25/12/09

Pinks. Cuántos quebraderos de cabeza me quedarán por llevarme contigo sobre ff en Navidad…tsk tsk xDD Soy tan masoca, que espero que muchos-MUCHÍSIMOS, porque aunque las paso canutas para intentar superarme cada año a pesar de los bloqueos y de la falta de tiempo… esta amistad me supone un desafío para la práctica literaria y un compromiso para no abandonarla (regalo por el cual debo darte las gracias). Pero sobre todo, porque no hallo ilusión ni placer más grande que imaginar tu sonrisa o tu emoción o tus squees al recibirlos. Espero de todo corazón que disfrutes de estas Fiestas entrañables and all that jazz, que descanses, que disfrutes, que tengas muchos regalitos, que mi Peanut aparque el cinismo durante unos días y se contagie del romanticismo y de la magia. Que, cuando llegue, el paquete que te he enviado al menos te sorprenda. Y que este relato, por atípico que sea en mi historial, no te decepcione ni te haga pensar que debí haber escrito algo Might. También espero no cagarla soberanamente al estrenarme en el fandom xD no por mí xD sino por ti, que no querría traumatizarte ni desfigurar a unos personajes de los que te has encandilado tanto como yo. Te quiero a rabiar. No cambies. Y no me mates después de leerlo. Y siento (again!) no haberlo tenido listo entero a tiempo!!!

Disclaimer (de momento al final xd pa evitar spoilers): "The Mentalist" … es obra y gracia (no del Espíritu Santo xD que eso en un día como hoy es pura blasfemia) de Bruno Séller, pero todos sabemos la verdad: no tendría tanto gancho sin Simon para calzarse un personaje que le sienta como un guante hecho a medida. O el resto del reparto, que son los que dan vida y personalidad a una serie que, de otra manera, se hubiera convertido en un refritillo monotemático y repetitivo. Si cualquier elemento creativo de la serie me perteneciera, estaríamos viviendo la vida loca en LA, tiradas en la playa de Baywatch tomando piñas coladas xD

Rating: R.

Género: Drama. Thriller. Angst. Romance. Character Death.

Summary: Parecía imposible poder volver a ver el mundo en toda su paleta de colores…

n/A: Eternamente agradecida a la fantástica beta que se ocupó de hacer de este relato, tanto al escribirlo como al leerlo, una experiencia más enriquecedora. Sara_f_black, mil gracias por tus sugerencias y consejos, por tus correcciones y, sobre todo, por aceptar mi encargo así de sopetón. Gracias también a mi madre, por aguantar las neuras durante el proceso creativo xD


COLORBLIND

5. Red Light Spells Danger

Just like I predicted, We're at the point of no return
We can go backwards, and no corners have been turned.
I can't control it, if I sink or if I swim
'cause I chose the water that I'm in.

(What you're made of - Lucie Silvas)

I will have vengeance.
I will have salvation.

(Epiphany – Stephen Sondheim)

El portazo hizo temblar las columnas del aparcamiento, pero no su resolución obsesiva, enfermiza. Bajo la luz artificial de los halógenos, los ojos verdes de Teresa Lisbon relampagueaban en su dirección.

− No es que esté harta de tus juegos, Jane, ni cansada… que lo estoy. Física y mentalmente. Es que ya hemos pasado por esto mismo mil veces y esta conversación se ha convertido en un disco rayado que te empeñas en ignorar. No. Lo que estoy es decepcionada contigo. − le apuntaba con el dedo, acusadora, con tanta vehemencia que a pesar de su pequeña estatura y su complexión frágil, cada palabra le abofeteaba como el puño de un peso ligero −. Con tu falta de confianza en mí, en nosotros. En tu equipo. En tus colegas si no amigos. No puedes adoptar el papel de justiciero porque eso sólo funciona en las películas. Acabarás haciendo que te maten. Te necesitamos para atrapar a Red John y tú solo no tienes ni autoridad ni capacidad para acabar con él. ¿Es que no te das cuenta?

El silencio respondió por él, que permanecía anclado a la realidad por una alianza en su dedo anular. Una exhalación hastiada brotó de sus labios, e inconscientemente acarició la culata de su arma reglamentaria al llevar las manos a la cintura.

− Es mi deber advertírtelo por última vez. No puedo permitir que nos ocultes información valiosa y que arriesgues tu vida una y otra vez por rastrear esas supuestas pistas. No puedo consentir que continúes con este plan maestro de venganza tirándote a las fauces del lobo de nuevo, Jane… Ni como superior, ni como amiga. Quedas suspendido de tu puesto como asesor del CBI. Si interfieres, tendré que detenerte. Y te aseguro que pondré todas las medidas a mi alcance para retenerte y evitar que escapes.

De acuerdo. Le había dado un ultimátum y lo había declinado por enésima vez. A su vez, él había tomado su decisión hacía demasiado tiempo y era un animal de costumbres. Más por cortesía que por decencia había expuesto con nítida claridad sus intenciones, así que aceptaba cualquier amenaza, cualquier pena que ella o la Justicia ciega que defendía dispusiera imponerle por sus crímenes pasados o futuros.

En el fondo, no podía sentirse abandonado. De no haber tenido el corazón anestesiado puede que la chispa de orgullo hubiera prendido la admiración que siempre había sentido por su rectitud ética y su nobleza. Era lo que la hacía tan…especial en aquel mundo de engaños, sangre y sufrimiento.

Desprendió el clip de su acreditación y lo tiró hacia atrás, sin miramientos. La tarjeta cayó con un golpe seco sobre el pavimento.

El gesto de renuncia pareció dolerle casi tanto como su agria despedida, pero Teresa era una mujer profesional y no bajaba la guardia. Se mantuvo impasible, asintió con la cabeza y le dio la espalda.

− Francamente, no puedo decir que lo siento… − murmuró, y lo hizo con una tristeza genuina que le resultó entrañable. Tanta fe, tantas esperanzas en convertir aquel trabajo, aquella relación, en el camino hacia su redención personal. Ojalá…

− Yo sí siento que…acabemos así. − fue sincero por una vez. Ella merecía escucharlo. Saber que nunca había sido un medio para alcanzar sus fines. Nunca hubiera deseado llegar a esos extremos. Nunca hubiera pretendido despreciar la labor a la que esa mujer menuda pero fuerte había dedicado devotamente su existencia. − Adiós, Lisbon.

Nunca hubiera querido renunciar al derecho de llamarla por su nombre.

Desvió la mirada al escuchar esas últimas palabras para no tener que marcharse con el recuerdo helado de la frialdad hosca y petulante en sus facciones. No obstante, líneas de tensión hicieron temblar su mandíbula; la laringe convulsionó en la garganta, elevando el tono de su voz, disimulando la humedad de las lágrimas en ella.

Abrió y cerró el coche, con suavidad en esta ocasión. La ira se había esfumado, reemplazada por el derrotismo. Arrancó el motor sin abrocharse el cinturón de seguridad. Tampoco miró por el espejo retrovisor mientras aceleraba. Incapaz de soportar el vacío en su mirada, las sombras que le envolvían a medida que el fulgor rojizo de los faros traseros se alejaba.

Mejor así. Era un hombre con una misión suicida cualquiera que fuera el desenlace, y, al margen de esa incertidumbre, sólo tenía una cosa clara. Que no estaba seguro de que Teresa Lisbon fuera una fuerza contra la que él pudiera combatir en el último acto de su vida.

Tan cegado por la sed de venganza, por limpiar su conciencia reetiquetando a la joven agente en jefe como enemigo, reparó tarde – demasiado – en que ella no era un obstáculo en su cruzada personal. Llevaba largo tiempo siendo un objetivo más.

Una amplia sonrisa se burlaba de su ignorancia desde el suelo que había ocupado el coche de Lisbon. Las marcas de rodadura corrían como lágrimas rojas desde los ojos pintados por su verdadera némesis.