Capítulo 1

Era un día soleado de verano, no había ni una nube en el cielo. En Kadic, una Yumi de 21 años paseaba por el pasillo hacia su clase. Era profesora de japonés y artes japonesas en la escuela. Llevaba un kimono floral parecido al que había llevado en Lyoko tiempo atrás. Iba a hacer una ceremonia del té para conmemorar el último día de clase. Como no estaba del todo acostumbrada a ir con ese tipo de sandalias, tropezó y se cayó. En el suelo vio dibujada una sombra alta y robusta.

- ¿Ulrich?- Se sorprendió la Geisha.- ¿Qué haces aquí? No te esperaba hasta pasado mañana.-

- Ya lo sé, es que me confundí al pedir el billete de avión y no lo pude cambiar. Lo siento.-

- No pasa nada. Así podremos contarnos lo que hemos hecho todo este tiempo.- Le sonrió.- Bueno, esta es mi clase, así que hasta luego.- Dijo entrando en un aula.

- Hasta luego- Y al cerrar la puerta Ulrich se sonrojó.

En realidad no se había equivocado al pedir el billete. Lo había pedido así apropósito para estar con Yumi a solas.


En París, aparte de unas nubes en el cielo, el tiempo no era muy distinto.

Aelita acababa de entrar en el piso que compartía con Jeremy, tenía en la mano sus notas de la universidad. Se sentó a la mesa con él y empezaron a comer.

- ¿Qué tal las notas?- Le preguntó Jeremy.

- Muy bien, he sacado un 9.4 en la global, ¿y las tuyas qué tal…?- Musitó Aelita mientras removía la comida en el plato.

- Muy bien también, un 9.6.- Le dijo.- ¿Te pasa algo, Aelita?-

- No… Sólo que estoy un poco baja de energía últimamente.-

- No estés triste, Aelita. Mañana estaremos con nuestros amigos y te animarás.- Intentó animarla.

- Sí, es verdad.-


En Canadá el tiempo era todo lo contrario que en Francia. Aún estando en verano, no brillaba ni un rayo de sol. Incluso parecía que iba a llover.

Odd estaba dormido en su habitación, con su pequeño perrito dándole lametones en la cara.

- ¡Guau, Guau!- Le ladró el pequeño Kiwi a Odd.

- 5 minutitos más, mamá…- Dijo aún medio dormido.

- ¡Odd! ¡Levántate o perderás el avión!- Se oyó a su madre desde la otra habitación.

- ¡Es verdad!- Se levantó de repente y se empezó a vestir- ¡Hoy es el gran día!-

Se fue a la cocina, en la mesa había todo tipo de bollería y fruta. Su madre sabía que necesitaba energía para el vuelo. Desayunó un vaso de zumo, un tazón de chocolate con 4 croissants y 2 plátanos. Esa mañana no tenía mucha hambre, estaba muy nervioso. Al acabar de desayunar cogió su equipaje y lo metió en el maletero. Luego su madre lo llevó al aeropuerto.

- Atención, el vuelo con destino a París, Francia saldrá en 10 minutos.- Se oyó desde el megáfono.

- Ese es el mío.- Dijo Odd despidiéndose de su madre.


En ese mismo instante, en Francia, William estaba en su oficina. Trabajaba en la construcción con su tío y vivía en un piso a escasos kilómetros de Kadic. Leyó unos papeles que tenía en la mesa y se quedó perplejo. Salió de su oficina rápidamente y fue a la oficina de su tío.

- Este edificio que tenemos que demoler… Es la fábrica abandonada de allí, ¿no?- Dijo señalando por la ventana.

- Sí, ¿por qué?- Respondió su tío.

- Es que… No la podemos demoler…-

- ¿Por qué no?-

- Porque… Mmm… Tiene un gran valor sentimental para mí… Eh… Allí jugaba de pequeño con mis amigos.-

- Lo siento William, pero yo no puedo hacer nada…-

- ¿Y no hay ninguna forma de impedirlo?-

- Bueno… Hay una forma… Puedes comprarla.-

- ¿Y cuánto cuesta?-

- No lo sé, tendría que ir alguien a valorarla.-

- Vale, pues que sea rápido.- Y se fue.

Unos segundos después se dio cuenta de lo que había hecho, ¡ahora alguien descubriría el Superordenador! Salió del edificio, cogió su coche y se fue a Kadic a toda velocidad. Buscó la clase de Yumi y llamó a la puerta.

- Perdón. Yumi, ¿podrías salir un momento?-

- Sí…- Salió.- ¿William? Igual que a Ulrich, no te esperaba aquí hasta mañana ¿Qué tal estás?-

- Bien, ¿Ulrich está aquí?-

- Sí, se equivocó de fecha.-

- Bueno, no he venido para saludar, resulta que…- Y le explicó lo ocurrido-

- ¡¿Qué?! ¡No podemos permitir que descubran el Superordenador!-

Los dos salieron corriendo de Kadic después de sonar el timbre. A pesar de ya no ser alumnos, se tuvieron que volver a regir por él. Se dirigieron a la casa de Yumi, que había heredado de sus padres. Cuando llegaron se encontraron a Ulrich metiendo sus maletas dentro. Se sentaron en la mesa de la cocina y le contaron lo que había pasado.

- Creo que lo mejor sería que llames a tu tío y le digas que no haga nada.- Dijo Ulrich.

- Sí, pero entonces destruirían la fábrica…- Dijo William.

- ¡Ya sé!- Grito Yumi.- Podríamos cerrar todos los accesos a las salas subterráneas, encender el Superordenador para bloquear el ascensor en la planta más baja para que no lo vean y asunto resuelto.-

- ¡Buena idea!- Dijeron los dos muchachos a la vez.


Jeremy y Aelita habían salido de casa para ir a recoger a Odd en el aeropuerto.

- Atención, el vuelo con despegue en Vancouver, Canadá ha aterrizado.- Se oyó por el megáfono.

- Ese es el vuelo de Odd- Dijo Jeremy.

- ¡Ahí está!- Dijo Aelita entusiasmada.- ¡Odd! ¡Aquí!- Le hizo señales para que se acercase.

- ¡Hola chicos!- Abrazó a los dos.- Estoy cansadísimo… Tengo Jet Lag…-

- No será para tanto. Ahora vienes a nuestro piso y descansas.- Le dijo Jeremy mientras pedía un taxi.

- Mmm…- Murmuró Aelita mientras le daba un escalofrío.

- ¿Te ocurre algo, princesa?- Le preguntó Odd.

- Tengo un mal presentimiento…-


Ulrich, Yumi y William corrieron por el puente hasta llegar a las cuerdas, por las que bajaron. Al llegar al ascensor, marcaron la sala del Superordenador. Después de abrirse la puerta del ascensor, el Superordenador emergió del suelo. Yumi accionó la palanca y el Superordenador se puso a brillar de nuevo. Se montaron en el ascensor y se fueron a la sala del terminal.

- Vale, ¿y ahora que había que hacer…?- Murmuró Yumi.

- ¡¿No sabes hacerlo?! ¿Para eso lo hemos encendido…?- Dijo Ulrich.

- A ver, Jeremy dijo que tenía un protocolo para cada tipo de programa, ¿no? – Dijo la japonesa – Veamos. Lista visual… Acceso a programas terrestres… Creo que es este.- tecleó y pulsó Enter.- ¡No! ¡Esto es la vuelta al pasado! ¡No sé cómo pararla!-

Cuando la cuenta atrás llegó a cero, salió una torre de luz que luego se convirtió en una bola que cubrió el mundo entero.

- ¿Qué hacemos aquí?- Dijo Jeremy mientras sostenía la palanca del Superordenador.- ¡¿Hemos vuelto al pasado?!-

- ¡Éste es el día que íbamos a apagar el Superordenador!- Dijo Aelita sorprendida.

- ¿Qué ha pasado?- Dijo Odd.

- Emm… Pues…- Yumi les explicó todo lo ocurrido.

- ¡¿Qué?!- Dijo Jeremy- ¡Ahora tendremos que volver a vivir nuestra infancia!-

- ¿No podrías invertirlo…?- Balbuceó Ulrich intentando ayudar a Yumi.

- Lo intentaré, pero voy a tardar… Y necesitaré datos del Sector 5.-

- ¡Vamos a los escáners!- Dijo Odd sin poder contener la emoción.

Jeremy fue a la sala del terminal y los otros a la de los escáners.

- Inicio la transmisión, ¡transmitir Yumi, transmitir Aelita! ¡Escanear Yumi, escanear Aelita! ¡Virtualización!-

Las dos cayeron en el límite del sector del hielo.

- ¡Virtualización!-

Y cayeron los dos restantes.

- Jeremy, ¿por qué no hemos caído en el Sector 5?- Preguntó Aelita.

- ¿Y por qué llevamos nuestros antiguos trajes?- Se sorprendió Yumi.

- El Superordenador está tocado. Un salto al pasado tan grande necesita mucha energía, así que se han sacrificado muchas cosas para lograrlo. Hemos perdido los vehículos, vuestros nuevos trajes, el protocolo de virtualización en el Sector 5, y entre otras cosas, todos los sectores menos el del hielo y el Sector 5.-

- ¡¿Qué?! Pero puedes reprogramarlos, ¿no?- Balbuceó Aelita.

- ¿Para qué? Mientras lleguéis al Sector 5 y encontréis los datos necesarios para invertir la vuelta al pasado, no necesitamos nada más. Bueno, introduzco la clave SCIPIO.-

- ¿Y bien, Einstein?- Dijo Odd unos segundos después.

- Oh no… El transportador no está operativo.-

- ¿Y cómo vamos a llegar al Sector 5?- Preguntó Ulrich.

- No lo sé… Ya veremos que podemos hacer después. Ahora os voy a materializar. ¡Materializar Odd, materializar Ulrich, materializar Aelita! ¡Materializar Yumi!-