Título: Regalos
Pareja/personajes: Harry/Draco
Warnings: Ninguno…
Género: Slash
Clasificación: PG
Disclaimer: Harry Potter es propiedad de J. K. Rowling, Bloomsbury Publishing, Scholastic Inc. y AOL/Time Warner Inc.
Autora: Sui Felton (sui_tan)
Regalos
Harry y Draco caminaban por las calles del Londres muggle. El rubio llevaba el ceño ligeramente fruncido y sus labios estaban apretados en una fina línea; sus manos, dentro de los bolsillos de su fino y costoso abrigo negro. Potter, por otra parte, se encontraba con los ojos muy abiertos, admirando los adornos navideños dispersados por todas partes.
―¿Quieres dejar de hacer eso, por favor? ―preguntó Draco mientras se detenía de golpe, molesto ante la actitud infantil del moreno, que se detenía ante cada escaparate por el que pasaban.
―Lo siento… ―se disculpó Harry, avergonzado mientras rascaba ligeramente su cabello, algo que hacía cuando estaba ansioso.
El moreno avanzó rápidamente hacia él y lo tomó de la mano, logrando que el Slytherin se sonrojara ligeramente. Draco desvió la mirada unos instantes y después suspiró, expulsando un poco de vaho en el proceso. Sí que hacía frío ese día.
―Pensé que querías ir a ver una de tus tontas películas muggles…
―Lo siento ―se disculpó nuevamente Harry.
Sabía que a Harry le gustaban mucho las festividades de los muggles, sobre todo aquellas que tenían algo que ver con juguetes y dulces, puesto que en su infancia, no había recibido muchos de éstos. Por el contrario de él, que lo había tenido todo, hasta el último y más insignificante de sus caprichos. Draco torció ligeramente la boca y después cerró los ojos, irritado consigo mismo ante el fuerte rubor que comenzaba a cubrir sus mejillas.
―Escucha… ―el rubio dudó por un momento y después apretó ligeramente sus manos contra las de Potter ―. Aún nos queda algo de tiempo, ¿quieres entrar a alguna de esas tiendas? ―el moreno le dirigió una mirada asombrada, gesto que no le ayudó a disminuir su vergüenza ―. Yo nunca he entrado a un centro comercial muggle… supongo que estaría bien comprar algunas cosas para Pansy o Blaise, ya sabes que son unos excéntricos, además, aún no he comprado tu regalo…
Eso era mentira, pues una Saeta de Fuego Magnus estaba cuidadosamente envuelta y esperando bajo el árbol de navidad en la mansión Malfoy. Aun así, el rostro ilusionado del Gryffindor era algo contra lo que no podía luchar.
Pansy tenía razón, Draco se había convertido en una Hufflepuff enamorada.
―¿Estás seguro? ―preguntó Harry sin ocultar su excitación ―. Sé que aún no te sientes del todo cómodo con los muggles y…
―Cierra la boca, Potter. Si te digo que quiero hacerlo es porque así es ―interrumpió el rubio con molestia, consciente de las personas que los miraban ―. Ahora, por última vez, ¿quieres entrar o no?
Harry no le contestó, simplemente se acercó a él y tomó su rostro con sus grandes y callosas manos de auror, después, ignorando todo y a todos, lo besó. No fue un beso muy intenso, mucho menos apasionado, pero sin duda hizo que las piernas de Draco se convirtieran repentinamente en jalea, obligándolo a aferrarse al suéter del moreno. Al separarse, el rubio Slytherin apenas era consciente de dónde se encontraban.
―Gracias ―murmuró Harry en su oído.
Draco cerró los ojos y luchó contra el estremecimiento que el aliento de Harry le provocaba.
Una hora después ambos salían de una enorme juguetería tomados de la mano. Harry con un balón de futbol soccer y una bolsa con varios paquetes cuidadosamente envueltos para los amigos de ambos. El rubio, por otra parte, salió con un dragón de peluche que tenía su nombre grabado en el estómago, sin mencionar la gran sonrisa que tenía dibujada en el rostro.
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Respuesta al reto 2
Cursi, lo sé, pero qué sería de la vida sin un poco de Fluff? ^ ^
