era una mañana helada en Los Angeles California, la nieve caía con tranquilidad en las calles, el Sol ya se estaba ocultando dando por terminado aquel día, todos los autos que se encontraban andando o que estaban detenidos en las calles tenían una ligera capa blanca de nieve, al igual que las banquetas de asfalto y los arboles sobre sus ramas que ya no contenían ni una sola hoja gracia a el Otoño. Una joven pálida de cabellos negros con algunas puntas tintadas de azul estaba abrigada con una gabardina negra, una bufanda blanca, un gorro negro igual a su gabardina y un par de guantes para mantener sus manos calientes, se encontraba sentada en uno de los sillones de color negro de una cafetería rústica con cuadros de diferentes culturas en todas las paredes, al igual que otros adornos también de diferentes partes del mundo, y mesas de madera con mas sillones de diferentes colores alrededor de cada una, las paredes de aquella cafetería eran de ladrillo con un enorme ventanal en una de las paredes donde se podía apreciar a la gente que andaba apurada sobre las calles tratando de cubrirse de aquel frío infernal, piso de madera y techo igualmente de madera, una joven rubia atendía a las mesas ocupadas junto a un chico con afro y lentes, y otra rubia que parecía ya un poco mas mayor, solo por un par de años, que los adolescentes que atendían. La joven pálida dio un suspiro y se levanto de el pequeño sillón negro donde se encontraba sentada y se dirigió al mostrador de madera donde había una chica pelirroja agachada acomodando los vasos limpios de aquel local, la chica pálida se asomo para lograr visualizar a la chica pelirroja y al verla sonrió. Arriba del el local había un pequeño edificio gris ya algo viejo donde se encontraban varios departamentos y uno de esos departamentos le pertenecía a los chicos de la cafetería.

–ey… Cat, me tengo que ir– la joven pálida se encontraba sobre el mostrador para poder ver a su amiga y tratar de hablar con ella.

–pero Jadey, aun falta media hora para que terminemos– la pelirroja miro el reloj navideño que estaba atrás de ella para después dirigir una mirada suplicante a su amiga, salió de atrás de aquel mostrador para poder mirar bien a su amiga sin lastimarse el cuello

–tengo tarea que hacer– explico la pálida mirando a su amiga sin darle mayor importancia al tema

–por favor Jadey, solo media hora– pidió la pelirroja poniendo ojos de cachorro al tratar de convencer a su amiga

–Cat, no por que pongas esa cara me quedare– dijo la pálida con el ceño fruncido, aunque ella lo negara el que su amiga utilizara esos ojos la hacían caer fácilmente

–por favor…– volvió a pedir la pelirroja acercándose a su amiga para que esta notara su mirada

–…– la chica pálida trataba de no mirar a su amiga buscando algo entretenido en el techo

–por favor…– volvió a pedir subiéndose al mostrador y colgándose del brazo de la pálida para llamar su atención, la chica la miro y en ese mismo instante cayo a su hechizo "maldición" pensó la pálida

–bien– dijo frunciendo el ceño y soltando un bufido de molestia volviendo a mirar el techo, había vuelto a perder la batalla

–¡YEY!– festejo la pelirroja abrazando a la pálida del cuello con mucha efusividad, la chica dio un sonoro "NO" rápidamente alejo a la pelirroja.

La chica pálida pisando fuerte en señal de que estaba molesta regreso a el sillón donde hace algunos minutos se encontraba sentada y volvió a la misma posición, ahora miro hacia el ventanal, donde ya se podían notar algunos puntos brillantes tintinear en el cielo lo que indicaba que en pocos minutos oscurecería totalmente, lo miro por unos segundo y volteo su mirada al reloj de aquel local, cerro los ojos y dio un sonoro suspiro al notar que las manecillas no habían avanzado nada, puso su brazo sobre la mesa frente al sillón y recargo su cara sobre, poco a poco sus ojos se fueron cerrando, hasta que ya no supo nada.

–oye… ey…– la chica pálida poco a poco abría los ojos ante aquellos llamados que no conocía la voz, al abrir los ojos completamente lo primero que logro ver fue a un par de ojos color chocolate que la miraban preocupada, esa mirada le pertenecían a una castaña de piel canela que vestía con un jean apretado y una blusa de manga corta muy primaveral para la estación del año que estaban. La pálida se levanto bruscamente al no conocer aquella chica frente a ella.

–¿quien diablos eres tu?– la pálida se había puesto en defensa por si la atacaban mirando a la morena que estaba hincada en el suelo que la miraba con una ceja arqueada, la pálida miro donde se encontraba, era un tipo de habitación de color azul cielo al frente una cama matrimonial muy bien tendida con una colcha color cafe, cojines ámbar, al lado de la cama un pequeño buró con una lampara de lectura con acabado de madera y una foto de la chica morena, al lado derecho un librero y junto al librero una puerta que daba a otra habitación, frente a la cama una cómoda con un espejo y arriba de el espejo una pantalla de plasma, el techo azul marino con estrella de plástico adheridas a el, el piso era de alfombra color cafe– ¿donde diablos estoy?

–contestando a tu primer pregunta… soy Tori… perdón, Victoria Vega y estas en mi habitación– dijo la morena levantándose de el suelo donde se encontraba hincada con una sonrisa mirando a la pálida

–¿como termine aquí?– pregunto muy confundida la pálida al recordar que hace algunos minutos o ¿horas?, se encontraba en la cafetería esperando a su amiga

–caíste del cielo– dijo la morena mirándola con una sonrisa mientras apuntaba a su techo

–que diablos…– se extraño la pálida por esa respuesta tan rara– no inventes estupideces, mejor dime cuanto dinero quieres para dejarme ir– dijo la pálida mirando a la morena con burla

–no son estupideces… yo no quiero dinero, no lo necesito– dijo la morena ofendida frunciendo el ceño por lo que le había dicho esa chica

–todos lo necesitan– volteo a ver a otro lado la pálida con burla, como iba a creer semejante estupidez, eso era imposible

–estamos dentro de un sueño… no necesitamos dinero– la morena estaba molesta mirando la espalda de esa pálida que le estaba diciendo pobre

–¿que diablos?- pregunto la pálida frunciendo aun mas el ceño por aquella tontería, "es definitivo las chicas mas lindas, son las mas locas" se decía la pálida mirando a la chica sobre su hombro ya que se encontraba a su espalda

–yo junto a otros chicos navegamos sueños– la morena miro seria a la pálida– pero tu navegaste al mío… ¿como?, ¿cual es tu nombre?– la morena miraba a la pálida extrañada, pues no sabia que existían mas con ese don

–no lo se– dijo la pálida mirando el techo "solo quería ver a una chica madura y linda, y termine aquí" contesto mentalmente– y soy Jade West– dijo mirando los ojos chocolate de la chica castaña, quien le sonrió y ella correspondió con una de sus sonrisas arrogante… de pronto todo se puso obscuro, solo se escuchaba un llamado de una voz que ella conocía pero a la vez no "Jadey" se escuchaba varias veces mientras todo temblaba en la oscuridad, poco a poco abrió los ojos y vio a su amiga pelirroja junto a el chico del afro y las dos rubias que la miraban con una sonrisa.

–hora de irnos– dijo la pelirroja muy feliz en tono infantil, la pálida se levanto bruscamente

–tenemos que investigar sobre Victoria Vega– dijo la pálida tomando a su amiga de la mano y seguida por los otros tres, la rubia mayor cerro el local y subieron a su departamento, que los 5 compartían.


espero lo hayan disfrutado, por favor no sean crueles solo soy un niño de 13 años con sueños y metas que cumplir… no es cierto, por favor sean sinceros, ¿les gusto?, ¿no?, ¿merece ser continuada o yo no sirvo para las historias?, no importa cuanto me duela, la verdad siempre ayuda. gracias por leer. (Yo por mi parte creo que no tiene futuro y este capitulo fue algo estúpidamente corto, lo cual no ayuda mucho en la explicación, pero bueno un comienzo es un comienzo).