El viento soplo sin piedad sobre su rostro, su cabello corto flaqueando contra la brisa.

Delante de ella se encontraba un hombre, un demonio.

-Hasta aquí llegaste -dijo el hombre. Solo dio una sonrisa de medio lado

-He incluso así no te temo- dijo y escupió la sangre que le caía por las comisuras de la boca-Vamos acaba con mi vida ¿O es que temes ir al infierno?

El hombre sonrió de manera macabra

-¿Tan pronto quieres tu muerte? Créeme pronto se cumplirá tu deseo...

0o0o0o0o0o0o0o0o

Las luces de la ciudad resplandecían como pequeñas estrellas, como si se hubiesen quedado atrapadas en ese mundo para hacerlo brillar.

Mikey se pregunto como había llegado a la superficie, el bosque a su alrededor se extendía al horizonte, la noche ya había caído y algunas estrellas ya aparecían en el gran firmamento.

Cerca de Mikey, a unos pocos pasos, se encontraba una chica. La chica tenia cabello negro, ojos marrones, su chaqueta estaba desgarrada y manchada de sangre seca, sus pantalones tampoco habían salido ilesos, estaban ya cortos hasta el medio muslo, desgarrados, las piernas de las chicas tenian raspones. Ella estaba apoyada en un árbol con la cabeza echada hacia atrás apoyada en el tronco, respiraba agitadamente, las manos le temblaban ligeramente.

Mikey se acerco lentamente a ella, sintió como su corazón comenzaba a latir más rápido como si hubiera estado corriendo, debido hacer ruido ya que la chica alzo la mirada y lo vio. Por un momento de terror penso que la chica empezaría a gritar y se echaría a correr pero solo se quedo mirándolo unos segundos más hasta que rió por lo bajo

-¿Estas bien?-le pregunto Mikey

-Si...solo...no me esperaba que esos demonios nos persiguieran tanto tiempo- respondió la chica y luego rió- la verdad debería empezar a ir contigo a entrenar no se como haces para no cansarte

Mikey la miro sin comprender ¿Por qué le hablaba como si lo conociera? ¿No le temía? La chica no pareció notar la confusión de Mikey

La chica se separo del árbol y miro hacia atrás de Mikey, había algo en esa chica que hacia que Mikey quisiera tomarla de las caderas y besarla apasionadamente.

-Deberías sentarte-dijo, las palabras le salieron más firmes de lo que había pensado que saldrían- Tienes que descansar

La chica se volvió hacia el.

-¿Y tu?-inquirió

-Yo estoy bien no necesito descansar-respondió. Ella dio un resoplido y le dio una mirada divertida

-Si claro y yo soy la reina de Inglaterra- replico- no soy a la única que hirieron ¡mírate! Tu brazo todavía sangra-

Mikey se miro y se quedo sin aliento, la chica tenia razón. Mikey tenia ropa desgarrada y manchada de sangre, su brazo tenia un feo corte que todavía sangraba, se llevo instintivamente la mano al hombro y vio su mano, manchada de sangre. Su sangre. Pero el no sentía nada ademas de que el corazón le latía fuerte en el pecho.

Estaba por hablar cuando un sonido ensordecedor lleno el ambiente. Ambos chicos se giraron, la chica soltó una maldición y tomo a Mikey de la mano

-Vamos Mikey-grito y comenzaron a correr, de repente algo voló entre ambos jóvenes, obligandolos a separarse. La chica cayo de espaldas con un grito ahogado, Mikey cayo metros adelante. Manchas negras comenzaron a aparecer en la visión de Mikey

-Mikey corre ahora-grito la chica-Vete antes de que te atrapen

Un solo grito salio de su boca, una sola palabra que había aparecido en su mente salio de sus labios.

-NATASHA- grito antes de que la oscuridad lo consumiera

0o0o0o0o0o0oo0o0o

Mikey se despertó abrupta mente, todavía con el grito en la garganta, miro a su alrededor, estaba en su habitación, no había un cielo azul, ni arboles, no había una chica de cabello negro allí, estaba en su habitación. Estaba sudando y sentía el ritmo de su corazón en sus oídos, se toco instintivamente el hombro y se alivio cuando vio que no había sangre, tampoco tenia ropa solo su mascara que había olvidado quitársela al igual que su cinturón con sus chacos.

Le tomo varios minutos volver a calmarse, se dio cuenta que había estado manteniendo la mirada en un punto especifico. Un lugar vacío en la repisa, no sabía siquiera por qué.

Hacía semanas que había comenzado a soñar con personas que no conocía pero más que nada con dos chicas en particular, una de cabello castaño y otra de cabello rojo y cada que despertaba fijaba la vista en el mismo punto hasta que se calmaba. No entendía por qué seguía soñando esas cosas, parecían tan reales pero siempre terminaban distinto, no sabía si eran sueños o pesadillas.

Sacudió la cabeza para despejarla, miro el reloj, eran las cinco de la mañana y todavía quedaba una hora para el entrenamiento. Ni siquiera Leo estaría despierto, salió de la cama y se dirigió a la cocina, se dio cuenta que su padre estaba allí con una taza de te en una mano. Una imagen atravesó a Mikey rápidamente y se fue como azúcar disuelta en agua, ni siquiera había sabido que era aquella imagen

-¿Miguel Ángel?-pregunto Splinter- ¿Que haces levantado tan temprano?

Mikey se dio cuenta que había caminado hacia la cocina sin darse cuenta. Le dedico a su padre lo que espero fuera su mejor sonrisa

-Eeestee perdón sensei yo solo venia por un poco de agua- respondió Mikey, estaba mintiendo, había bajado porque esperaba poder hacer el desayuno para calmarse de su sueño. No había esperado encontrarse a su padre allí.