Capítulo 1: Fortalecimiento, 1
A veces me gustaría imaginar que este mundo es un lugar distinto. Uno donde fuera posible caminar entre las Ninfas y nadar entre los atlantes. Un lugar donde no haya límite para nuestra mente ni lógica para la existencia y significado mismo de la vida.
Pero a veces, entro en razón y me doy cuenta de que si las cosas están como están es por algo, no tenemos derecho a cambiar eso. Jamás lo tendremos.
Pero… Si tuviéramos la capacidad de hacerlo, ¿Sería bueno o malo?
-¡Drake! –Llamó a mi puerta la mujer de mi vida, con un plato entre su mano izquierda, despertándome de mi letargo. Haciéndome entrar en razón nuevamente. -¡Drake hijo, llegarás tarde a clases!
-Ya estoy despierto, pasa –Respondí estirándome mientras bostezaba, para luego sentarme en mi cama. Mamá entró a mi habitación y dejó en mi mesa de noche el plato con dos Panqueques calientes rellenos con algo de queso y mantequilla sobre las mismas, derritiéndose con el calor.
-¿Cuánto tiempo llevas despierto?
-Alrededor de media hora –Respondí tomando el plato para morder un panqueque.
-¿Por qué no habías bajado a la cocina?
-Bueno, básicamente porque no quería oírte cantando música de los Backstreet Boys mientras cocinabas –Sonreí.
-¡¿Cómo dices?! –Fruncía el ceño mi madre.
-¡Sólo bromeaba! –Me excusé.
Mamá salió, y al irse seguí comiendo mientras volvía al letargo – ¿Es la palabra correcta? – en el que estaba momentos antes de que ella entrara. Esta vez, me quedé pensando en varias cosas, pero me enfocaba también en pensar en una cosa en especial…
Dragones.
¿Por qué dragones? Simple, ellos son los amos del cielo.
¿Sabían que las escamas de un dragón son aún más resistentes que un Búnker antinuclear? Con una sola escama podríamos blindar cosas como construcciones, casas, vehículos, armamento e incluso ropas comunes, aunque todo depende de la persona en la que estas caigan.
Claro está, implicando que estos existan.
Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me fijé en el momento que terminé de comer, y cuando lo hice ya era hora de irme a clases. Así que recogí el plato y me disponía a ir a llevarlo, pero me distraje nuevamente al ver mi deck de Magic the Gathering en mi peinadora. Recordé que ese deck me ayudó a armarlo mamá –Que en sus tiempos era de esos "espíritus libres" que vestían de negro, oían rock a todo volumen y se reunían todos los sábados a medianoche a jugar Calabozos y Dragones (de una de esas reuniones salí yo) –Y que, además, estaba repleta de dragones.
-Sólo el sol que refulge sobre los muros de Arashin podría brillar con más fuerza –Decía leyendo el texto de historia de la carta llamada "Señora de escamas resistente", cuyo artwork miraba con atención –Me pregunto… ¿El sol en Tarkir es más brillante que en la tierra? ¿O es igual de brillante?
-Bueno, ¿Por qué no se lo preguntas a su soberano? –Interrumpió mi madre, quien se asomaba nuevamente desde la puerta de su casa –Tienes su carta, ¿No?
-¿La del Soberano de Arashin? –Respondí buscando dicha carta en mi deck –Si, la tengo. Me parece un poco inútil.
-Deberías sentirte afortunado, en mis tiempos era difícil encontrar una criatura con 6/6 y que además no tuviera una habilidad que la matara al final del turno.
-Era porque Richard Garfield no pensó que su juego tendría tal boom.
-Bueno, es cierto –Afirmó sonriendo –A veces quisiera jugar de nuevo, después de todo sigo siendo una Clérigo nivel 35 en C&D
-Pero, Calabozos y Dragones y Magic son dos juegos distintos.
-Obvio que son juegos distintos, no soy tan vieja para confundirlos.
-Jamás dije eso...
-Jejeje, lo se –Sonrió dándose la vuelta –Bueno, deberías vestirte.
-Eso haré.
Mamá cerró la puerta y esta vez sí comencé a vestirme. Me coloqué el uniforme de la escuela como siempre y arreglé el bolso. Metí la baraja de MTG como era de costumbre, ya que a veces me reunía al salir de clases con mis demás de amigos. En fin, arreglé mi bolso y salí del cuarto estirándome un poco, mamá me vio y me despidió con un beso en la frente. Luego de eso, salí de casa.
Ya eran aproximadamente las 7:26 a.m. cuando toqué la primera acera de la calle. Mi escuela estaba relativamente cerca de mi casa, por lo tanto creía innecesario tomar el bus –Aunque personalmente, creo que sería mejor que me fuera en él para ahorrar tiempo –por lo que me fui caminando. No planeaba seguir pensando en lo de antes ya que prefiero tener la vista atenta en la calle por los peligros de ésta, o porque simplemente no quiero quedarme parado como tonto si me distraigo mientras divago en mis pensamientos fantasiosos.
-¡Oye, Richards! –Llamó desde un auto rojo un chico con el mismo uniforme que yo, acompañado por su padre –¿Te importaría subir?
-Ashton, sabes que no es necesario que me lleves –Respondí mientras seguía caminando
-¡Ni hablar! –Reclamó abriendo la puerta de atrás del auto de su padre –Llegarás todo sudado, insisto.
-Gracias, pero…
-¡Que te subas al Ashtomóvil! –Exclamó halándome del brazo.
-¡Aaaah! ¡bueno, bueno!
-Ashton –Habló su padre en un tono no molesto, sino firme y formal –No era necesario que actuases así con Drake.
-Papá, Drake es un terco –Dijo dándome un suave golpe en el hombro –A veces es necesario destercar a un terco.
-¿Esa palabra siquiera existe? –Bromee un poco.
-Bueno, ¿Cómo era que dijiste en el monólogo de primaria? "Los límites para lo que existe y lo que no son imaginarios", ¿verdad?
-Ash, en ese momento era un niño que leía algo que su madre escribió, ¿crees que pienso eso actualmente?
Sí, actualmente, lo hago.
-Quien sabe, siempre has sido un misterio –Respondió cruzándose de brazos.
-¿Sólo yo? –Dije mirándolo con una irónica sonrisa en mi rostro.
-Ya llegamos, muchachos –Interrumpió el señor Pines estacionando su Auto –Por favor, no vayan a matarse hoy, mira que mañana es martes de Pizza. ¿Ya le avisaste a tu madre para que vayas, Drake?
-No, ¡pero lo haré! –Respondí bajándome del auto –¡Gracias por traerme, señor!
-No hay de que –Sonrió retrocediendo el auto una vez que Ashton bajó
-Ahh, ¡pero no querías subirte al Ashtomóvil! –Reclamó Ashton.
-Cállate y entremos –Le dije dándole un pequeño empujón para después entrar a la institución.
Los pasillos de la escuela estaban vacíos, puesto a que ya todos estaban dentro de sus aulas. Evidentemente yo también debería estar dentro, pero no tengo clases hasta las 8:00 a.m. ya que la profesora siempre llega media hora después debido a que tiene permiso por lactancia materna.
Media hora que pasaría lentísimo si no encontraba en que distraer mi mente…
-Oye Drake.
-¿Si? –Respondí estirándome antes de sentarme en las escaleras.
-Por fin ayer terminé de armar mi Deck de Magic. Costó un poco armarlo como se deb—
-Momento –Interrumpí –¿Desde cuando tú juegas Magic?
-Bueno, es gracioso jejejej –Respondió rascándose la cabeza –Planeaba decírtelo mañana en la noche, pero creo que fui un poco imprudente hoy. En fin, no creo que sea la gran cosa.
-¿Puedo verlo? –Pregunté algo curioso.
-¿En batalla? Cuando quieras –Respondió algo desafiante.
-¡Hagámoslo!
Inmediatamente fuimos a la cafetería, la cual estaba casi sola, contando sólo con la presencia de la cocinera y de Nathaly, una de nuestras compañeras.
Ashton y yo nos sentamos e inmediatamente comenzamos la partida.
-¿Sabes las reglas?
-Lo básico –Respondió tomando siete cartas de su deck como es común al iniciar el juego. –Puedes comenzar tú, si gustas.
-Lo haré –Dirigí mi mano hacia una de mis siete cartas –Lanzo un bosque.
Los bosques son una de las 5 cartas de tierras básicas, la cual produce maná verde –Pero, no quiero hablar de las reglas del juego justo ahora. Si quieren aprender a jugar, háganlo por la propia.
-¡Ahora, giro tierras! –Exclamé poniendo de forma vertical la carta del bosque.
-¡Sssshhh! –Siseó la cocinera.
-¡Lo siento! –dije avergonzado. Esta vez hablaré un poco más bajo –Giro tierras, llamo al Sirviente de la escama.
-¿0/0? –Preguntó Ashton tomando la carta -¿Por qué llamarías a una criatura con 0/0 al campo? Además de que se parece a ti…
-Te equivocas. Entra con un contador +1/+1 –Quité de las manos de Ashton la carta y la volví a poner de mi lado de la mesa –Ahora, juega.
Ashton tomó una carta de su biblioteca (deck) y se quedó mirando su mano un buen rato.
-¿Ya?
-No, espera –Miraba Ashton una de sus cartas sin aparentemente saber que hacer –Pues, solo coloco una montaña. Adelante.
Mientras jugábamos, sentía que Nathaly nos miraba desde la mesa donde ella estaba sentada con su computadora. La mirada de Nathaly era algo incómoda, pero no le tomé importancia y seguí concentrándome en mi juego.
-Ahora, yo jugaré una llanura –Coloqué la carta en la mesa al lado de los bosques, para luego girarla junto con la misma –Y giro tierras de nuevo, traigo a la Guerrera de Drómoka.
-3/1 y 1/1. ¿Planeas atacarme con ambas? –Preguntó mirando mi lado de la mesa.
-Para nada, Guerrera de Drómoka tiene Summoning Sickness -También llamado Mareo de invocación, osea que no puedo atacar hasta el siguiente turno –No pienso atacar solo con el sirviente. Adelante.
-Bueno, pues… -Robó una carta Ashton y nuevamente se quedó mirando su mano.
-¿Puedo ver que tienes? –Se levantó Nathaly de su mesa y se acercó a Ashton.
-Ehm, por supuesto…
-Hmm, interesante… -Miraba con atención la chica la mano de mi amigo –Pues, puedes jugar esto, por lo visto. Giro una montaña, Lanzo instantáneo.
-¿Descarga desgarradora? –Dije algo extrañado, ya que no esperaba ver esa carta en su deck.
-La descarga desgarradora hace 4 puntos de daño a la criatura blanca o azul objetivo –Leyó Ashton el texto de dicha carta –¿Osea que hago 4 de daño a… Guerrera de Drómoka, no?
Guerrera de Drómoka solo tiene 1 de resistencia, por ende, el Instantáneo de Ashton/Nathaly la destruiría.
-Eso es… -Puse la carta en la pila de descarte, o cementerio –Típica jugada de ti, Pirómana.
Pirómana es el sobrenombre de Nathaly online, en un foro de juegos de rol en el que estamos.
-Bueno, ¿Debía ayudar al newbbie, no?
-Ehem –Le arrebató las cartas de la mano a Nathaly –Veamos qué puedo hacer ahora…
-Nada, ya gastaste todo el maná. Es turno de Drake.
-Okay, entonces—
De pronto, una alarma sonó en la computadora de Nathaly.
-Ups, son las 8:00. Hora de clases.
-¡Bah, tan pronto! –Se quejó Ashton tirando las cartas en la mesa.
-Ya, no te alteres –Recogí mis cartas y las puse en mi bolso nuevamente. –Podemos jugar de nuevo al salir de clases, ¿ok?
-Creo que la próxima vez no necesitarás mi ayuda –Bromeó Natal dirigiéndose a su mesa a recoger sus cosas –Ya sabes qué hacer con esa carta la próxima vez.
-Sí, si sí –Gruñó mi amigo recogiendo su bolso –Si te consideras tan buena, ¿Por qué no juego contra ti la próxima vez?
Nathaly al instante cambió su expresión a una un poco más cerrada y como de disgusto. Como si hubiese oído algo que no le gustó.
-Qué, ¿dije algo malo?
-N-No, nada. –Titubeó la chica moviendo la cabeza hacia los lados.
-¿Segura?
-Sí, ¿Por qué habrías dicho algo malo? Me estás retando a una batalla, no puedo negarme –Dijo la chica saliendo de la cafetería con su bolso a cuestas. Aunque a su vez, podía notar que volvía a la misma expresión de antes al pasar la puerta. ¿Por qué lo haría? Desde que conozco a Nathaly no había visto que pusiera tal expresión, mucho menos al tratarse de jugar.
En fin.
Salimos de ahí y nos dirigimos a clases. De allí, pasar una hora con cuarenta y cinco minutos hablando de literatura, y libros, y todo lo que la materia tuviese. No es tan aburrida la clase una vez que la profesora comienza a hablar fuera del dictado, comienza a hablar de sus sueños frustrados de escritora y ejemplos de cómo sería equis historia en la vida real.
Esta vez, nos habló sobre un libro que recién había terminado. Llamado El código DaVinci descodificado. Más que un libro independiente –Según –Era una especie de guía para entender el libro común. Se extendí a hablar bastante sobre cosas como el Santo Grial, los templarios, el Sudario y cosas por el estilo que si bien no dejan de ser interesantes, la forma en la que contaba dichas cosas hacían ver al libro como un súper best seller en comparación con la novela original.
En ese momento pensé, ¿Qué es realmente el santo grial?
Unos dicen que era un plato, otros que un cáliz o algo parecido.
¿Por qué tanto revuelo por dicho objeto en la época medieval? ¿Qué lo hacía tan importante? Es decir, si es porque fue usado por Jesucristo, pensemos que él usó diversos tipos de cálices o de platos a lo largo de su vida. ¿Por qué esos dejan de ser otros "santos griales"?
Nuevamente caí en mis pensamientos fantasiosos. Comencé a nadar sobre mis ideas.
-Oye, ¡Drake! –Susurró Ashton entre dientes -¡Drake!
No presté atención a sus llamados y seguí hundido en mis pensamientos. Esta vez, pensando en los Templarios.
¿Por qué esos tipos mataban tanto? ¿En nombre de Cristo? ¿Por qué? Entre otras cosas que pasaban por mi cabeza en ese momento me mantenían atado a mi despiste y falta de atención a la clase, hasta que una voz me hizo entrar en razón.
-Señor Richards –Se puso la profesora frente a mi pupitre. –¿Está prestando atención?
-¡Ah! S-Sí.
-Entonces, explíquele a la clase. ¿En qué género literario se clasificaría el libro?
En ese momento miré a Nathaly como si quisiera que respondiera por mí, pero ella respondió con otra mirada diciendo algo como "No lo sé, también estoy perdida"
-Señor Richards, espero su respuesta.
-Ehm… -Dudaba mirando a la educadora quien esperaba impacientemente que respondiera a su pregunta –¿Ensayo, quizás?
-¿Ensayo? ¿Está seguro?
-Cien por ciento –Afirmaba con la cabeza con cara de "oh bueno, quizás pudo ser peor" –De la forma en la que lo cuenta, opino que el autor lo escribió en… Estilo de ensayo para… Ehmm, retratar los secretos de la obra original, ¿no?
La profesora me miraba con incredulidad, pero al ser un argumento de hecho bastante convincente, no dijo nada y siguió con la clase. De cierta forma me sentí aliviado con eso, y en respuesta dejé salir un suspiro para luego quedarme en posición de descanso intentando esta vez prestar más atención a la clase.
Y así pasaron los segundos, convirtiéndose en minutos para luego volverse horas. Y las horas dieron pie a que el timbre final sonara, a eso de las 2:45 p.m, unos 15 minutos antes de lo habitual.
Me paré de mi asiento y recogí mis cosas mientras los demás hacían lo mismo. Sin embargo, cuando miré a mi alrededor pude ver a Nathaly con su mano derecha puesta sobre su frente como si de un dolor de cabeza se tratara. Inmediatamente me acerqué a ella con mi bolso a cuestas.
-¿Ocurre algo?
- …Eh? –Dudó la chica de cabellos naranja –No, no, no. No ocurre nada.
-¿Segura? Nathaly has estado bastante rara hoy.
-¿Rara? Tss, para nada –Negó dándome un leve empujón –Ya, ¿Por qué lo dices?
-Noté como me mirabas ahora cuando tenía la partida de Magic con Ashton –Dije provocando que la mirada de la chica subiera de la nada –Esa mirada no era común, mucho menos la cara que pusiste cuando Ashton te retó.
-Como decírtelo… ¿No lo sientes?
-¿Sentirlo? ¿De qué hablas? –Respondí algo extrañado mientras cruzaba la puerta del salón hacia los pasillos.
-No… De nada, ya olvídalo.
-Ehhh… Ok –Sin duda ocurría algo raro con esta chica. ¿A qué se refería con que si "no lo siento"? ¿Acaso debería sentir algo? No lo sé –¿Te me estás declarando o algo parecido? -Bromee
-Tampoco lleguemos a esos extremos.
-Lo sé, solo jugaba.
De pronto, un pitido sonó proveniente de la camisa de Nathaly. Probablemente se trate de uno de sus tantos gadgets, nada fuera de lo común tratándose de ella.
-Hay uno cerca… -La escuché susurrar.
-¿Uno? –Nathaly calló e hizo como si no hubiese dicho nada y siguió caminando esta vez a un paso más acelerado hacia la salida -¡Oye, Pirómana! ¡Espérame!
-¡Oigan chicos! –Ashton se acercó a nosotros algo apresurado -¡Aún me deben una de Magic cada uno!
-Ahora no, Ash –Le dije intentando seguirle el paso a la chica.
-¿Van a algún lado en especial?
-Chicos, no me sigan –Dijo Nathaly en un tono algo bajo mientras aceleraba un poco más su caminar.
-No, algo te pasa y necesito saber que es.
-Drake, basta –Nathaly se detuvo y volteó a verme. Su expresión corporal indicaba que en efecto había algo que ocultaba –No me pasa nada, no debes seguirme.
-Todo lo contrario –Dijo un tipo encapuchado que se acercaba a nosotros lentamente.
-Oh no… -Retrocedió Ashton al ver al sujeto.
-Drake, Ashton, váyanse. Ahora.
-Nononono, espera… -Comenzó a olfatear el encapuchado acercándose a mí. Yo obviamente retrocedía a medida que se iba acercando -Huele como a… Drómoka… -Aspiró nuevamente y luego me miró a la cara poniendo cara de pocos amigos –Tú eres un Planeswalker, ¿cierto?
-Drake, ¡corre! –Exclamó Nathaly.
-¿Qu-Que está ocurriendo? –Me pregunté mientras seguía retrocediendo algo atemorizado –¿Qué tiene que ver Drómoka con todo esto? ¿Quién rayos eres?
-Eso no te importa –Respondió con dureza el tipo mientras sacaba una biblioteca de Magic de su bolsillo –Lo que importa es que eres un Planeswalker de Drómoka y el señor Sílumgar estará feliz de consumir tu chispa.
-¿Sílumgar? ¿El señor dragón Sílumgar?
-¡Ya basta! –Exclamó Nathaly poniéndose delante de mí –¡Lucha contra mí, adefesio! ¡Sílumgar quiere mi chispa, dásela! ¡Pero no le pongan un dedo encima a ninguno de los dos!
-De ti Sílumgar ya no quiere nada, Pirómana –Respondió empujando a Nathaly provocando que cayera al suelo –Creo que tener a otro sirviente de un Señor dragón resultará más atractivo para su propósito.
-No entiendo nada… ¿Qué es la chispa? –Dije ya esta vez al borde de entrar a la locura.
-La chispa del Planeswalker… -Respondió Nathaly desde el suelo.
-No… Debes estar bromeando –Dije negando con la cabeza –Eso sólo existe en las historias del juego, no es un elemen—
-Quieres comprobarlo, ¿no? –Chasqueó los dedos el encapuchado mientras me lanzaba una perforante mirada directo al alma –Cruzemos los planos, Planeswalker de Drómoka.
En ese momento, sentí que todo corría más lento, pero más rápido al mismo tiempo. El ambiente a nuestro alrededor se puso extrañamente a escala de grises, a excepción de nosotros cuatro. El sujeto tenía siete cartas en la mano, y tenía su biblioteca en un soporte que poseía el cinturón de su pantalón.
-Reclamo el poder del pantano –Dijo lanzando al cielo una de sus cartas, la cual se volvió un orbe negro que comenzó a girar alrededor de él –Ahora, convierto mi maná negro en la abominación indomable –Extendió su brazo con otra carta en su mano, la cual brilló, y luego de eso el orbe negro que giraba a su alrededor bajó a la tierra –Llamo al Trasgo reptante.
En efecto… El orbe se materializó en una criatura negra repugnante que emanaba un olor a desperdicio horrible. Se trataba de un trasgo reptante, un duende zombi del juego.
-¡L-Lo convocó! –Exclamé sorprendido y a la vez asustado –Como es que…
-¡La chispa del Planeswalker! –Exclamó –¡Gracias a la chispa podemos traer criaturas desde su plano! ¿No es sorprendente?
-¡Drake, es tu turno! –Dijo Nathaly acercándose a mí –Debes derrotarlo como si fuera una partida de Magic normal, ¡sólo así saldremos de aquí!
-Una partida… -Busqué en mi bolso mi deck y comencé a barajarlo.
-Usa esto –Dijo Nathaly entregándome un soporte similar al del enemigo, en donde coloqué mis cartas.
-Gracias –Voltee nuevamente a mi oponente. En mi mano tenía unas pocas criaturas que no costaban mucho maná para convocar y unas cuatro tierras. Tal y como anteriormente había visto, lance una llanura al cielo la cual se volvió un orbe brillante y blanco que giraba alrededor de mí.
Estaba asustado, muy asustado.
Pero ahora la cosa iba en serio.
