Sailor Moon, personajes e idea original no me pertenezca, esto es solo un pasatiempo, una forma de liberar mi imaginación, no lo hago con fines de lucro, solo de relajacion
Enséñame a amar
Una hermosa joven caminaba por los pasillos del palacio, seria, sin ninguna expresión en su rostro, su motivo de ser, de vivir, un cristal… un cristal de cual dependía la paz y el futuro de su pueblo.
En el pasillo se encontró a un guardia, el cual de inmediato bajo su vista, nadie en el reino tenía permitido ver a la cara a la Wärterin, como le llamaban en el pueblo, pero para sus conocidos era Serena.
— Buenos días, alteza
Ella no le contesto, solo paso de largo, que caso tenía contestar a alguien que no te ve, es lo que pensaba cada vez que alguien la saludaba.
Reanudo su andar, sus manos ya estaban cansadas, siempre en la misma posición, palma con palma, solo con el espacio suficiente para que un pequeño cristal, de tamaño de una pelota de golf se sostuviera en el aire.
— El famoso cristal de plata, el objeto más poderoso del Milenio de Plata, el cual mi madre gobierna, desde que tengo uso de razón he traído el cristal conmigo, y a partir ese momento, me han educado para cuidarlo y explotar sus poderes al máximo, por si algún enemigo quiere tenerlo en su manos. Mi vida entera depende de este cristal, estamos muy ligados, si desaparece o es destruido moriré. Y si yo muero, el cristal se muere conmigo. Se puede decir que tengo una larga vida asegurada, muchos ambicionan su poder, nadie quiere destruirlo. Aunque deseo que alguien lo haga, estoy tan cansada de esta vida. Quiero salir y disfrutar, conocer a gente nueva que me mire a los ojos, que no me tema. Cada día que pasa veo más difícil mi sueño, tengo que resignarme y vivir esto a lo que mi madre llama vida.
La princesa continuó su andar, hasta llegar a sus aposentos, el único lugar donde podía descansar de su pesada tarea; ahí el cristal reposaba dentro una copa, la copa lunar.
Dejo el cristal de plata, descansando sus manos por primera vez en ese día, la mayoría del tiempo no entendía el porque del cargar siempre con el cristal si podía dejarlo en la copa, una vez se lo comentó a su madre, ocasionando que por tres días no descansará ni un instante; ese fue el castigo por su insolencia. Desde ese día todo su dolor y frustración se lo quedó para ella, no expresaría su inconformidad, ni sentimiento alguno y así había sido desde los 5 años de edad, su corazón se endureció, como un cristal.
— otro día más, otro sentimiento guardado, ¿Cuánto más podré soportar?
Tomo uno de sus libros, su único escape hacia la libertad, tenía tantos que perdió la cuenta de los que ya leyó y los que le faltaban. Siempre había sido muy culta, pero las historias fantásticas o de amor eran sus favoritas, en ocasiones se imaginaba que vivía en un país lejano, donde no tenía deberes, era solo una campesina y un día llegara un Pegaso por ella, llevándola con un príncipe de cabello negro y ojos azules la rescataba, juntos volaban hasta una estrella fugaz donde eran felices.
Pero después despertaba de ese sueño, retornaba a la realidad, recordando que si algún príncipe llegaba por ella seria Darien, al cual no conocía pero estaba comprometida, "unión de grandes familias" como decía su madre. Serena sabía que eso no era verdad, la familia de Darien codiciaba el cristal, eran poderosos, incluso más que la dinastía lunar, por lo que Serenity, la madre de Serena, arreglo un tratado entre ambas familias, evitando así la destrucción del reino y la dinastía de la Luna.
Pronto anochecería, la hermosa Luna haría su aparición, a Serena le gustaba ver la luna llena, aunque a la vez la odiaba; cada luna llena el cristal debía recibir la luz al igual que la guardiana. Así que ella pasaba toda la noche en la parte más alta del castillo con los brazos extendidos hacia el cielo recitando conjuros de fortalecimiento. Odiaba hacer eso, además de que en la mañana los brazos le dolían y nadie hacia nada, todos decían que ese dolor era un privilegio.
Suspiró y comenzó con su lectura
— Tal vez así me relaje un poco.
Érase una vez, en un lejano planeta existía un joven, de largos cabellos negros como la noche y ojos azules cual mar. Su voz era privilegiada, cualquiera que la escuchase quedaba extasiado, era como escuchar a un ángel. A pesar de tener tan preciado regalo, era infeliz; en su vida faltaba algo… alguien.
Desde pequeño la gente siempre había idolatrado su don, pero no a él. Su don era lo especial, fuera de eso era solo un niño más. En ocasiones por las noches rogaba que su don desapareciese, tal vez así los demás lo querrían por quien es y no por sus atributos.
— Creo que se parece un poco a mí
Un día, caminó por el pueblo decidido a encontrar ese algo que le hacia falta, a esa persona especial. Anduvo por las calles durante mucho rato, hasta que la vio, ese ser angelical que….
— Basta— cerró el libro— no quiero leer otra historia donde todos terminen felices. Envidio esa felicidad, se que me prometí a mi misma no sentir nada además de que tengo prohibido el amor o cualquier otra clase de sentimiento que interfiera en mi labor.
Unas cuantas lágrimas resbalaron por sus mejillas.
— ¿Qué es esto? — Se limpio— yo no puedo llorar, no debo sentir tristeza. Si la única manera de dejar de sentir es esa, lo haré.
Se paró súbitamente de la silla, tomo unas tijeras, haciéndose una pequeña incisión en la muñeca, provocando que la sangre brotara. Sentía dolor, pero seria la última vez. Caminó hasta la copa lunar, sacando el cristal; vertió su sangre sobre él, tiñéndolo de rojo opacando su brillo por un momento
— Te ofrezco mi sangre, mi corazón, mi alma, todo lo que soy… a cambio de no sufrir, de no sentir nada, ni dolor ni amor, absolutamente nada, quiero dedicarme por completo a ti.
El cristal brillo en todo su esplendor, absorbió la sangre; su color transparente cambio a uno ámbar, se suspendió en el aire al momento que Serena desfallecía. El cristal no descendió, cambio de forma, la figura de una niña pequeña de cabello gris, tez blanca y ojos negros apareció.
— Espero que no te arrepientas, no hay marcha atrás al menos que tengas algo más que darme. Cuando despiertes serás otra, una persona fría, con un corazón duro que no le afecte nada. Tus ojos dejarán de brillar, serán opacos, y tu mirada distante, podrás ser egocéntrica o altanera en ocasiones, será lo único que podrás sentir, mi querida Serena
La niña volvió a ser el cristal, cayendo sonoramente sobre el piso, a lado de su guardiana.
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Hola:
Se que no he acabado con el otro finc, Recordando un pasado, añorando un futuro, pero no resistía las ganas de hacer esta historia.
Ojalá les guste esta, la verdad no se de donde me salió esta alocada idea, pero bueno
Y si me ayudan con el titulo se los agradeceré, no tenía ni la menor idea de cómo ponerle, fue el único que se me ocurrió.
Atte: Saku Kou
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