Nota: segundo día del FicToberEs, de la mano de mi OC Manuela Martínez; carterista, desendiente de mexicanos y alguien con cierto desarrollo, que verán reflejado en este fic.Sí, hay un guiño a la situación actual de Estados Unidos.
Día dos. Palabra: Civil.
*
Nadie creía que aquel hombre llegaría a la presidencia. Tan vano, tan lleno de prejuicios y odio, que nadie lo creía posible... Hasta que ocurrió. Él estaba ahí, dando un discurso, desoyendo el llanto de temor de miles.
Entonces hubo miedo.
Entonces hubo protestas.
Entonces hubo represión.
—¡Construye ese muro! —fue el primer insulto que recibió. Su piel morena, su ropa barata, su ascendencia mexicana, todo apuntaba a que la podían pisotear. A nadie parecía importarle que ella hubiera nacido en New York.
Manuela nunca había renegado de su nombre o su apellido. Sus padres lo eligieron por pedido de su abuela, quien no hablaba inglés. No lo hizo, ni aunque ellos le dieron la espalda por ser mutante y claro que no lo haría por gente llena de odio.
Entonces comenzaron a deportar.
Entonces vio cómo muchos levantaron su voz.
Entonces vio cómo las acallaron.
—Nos temen —recordaba a John decir, aquella noche en que se anunció la proclama por el registro mutante.
—Nos odian —lo corrigió Remy, amargo como pocas veces sonaba. Había regresado al viejo hábito de las gafas de sol que cubrían sus ojos carmesí.
Recordaba claramente cómo dejaron de ir a ese bar que tanto les gustaba, porque siempre tenían una pelea con la gente que les gritaba "muti" y cómo decretaron un toque de queda para ciudadanos con el gen X.
Entonces hubo miedo.
Entonces muchos dejaron de gritar.
Entonces comenzaron a ocultarse.
Ya no eran súper héroes ni villanos. Eran civiles viendo cómo sus libertades eran mutiladas.
Many fue expulsada de la universidad por esos días, aunque no recibiera una explicación. Ella sentía que no había dierencias con llevar una estrella amarilla en la ropa, durante el Holocausto.
Entonces ella gritó.
Entonces ella organizó.
Entonces ella luchó.
—Manuela Martínez —canturreó el policía que la interrogaba, luego de detenerla en la represión de la protesta que ella encabezó, en contra de las políticas discriminatorias—. Padres mexicanos —anunció con desaprobación. Suspiró—. ¿Para quien trabajas? ¿X-men, Hermandad o alguno de los pequeños grupos diseminados por todo el país? —acusó con desdén.
Manuela estaba esposada, con un hematoma en el ojo y un golpe en la cabeza. Salvó a los que pudo y sonrió orgullosa ante la pregunta.
—Solo soy una civil —respondió—. Ciudadana americana y con los mismos derechos que usted, señor. No lo olvide.
El hombre resopló con fastidio al cerrar el expediente.
—Mutante —dijo como si fuera un insulto.
—Y orgullosa —agregó ella con burla.
Entonces, ella fue una más que desapareció.
Entonces, las autoridades negaron tener algo que ver, aunque las camaras filmaron cuando se la llevaron.
Entonces, la guerra se abrió paso en las calles.
Ellos habían colmado el vaso. Los mutantes se defenderían. Los mutantes exigirían lo que les fue quitado, porque se llevaron a una de las suyas. Se habían llevado a Manuela Martínez, una muchacha que había hecho temblar a los de arriba, solo con su voz. Habían cometido un error.
Ya no eran súper héroes o villanos. Solo eran civiles luchando por sus derechos.
*
Nota: Gracias por leer, agradezco los comentarios y los respondo siempre, siempre. Dios, que me gustaría saber qué opinan sobre mi OC, que no suelo usarlos en mis fics, pero meh... Ya casi nadie me lee, no me matará escribir algo que bien podría ser ficcion propia.
Saludos. Be free, be happy.
