Ring…Ring…Ring…
-Aaaahhh…¿pero que…? - abriendo sus ojos pesadamente.
Ring…Ring…
-¿Que querrá ahora…? - mirando el nombre de la llamada del móvil. – ¿si? – preguntó vagamente.
……
- Pero…. – se sentó de golpe. – Pero dej……pero…esper… - separó el teléfono de su oreja y se lo acercó a su boca – ¡¡Déjame hablar!! – devolvió el teléfono a la oreja. – Ya te he dicho que no… - se calló para escuchar al del otro lado del teléfono. – ¡Tsk!...esta bien, en una hora estoy allí.
Miró a su alrededor, y solo pudo ver cajas, cajas y…¡Ah sí, más cajas!
Se levantó del suelo molesto por el desorden que él mismo había provocado, una punzada de dolor le vino a la parte baja de la espalda haciendo que se encogiera como un viejo de 80 años…no podía ponerse recto.
Maldijo por lo bajo a todo aquel que en ese momento se le cruzaba por la mente…que poco se acercaban al motivo de su dolor.
Observó donde se había quedado dormido, poco se asimilaba a algo blando, mullido y para nada duro, algo parecido a una cama…sí, como la que tenía en la que fue su habitación, pero ahora se encontraba en un piso sin muebles, lleno de cajas -juraría que había más de las que había traído-,y sin una dichosa cama donde poder dormir cómodamente.
Aún encogido, se metió en la ducha…abrió el grifo del agua fría y se pasó la regadera por los riñones aliviando gran parte del dolor, al menos ya se podía poner recto.
Tardó poco más de 20 minutos en ducharse, después entró en la habitación de las cajas, la que se suponía que iba a ser el salón, y rebuscó en una de ellas hasta encontrar ropa deportiva, optó por ponerse una camiseta corta blanca y un pantalón negro de chándal junto con unos playeros blancos, buscó su móvil y llaves en la ropa que había usado antes y salió de su casa.
Le llevó poco más de un cuarto de hora llegar a la pequeña casa donde vivía su amigo, el rubio hiperactivo, en las afueras de Konoha. Traspasó la valla que la aislaba de la calle y se sorprendió de no ver nada en el jardín, tocó la puerta un par de veces a lo que después de unos minutos se abrió sintiendo un peso chocar contra él, dejándolo tirado en el suelo.
- Has llegado pronto… - dijo mientras veía a su amigo tirado en el suelo sobándose la espalda y a su perro encima de él dándole lametadas.
- He llegado a la hora que te dije, lo que pasa es que tú siempre llegas tarde a los sitios. – respondió mientras se incorporaba. El rubio hizo una mueca de desaprobación. – bueno, ¿y para que me has llamado? –
- Tu perro esta loco, ya te dije que no iba a ser buena idea que lo cuidara. – el moreno puso cara de cansancio. – no para de dar vueltas por la casa, me termina mareando con solo verlo…
- Naruto, te dije que lo sacaras al jardín para que pudiera correr y andar a su aire. – le contestó mientras acariciada al labrador que tenia a su lado. Ya había perdido la cuenta de cuantas veces se lo había repetido.
- Pero es que me daba pena tenerlo afuera, ¿y si hubiera llovido? Se hubiera puesto enfermo… – le replicó con cara de obviedad.
- Naruto, es un perro…esta acostumbrado a estar en el jardín, necesita estar en el jardín. – decidió cambiar de tema. – bueno dame su correa, me lo llevaré a casa.
El rubio entró en la casa y tras un rato volvió a salir con una correa roja en la mano, esta se la dio al moreno, quien la enganchó al collar, también rojo, que poseía el perro. Después de despedirse del rubio, se fue de allí junto con su perro.
- Te llevaré al parque para que corras un rato… - le dijo al animal, a lo que este respondió con un frenético ladrido, lo miró divertido.
Ese perro llevaba con él poco tiempo, pero le había cogido mucho cariño, se lo habían regalado cuando apenas tenía 15 años y ahora, apunto de cumplir los 20 se lo había dejado a cuidado de su amigo mientras ponía en orden su nueva casa. Kuro, como se llamaba el can, era de gran tamaño, con una pelaje negro como la noche pero brillante junto con unos ojos azules como el cielo.
Tras un paseo por la ciudad, llegaron a un parque lleno de gente y niños jugando, el Uchiha se paró frente a una banca mientras se agachaba para soltar a su perro de la correa, pero al levantarse y hacerle espacio al animal chocó contra una persona que pasaba corriendo por el camino en el que se encontraba.
- Perdón, no la había visto pasar… - se disculpó con la chica que se encontraba tirada en el suelo.
- Oh, no importa…es culpa mía por ir despistada escuchando música. – respondió la chica mientras guardaba su mp3 en el bolsillo de su short. – mi nombre es Sakura Haruno…encantada. – mientras le ofrecía la mano.
- Sasuke Uchiha, el gusto es mío. – correspondió al saludo mientras miraba directamente los ojos color jade de la chica. Observó como la chica miraba preocupada hacia los lados, como buscando a alguien. – ¿te puedo ayudar en algo? – le preguntó mientras miraba intrigado hacia donde miraba la chica.
- He perdido a Yuki… - vio la mirada desconcertada del chico. – es mi perra, una labrador… - siguió mirando a la gran llanura verde que se habría a un lado del camino intentando encontrar a su perra.
- ¿Por casualidad no será blanca no? – preguntó el chico a la vez que divisaba al animal junto a su perro al lado de un árbol, la chica asintió preocupada. – creo que ha hecho un nuevo amigo… - los señaló con la cabeza a lo que la chica salió corriendo hacia su perra.
- ¡Yuki! No te vuelvas a escapar… - dijo al llegar junto a su perra, esta se arrodillo al lado de ella a la vez que la abrazaba. – ¿es tuyo? – le preguntó al moreno al ver que estaba acariciando al otro animal, el chico asintió levemente.
- ¿Te puedo invitar a un café? – la chica puso cara de confusión. – así mientras los dejamos un poco por el parque…¿no?
Los dos jóvenes se acercaron a una pequeña caseta que se encontraba en el parque y pidieron un par de cafés para llevar, se fueron a sentar a un banco mientras conversaban de diversas cosas, de repente Kuro se acercó a ellos y empezó a ladrar alterado.
- Kuro…¿qué te pasa? – le preguntó el moreno extrañado por la actitud del perro, este echó a correr hacia unos árboles y la pelirrosa al no ver a su perra echó a correr tras él junto al moreno.
Llegaron a una zona del parque con árboles, y vieron junto a un árbol a Yuki sentada al lado de una pequeña niña con el cabello color rojo sangre y unos grandes ojos grises oscuros, esta estaba llorando mientras se sobaba la rodilla.
- Hola pequeña…¿te has caído? – le dijo la pelirrosa mientras se agachaba junto a ella, la pequeña asintió.
- Será mejor que le curemos la herida. – el moreno cargo a la pequeña y la llevaron al bar para ver si tenía un botiquín, después de curar a la niña vieron a una señora de unos 35 años corriendo preocupada hacia ellos.
- ¡¡Mami!! – la pequeña saltó de las piernas del moreno –donde se encontraba sentada- y corrió hacia su madre.
- Gracias por encontrar a mi pequeña. – la mujer se les acercó para darle las gracias. Los jóvenes sonrieron agradecidos.
Los tres escucharon una risita y miraron hacia la niña y la encontraron de pie junto al perro –que casi era tan grande como ella- tirándole de las orejas mientras este le daba lamidas en la mejilla a la pequeña.
- ¡Shura! Deja al pobre perro en paz. – la señora cogió a la niña en brazos.
- Tranquila…Kuro se lleva bien con los niños… - acotó el moreno, el perro se sentó junto a su dueño. La señora se fue junto a la pequeña dejando a los chicos en silencio, que fue roto por la voz de a pelirrosa.
- ¡Ohh! Se me esta haciendo tarde… - le pelirrosa se removió en el banco y enganchó con la correa al animal. – ya sabes…el trabajo. – rodó lo ojos restándole importancia.
- ¿Trabajas de noche? – preguntó el moreno extrañado, ya qué, normalmente las chicas de su edad estudiaban o trabajaban de día.
- Sí, los fines de semana en una discoteca del centro…luego por semana voy a la universidad, estudio medicina. – le explicó la chica. – bueno me voy, espero verte por aquí o por el centro otro día. – el moreno se quedó embobado mientras veía a la chica irse corriendo junto a su perra. Kuro soltó un ladrido sacándole de sus pensamientos.
***
Algo vibraba en su pierna…era un zumbido relajante…que hacía desaparecer el estrés acumulado en esa parte en concreto…llevó al bolso del pantalón encontrándose con su móvil, entonces se dio cuenta de que estaba tirado en el suelo…¿Cómo había acabado en el suelo? Decidió contestar a la llamada.
- ¿Si? – sintió una voz chillona al otro lado.
- ¿Se puede saber donde te metes, teme? – se notaba que estaba un poco irritado, el moreno miró a su alrededor, que apenas se veía algo por la oscuridad.
- Mejor no preguntes…¿Qué querías? – decidió cambiar el tema.
- Es que vamos de fiesta al centro….por si te querías venir, así te despejas de la mudanza y todo eso… - al moreno no le pareció mala idea.
- Vale a las diez nos vemos en Konoha's club, adiós. – colgó después de escuchar a la despedida del rubio.
Bien…tenía una hora para ducharse y arreglarse, pero ahora debía analizar su situación…se encontraba tirado en el suelo bocabajo, con una de sus múltiples cajas, que ya le parecían como los panes y los peces…se multiplicaban por obra y gracia de cristo, en sus pies, con unos de ellos dentro de la caja……conclusión: se había caído al suelo como el que se tira a una piscina de cabeza, literalmente.
Frustrado, por las cajas y por la tendencia a aparecer en el suelo, se fue hacía la ducha, pero antes de meterse en esta vio que su reflejo en el espejo con algo que antes no tenía, se acerco a el inspeccionando su cara y halló un huevo en su frente junto con un moratón.
Ya llegaba cinco minutos tarde por culpa de las cajas, al final los problemas siempre los tenían ellas…estuvo media hora buscando ropa para ponerse y la plancha para poder quitar las arrugas de las prendas. Al final optó por llevar una camisa negra remangada hasta el codo y metida por algunas partes dentro del jean oscuro dejando a la vista un cinturón blanco junto con una converse negras.
- Teme, llegas tarde…. – el rubio estaba en un lado de la entrada junto a algunos de sus amigos. El moreno hizo un amago de saludo y todos entraron dentro del local.
El local era bastante sencillo, nada mas entrar había una barra alrededor de una columna y detrás y justo en medio del local la pista de baile con una gogotera en cada esquina, en la cual había un chico y una chica bailando juntos. Al final del la pista en la pared del fondo había otra barra, era la que más vacía estaba puesto que era la más lejana. Y justo a la derecha al lado del ropero estaba la otra barra, al lado de esta se encontraba una zona con sofás, la zona oscura.
- Mirar chicos acaban de subir las barragirl… - gritó el rubio emocionado al ver a una chica junto con un chicos subirse a las barras para servir las bebidas. – vamos a la del fondo que hay menos gente.
Los chicos se acercaron a la barra mirando todo a su paso, aunque debido a la oscuridad no se veía mucho , llegaron a la barra y se situaron enfrente de la chica que había de pie sobre ella, esta estaba de espaldas a ellos hablando con el camarero que había abajo donde las botellas. Los chicos la miraron desde abajo, lo que provocó que se quedaran con la boca abierta mirándola…estaba tremenda.
Cada semana se vestían de una forma y esta semana tocaba de marineras, llevaba puesto unos tacones azul marino, que daba vértigo con solo mirarlos, seguida de una falda blanca tableada con una franja azul marino y una doble capa dorada, un top blanco con franjas azules en las mangas la cual se ataba adelante y una gorra blanca con detalles azules y dorados. (Para aclaraciones: .com/08/i/000/ea/4c/58dc_ xD)
El chico de dentro de la barra le hizo un gesto para que se volteara.
- ¿Qué os pon… - la chica reconoció a uno de ellos. - ¡Sasuke! – gritó al reconocerlo, el moreno se asombró de quien era.
