. Y entonces oyó otra voz. De su tía. Excepto que su tía no le estaba hablando. Su boca no se movía en absoluto. Oh Dios mío, Hayley escuchaba dentro de su cabeza.
Hayley cerró los ojos y puso ambas manos contra su cabeza. Ella escuchó otras voces. Tantas voces. Todos hablando al mismo tiempo. Tantos. Tan ruidoso. Sintió como si su cabeza se abriera. Simplemente seguían y seguían y seguían.
"Hazlo parar." Ella murmuro manteniendo los ojos cerrados como si eso mantuviera las voces a raya.
"Detente." Ella dijo un poco más fuerte, pero las voces solo parecían hacerse más fuertes.
"¡Detente!" Ella gritó, cayendo de rodillas con las manos a cada lado de su cabeza. "¡Por favor detente!" Ella gritó. Pero no se fueron. Hayley se balanceó de un lado a otro, tratando de hacer que las voces se detuvieran. Pero se quedaron. Se quedaron y nunca se fueron.
Hayley se ha quedado en su pequeña habitación desde el incidente en la oficina del doctor. Desde entonces solo ha tenido voces dentro de su cabeza. Cada vez que veía a alguien mirándola, podía oírlos pensar. Antes, había tratado de ir a la cocina y comer algo. Richard había estado allí. Estaba vertiendo un poco de leche en un vaso cuando escuchó su voz dentro de su cabeza.
¿Me pregunto cuál es su problema?
La cabeza de Hayley se movía de un lado a otro la habitación. Buscando la fuente de la voz. Antes de mirar de nuevo a Richard.
¿Por qué me está mirando?
Las manos de Hayley comenzaron a temblar.
"¿Hayley? ¿Estás bien?" su tía entro a la cocina.
Oh dios Hayley
¿Que esta pasando?
¿Por qué está siendo tan extraña?
Palabras. Frases. Voces giraban en la cabeza de Hayley. Cierra los ojos poniéndose las manos en las orejas.
"¿Hayley? ¡Hayley!"
Fue demasiado. Hayley salió corriendo de la habitación. El vaso de leche golpeó el suelo, se hizo añicos. Se escapó pero las voces siguieron.
¿Que demonios fue eso?
Que esta pasando?
Que raro.
Hayley cerró la puerta de golpe y se quedó encerrada lejos del mundo.
Mariana se asomó por detrás de la cortina. Era medio día. Dos meses desde el accidente automovilístico. Desde entonces, Hayley había... cambiado. Ella podía hacer cosas que Mariana ya conocía pero que jamas pensó que su sobrina heredaría. Su hermana Lindsay la madre de Hayley siempre había podido hacer ese tipo de cosas, y al parecer su hija había heredado sus habilidades. Así decidió contra su mejor voluntad buscar al padre de la niña, que por lo que sabia también tenia habilidades como Hayley. Nuca se había preocupado por llamarlo, ya que siempre pensó que podría bastarse sola para ocuparse de la hija de su única hermana, pero todo se había enredado desde el cambio de Hayley, sentía que no podía controlarla y solo alguien con las mismas habilidades que ella podría ayudar. Y ese era el padre de la niña.
Cuando logro dar con el padre y decirle la verdad que tenia una hija y después de convencerlo que era cierto, le contó a Hayley por primera vez de su papá, que estaba vivo y que vendría a verla. Por algún tiempo corto la expresión vacía en los ojos de Hayley había cambiado mostrando luz en ello ante la mención de su padre. Le había hecho muchas preguntas que como pudo le respondió.
Ahora días después esperaba la llegada del padre de Hayley que había prometido ir a hablar con ella y conocer a su hija. Aunque ella sabia que el hombre no le había creído una palabra.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Richard se colocó detrás de ella apoyando la mano en su hombro.
"¿Estamos haciendo lo correcto?" Ella preguntó.
"Sí." El respondió.
"Pero y si ella no es..." Mariana vaciló. "¿Un mutante?"
"Mariana... ¿de qué otra manera explicas lo que le está pasando a Hayley desde el accidente?"
Mariana abrió la boca pero hubo sonido desde arriba de sus cabezas. Ambos miraron hacia arriba. Un objeto en la mesa comenzó a temblar.
"No otra vez." Mariana susurró. Lentamente, cada objeto flotaba en el aire. Richard miró hacia afuera y vio un auto en la calle flotando a pocos centímetros del suelo. Mariana miró a su alrededor con tristeza, sabiendo que eso era una prueba de que su sobrina era una mutante, como su madre lo había sido.
