Bueno, espero la estén pasando bien. Aquí les traigo otra historia va dedicada a WitchWhite mi beta. Está inspirada en los fics de ella sobre el pasado y origen de los dorados. Espero le den una oportunidad. Por supuesto yo quise hacer lo propio con la amazona de cobra. Bueno nós leemos abajo ;)

La tarde de primavera era hermosa, solsticio había ocurrido poco menos de una semana, las fiestas por las pascuas ortodoxas estaban en puerta.

Aunque en pequeño pueblo de Rodorio, la festividad resultaba desapercibida. Su gentil y despreocupada población se enfocaba a venerar a la diosa Atena, cuyo santuario se erguía majestuoso en lo alto de las cumbres.

Se corrió la voz, los caídos en batallas feroces, regresaron con la venia de la diosa de la guerra y la sabiduría.

Santuario...

― Quiero que no abandonen sus puestos, la próxima vez que los descubra en Rodorio, de holgazanes, yo misma les quitare las ganas de ir a la taberna ¡Entendieron!

Los dos hombres se aferraron a sus lanzas, tratando de no temblar ante la amenaza de su superior. La mujer estaba cada día más agresiva, intransigente y violenta que de costumbre. Su pecado fue ir por un trago a la taberna de Rodorio. Su suerte acabó en cuanto la miraron en el umbral de dicho lugar con sus manos en las caderas y esa maldita máscara brillando bajo la luz de medio día. Sin importarle, los arrastró literalmente hasta la entrada del santuario y llenándolos de improperios.

La amazona sacó las afiladas garras y los rayos violetas comenzaron a cubrir el brazo derecho. Intimidante era la perfecta palabra.

― Lo-lo… sentimos, señorita Shaina no volverá a suceder, por favor le rogamos, no le informe a Shion...

― ¡Inútiles!

La cobra dio media vuelta y se enfiló a los templos zodiacales.

― Bruja―soltaron por lo bajo ambos soldados.

Ya en el templo de Aries, la peliverde hizo la petición de su custodio para poder avanzar y llevar ante Shion su reporte del día anterior. Excusas no le faltaban para acusar a los guardias por su comportamiento.

Era un día más y ella ansiaba el pergamino y una cita ante el patriarca. Frustración, era el incentivo a su mal carácter. ¿En verdad se le notaba?, ¿se estaba pasando? La ira ya era rutinaria. ¿Por qué? Simplemente porque Seiya parecía más apegado a Saori, ¿era tan idiota que no se daba cuenta que ella esperaba ser correspondida? Para colmo, el patriarca le indicó una nueva labor: dar a detalle los orígenes de cada uno de los santos, comenzó por la orden dorada, y hacía dos días que sin más los caballeros de bronce empezaron a desfilar por el templo principal.

― Perfecto, olvídese de la bruja de ofiuco― gruñó apretando los dientes y puños― hasta Marín y Junet, tenían un pasado, y yo ¿qué?, ¿acaso salí de un repollo?, pero hoy sí me tiene que escuchar ese anciano senil, rejuvenecido― volvió a escupir las palabras con ira...

Caminó hasta cruzar los doce templos. Obvio que los dorados que la miraban con ese cosmo lleno de cólera, le abrían paso sin mediar palabra.

Llegó al templo principal y en la gran puerta dos soldados hacían guardia.

― Par de ineptos, avisen a Shion que requiero una audiencia― los hombres ni siquiera pestañearon. ― ¡Muévanse! ― Uno de ellos soltó su lanza y corrió despavorido.

Shion escribía en un pergamino. Hundía con gracia en el tintero la pluma con la cual redactaba, sabrá Atena qué cosa. No intuyó que su trabajo seria interrumpido por el asustado hombre que caminaba, no, corría en dirección suya y tratando de no gritar le dirigió unas palabras.

― Se... Señor, afuera se encuentra el santo femenino encargado de la seguridad del santuario, pide audiencia, patriarca― titiritando el hombre trató de adoptar pose de firme.

Shion lo miró y al cabo de unos momentos, se recargó en el respaldo de la gran silla. Se llevó la mano derecha al mentón y dio un gran suspiro.

― Permite que pase. Será la última persona a la que vea el día de hoy.

― P-pero señor, son apenas las tres de la tarde...

― ¡Sin peros, solo hagan lo que pido!

― Entendido― el pobre y asustado hombre no tuvo más opción que obedecer , puesto que el anciano ariano era de temer.

Shaina se adentró después que el guardia le diera el paso y la gran puerta se cerrara.

La furia y las ganas de explotar ante aquel hombre que parecía haberla ignorado, era clara; sus puños apretados hacían crujir el cuero de sus guantes, la mandíbula oprimida al extremo de hacer rechinar los dientes y la respiración agitada.

Sus pasos dejaron de ser firmes y seguros, finalmente pudo tener en su campo visual al antiguo caballero de Aries. No existía tolerancia alguna en su expresión.

Sentado, mirándola venir, intuyó el por qué, de ese cosmo tan hostil; se creía relegada.

Al fin se colocó en una rodilla al estar frente a él ariano.

― Señor, yo... -

― Sé que has venido a buscar Shaina― a él, por supuesto que los modos de la mujer no lo intimidaban, eso era cosa de los soldados ― dos cosas te voy a pedir, una; basta de tu carácter asfixiante y altanero. Dos: levántate y toma asiento―Shion no dejó de mirarla fijamente a los ojos, mucho menos de apartar su mano de el mentón.

Obedeciendo, la cobra se puso de pie e inhaló una vez y soltó el aire lentamente. Repitió dos veces más y entonces Shion le señaló la silla a sus espaldas, automáticamente ella se acomodó. El viejo zorro sabía cómo ganarse a cada uno de sus subordinados...

― Escucha muy bien lo que tengo que decirte, Shaina. Me parece que tu humor no es el adecuado estos momentos. Intuyo la razón me parece que tú te crees ignorada respecto al tema de tu pasado... - Shion le miró con ojos calmos

La amazona se sintió avergonzada, su carácter "difícil" le iba a traer problemas, eso incluso Argol, se lo había mencionado. Se frotó sus brazos y los dejó en su regazo.

― Lo siento señor, es cierto que quiero saber de mi procedencia... Le agradecería mucho si tan sólo me diera algún dato para no sentirme vacía. Saber si tengo padres, hermanos, o si es que en realidad, nadie me quiso y fue más fácil ponerme en la basura cual desperdicio― lo último que pronunció hizo que la furia regresara a ella, pero al mirar el amatista de los ojos de Shion resplandecer, respiró hondo y se tranquilizó.

―Bien Shaina, verás - sacó de su cajón de su escritorio una pequeña caja de cartón sellada ―cuando termine de hablar, podrás comprobar la veracidad de mis palabras con lo que hay aquí.

La peli verde miró el objeto y asintió levemente.

19 años atrás

Casi todos los signos se habían completado. Desde Aries hasta piscis, con excepción de acuario, los templos yacían ocupados. Niños y jóvenes en su mayoría, ahora serían quienes jurarían guardar la Paz en la tierra. La venida de la reencarnación de Athena, aguardaba unos años más.

Pero justo en el momento que Shion, pensó no tener más estrellas las cuales resguardar, una brilló con suma determinación. Miró el calendario, 24 de marzo para ser preciso, y en el firmamento esa constelación se perdía en el interés del viejo lemuriano.

― Ofiuco, una constelación, que fuera dorada, ahora solamente resplandece en plata. ¿Será que su portador ya apareció? ― dejó de mirar el cielo nocturno y acudió al llamado de la criada a su servicio.

― Señor casi es media noche, tampoco cenó hoy.

El reclamo sonaba más a una acongojada afirmación. Con su andar lento y acompasado por los casi sesenta años de la agotada mujer. Tomó la charola y se retiró.

― Anabel, no sucede nada si no tomo la cena hoy también

― Te intriga esa constelación, hijo, lo veo en tus ojos. Tal vez no sea nada, confío en tu buen juicio para poder discernir qué es lo que sucede con ella... Tal vez su portador esté cerca, lo único que debes hacer es tu trabajo― en efecto esa vieja tenía la sensibilidad de una pitonisa. Shion le sonrió y ella con el ceño avejentado, le miró como una madre a su hijo..

Tres días después... Rodorio

Ajustó el chal, el sentimiento de seguridad se lo ofrecía estar en suelo extranjero. Aun le dolía andar. Se sentía cansada y el pequeño cuerpo adosado a ella se sentía cada vez más pesado.

Descubrió su cabeza con parte de su chal, miró la fuente de la la plaza. El agua proveniente de ella se ofrecía refrescante para saciar su sed. Se acercó y sorbió con urgencia. Estaba sucia y asustada, huir fue necesario.

Un pequeño quejido provino de sus brazos. Descubrió con una ternura increíble y acarició a su ángel. Las hebras verdes en la cabeza estaban mojadas por el calor infernal y el viaje de tres días. El quejido se convirtió en sollozo y después en llanto incontrolable.

― Ya preciosa, sé que tienes hambre, buscaré la sombra de un árbol para atenderte, pero por favor deja de llorar― la voz de aquella mujer parecía traer concilio, pero no fue así. Los ojos verdes y cansados buscaron el lugar correcto para amamantar a la pequeña. No deseaba llamar la atención.

Ya había ofrecido leche a su bebé y ésta había quedado profundamente dormida. Ella aún tenía hambre pues para un viaje de dos días solamente bebió agua y un poco de alimento. Se lamentaba haber dejado a su padre sólo y enfermo, no se explicaba cómo es que su padre había enfermado, desde la visita de aquel hombre misterioso dos días antes de su parto. ,¿Qué le había dicho?, ¿por qué su padre se estremeció con la sola presencia?, no le tuvo la suficiente confianza a ella, para decirle. Lo siguiente que supo fue que su padre parecía decidido a que ella abandonara el país apenas naciera su bebe. Eso y el no ser apoyada por el padre de la criatura, era lo que le atormentaba. "¿Qué pasó contigo, Rafael?, no me explico tu ambición..." Pensó, y es que en realidad ella estaba enamorada del joven capataz que ayudaba a su padre en cuestiones de la finca. Parecía un hombre bueno y cariñoso, pero después de enterarse de su estado, su ambición había crecido conforme el tiempo pasaba. Su padre al notarlo, no tuvo más remedio que despedirle. No sintió dolor aun cuando el hombre cínicamente dijo que sólo le importaba el dinero que veía tras una boda que nunca llegó. Ella, no era tonta como para ver la clase de hombre que había escogido para procrear a esa criatura que yacía entre sus brazos.

Tomó el bolso que llevaba consigo y poco dinero. Había de pagar dinero extra para viajar lo antes posible. Estaba en Grecia, sería fácil ubicarse ahí, pues su griego era fluido. Tenía que pasar desapercibida hasta saber que nadie la buscaba a ella y en especial a la bebe. Aún era algo que no entendía... "no dejes por ningún motivo que nadie se lleve a la niña, protégela de quien sea y desconfía de todos" fueron las últimas palabras de su padre antes de que ella se marchara.

Acomodó a su recién nacido y se dirigió a una cafetería cercana. Dentro tomó asiento y enseguida una mujer joven le dio el menú. Al instante sintió algo "extraño " proveniente de ella sin embargo, su sonrisa y aparente empatía le doblegó su desconfianza.

― ¿Quieres ordenar algo cariño? ― Su voz melodiosa y la belleza de la mujer incomparable.

― Quiero sopa y una ensalada por favor― la mujer anotó el pedido y antes de ir por el, sonrió.

― Será bueno que comas proteína, se nota que no lo has hecho desde hace días, créeme, a tu bebe también le hará falta, ¿te parece te traiga un filete? ― la chica de ojos verdes asintió, esa mujer tenía cierto misticismo― sopa ensalada, filete y agua de avena, para la mesa dos...― sonrió y salió apresurada a la cocina.

Comió y después de un rato la chica pagó la cuenta. De vez en cuando la mesera la miraba. De rato se acercó para llevar las cosas y limpiar la mesa.

― Tu bebé es hermosa― pudo apreciarla pues la joven madre la había colocado en el asiento a su lado en tanto ella comía. Ahora dormía plácidamente― sabes, yo tengo dos hijos, gemelos, son mi adoración, pero no puedo tenerlos conmigo. Están en un lugar en donde los preparan para ser fuertes. Mirarte a ti, me recordó mucho mi pasado. Yo estuve sola un tiempo pero después gente buena como la dueña de este lugar me acogió en su seno junto a mis hijos...― la ojiverde podía leer la tristeza implícita en sus palabras.

― ¿Los extrañas? ― se aventuró a cuestionar.

― Cada día que paso sin verlos, ansío el tiempo vacacional para poder recibirlos. Son mi vida…

― ¿Cómo se llaman? ― el rostro de la mujer, se perdió en sus pensamientos, tal vez el sufrimiento iba más allá de lo visible.

― Saga y Kanon...

NA. Es el primer capítulo. Será un fic corto de apenas unos tres capítulos si deciden leer y acompañarme, les agradezco infinitamente. Nós leemos en el próximo.

Besos ;*