TARDE DE BAR
DRAGON BALL AKIRA TORIYAMA
Sinopsis: El establecimiento llamado "Región 439" era más que un espacio para entretenerse. Era un cobijo y cable a tierra de una joven universitaria que pasaba sus tardes, sin quererlo, trazando su historia con un camarero.
Nota de la autora: Nada, basado en experiencia personal modificada acorde a los personajes y para hacerlo más divertido.
Prefiero escribir oneshot o cosas cortitas mientras me frustro con mis longfic por terminar.
Capítulo 1
Videl suspiro y lo vio a venir a, cómo los últimos seis meses, tomarle su pedido.
Ella no está enamorada del camarero del bar.
Ella no está enamorada del camarero del bar.
Ella no…
—¿Vi?
Maldita sea. Ella definitivamente está enamorada del camarero del bar.
—Oh, hola Gohan…
—Hola, Vi. ¿Qué tal estás? —indaga con timidez y sonríe estúpidamente mientras ella toma la cartilla del menú—. ¿Eresa hoy te hizo arder las orejas hablando del último chico con quien se acostó?
Videl no puede evitar poner los ojos en blanco mientras Gohan le desliza un café sobre la mesa con cierta arrogancia.
—Ten. Necesitas despertarte, Vi. Cortesía de la casa.
—¡Gohan! —replica ella ante su tonto juego—. Te lo dije, es Videl, ya sabes, Videl, con dos sílabas, no Vi.
—Pero ¿qué tiene de malo? Vi es un nombre corto y pequeño. Como tú.
La susodicha toma su café antes de que se caiga del mostrador con facilidad y saca su billetera con su mano libre.
—¡Por Kami-sama, Gohan! Vi suena como algo de una chica malvada en una serie para adolescentes muy mala.
—¿Te acabas de llamar zorra?
—Puede ser.
Él trata de no reír, pero fracasa y Videl siente que su corazón se acelera. Su risa era tan hermosa como él y Videl juraba que fue creado para solo para molestarla. Cuando su risa termina, su boca se torna en una sonrisa maliciosa mientras dice.
—No es de zorra. Creo que suena lindo —y desliza dos paquetes de azúcar hacia ella—. ¿Vas a agregar algo más al café?
—Dos tostados y jugo de naranja —dice Videl mientras saca sus apuntes—. Hoy tengo para revisar el dieselpunk distópico, ¿te unes a la lectura?
—¿Hay algo de jazz en eso? —curiosea Gohan.
Videl revisa su material.
—Menciona algo.
—Deja que le avise a mi madre —responde, entusiasmado.
Videl busca en su billetera por un momento antes de darle el pago por adelantado. Sus dedos se rozan mientras el dinero se intercambia manos y ella intenta que sus mejillas no se pongan rojas. Gohan se retira y pone el dinero en la caja registradora en su orden respectiva.
Ella toma su azúcar al mismo tiempo que Gohan alza la vista hacia arriba y su maldita sonrisa está de vuelta y hace que un hormigueo surja en su estómago.
Maldito sea.
—Gracias por su negocio, señorita Videl —recita, lo mismo de siempre.
Ella sabía que eso de señorita Videl no era parte de lo que los empleados del Región 439 debían decir y eso logra que se sonroje. O tal vez es porque ella siempre termina ruborizándose cuando Gohan agradece por gastar su dinero en las meriendas de allí.
Videl entonces le devuelve la sonrisa y espera paciente su pedido. Gohan llega alrededor de quince minutos después con lo que ordenó más algo para él y de sientan a hablar. El tiempo pasa y se hace una hora cuando ya la madre del camarero hace gestos para que vuelva a sus deberes.
—Ah, tengo que volver —se queja—. Me gusto pasar este tiempo contigo. En tu universidad ven cosas muy interesantes.
—Cuando quieras te pasare para que leas y puedo conseguirte algunos cuentos sobre steampunk. Pero antes debo terminar mi investigación sobre esto y encima tengo un examen por la noche...
—Claro.
Videl se da vuelta para irse, pero antes de que pueda hacerlo, él la agarra por la muñeca y la azota para mirarlo. Su piel arde por su toque, pero no de mala manera.
—Aunque...—susurra, y si, Gohan fue creado para que se burlara de ella—. Sé que hoy puedes lograr ese diez en tu prueba de escritura. Buena suerte.
Y si bien su calor y su toque se ha ido, Gohan se molesta en lanzarle otra sonrisa por encima del hombro mientras se da vuelta y se dirige hacia la fila de clientes gruñones que esperan sus bebidas. Videl duda un momento antes de poder persuadir a sus pies para que la muevan hacia la puerta.
La campana sobre la puerta suena cuando sale del acogedor bar, el camarero no puede evitar mirarla cuando se va.
—Esa chica te tiene enamorado, muchacho —comenta Roshi, un anciano que llevaba siendo cliente allí desde el inicio—. ¡Es una chica muy linda!
—Gohan deberías pedirle una cita o algo así. Llevas charlando con ella muchos meses —acota Krillin, acompañante del anciano.
Gohan niega con la cabeza mientras toma sus órdenes.
—Ella tiene mejores cosas que hacer que estar como un simple camarero. Tiene exámenes por aprobar y un futuro por delante —comenta para desilusión de los hombres.
—¿Y quién dice que tú no? —indaga Krillin.
—Lo dice el estado de mi padre que no ha salido del coma —expresa con desdén. Roshi y Krilin suspiran—. Lo único que puedo tener con ella es una buena amistad y las tardes en el bar. Nada más.
Gohan termina de tomar las órdenes y va a la cocina donde su madre preparaba cada pedido. Decide ayudarla. Ese era el único futuro para él.
