Aun después de la tormenta queda reparar las heridas…

Cuando despertó sintió un dolor en todo su ser, era como estar en el mismo infierno; pero aun así no se quejaría, no mostraría debilidad ante nadie ni ante ella misma

Se encontraba de pie, con ambas piernas y manos encadenadas, sentía un dolor terrible en todas sus extremidades; sus piernas estaban congeladas por el suelo helado… quería que se las cortaran de una vez; sus brazos estaban hacia arriba, ya que las cadenas los guiaba hacia esa dirección, pero no se salvaban de dolor.

Cuando dejo un poco el pensamiento del dolor se pregunto en susurros para ella misma

-¿cómo es que…llegue aquí?

En cuanto acabo de decir eso se escucho el abrir de una puerta pesada (era simple se encontraba en calabozo);

Uno… dos… tres… alcanzo contar hasta cinco hombres con el logo de la policía militar, todos se pararon frente a la celda de de Mikasa y uno de ellos dijo

- ¡miren! Ya despertó la maldita.

Lo dijo con palabras llenas de malicia. Después de esto los cinco hombres entraron a la celda cerrando detrás de ellos la puerta y rodearon a Mikasa con miradas indecorosas, para que uno de ellos dijera

- ¿qué tal si jugamos un poco con ella? Se ve un poco aburrida.

Era claro iba con doble sentido y esa era una de las razones por la que odiaba a la mayoría de los hombres … para toda mujer con tiempo en este mundo sabría muy bien que tan repugnante eran los hombres y Mikasa no era la excepción, sabía lo que se aproximaba y deseo mejor morir que le tocara cualquier hombre.

Lamentablemente no había quien la salvara y sobre todo no había esperanza

Hasta que…