Se podía ver como el sol brillaba en lo alto. Como los pájaros cantaban alegremente contagiando la misma alegría en quienes le escuchaban. El bello bosque más cercano a la aldea de Konoha estaba más bello que nunca. Parecía ser un campo y no el bosque que todos conocían. El lugar perfecto para una cita.
Un joven de cabello negro alborotado con su bandana en la frente, unos pantalones y un abrigo que cubría parte de su rostro junto a unos lentes negros simplemente ayudaba a una rubia vestida de púrpura con vendajes a recoger flores.
Ambos en silencio, sin intercambiar una mirada o unas palabras, ni si quiera para el propósito de su acción. En fin, eso no era necesario hablarlo, la miembro del clan Yamanaka le había pedido ayudar al Aburame para recoger flores para el puesto de su familia, puesto que lo consideraba el más apto para el trabajo, incluso mas apto que el moreno que idolatraba y estaba disponible en ese momento.
Pero por fin había acabado su trabajo después de unas horas, las flores más bellas y frescas de la época primaveral se encontraban en sus brazos pero pronto solo en brazos de la ojiazul. Era momento de despedirse ya, y ya era el momento de romper el silencio que reinaba.

-Ino… -exclamo el Aburame ya antes de irse, dándole la espalda a la susodicha

-¿Qué pasa Shino? –le pregunto mientras se acercaba a el

-Ten –exclamo rápidamente al tiempo en que le ofrecía una flor que sabia que era del gusto de Ino: Aconita

-A-arigato Shino –menciono tomando la flor depositando el resto en el suelo, sonrojada un poco

-De nada –tratando de ocultar su rubor

Al mirar denuevo a Ino, sintió la necesidad de ser tragado por la tierra. Su regalo al parecer perfecto llevaba consigo algo que sabia repugnada a cualquier dama. Un gusano. Aunque ciertamente era su favorito, sabia que Ino no pensaría igual. Ya no sabia si pedir perdón, fingir no darse cuenta o simplemente desmayarse ahí mismo. Después de todo no se podía permitir tal error al tratarse de la joven que amaba tan secretamente, y de manera perfectamente disimulada.
Pero cual fue su sorpresa al ver una sonrisa en los labios tan bellos de la rubia. Un sonrojo gobernó en su rostro al ver como ella besaba al gusano, al siempre sentirse identificado con este. Por fin entendió que su amada no era como las demás, ningún grito, ninguna cara de asco o susto, ningún insulto a su persona y mucho menos le arrojo la flor con la criaturita en el rostro. Un beso fue lo que le hizo darse cuenta de lo diferente que era al resto.
Ino noto el sonrojo en el rostro de Shino, así que decidió atormentarlo un poco mas colocando su diestra en su mejilla, provocando que el pobre casi se desmayara. Le dedico una sonrisa y después se alejo diciendo un sutil 'gracias'.
Después de quedar perplejo unos segundos toco con su mano la mejilla que Ino toco. Pero otra sorpresa más para ese día. El gusano aplastado. Al parecer no es que fuera de su gusto, si no que no le agradaba en absoluto. Mato al pobre animalito en su propia cara, y de verdad en su propia cara.
Se dio media vuelta y regreso a su casa. En el camino pudo notar la cara de varios denotando asco al ver lo que había en su mejilla. Al entrar a su vació hogar, sin prisa alguna fue a su habitación.
Al estar ya en esta, se quito su grueso abrigo y al recostarse en su cama…
Fue la primera vez que una menor de edad causaba un grito que se escuchara en toda la aldea proviniendo de un hombre tan serio como Sasuke…o aun mas.