Disclaimer: nada de Once Upon a Time me pertenece
Este fic participa en "Baelfire", el primer reto de "Bienvenidos a Storybrooke" el foro de Once Upon a Time en español.
NOTA: CONTIENES SPOILERS DE LA SEGUNDA TEMPORADA DE OUAT
—Papá, ¿dónde está mamá?
Rumplestiltskin había vuelto a casa sólo. Milah se había quedado con ese hombre porque él había sido incapaz de enfrentarse en un duelo de espadas. En estos momentos, se temía lo peor. Entonces, cogió a su hijo en brazos y lo sentó en sus piernas.
—Bae, hijo, mamá... ya no está.
—¿A dónde ha ido?
—Se ha ido a un sitio muy, muy lejano, Bae. No va a volver.
Baelfire bajó la mirada, apenado. En el fondo sabía a lo que se refería su padre. Se bajó al suelo y se marchó. Rumplestiltskin no sabía qué hacer. Ese sucio pirata se había llevado a Milah y él no había podido hacer nada, porque no era más que un cobarde. Podía imaginársela ahora mismo, encerrada en algún frío camarote, empleada como uso y disfrute para la tripulación... o para ese asqueroso capitán.
Se levantó y caminó al espejo. Un cobarde. No era más que eso, un cobarde. Y por culpa de su cobardía ahora había perdido a su mujer. Sin embargo, no pudo evitar pensar en la posibilidad de que a Milah le pareciese bien haber sido secuestrada por ese capitán. Incluso llegó a pensar que tal vez ella fuese por cuenta propia hasta ese barco, pues no pudo evitar recordar la escena en la taberna, con los dos jugando y riendo. Milah lo consideraba un cobarde, estaba claro. Más de una vez había manifestado sus deseos de salir y correr aventuras... Ese capitán podía darle a ella todo lo que Rumplestiltskin nunca pudo darle.
No, no era verdad. Milah había sido secuestrada. La utilizarían como moneda de cambio, la violarían o la matarían, echándola al mar. Eso era lo que iba a pasar. Aquí lo único que le importaba ahora a Rumplestiltskin era Baelfire. Había perdido a su madre y sólo le quedaba su padre. Tenía que ser un poco menos cobarde, por Bae.
—Está muerta, ¿verdad?
Baelfire estaba de pie en la puerta. Pequeñas lágrimas le caían por sus mejillas. Rumplestiltskin se acercó a él, se arrodilló y lo abrazó.
—Me temo que sí, Bae. Mamá ha muerto —se apartó y lo miró —. Pero tenemos que ser fuertes, Bae, no podemos rendirnos. No es lo que mamá hubiese querido. Tenemos que luchar y seguir adelante. Tenemos que hacerlo por mamá. ¿Podrás hacerlos, Bae? ¿Podrás hacerlo por mamá?
Baelfire se enjugó las lágrimas y asintió.
—Lo haré, papá. Lo haré por mamá.
Rumplestiltskin abrazó fuertemente a su hijo.
—Ese es mi chico. Anda, ahora ve a jugar con tus amigos.
Baelfire salió corriendo. Rumplestiltskin por su parte lo observó a través de la ventana. Había sido secuestrada, si. Jamás se habría ido con ese pirata por su propia cuenta, jamás. ¿Jamás? Rumplestiltskin se aferraba a una sola cosa en el mundo para que Milah no se hubiese fugado por su propia cuenta. Y esa cosa era Baelfire. Puede que él fuese un cobarde, pero Milah quería a Baelfire más que a nada en el mundo. Y por esa misma razón sería incapaz de abandonarlo.
