¡Hola! Buscando unos apuntes me he topado con este capítulo (se nota que soy una desordenada) y después de releerlo, he decidido subirlo. Creo recordar que mi idea era, cuando lo escribí hace casi dos años, escribir capítulos cortos sobre algunos momentos sobre el Caskett con una trama familiar. Eso ya no va a ocurrir pero he decidido subir este eliminando el final abierto para que pueda ser un –pequeño- capítulo único. Espero que os guste aunque sea todo lo contrario a lo que yo acostumbro a subir aquí.
Capítulo
Acaricio su mejilla con mis dedos en un simple roce, provocando que sus labios empiecen a dibujar alguna que otra mueca. Sonrío. Sonrío con esa misma sonrisa tonta que se ha instalado en mi cara desde hace un mes y medio, casi; exactamente desde hace 49 días. Nunca imaginé que podría a llegar a ser tan feliz; que una personita tan pequeñita podría hacer que mi vida diese un giro de 180 grados. Antes de su llegada era feliz, muy feliz, pero, sin embargo, ahora no puedo recordar cómo era mi vida sin él. Es como si hubiese estado conmigo desde el principio de mi vida y tan solo hace 49 días que llegó a ella; pero puedo asegurar que han sido los 49 días más felices de mi vida.
Miro a mi alrededor, todo está lleno de cosas de bebé; que si un biberón encima de la mesa, que si un body encima del sofá, que si pañales por encima del mueble, que si la mini cuna al lado del piano, que si… que si… podría seguir así durante un rato y es que tampoco he sido tan desordenada en toda mi vida pero ahora el orden ha bajado unos cuantos puestos en mi lista de prioridades. Ahora lo único que me importa es pasar tiempo con mi bebé, con Leo.
Podría pasarme horas mirándolo y no me cansaría. Es increíble. Vuelve a aparecer una sonrisa en mis labios, lo hace en el mismo momento en el Leo comienza a abrir sus grandes ojos azules. Ha sacado el tamaño y la forma de mis ojos pero ha heredado el color de ojos de su padre, una combinación perfecta, como él. Una mueca, parecida a una sonrisa, aparece en sus labios cuando su mirada se encuentra con la mía. Sonrío. Emite un pequeño sonido y mi corazón se llena de ternura, es como si quisiese hablarme.
-Ey, amor –le digo, pasando de nuevos mis dedos por su mejilla. Abre la boca como respuesta-. ¿Todavía tienes sueño? –Pregunto, con un tono de voz suave, en apenas un susurro. Él solo me mira fijamente y se remueve en mis brazos-. ¿Quieres comer? –Inquiero, consciente de que es lo único que quiere cuando se despierta-. ¿Sí? –Sigo mientras acaricio su carita, provocando una sonrisa en él. Me inclino y dejo varios besos sonoros en su frente antes de volver a mi postura inicial. Un quejido se escapa de sus labios cuando lo aprieto un poco contra mí. No le gusta que lo abrace mucho-. Vale, vale, ya no te lo hago más –miento, pues estoy segura que volveré a hacérselo dentro de nada, no lo puedo evitar. Lo coloco su cabeza sobre mi hombro y él la despega al momento, ya es capaz de erguir su cabeza por sí solo, aunque todavía tengo que tener cuidado para que no se vaya a hace daño. Le doy un beso en la nunca mientras mi pequeño curioso comienza a mirar todo lo que está a su alcance. Le doy un beso en el cuello cuando empieza a lloriquear: quiere comer.
-Ya te va a dar mamá de comer –le digo mientras lo coloco sobre uno de mis brazos para con el otro comenzar a subir mi camiseta y comenzar a desabrochar el cierre de mi sujetador de lactancia. Mis labios se estiran hacia ambos lados cuando veo cómo inmediatamente busca mi pecho, ya ni siquiera hace falta que me ponga la pezonera para que mame-. Estás hecho un comilón –le digo con ternura mientras lo veo chupar con sus ojos puestos en mí. Paso mi mano libre por su cabecita que está cubierta de pelo, el mismo color de pelo que su padre.
Sin embargo, ha heredado mi nariz y la forma de mi boca. Es una perfecta combinación de los dos. Sonrío.
-Nunca pensé que pudieras ser tan… tan así –escucho su voz en mi espalda, haciendo que me gire, todo lo que puedo, con una ceja alzada.
-Así, ¿cómo? –Pregunto, sin apartar mi mirada de él y sin borrar mi sonrisa.
-Así de tierna, así de risueña y sonriente –suelto una carcajada mientras niego. Rick me abraza por la espalda con cuidado de no darle a Leo y me da un beso en la sien.
-Eres un exagerado –contesto, poniendo mi atención de nuevo en la deglución de mi bebé.
-Sabes que no –dice, haciéndose el inteligente. Yo choco mi cabeza con la suya, en un suave golpe. A ver, si es verdad que desde que estamos juntos te ríes más y que eres más cariñosa de que lo que esperaba pero desde que nació Leo…. Estás dejando ver a una nueva Kate.
-¿Y eso es malo? –Inquiero, ladeando la cabeza para poder mirarlo a los ojos mientras espero su respuesta.
-Para nada –responde, apretándome más entre sus brazos-. Al revés, me encanta. Me encantas –sonríe sobre mis labios antes de besarme.
