EL NAVEGANTE PERDIDO
The pop song
Estaba acostado en la cama, boca arriba con la mirada perdida en el techo de la habitacion finamente iluminada por una tenue luz azul.
Era delgado, muy delgado por naturaleza, con miembros largos y tonificados a juego con su estatura de casi 1.90. Su piel era morena clara, suave y lampiña. Sus musculos estaban bien formados pero sin exageracion alguna. Su cabello era muy lacio, estaba corto en aquel momento, ligeramente largo de adelante, castaño claro, con algunas naturales reflejos rubios, un tono bastante ambiguo, y mas a la luz del Babylon o cualquier otro club nocturno, al igual que sus ojos. Grandes y expresivos, soberbios la mayoria del tiempo. Eran marrones, verdes en veces, acompañados de unas largas pestañas castañas y enmarcados por unas cejas pobladas. Su rostro era delgado pero anguloso, tenia una mandibula perfecta y un menton por igual. Su nariz era recta, un poco grande, pero armoniosa con su rostro. Sus labios eran carnosos y masculinos.
Su mirada estaba perdida, al igual que el...
El dolor de cabeza, insoportable por las mañanas. Se sentó en la cama, con los ojos cerrados, sintiéndose de pronto mareado y confuso, mientras buscaba con las manos las aspirinas en el buró.
Tomo dos y las trago de inmediato. Aun estaba oscuro.
Observó por un momento a su amante de la noche pasada dormir placidamente en la cama.
Era un hombre grande, más corpulento que el, cabello oscuro. Lo miró, en la oscuridad, como parecía tranquilo a pesar de estar con un completo desconocido. Su rostro ¿Por qué le parecía vagamente familiar? Se levantó tocándose la cabeza del lado derecho, donde solía dolerle cuando se debía al vodka.
Se sentía terriblemente mal, no solo por la resaca. En ese momento un hombre de rostro y sonrisa infantil había aparecido oportunamente en sus pensamientos y no podía alejarlo. Mikey... cuando Justin se había marchado, Mikey cuando tenían 14 años y le habían roto el corazón por primera vez, Mikey siempre, en todo momento, solo asegurándose de que todo estaba bien.
¿Por qué no era capaz de abrirse a el y decirle lo que sucedía¿Por qué sentía que ni siquiera el podía llenar el vacío?
Tenia ya años, a su parecer, alejándose de todo y todos, aun mas. Y no era algo que hubiera planeado, solo que las cosas se veían tan difíciles ahora…
Miró de nuevo al desconocido. Su nariz, se parecía a la de Justin… Maldijo internamente sintiéndose vulgarmente indefenso y vulnerable. Un nudo se instalo en su garganta.
Se sentia mal, su orgullo totalmente herido.
Brian Kinney era publicista, con su propio y exitoso negocio: Kinnetik. Era un comprometido trabajador, un jefe justo pero duro, reacio a sus ideas y pensamientos. Inteligente, metodico y despiadado, dispuesto a conseguir lo que queria, de cualquier forma, fuese lo que fuese. Un hombre sin escrupulos, o eso decian. Era conocido en todo Pittsburg como 'La cama mas caliente de la ciudad' No habia un chico en Liberty Avenue que no lo conociera y le admirara, independientemente de si se habia acostado ya con el o no.
Brian era directo, sin mierda de por medio. 'Sin excusas, sin arrepentimientos ni disculpas'
Si le gustaba algo lo conseguia, y vaya que le gustaban demasiadas cosas.
Siempre era el primero, el lider, el inalcanzable, inigualable. Por que su corazon estaba escondido, dentro de esa burbuja que nadie, ni siquiera su mejor amigo Michael, habia podido atravesar, hasta que en una noche como cualquier otra, un joven rubio habia llegado.
Brian habia pensado en el como cualquiera, el perfecto polvo de una noche. Sin saber que gracias a la tenacidad del joven, 5 años mas tarde trataria de desposarlo, rindiendose ante el amor y todas las emociones que jamas se habia permitido.
Pero eso habia pasado hacia años...
Se metió al baño, buscando la heroína que había dejado la noche anterior en sus pantalones.
ooooo
-Si, y recibí esta llamada de SUNSHINE…- dijo Debbie agitando sus pestañas con una sonrisa encantada. Era una mujer regordeta y baja de estatura, con una sonrisa muy calida, ojos pequeños y un cabello rojizo, ondulado y alborotado.
Brian sintió su mirada pero no dejo de beber café.
-¿Y que dijo?- preguntó Hunter. Siempre se habia visto mas chico de lo que era, asi que no habia cambiado mucho. Su cabello rubio oscuro estaba un poco mas corto. Pero seguia teniendo ese aspecto de sensual arrogancia y rebeldia.
-Probablemente viene en unas semanas- los demás hicieron sonidos de gusto. Brian no se atrevió a mirar a nadie, no se inmutó en lo absoluto. Se hizo un silencio, era cuando esperaban que dijera algo.
-Bueno, pues ¿tu que tienes? No has tocado esos huevos desde hace media hora- dejó de ver la corbata de Ted para mirar su cara de preocupación. Luego la de Emmett, con su acostumbrado aspecto chic y femenino, Michael y Hunter hasta llegar a la dueña de la voz. Debbie lo miraba con aprensión. De pronto, toda la atención se centraba en el.
-¿Qué?- preguntó con disgusto. No estaba de humor para lidiar con sentimentalismos.
-Brian ¿Estas bien?- pregunto Michael con la misma expresión de su madre.
-¿Por qué no habría de estarlo?- dijo, sintiendo que el rostro se encendía de furia y volvió la mirada a su plato. Pero los demás no dejaron de mirarlo directamente. -¿Qué?- espero a que, como usualmente, sus amigos volvieran a lo que estaban haciendo antes de mirarlo, pero no sucedió. Seguían mirándolo. Enfrentó a cada uno, pero ni Michael abrió la boca.
Tomo su abrigo y sin decir una palabra abandono el merendero.
ooooo
-¿Qué si lo de Sunshine lo afecta? Por Dios cariño, como si no lo conocieras-
-Creo que son drogas- dijo Ted muy taciturno.
Theodore era de estatura y complexion medias, cabellos y ojos castaños y facciones finas, siempre con una expresion de timidez. Era un hombre timido, si, algo inseguro pero con gran cabeza para los numeros. A veces su pasado en las drogas salia a flote a la menor provocacion –Se esta haciendo noche, me voy- se despidió de los tres restantes y se fue.
-No creo que sean drogas- dijo Hunter –Ese tío no es tonto-
-No puedo creer que no pueda decírmelo a mí… Tiene casi un año que no nos hablamos como cuando éramos niños, cuando… Como siempre…- se cubrió el rostro con las manos.
Debbie se sentó a su lado y le paso un brazo por la espalda. Algo tosca, como siempre.
-Últimamente lo veo más delgado… Y demacrado… Y a veces no puedo evitar pensar en el cáncer…- continuo comenzando a balbucear. Hunter tenia años sin verlo llorar, desde hacia 3, cuando Ben había muerto.
ooooo
Volvió a casa a las 11:30 después de un agotador día de trabajo. Tomó una cerveza, junto el acido que le había sobrado de los días anteriores y se sentó en el sofá con intención de ver por 5ª vez 'El padrino'.
La película pasaba, quizás mas lento de lo usual, pero no le importaba.
No le importaban los excesos si eso lo hacia olvidarse de todo por completo.
Abrió una botella de coñac, consiguió mas droga. El tiempo parecía ir más lento, su mirada se violentaba con la luz de la lámpara.
Sabia perfectamente que ese era el estado en el que todos los recuerdos volvían a el. Cuando el dolor se hacia mas grande, pero salía, de una manera u otra. Se desprendía de todo, toda la ira y la incertidumbre.
De todo Justin.
Y vino a su mente. Recordaba, extrañaba todo acerca de el. El despertar junto a el, el decirle que lo amaba sin palabras…
Habían pasado 2 años desde que habían terminado todo lazo afectivo y de comunicación. A 4 de que Justin se hubiese marchado.
La distancia era insoportable, pero Brian nunca se dio cuenta de cuanto daño se hacia a si mismo, teniendo la esperanza egoísta de que Justin regresara a su lado. Y cuando hablaban por teléfono, o las pocas veces que el rubio regresaba a Pittsburg, las despedidas eran más y más difíciles.
Todo había terminado por su culpa, un ataque de celos y como de costumbre, emociones mal manejadas.
Había sido un día de gracias. Justin había llegado de improvisto. Brian no pudo contenerse, observò su perfecto y fresco rostro como si hubiera sido una maravilla jamas antes vista. Justin era guapo, con facciones finas, una nariz respingada y una boca carnosa y apetecible, sonrisa perfecta.
-Hey ¿No hay nada para mi?- preguntò al ver que los demas ahi presentes no parecian dispuestos a dejar en paz a su novio. Justin se volviò para sonreirle con alegria, Brian se levantò y lo abrazo muy fuerte. Disfruto la calidez de su cuerpo y el olor de su cabello, incapaz de hablar, lo estrechó y quiso, a pesar de sentirse terriblemente mal, que el momento durara para siempre.
'Vaya romántico, enfrente de toda esta gente'
Se sentaron, uno al lado del otro, mirándose y sonriéndose, había tantas cosas que decirse, tantas por hacer…
-¿Como ha ido todo 'Moun amour'?- le susurro Brian de cerca, al mismo tiempo que tomaba su mano bajo la mesa.
Justin aun temblaba al verle, a su toque. Sonrió y susurro aun más despacio: -Espera a llegar a casa y te mostrare…-
Brian se hundio en aquellos ojos azul cielo, se refugiaba en aquella tierna sonrisa, como tenia tanto sin hacer. Le acaricio el cabello rubio y semilargo, para despues acercarlo a su cuerpo y desar la palida piel de su cuello. Justin puso una mano en su entrepierna y acaricio suevamente. Brian hizo esa expresión tan suya de suavemente chupar sus labios y comenzó a comer. Justin no pudo evitar notar que se veía algo diferente desde la última vez. Brian siempre había sido delgado, pero en esos momentos amenazaba con verse famélico. Aun conservaba la hermosura de la juventud aun le recordaba tanto la primera vez que lo vio, a pesar de que tenia ya 39 años. Justin se preguntó que hacia para obtener eso.
Recordó todas las veces en las que Brian se obsesiono con su rostro y el ser joven por siempre. Las veces en las que el mismo se obsesiono con la idea de hacerle sentir que lo amaría a pesar de lo que sucediera, fuera lo que fuera. Pero no tenia caso, a sus ojos, Brian Kinney siempre seria perfecto.
-Come Picasso, estas delgado- le dijo al sentir su mirada encima y sonrió. Justin localizó unas pequeñas arrugas en su rostro. Lo besó tiernamente en la mejilla.
-No, no creo poder hacerlo…Tengo negocios aquí- dijo al hablar por teléfono. Brian estaba en el baño, junto a la puerta, escuchando. -No, no es el…Escucha, no puedo…No me obligues a…Esta bien, lo haré…Yo…Yo también-
-¿Quién era?- preguntó desde el pie de la cama. Justin pareció sorprendido ¿Nervioso? –Pregunte que con quien hablabas- le dijo con una ligera nota de molestia en la voz y rostro. Se acercó sin dejar de mirarlo, hasta que estuvo cerca de él.
- Del trabajo, dicen que no puedo dejar la galería así…-
Brian lo acercó tomándolo por la cintura, Justin temblaba ligeramente.
-Te jodere como nunca…- susurro con lascivia.
Lo besó con furia, urgencia asesina. Estrecho el espacio que quedaba entre ellos, manejándolo a su antojo en sus manos. Justin gimió dentro del beso sintiendo la erección de su amante junto a la suya mientras se aferraba a sus fuertes hombros y rompía la unión con sus labios para besar su cuello.
Cayeron al suelo, mientras intentaban quitarse la ropa desesperadamente. Brian se deshizo de la suya sin preocuparse por Justin como normalmente hacia. Después se fue sobre el, con ambas manos estrujando sus hombros, saboreando sus labios, haciendo suaves ondulaciones con la pelvis sobre la de el, causándole temblores, que los gemidos apagados se escapasen entre sus labios, en cada suspiro.
-Brian, por favor…- suplicó en un susurro. Lamió su oreja y acaricio su cabello, pero Brian no correspondió a nada de esto. Fue cuando supo que había problemas. –Bri…-
Brian se incorporó mirándolo directamente a los ojos. Justin no podía soportarlo, no podía ocultarle, no mas, no de nuevo…
-¿Brian?-
Los ojos de Brian centellearon.
Recordaba la primera vez que Justin lo había abandonado, recordaba cada una de las emociones, los pensamientos que cruzaron su mente. El dolor… La herida estaba aun latente. Inconscientemente nunca se lo había perdonado.
Pero no le dejaría enterrar todo de nuevo.
Lo interrogo con la mirada mientras intentaba calmarse. No demostrarle cuanto le afectaba.
Justin tragó saliva, a veces podía ser atemorizante. Estaba dispuesto a hablar, compartirle toda la verdad que llevaba meses escondiendo, pero la conciencia culpable seguía creciendo irreversiblemente.
Y Brian no espero. Enterró la frente bajo la barbilla de Justin, comenzando un camino de húmedos besos y mordiscos hasta sus pezones, sus manos vagaban desesperadamente en sus caderas, deshaciéndose de los impedimentos.
Justin lo ayudo a desvestirse por completo, intento cambiar de posición, pero Brian no le dejo, con una violencia que no le conocía.
-Brian…- protestó. Brian no hizo nada, no dejo de descargar su furia con su cuerpo, ni siquiera lo miro. Sentía los ojos húmedos, pero no permitiría que Justin lo notase. Sentía que quería matarle. Hacerlo suyo hasta matarle.
Se preparó para entrar en el, sujeto sus piernas a sus costados ignorando el hecho de que Justin ya no participaba, que lo miraba perplejo.
-¿Brian?- dijo de nuevo, su voz tembló un poco, Brian sintió sus piernas tensarse. Pero no lo miro, su rostro se escondía en un juego de sombras.
Justin toco una de sus mejillas.
-No me toques- dijo escuetamente.
Intentó safarse pero Brian no cambiaria de opinión. La penetración fue dolorosa, angustiante. Justin gritó como tenia años sin hacer. El cuerpo de Brian le ardía, le dolía. Quemaba como el sol.
-Bri…- un quejido, se sujeto a su espalda fuertemente por debajo de sus brazos, sintiendo por un momento sus costillas.
Mordió el cuello de su amante. Su cuerpo entero temblaba, veía sus rodillas moviéndose al ritmo de las fuertes embestidas de Brian, que no dejaba de sujetar sus piernas, enterrando sus uñas, rasguñando.
Justin se quejo de nuevo, en verdad dolía. La culpa, la culpa…
Brian gimió mas fuerte ahogando su lastimada voz, intentando convencerse de que disfrutaba hacerle sufrir, cuando sabía perfectamente que eso le dolía incluso más que al propio Justin… Su excitación mental se había ido por completo, y sin embargo siguió penetrando mas rápido, mas fuerte… Violentaba mas y mas con cada lloriqueo de Justin, como si esto le insistiera a seguir violándole de aquella forma.
-Brian… Bri… Me…- sus ojos se llenaron de lagrimas. Brian tuvo el doloroso orgasmo junto con un grito lleno de furia, se dejo caer sobre el. Justin intento huir de nuevo. Brian era más fuerte.
-¿Cuando el se viene se queda a tu lado?- le preguntó pretendiendo cargar su voz de sadico cinismo, aun sin levantarse, la voz ahogada contra la piel húmeda del rubio.
-Brian…-
Salió de el sin ninguna contemplación. Justin lo miró suplicante, Brian correspondió con una mirada indiferente, pero claramente podía percibir su enojo, su dolor…
-No es de la forma que piensas Brian…- se incorporó. Brian estaba de rodillas, a unos cuantos palmos de el, mirándolo, inmerso en su rostro. –Yo no lo amo…-
Brian soltó una risa llena de dolor. Se levantó, Justin intento detenerlo.
-Y supongo que a mi si…-dijo altanero, mirando hacia abajo el rostro de Justin arrodillado, sujetando su mano para que no se fuera.
-Tal vez pueda lograr que me transfieran aquí de nuevo, es la única manera de estar juntos… Brian…El sabe que te amo a ti… Pero…-
-No utilices esa palabra ya... - trato de soltarse, Justin se aferrò a el y Brian le dio un golpe en el rostro haciéndolo caer hacia atrás. En ese mismo instante se arrepintió de haberlo hecho, pero no se movió. -Lárgate- dijo con la misma frialdad que había empleado al 'hacerle el amor'... Justin lo miraba perplejo desde el piso, asustado quizá.
Brian nunca lo había golpeado, nunca creyó que pudiera hacerlo.
-No te quiero ver nunca más- dijo, costaba trabajo modular la voz.
Sintió una lágrima escaparse y escurrirse lentamente… Se cubrió el rostro.
Estaba arrepentido. Avergonzado de haberse dejado vencer por las palabras, sucias y vacías, por haber pensado en declarar su amor y gritar a los cuatro vientos que por fin Justin Taylor lo había hecho caer.
