Hola!!!

Para todos los fans de esta pareja, les traigo un... no sé exactamente que es, jeje, de momento un one-shot pero, si os gusta y os quedais con muchas incognitas (o me obligan ciertas personas que yo sé), se puede convertir en un fic. De momento, os dejare con mi primera creación de Dramione... A disfrutar!!!

Rompiendo el hielo de tu corazón

Era una gélida mañana de invierno, pero no un invierno cualquiera, sino el invierno más frío de los últimos años. El sol se asoma nervioso por el horizonte, los pájaros no se atrevían a salir de sus escondites, el frío los echaba para atrás. Pero no todos podían quedarse en sus escondites, y mucho menos si estaban en mitad de trimestre y en un colegio donde no puedes escaquearte de las clases ni esconderte sin evitar ser descubierto. Pero, como en toda situación, siempre hay excepciones, y una de ellas era Draco Malfoy. Draco era un chico alto, de pelo algo largo y rubio, de ojos del color del mar, piel pálida como la más fina de las porcelanas, con un cuerpo envidiado por muchos, y no es para menos, todas las chicas, no solo de su propia casa, Slytherin, sino también muchas de las chicas de otras casas del colegio. En resumen, era uno de los chicos más cotizados del colegio, aparte de ser famoso gracias a sus buenas artes para la magia y la buena reputación de su familia. Draco lo tenía todo, bueno, todo lo material que podamos decir, pero se sentía vacío y no era para menos: él no tenía amigos verdaderos, y mucho menos alguien que lo quisiera por como es y no por quien es.

Las clases comenzaban en el gran castillo de Howarts, las vacaciones de navidad habían terminado y las clases comenzaban de nuevo. La primera clase era "pociones" con el profesor Snake, clase que compartían las casas de Griffindor y Slytherin, por lo que dos viejos enemigos se encontrarían de nuevo: Draco VS Harry. Los alumnos iban entrando en la clase, pero como era de costumbre, en esa clase los sitios privilegiados, que eran los más lejanos al profesor, eran ocupados por los de Slytherin, pero esta vez una chica castaña, de pelo rizado, con los ojos marrones oscuros y una sonrisa de satisfacción en su cara se encontraba sentada en una de esas mesas "privilegiadas", pero peor fue el hecho de que la misma mesa era siempre ocupada por cierto rubio que acababa de entrar por la puerta, ahora empezaría la fiesta.

-¿Qué se supone que haces en MI sitio?- Dijo Draco, se notaba bastante enfadado.

-¿Es TU sitio? No veo tu nombre por ningún lado.- Esa frase de Hermione era retadora para los de Slytherin, y más lo fue para Draco.

–Mira sangre sucia, apártate de MI mesa y de MI camino.

–Te lo vuelvo a repetir señor me-creo-superior-solo-por-mi-dinero, no es TU mesa y yo no me meto en tu camino, que asco.- Dijo mientras hacía una mueca con la boca y los de Griffindor reían.

–Granger, sino te quitas por ti misma, me ocuparé de hacerlo yo.- Draco la agarró fuertemente de la cintura para levantar de la silla y empujarla lejos de la mesa.

Todos se quedaron atónitos por lo que vieron, Draco estaba agarrando a Hermione de la cintura, pero no solo eso, es que Draco no parecía querer soltarla. Mientras esos pensamientos estaban por la mente de los espectadores, la de los protagonistas eran muy diferentes: por una parte, Draco no sabía lo que estaba sintiendo en esos momentos, acababa de agarrar a la chica más repelente y que peor le caía de toda la escuela, pero él mismo no quería soltarla, quería retenerla en sus brazos para siempre; mientras en la mente de Hermione las cosas eran muy distintas, ella estaba esperando el momento en el que la empujara para tener una buena excusa para lanzarle un nuevo hechizo que había aprendido hace poco, pero al igual que Draco, no le desagrada mucho el que él la estuviese sosteniendo en sus brazos. Los segundos pasaban veloces para el resto de las personas de esa habitación, pero para Draco y Hermione, el tiempo se había detenido en el mismo instante en que ambos rozaron sus pieles entre sí. El momento parecía eterno para ambos, pero una tercera persona rompió la magia del momento, y ese fue Harry.

–Suéltala ahora mismo, Malfoy.-Dijo Harry, Draco reaccionó a su voz, y al instante la soltó, pero notó el pequeño sonrojo que mostraba la cara de la castaña.

–Ni que la quisiera tener agarrada toda la vida.- La soltó de un empujón, cayendo ella en los brazos de Harry.- Ahora, me sentaré en MI sitio.- Todos los de Slytherin rieron victoriosos, mientras que los de Griffindor se resignaban a sus antiguos asientos.

-¿Estás bien, Hermione?- Preguntó Ron

–Sí, no te preocupes, estoy bien, pero Malfoy me las va a pagar, te lo aseguro.- Los tres amigos se sentaron en sus asientos al ver al profesor cruzar la puerta.

–Comencemos la clase.- Dijo el profesor Snake

Después de una aburrida clase de pociones, el trío de magos más famoso de la escuela se encaminó a la salida del castillo, ahora tenían entrenamiento de quidditch. Antes de salir por la puerta, Hermione paró en seco, acababa de recordar algo.

-Lo siento chicos, pero me acabo de acordar de que todavía no he empezado con el trabajo de Defensa Contra las Artes Oscuras.

-¿Qué no has empezado el trabajo? ¡Quedan dos meses para entregarlo! ¡Nadie lo ha empezado aún!- Le contestó Ron.

-Como tú mismo has dicho, yo no soy nadie. Además, a mí me gusta sacar buenas notas, por eso evito dejar los trabajos para última hora como tú.- Dijo señalando a Ron con el dedo mientras lo pasaba por debajo de su nariz para disimular.

-De acuerdo, Hermione, pero ten cuidado, seguro que Malfoy todavía sigue enfadado por la escena de esta mañana en clase.- Le advirtió Harry.

-No te preocupes, "papa", tendré cuidado y me portaré como una niña buena.- Tanto Hermione como Ron empezaron a reír, mientras que Harry arrugado sus cejas en señal de descontento.

-No estoy de broma Hermione, y tú lo sabes.- Intentó defenderse del comentario.

-Ya lo sé, Harry, sólo que… no tienes por qué preocuparte tanto por mí, sé cuidarme de las serpientes como él y, si no fuera porque no quiero dejarle más en ridículo, emplearía algunos de mis mejores hechizos contra él sin dudarlo. Hasta luego.- Hermione cogió rumbo a la biblioteca de Howarts.

-Será mejor que nosotros también nos vallamos, "papa".- Dijo Ron entre carcajadas, pero a Harry parece que no le hizo la misma gracia.

Hermione llevaba ya un rato entre libros, buscando cualquier tipo de información útil para empezar con el trabajo, pero nada le llamaba la atención. Por más que quisiera buscar cosas extraordinarias que le pudieran ser de utilidad, no encontraba más que tonterías que no servían para un gran trabajo, tal vez Ron o Harry si las usarían, pero no ella. Así continuó durante dos horas más, con más de quince libros a su alrededor, ya Hermione estaba desesperada, su día no podía ir peor, pensaba ella, hasta que vio aparecer por la puerta de la habitación a la última persona que quería enfrentar ahora mismo, Draco Malfoy, ahora su día era el peor que recordaba últimamente. Para su mala fortuna, Draco se sentó justo en la misma mesa de estudio que ella y, por si fuera poco, justamente se sentó en frente suya. Draco no lo hizo sin querer, sino que lo hizo aposta, quería hacerle la vida imposible a la castaña, esa era su forma de cobrarle la humillación que le había hecho pasar esa misma mañana. Pasaron diez minutos desde que el mago de ojos azules y la mejor estudiante de la escuela se sentaron juntos y, aunque en un biblioteca se tiene que estar en silencio, en su caso, ese silencio era mortífero, la tensión se podía cortar con el filo de una uña mordida. Era tanto el malestar que había en el ambiente, que Hermione recogió sus libros, se los dio a la bibliotecaria y se marchó de allí con cara de pocos amigos. Draco no podía perder la oportunidad de molestarla, era algo que le hacía sentir bien, pero no sabía por qué y quería averiguarlo haciéndola sufrir un poco más. Caminaron por los enormes pasillos del castillo, Draco a unos pocos metros de distancia de Hermione, ya que muchas de sus locas fans se tiraban a sus brazos al verlo pasar, algo que le hacía mucha gracia a la chica y que aprovechaba para coger algo de distancia entre ellos. Al girar en una de las esquinas, Draco perdió definitivamente de vista a Hermione, por lo que empezó a echar maldiciones a diestro y siniestro, cosa que hizo reír a la chica, dando a conocer su perfecto escondite en la pared gracias a un hechizo de camaleón.

-¿Tantas ganas de estar cerca de mí tienes, Malfoy?- Le preguntó saliendo de su escondite y mostrándose a los ojos del rubio.

-No es que tenga ganas, es sólo que a distancia no se disfruta igual molestarte que estando tan cerca de ti.- Dijo mientras se acercaba peligrosamente hacía ella y, para su suerte, la pared bloqueaba el camino de huída de la joven.

-Ni te acerques, Malfoy, o no respondo de mis actos.- Hermione metía una de sus manos en la manga de la contraria para sacar la varita pero, antes de que pudiera ni siquiera predecirlo, Draco le había agarrado ambas manos, sujetándolas contra la pared.- ¡Suéltame!

-¿No decías que no ibas a responder de tus actos si me acercaba? Estoy deseando verlo en estos momentos, Granger.- Aunque no lo hubiera hecho con intención, su voz había sonado demasiado… ¿sexy?

-No te creas que te tengo miedo, Malfoy.- El sonido de su dulce voz tan cerca de su cara le estaba desquiciando al rubio, cosa de la que se dio cuenta la castaña e ideo un plan para escapar que no fallaría.- ¿Te gusta tenerme en esta posición?- Dijo poniendo el tono más sexy que conocía y mirándole a los ojos.

-¿Qué si me gusta? ¿Quién te crees que sería tan ciego como para fijarse en una cosa como tú?- Eso le había dolido a Hermione, y no que lo negase, sino el hecho de que tenía razón, muy pocos chicos se han fijado en ella desde que entró en la escuela, aunque antes tampoco tenía mucho éxito cuando era una chica normal. Pero, ella no se iba a dar por vencido tan fácilmente, eso es algo que había aprendido de Harry.

-Entonces, quizás tengas que ir al médico a que te revisen la vista.- Acercó su cara lo más que pudo, pero en su posición, el moverse era algo complicado.

-¿Qué intentas, Granger? Porque si es engatusarme no lo vas a conseguir.- Le dijo intentando parecer lo más frío posible, pero a Hermione Granger es muy difícil engañarla.

-¿Yo? ¿Engatusarte? Sólo te estoy sacando los pensamientos de tu consciencia al exterior.- No dejó de usar su tono sexy en ningún momento.

-¿Qué insinúas, que me gustas o algo así?- Pregunto Draco con voz algo ronca, ya empezaba a hacer estragos el tono de voz de la castaña, le estaba excitando.

-Si no te gusto, al menos te atraigo sexualmente.- Un intento de sonrisa lujuriosa salió de sus labios, y Draco, para no desquiciarse más, la agarró más fuerte de las muñecas.- ¡Ah!

Ese último grito de Hermione enloqueció por completo a Draco, pues más que un grito de dolor o de horror, sonó más como un grito de placer. El sólo imaginarse la misma situación pero donde él la devoraba por completo le hacía sentirse cada vez más excitado, y la posición en la que estaba, donde ella en estos instantes tenía los ojos cerrados, y el corto camino que separaba sus cuerpos le estaba matando por dentro. Hermione sonrió interiormente, su plan había salido a la perfección, ya sólo faltaba el toque de gracia para dejarle en claro al rubio que no debía de meterse en su camino. Pero lo que no esperaba Hermione era que Draco se tirara a besarla el cuello, con tanta maestría y desesperación que no pudo evitar soltar otro gemido de placer, pero este no fue intencionado, sólo esporádico. Draco exploraba cada parte de su cuello, era el sabor más exquisito que jamás había probado, algo que le estaba tomando adicción con tan sólo haberlo probado una vez, una única vez. Hermione acababa de perder la poca consciencia que aún le quedaba en su cabeza, jamás pensó que su "inocente" juego fuera a llegar hasta esos extremos, y lo peor era que le estaba gustando. Pero, el peor de los errores que pudo cometer Draco en ese instante, fue besarla en los labios. Para él no era suficiente el disfrutar solo del sabor de su fino cuello, también quería comprobar si su boca era tan dulce como el cuello o si sabría aún mejor. Al principio sólo era un movimiento de labios, muy rápido por el deseo de ambos jóvenes, pero en el momento en el que Draco metió su lengua en la boca de Hermione y empezó a jugar con su lengua, ella recobró la compostura y terminó de una vez con su plan, dándole una patada en la entrepierna, la cual tuvo que ser muy dolorosa pues, si duele en estado normal, con excitación debió ser el peor de los dolores conocido por los hombres, y nunca mejor dicho. Hermione aprovechó que Draco se retorcía de dolor en el suelo para poder escapar de allí y volver a su sala, allí podría descansar y reflexionar sobre lo ocurrido.

Otro día más volvió a amanecer. Otro día de terrible frío llenaba las vidas de los miles de estudiantes del colegio más famoso de magia y hechicería. Tanto Harry como Ron estaban muy preocupados por Hermione, pues, desde que la dejaron en el vestíbulo el día anterior, no habían sabido nada de ella, sólo que se encontraba muy cansada y que no tenía ganas de bajar a cenar ni pasar un rato hablando con sus amigos en la sala común. Pero ellos sabían que Hermione es una alumna modelo, aquella que no se perdía una clase ni aunque tuviera cuarenta de fiebre y una pierna escayolada, y por eso la esperaban con impaciencia sentados en los cómodos sillones de su sala común. Hermione apareció en poco tiempo, pero su cara no era la de todos los días, sonriente por aprender un poco más, sino de preocupación, y eso alertó demasiado a sus amigos.

-Hermione, ¿te encuentras bien?- Preguntó de inmediato Ron.

-Sí, sí, estoy perfectamente.- Dijo con una sonrisa muy falsa.

-Hermione, a nosotros no nos puedes engañar.- Dijo Harry en posición muy seria.

-Que sí, "papá", deja de preocuparte tanto por mí. Será mejor que nos pongamos en camino o llegaremos tarde a clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, y no quiero que me regañen.- Dijo la castaña tomando el camino a la clase, el cual siguieron sus amigos.

-¿Os habéis enterado?- Dijo Neville, al cual se encontraron por el camino y se les acopló.

-Cuenta, cuenta.- Insistió Ron.

-Draco Malfoy estuvo ayer en la enfermería durante toda lo noche. Pero lo más gracioso de todo es que fue porque alguien, no se sabe quien, le golpeó en la entrepierna, y bastante fuerte al parecer.- Ron empezó a reír a carcajada limpia durante un buen rato, mientras que Hermione bajó el rostro y puso cara de preocupación, y Harry se dio cuenta de ello.

La clase pasó sin más incidentes, excepto porque Ron tuvo varios ataques de risa por frases tan tontas como "golpear la varita". En cuanto terminó la clase, Harry cogió a Hermione del brazo, aprovechando que Ron se había quedado con un grupo de Griffindor que comentaban lo del desafortunado golpe de Draco, y se la llevó a un lugar donde pudieran charlar sin ser interrumpidos.

-¿Fuiste tú, verdad?- Sonaba más como una afirmación que como una pregunta.

-¿Fui qué?

-Sabes a lo que me estoy refiriendo, Hermione, A Ron puedes engañarle, y al resto de la gente, pero no a tu mejor amigo. Te conozco demasiado bien.- La encaró y Harry pudo ver en los ojos de su amiga la respuesta.

-Sí, fui yo, pero él se lo busco.- Dijo casi gritando, no quería decírselo a Harry, pues sabía lo que pasaría al encontrarse con él.

-¿Qué es lo que te hizo Malfoy?- Harry siguió con el interrogatorio.

-Sólo me molesto durante toda la tarde, pero me canse de él y le di su merecido. ¿Contento?

-No sé lo que te haría, Hermione, pero si no quieres decírmelo no te voy a obligar. Sólo espero que cuando tengas ganas de hablar con alguien, que sepas que yo estoy ahí para ti.- Dijo con una sonrisa que confirmaba sus palabras, y que Hermione correspondió.

-Gracias, Harry.- Los dos se fundieron en un abrazo amistoso que no hubiera llegado a su fin si no llega a ser por cierto pelirrojo que apareció en su busca.

-Hasta que doy con vosotros dos, creí que ya os habíais ido a comer sin mí.- Dijo entrecortadamente, pues estaba exhausto de tanto correr.

-Nunca nos iríamos a comer sin nuestro comilón favorito.- Dijo pasando su brazo por los hombros de Ron.

Los tres se dirigieron al gran comedor, el cual estaba abarrotado de gente cuando ellos llegaron, pero en su mesa encontraron sitio rápidamente. Había un gran alboroto en la mesa de los Slytherin, y ellos tres tenían los mejores sitios para verlo, pero la mejor vista la tenía sin duda Hermione. Cuando los magos se apartaron de en medio de la visión de la joven, se encontró con lo último que deseaba ver en esos momentos, los ojos azules del chico al que ayer dejó bastante tocado y por el que, por alguna extraña razón, no había podido olvidar su último encuentro con él. Sus miradas se cruzaron, el miedo y otra extraña sensación invadió a Hermione, mientras que deseo y venganza era lo que pasaba por la mente de Draco. Hermione sintió palpitar su corazón de forma más acelerada de lo normal, y eso jamás le había ocurrido a ella. ¿Por qué ahora lo hacía al ver a Draco? ¿Qué tenía ese cabello rubio y esos ojos azules que tanto llamaron su atención? ¿Acaso se estaba… enamorando de él?

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Q os ha parecido?? Podría pasar por capi 1 o lo dejo como está?? Lo dejo a vuestra entera decisión, de la cual sólo seréis participes si dejais un reviews. Gracias por haber hecho por lo menos el esfuerzo en leerlo.

Sayo!!!