Huy hahahaha, bien, aqui le straigo un no tan pequeño one shot que me habria dado para al menos dos capitulos, pero como soy perezosa lo dejo en uno.

Nota: Los personajes no son mios... diablos... si no Tamaki no saldria de aqui jojojojo.

What Hurts The Most

Mi nombre es Haruhi Fujioka, llevo un año sirviendo al Host Club para saldar mi deuda por un bobo jarrón que rompí el primer día. Mi cabello es castaño y lo llevo corto para poder hacerme pasar por un hombre y así conseguir dinero, mis ojos son cafés claros, grandes y expresivos.

Mis compañeros son completamente lo contrario a lo que creí encontrar en mi primer día de clases; unos gemelos que fingen realmente bien una relación incestuosa entre ambos para complacer las extrañas fantasías de sus clientas, un pequeño rubio que parece haberse atascado en la edad de ocho años, tanto en mentalidad como en estatura, amante de los conejitos rosados y de los pasteles, su fiel compañero, y a mi parecer el mas misterioso de todos, alto y sin mostrar algún sentimiento, un maniaco de las agendas y los apuntes administrativos, con personalidad interesada mas con algo de humildad dentro de él…y un rubio…el rey del club.

Si, llego a ver ridículo el estilo de vida del club, pero eso solo es de ves en cuando, cuando me encuentro amargada, lo cual, gracias a Dios, no sucede muy a menudo.

Hasta el día de ayer no creí posible algún cambio radical que afectara la armonía con la que se había pasado todo éste tiempo dentro del club, pero como todo, tiene que llegar un fin.

La francesa quiere llevarse a papá, dicen que solo así podrá volver a ver a su madre. ¿Qué si me molesta? A quien no… ¿eh mencionado ya que estoy enamorada de el?

Mi nombre es Suou Tamaki, soy el rey y fundador de éste club. Me encanta servir a las señoritas y hacerles ver lo especiales que pueden ser cada una de ellas, adoro las mujeres, sus sonrisas, su cabello, sus aromas, todos diferentes, la manera en la que se sonrojan frente a los cumplidos que les damos, su forma de caminar… todo…pero la adoro más a ella…

Si, soy guapo, sí, soy atractivo, sí, soy el preferido de Dios. Y decidí tomar todas esas características y fundirlas con los demás encantos de los otros miembros del club para crear el ambiente perfecto para las mujeres de hoy en día. Nos encanta nuestro trabajo, los disfrutamos día con día, en especial con ella…

Tenemos gloria y poder gracias a nuestra reputación, la cual nos precede en cada lado al que vamos; ellos lo adoran, a ellos les seguirá sirviendo… pero… ¿De que me sirve todo eso si no la tengo a ella?

Soy un idiota… y hasta ahora creí ser solo un padre… pero… estoy enamorado.


-Tengo algo importante que decirles- Habia aparecido al final de la escalera, con Eclair a su lado, su mirada ya no era la misma, y en ese momento supe que algo no iba bien. Todos se sumieron en un silencio, esperando lo inesperado.

-Me voy a prometer con Eclair, en cuanto el festival termine, el Host Club será disuelto.-

Desde ese momento todo había cambiado para nosotros, la mala noticia nos había pegado demasiado fuerte, yo no quería hacerlo saber, pero el resto del grupo no tenía ningún problema para darlo a entender. Kaoru y Hikaru la pasaban realmente mal, ambos no querían volver al pasado; Tamaki había sido el único que los había diferenciado y los había hecho salir de su cascarón para poder volver a sonreír y jugar otros juegos. Ahora ambos odiaban al rey…

El festival había sido desolado, Eclair le había dado la orden a Tamaki de no presentarse mas en el Host el resto del festival, dejándonos a nosotros las tareas; Dios…era impresionante como la falta de un solo hombre se daba a notar tan terriblemente.

Habíamos atendido a más de doscientas señoritas en un solo día, todas y cada una preguntaban por el rey… ¿Qué podíamos decirles? Todos acordamos en darles la mentira de que se encontraba con una gran fiebre gracias a una comida que le había sentado mal. Cada vez que nos insistían en dejarlas ir a verlo teníamos que negárselos con una sonrisa y de inmediato seguir con la charla que se había mantenido antes de que preguntaran por él.

El día se mantuvo tranquilo… hasta que la tarde cayó…

-Dicen que se quedaran un día más…- dijo Kyouya tecleando rápidamente en su laptop. No podía creer que la llevara tan bien, aunque sabia que por debajo de la piel estaba envuelto en rabia y dolor, al fin y al cabo era su mejor amigo.

-¿Qué?- gritaron al unísono los gemelos.

-Eclair tiene unos asuntos pendientes antes de marcharse, así que decidieron irse hasta mañana…- hubo un silencio incomodo en la sala. Todos tenían la cabeza gacha, contándome a mi… no podía creerlo y al parecer me bastaría un mes entero o más poder sobrellevarlo.- Nos invitan a cenar con ellos. – soltó de repente.

-¿QUE?- volvieron gritar.

-¿Cómo demonios pueden ser tan hipócritas? ¿Acaso quiere disfrutar de vernos intentar convencerlo de quedarse? ¿Qué no les ah bastado con destruir el club? – soltó Kaoru, sus ojos brillaban de ira y con un fuerte golpe, logró hacer un agujero en la pared. De inmediato Hikaru intento calmarlo. Me había quedado son palabras. ¿Una cena? ¿Con esos dos? No… no podría soportar el ver a Eclair reclamar a Tamaki como un premio, ni siquiera lo conocía, solo había sido un estúpido capricho por parte de la abuela del rubio para salvar la compañía…la odiaba…a ambas…le odiaba a él por dejarse convencer… le odiaba por hacerle esto.

¿Qué tenía planead con esa cena? Por alguna extraña razón lo se. Desea que yo vaya, yo soy su presa, quiere restregarme a la cara el hecho de que jamás podre decirle lo que siento por él, y en cuanto entre al salón tomara su mano y le obligara a mirarle mientras planean una vida maravillosa… me duele…

-¿Haruhi?- me llamó Kyouya, su vos no sonaba como cada día, había un atisbo de amargura en ella. Le costaría demasiado el admitir que le dolía. Se levantó de su asiento y caminó lentamente hasta mí. Estando a un solo paso de distancia, me tomo por los hombros y se puso en cuclillas para estar a mi altura.- Nadie más quiere ir.- Sabia a donde quería llegar. – Pero queremos estar seguros de que Tamaki estará bien con ella…- cerró los ojos un momento, dejando un espacio de silencio incómodo entre sus palabras.

-Iré…- dije sin pensarlo. Parte de mi no quería volver a mirarle a la cara pero otra deseaba poder al menos despedirme y darle una bofetada que jamás olvidaría…si, eso me reconfortaría. – Iré si eso es lo que quieres.- De inmediato todos comenzaron a hablar al tiempo.

-¿Estas segura Haruhi?- Kyouya fue el único que mantuvo la compostura a pesar de la pequeña expresión de sorpresa que cruzó rápidamente por su rostro al escucharme decir que lo haría.

Vacilé un momento. ¿De verdad lo quería así? Si le veía esta última noche, el verlo marchar me devastaría… tenía miedo de alguna confesión extraña que pudiera suceder en el momento de la cena y lo cual arruinaría todo lo que tenía pensado. Aun así… acepté.

-Si, creo que seria algo descortés de nuestra parte que nadie se presentara, si nadie más lo desea, lo haré yo, y daré alguna excusa por al cual ustedes no se presentaron.-

-Olvida la excusa, estoy seguro de que él ya lo tendrá bien presente.- soltó enojado Hikaru.

-¿Haru-chan yo también puedo ir? – Honey no había hablado hasta el momento y las pequeñas lágrimas en sus ojos por primera vez se veían reales. Me agaché para abrazarlo y le hablé al oído.

-Creo que no Honey, es algo que tengo que hacer yo, quizá así pueda conseguir algo.-

-¿Lo traerás de vuelta?- "traerlo de vuelta"… no había pensado en eso… ¿lograría hacerlo?-

-Espero que si.- Me separé de él y camine fuera del salón de música… ahora ya no estaba tan segura de hacerlo.

Unos pasos sonaron detrás de mí, me giré para encontrar al dueño y miré a Kyouya frente a mí.

-Ve a cambiarte, la cena será en solo dos horas, yo mismo te llevaré hasta su casa.- habló con semblante serio.

-¿Su…su casa?- repetí lentamente.

-La cena será en casa de Tamaki-kun, estoy completamente consiente de que nunca has estado en su casa, así que serviré de guía. – Sonrió levemente y siguió su camino.- Te veré en dos horas en la entrada.- habló antes de desaparecer doblando en la esquina del pasillo…


¿Qué estaría haciendo en ese momento? ¿Me odiarían? ¿Me odiaría? Maldición… A pesar de todo lo que cruzaba en mi mente en ese momento no podía dejar de tocar, Eclair me miraba sentada desde el sofá al lado del piano; mirándome con suspicacia, era hermosa… pero…no podía estar con ella. Ya era de alguien más a pesar de no ser de nadie en realidad.

Toqué la pieza mas triste que me sabía… solo así podía sacar lo que en realidad sentía sin arriesgarme a decir una palabra. Todo había acabado y yo solo tocaba el piano. ¿Qué clase de idiota era? El más grande de todos… no podía dar por sentado que lo que me prometían fuera verdad, mas sin embargo caí, si era una trampa caí redondo en ella… ya no había marcha atrás, y ahora volvía a dejar todo lo que conocía y amaba para entrar a la incertidumbre y esperar cualquier cosa.

Terminé de tocar. Y sentí los brazos de mi nueva prometida rodear mi cuello, su perfume era parecido al de ella… Sentí su cálido aliento en mi oreja, ya estaba completamente acostumbrado a que las mujeres me abrazaran y dieran a conocer sus deseos, pero esta vez me resultaba repulsivo… había caído a lo más bajo de todo…

-¿Te sucede algo querido?- habló melosamente, lamiendo lentamente el lóbulo de mi oreja, causándome un escalofrío que recorrió toda mi espalda.

-No…- mentí al instante.-

-No me digas que estas pensando en ellos… ¿o si?- soltó, resalando la palabra "ellos" con un toque de asco en su vos.-

-¿Qué te hace pensar eso?- dije sarcástico mientras volvía a tocar cualquier pieza que se me viniera a la mente, solo quería que se alejara de mi por unos momentos, quería pensar en todo… solo, completamente solo.

Al parecer captó la indirecta y rompió su abrazo, alejándose por completo de mí, pero sin apartarse de mi lado.

-Vendrán a cenar.- soltó de repente haciendo que mis dedos se trabaran y la melodía se me olvidara por completo, dejé caer mis manso sobre las teclas haciendo resonar el golpe por todo el salón.

-¿Les invitaste?- la ira, la desesperación e incluso el dolor comenzaron a inundarme al imaginar la escena de tenerlos frente a mi, sin cruzar palabra o mirada conmigo, de verla a ella…

-Claro, quería darles una pequeña muestra de nuestra cortesía antes de alejarte de ellos, me sentiría mal si tuvieras que marcharte sin decirles un adiós como es debido.- noté de inmediato la mentira en su vos. – Una hora, llegaran en una hora.- dicho esto se marcho de la habitación dejándome solo. Me levante mecánicamente, con sus palabras retumbando en mi mente… la vería…la vería… solo para estar en silencio. La ira me poseyó y de inmediato comencé a destrozar todo cuanto estuvo a mi alcance. Lance la pequeña mesa de té lo mas lejos que pude, dejando que el estruendo que provocó resonara por todo el lugar, volqué el sofá sin antes desgarrar la funda de piel que tenía, estrellé cada taza y jarrón de la habitación contra la pared, sin moverme un ápice cuando un pedazo de porcelana golpeó mi mejilla izquierda dejándome una herida y al final tomé el enorme cuadro de la abuela que se encontraba en la pared para lanzarlo por la ventana sin importarme a quien le cayeran los vidrios o el mismo cuadro.

-A ver si así estas feliz- Y eso hice… el vidrio se hizo añicos al instante en que lancé con todas mis fuerzas la pieza, estrellándose contra éste y dejando volar por el aire cientos de fragmentos, el cuadro cayó directo en la entrada de la mansión, para mi fortuna o en contra de ésta no había nadie ahí. Me dejé caer sobre los trozos que se encontraban dispersos en el suelo y comencé a golpearlos, sin importarme las heridas que pudieran provocarme…solo golpeaba, no importaba nada más, nada importaba si ella no estaba.

Pronto sentí el dolor recorrer mis brazos y miré mis manos… estaban bañadas en sangre… ¿me importaba? Al demonio, ni siquiera hacerme tal daño me quitaba el dolor interno que ahora estaba sintiendo. Y en una hora todo empeoraría, le tendría frente a mí… al fin lo sentí… una lagrima real recorriendo mi mejilla… al fin y al cabo era humano.


-¿Estas lista?- su vos me sacó de mis pensamientos. Me encontraba vestida con el mismo vestido con el cual descubrieron que era una chica… no se ni por que me puse este… quizá por mera melancolía.

-Si…- dije bajito. Salí de la habitación acompañada por Kyouya hasta llegar a la entrada del instituto, donde una enorme limosina negra nos estaba esperando. Hasta ese momento mi corazón comenzó a latir rápidamente gracias al nerviosismo que comenzaba a hacerse parte de mí. ¿Debía pensar en alguna clase de conversación para pasar la noche sin tener que dar vueltas al asunto de su partida? ¿O quizá debía dejarlos hacer lo que quisieran y disfrutar de mi cena sin ningún problema? Tendría que arreglármelas pronto.

Kyouya me acompañó en todo el viaje, regalándome su silencio, ambos estábamos parecíamos haber acordado llevar el viaje así, sobre todo él, que solo me miraba con un pequeño dejo de preocupación.

Recorrimos las calles en las que comenzaba a aparecer el movimiento nocturno, hasta traspasar la línea de la zona media hasta la alta; donde una mansión ocupaba lo que tendría que ser todo un condominio de dos manzanas enteras. Estaba comenzando a preocuparme mas por intentar averiguar cuantas habitaciones tendría cada una de esas enormes construcciones cuando comencé a sentir como el auto disminuía su velocidad y comprendí que estábamos llegando. Asome un poco mi cabeza fuera del auto y me encontré con la mansión mas hermosa que jamás había visto; un estilo europeo representado a la perfección, no podía definir exactamente cual era, pero aun así, era hermosa. Una ventana que había sido cubierta por una improvisada lona de plástico transparente llamó mi atención, parecía que alguien se había saltado desde ahí. De inmediato él vino a mi mente.

El auto se detuvo por completo en la magnifica entrada de la residencia, donde al menos cinco mayordomos nos recibieron y abrieron la puerta del auto, antes de descender Kyouya habló.

-¿Haruhi?- estaba completamente recargado en el asiento, evadiendo mi mirada. –Solo quiero que tengas presente…que quizá su madre no seria tan feliz con su decisión…buena suerte.- solo le mire sorprendida y asentí con la cabeza, tomé la mano del hombre pingüino que me esperaba fuera del auto y salí de éste. En cuanto cerré la puerta tras de mi, el auto salió del terreno, dejándome completamente sola.

-Por aquí por favor.- la agradable vos del mayordomo resonó en mis oídos, tome el brazo que me tendía y me guió hasta el comedor principal. Debí haberme visto ridícula con la boca abierta y la expresión de sorpresa que me causó el ver tal lugar. Ni siquiera las maravillosas instalaciones del instituto se comparaban a esto.

Una enorme mesa de caoba se extendía por todo el salón, al menos para cuarenta personas. ¿Quién podría tener tantos invitados a la cena? – Ricos bastados.- susurré para mi misma. Los candelabros eran al menos el doble de grandes que los del salón de música, el papel tapiz de las paredes era de un perfecto color vino, resaltando los marcos dorados de las ventanas.

-Bienvenida, Haruhi.- la melodiosa vos de Eclair sonó al final del salón. Apenas habían salido por la otra puerta. A su lado se encontraba Tamaki, quien me miraba con un extraño brillo de tristeza y sorpresa en los ojos. Y antes de que pudiera decir algo, fue arrastrado hasta la mesa por Eclair, quien no pasaba por alto el mostrar la elegancia con que podía moverse…definitivamente odiosa. –Por favor, toma asiento, en unos minutos estará la cena.-

Camine con decisión hasta tomar asiento frente a ellos, Tamaki mantenía la mirada agachada con seriedad mientras que Eclair no dejaba de mirarme con esa detestable sonrisa de superioridad. El silencio comenzaba a ser molesto, sentía que iba a salir corriendo en cualquier minuto hasta que las puertas se abrieron nuevamente dando paso a una horda de meseros con una docena de planos repletos con diferentes manjares, entre los cuales reconocí uno, cangrejo…

-Adelante por favor, toma lo que gustes.- antes de hacer caso a sus palabras le dediqué una mirada desconfiada y tomé un par de patas de cangrejo, las cuales comencé a partir por la mitad 

antes de sacar el relleno. Entre mi concentración y la incomodidad miré un poco a Tamaki, le sorprendí mirándome y sonriendo, parecía que también había comenzado a recordar el día en la playa. Le devolví la sonrisa tímidamente mas de inmediato la retire. Recuerda Haruhi…el ahora es de la francesa… Al menos durante diez minutos nadie habló, todos nos dedicamos a comer con el mayor cuidado de no hacer ruido.

-Y dime, Haruhi. ¿Qué piensas hacer después del Host Club?- Diablos, ya se había tardado. Era obvio que deseaba verme en alguna situación desesperada o acorralarme en algún tema que me hiciera sentir aun más incomoda. El nivel de odio hacia ella se había incrementado.

-Bueno, seguir estudiando, creo yo.- conteste sin darle demasiada importancia. No quería comenzar con una tonta discusión digna de un programa de televisión.

-¿No piensas unirte a algún otro club?- insistió.

-Aun no, creo que después de todo quizá sean una perdida de tiempo.- mire de reojo a Tamaki y noté el como se ponía rígido y su expresión cambiaba a una de dolor, miré sus manos por primera vez, estaban vendadas. Me sentí mal por haber hecho ese comentario… a lo hecho pecho.

-Bueno, quizá puedas encontrar uno que te sienta mejor. ¿No lo crees así?- jugó con el tenedor sobre una especie de fideos con especias en su plato.

-Quizá…mas no estoy interesada.- volví a reparar en ese punto con mas ahínco, una parte de mi deseaba que dejara todo ese tema.

-Y por cierto… ¿Dónde están los demás? La invitación era para todo el Host.-

-No pudieron venir por ciertas circunstancias.-

-¿Cuáles?- Demonios. ¿Qué esta mujer no vivía de nada mas que molestar a la demás gente?

-El festival atrajo a bastantes clientes por lo cual hubo un tanto de desorden que ellos tuvieron que recoger.-

-¿Por qué no lo hizo la servidumbre?-

-Por que han aprendido a ser humildes.- solté enfadada.

-¿Tú les enseñaste?-

-¿Algún problema con eso?- dije sin pensarlo y me levanté de la mesa en un acto impulsivo, golpeándola y haciendo que mi copa de vino cayera sobre el mantel. Ambas nos miramos desafiantes hasta que ella sonrió.

-Bueno, supongo que de algo serviste ahí adentro aparte de tan solo ser una molestia.-

-Ella jamás fue una molestia.- por primera vez había hablado en toda la cena. Ambas le miramos sorprendidas, no por el simple hecho de que se haya atrevido a hablar, si no por que me estaba defendiendo… a mí… y no a ella…

-Oh, bueno, creo que eh cometido un pequeño error.- se corrigió a si misma. Tomo su servilleta y se limpio los labios antes de levantarse de la mesa.- Si me disculpan, tengo asuntos que atender, les dejo solos.- se giró hacia Tamaki y le abrazó aún cuando el permanecía sentado, le susurró algo al oído que pude escuchar con claridad.- Te veo esta noche.- le tomó por el rostro y para mi horror le miré besarlo… le estaba besando…frente a mi. No se que fue lo que mas me dolió, si el hecho de que ella le estuviese besando o que él no haya hecho nada para separarse aun cuando yo estaba ahí. Dejó de besarle para mirarme con desprecio y salió del salón antes de que ambos pudiéramos decir algo.

Me quede congelada, mirando por donde ella había desaparecido. Mi mente había dejado grabada la imagen de ella besándole, la mantenía congelada justo en ese momento, solo para hacer el daño más grande. ¿Por qué… por que no había hecho nada por separarse? Recuerda Haruhi… ahora es de ella… nunca fue tuyo…

-¿Haruhi?- su vos me llamó, la escuche tan lejana como la llegue a escuchar en mis sueños.

-No…digas nada.- le detuve. Tome la servilleta y limpie mi boca antes de tomar el pequeño abrigo que había llevado. Ya era tarde y comenzaba a llover.

-Haruhi… - repitió. Dijo mi nombre con tal acento que le sentí como una punzada en mi pecho.

-Cuídate mucho…senpai.- le dedique una sonrisa lo más sincera que pude. Camine hasta llegar a la puerta para salir del comedor cuando el hombre pingüino apareció frente a mi con una sonrisa amigable.

-Perdonen la molestia, pero el señor Ootori hablo, al parecer la lluvia causó problemas en el camino y no podrán venir, suplica que la señorita Fujioka pase la noche aquí.

Sus palabras resonaron en mi mente. "Pasar la noche aquí" con Eclair y Tamaki, teniendo en cuanta que estarían en la misma habitación. Soportando la sonrisa de ella al hacerme saber que mañana por la mañana saldrían y él nos dejaría atrás. Soportando el hecho de que estaría tan cerca pero a la vez tan lejos de él… ¿Por qué Kyouya había hecho esto? La lluvia no era tan fuerte como para que causara estragos en el camino, mucho menos en el concreto de primera clase de éste vecindario.

-Hágale saber al señor Ootori que estaremos complacido de tenerla con nosotros esta noche, y que mañana por la mañana será enviada en nuestra limosina de vuelta al instituto.- Ahora se encontraba parado justo detrás de mi, dándole esa orden al hombre, el cual solo asintió y desapareció para hacer lo que le habían pedido.

-No pienso quedarme aquí.- solté.

-Lo siento, Haruhi, pero la lluvia se esta tornando cada vez mas fuerte, no podemos arriesgarnos.-

-Idiota.- deje salir. Ya no me importaba si le hacía daño, el así lo haba querido. Supe que le había dolido ya que bajó la mirada.

Salí del salón antes de que pudiera detenerme, no le vi algún indicio de hacerlo, así me dejaba las cosas más fáciles. Mas mi mente se contradecía deseando que fuera tras de mi y me implorara quedarme. Si los hombres no nos entendían, para nosotras era la misma situación.

Di vuelta para encontrarme con la entrada de la casa y resoplé aliviada, mira detrás de mí y todo estaba oscura, no había señales de él. ¿Por qué no venia detrás de mi? Resople, y antes de dar un paso uno de los mayordomos me alcanzó, tomándome por sorpresa.

-Sígame por aquí, si es tan amable. – no pude rehusarme ya que casi de inmediato caminó de regreso por el pasillo. Al parecer no tendría otra opción mas que quedarme y pasar la noche aquí… no había nada que hacer.

Me guió por varios pasillos sumidos en oscuridad, hasta detenernos justo en frente de una enorme puerta, al parecer mi morada para esa noche.

-Adelante por favor.- abrió la puerta. No pude retener la sorpresa que me causó el lugar, a pesar de saber que era casa de ricos. Una enorme cama digan de la realeza con dosel de seda cubriendo cada lado. A cada lado de esta unas mesitas de noche, que aunque simples, no dejaban de ser tan finas como todo ahí dentro, con delicados detalles grabados sobre la madera y encima de éstas un jarrón repleto de rosas blancas y rojas.

Acompañando, una pequeña sala de té, con un juego de sofás tapizados con terciopelo rojo y una mesita de té que relucía un juego de tazas que resplandecían con la magistral luz del enorme candelabro que iluminaba el lugar.

-Espero se encuentre cómoda.- se despidió con una ultima sonrisa y cerró la puerta al salir. Dejándome sola en aquélla enorme habitación.

Camine hasta llegar a la enorme cama y me tumbé sobre ella boca abajo. Aspiré fuertemente el olor de las sabanas y me encontré con al sorpresa de que era el olor que él tenía… al parecer no ocupaba perfume alguno mas que el de su hogar.

Hundí el rostro en la almohada esperando que el aroma impregnara mis cabellos, para así al menos hacerme a la terrible mentira de que le tenía mas cerca. Aspiré una y otra vez, hasta que repentinamente solté en llanto, lágrima tras lágrima mojaba la almohada mas sin embargo no me separaba de ella. Recordé el momento en que le conocí, todas esas estupideces que hacía y su ridícula obsesión con enamorarme, el día en la playa, el momento en que se lanzó detrás de mi al caer del risco y como sus delgados pero fuertes brazos me tomaban y me sacaban del agua para dejarme cuidadosamente sobre el suelo y darme la primera reprimenda que me había dado… como esa misma noche me abrazó y dijo que me protegería cuando yo temblaba de miedo por los rayos… quería decirle tantas cosas y mis palabras quedaron silenciadas cuando comenzó a acariciarme el cabello.

Lloré aun más, golpeé la almohada en un momento desesperado por sentirme mejor y alejar todo de mi mente mas me fue imposible, hasta que mis ojos comenzaron a reclamar descanso y poco a poco caí dormida.


Después de que Eclair me besara tan repentinamente no supe que decirle a Haruhi, se había quedado completamente quieta, busqué alguna manera de decirle que no había deseado ese beso, que todo iba a terminar y que no me alejaría, pero, ¿Por qué debería de hacerlo? Al fin y al cabo solo era un padre para ella. Solo sonrió y se alejó rápidamente, estaba a punto de salir corriendo cuando nos dieron la noticia de que Kyouya pedía hospedaje para ella sólo esta noche. Sabía que todo era parte de un plan que él había tenido… no podía creer que quisiera hacer las cosas mas difíciles, sabiendo lo que yo sentía por la Fujioka.

Ordene que un mayordomo la llevara hasta una de nuestras mejores habitaciones…la mía, sin antes mandar a que le hicieran unos cuantos acomodos improvisados para que no se sintiera incomoda en ella. Al fin y al cabo así sería la única manera de estar con ella, al menos en escancia. Ella había saldo corriendo, aun así la interceptarían, de eso no me preocupaba.

Regresé hasta la mesa y me tumbé sobre mi silla nuevamente, tomé una pata de cangrejo y la partí justo como ella lo hacía. Dios, era de lo más conveniente, el delicioso relleno salía listo para ser ingerido, mas no lo hice así, en ves de eso lo deje en el plato contemplándolo y regresando a aquél día… mantuve todos esos recuerdos en mi mente por al menos dos horas. Dos horas en las que casi rompo en llanto ante la imagen de todos sonriendo y divirtiéndose, cuando salvé a Haruhi del risco, nuestra pelea en la mesa, el encontrarle con Kyouya a oscuras en su habitación, su confesión sobre su miedo hacia los rayos… el como me abrazó… ese había sido el único momento que tuvimos realmente solos, en el que se sinceró y me mostro una parte de ella que los demás no conocían, je, eso me había hecho sentir tan terriblemente bien.

Todos se habían marchado y ya daban las once de la noche, así que decidí regresar a la habitación que estaba designada para Eclair y para mi, mas, para mi agrado y sorpresa, poco antes de llegar a ésta me habían informado que mi actual prometida no podría llegar si no hasta el día de mañana debido a la lluvia. Genial… me había dejado libre un camino que no podía tomar. Malditas desventuras. Así que opté por regresar al salón del piano. El desastre seguía igual, lo único que había cambiado era el que la ventana rota se encontraba cubierta por una lona. Nadie se había molestado en darme una reprimenda o decirme algo a causa de eso, lo cual me molestaba aun más, quería tener una razón que todos supieran para gritarle a la cara a alguien y golpearlo por haberme dicho algo, mas no fue así…ni siquiera Eclair había dicho una palabra. Eclair… la odiaba y tenía que casarme con ella… que maldita ironía.

Me acerqué al piano, el único objeto intacto en ese lugar. Pase mi mano por encima de las teclas haciendo que sonaran. Desde pequeño el tocar había sido mi escape mas fácil hacia cualquier problema, sentía que la música me alejaba de todo y hacia todo mas fácil, pero ahora ni eso funcionaba, ni eso ni nada podría hacer las cosas mas fáciles. Debería estar feliz por que al fin vería a mi madre, mas nada me lo aseguraba, solo la palabra sin valor de mi abuela… ¿Cómo podía estar seguro que mi madre estaría feliz de que abandonara todo de nuevo? No…no lo estaría. Golpeé las teclas con tal fuerza que las heridas de mis manos volvieron a abrirse, manchando los vendajes de sangre hasta el punto de tener que quitármelos.

En un nuevo arrebato de ira tome el banco del piano y arremetí contra éste, al fin y al cabo ya no me servía. Le estrellé contra las teclas, logrando que unas se desprendieran y cayera al suelo, el golpe provocó tal estruendo que sabía habría despertado a la mitad de la mansión, mas ¿me importaba? Era mi casa, mi piano, mi vida… a nadie le tenia que importar. Volví a golpearles y una y otra vez hasta que las patas del banco quedaron deshechas y cayeron al suelo con astillas por todos lados, acompañadas de mas teclas…

Solo me detuve en el momento en que escuche la puerta abrirse tan repentinamente que deje caer el banco al lado del resto y giré para encontrarme con la persona que ocupaba todo mi pensamiento. Me miraba asustada y con sorpresa a la vez. No supe que decir en el momento, creí que saldría corriendo del lugar de inmediato mas no fue así. En lugar de eso, cerró la puerta tras de si y se acercó sin despegar la mirada de la mía, sus pasos resonaron en la habitación, caminó hasta quedar a escasos centímetros de mi.

-Haruhi…- fue lo único que pude pronunciar, ya que al momento solo sentí un golpe en mi mejilla, me había abofeteado. El golpe resonó. Me quede atónito, era la primera vez que alguien hacia algo parecido, y no esperaba que fuese ella la primera. El dolor en mi mejilla se hizo cada vez más presente. Lleve mi mano hasta el lugar, se encontraba caliente debido al impacto. Le mire, y ella hizo lo mismo. Sus ojos mostraban el enfado que había estado guardando todo este tiempo, tanto que se cristalizaron, me quedé congelado.

Ambos mantuvimos el silencio causado por la impresión del momento, hasta que me tomó las manos y comenzó a vendarlas de nuevo. Sorprendente…aun en estas citas llevaba esas venditas con ella. Sentí la calidez de su mano sobre las mías y le miré detenidamente como lo hacía, el cuidado con que daba vuelta a mi mano con miedo a lastimarme. Terminó y continuó con la otra. Todo el tiempo mantuvo la mirada agachada, se lo agradecí internamente, no sabía que sería capaz de hacer si le mirara directo a los ojos en esa situación.

Terminó con el trabajo aun sin mirarme.

-Eres un tondo.- dijo en un susurro.- Te heriste las manos por hacer tus berrinches.- se limpió lo que parecía ser una lagrima y rápidamente se giró dándome la espalda. – Regresare a dormir, al fin y al cabo mañana en la mañana me llevaran de regreso.- estaba por dar el primer paso para salir de la habitación cuando la tome por el hombro.

-Golpéame nuevamente.- fue lo único que le pude decir.- sentí su cuerpo tensarse bajo mi mano, no dijo nada, se mantuvo en la misma posición así que lo repetí.- Golpéame de nuevo… por favor.-

Se giró y al fin me miró. Sentí un fuerte golpe en mi pecho al ver que lloraba. Lloraba por mi culpa, por primera vez la miraba hacerlo y lo hacía por mi… me sentí tan idiota…


Supe que mi rostro reflejaba la incredulidad que había causado sus palabras, mis ojos estaban a punto de dejar salir una lágrima y el lo notó. Aun ante su petición me quede congelada esperando a escucharle decir algo más, pero no fue así, en ves de eso apretó los dientes y me tomo por los hombros acercándome mas a él y mirándome directo a los ojos con una expresión de furia y tristeza combinadas a la perfección.

-¡Golpéame de nuevo!- volvió a pedirme. Agache la mirada sin ser capaz de resistir tal intensidad en sus ojos. Levante el brazo soltándome de su agarre y volví a propinarle una nueva bofetada, el sonido recorrió todo el salón. A pesar del fuerte golpe no se movió, se mantuvo quiero… me estaba destrozando el tenerlo aquí, tan cerca de mi y pidiendo que le golpeara…se lo merecía…

-De nuevo… ¡hazlo de nuevo!- volvió a pedirme tan fuerte como la ultima vez y volví a hacerlo. Mi mano golpeó contra su mejilla un par de veces más… se lo merecía…pero no podía mas…


Le pedí una y otra vez que me golpeara, quizá solo así podría sacarme todo esto de la mente. ¿Y quien mejor si no ella para hacerlo? Su mano golpeó tantas veces como pudo contra mi rostro hasta que le escuche sollozar, solo hasta ese momento se detuvo y se dejó caer arrodillada en el suelo, caí a su lado de igual manera sin soltarla. Tenía tantas ganas de que me mirara, quería gritarle todo en el momento, que ella me gritara todo, que me golpeara mas duro, que me hiciera saber su enojo y el de todos los demás.

-Haruhi mírame.- lo hizo, y encontré rabia en sus ojos. Me odiaba, estaba en todo su derecho a pesar de que me matara, al fin y al cabo yo le había hecho perder su tiempo en los estudios, al fin y al cabo yo había sido solo una molestia.


Le miré sin reprimir mi odio, tenía todas las palabras en la punta de la lengua mas no pude decir nada, solté un último golpe que él detuvo en un rápido movimiento. Sentí su fuerte agarre en mi muñeca y como se iba suavizando, no me soltó, no quiso hacerlo y yo no quería que lo hiciera. Acarició levemente mi mano con su pulgar.

-Eres un idiota.- solté de inmediato. Solo hacia las cosas más difíciles. ¿Qué quería que hiciera? ¿Qué no se percataba de todo lo que estaba sintiendo? ¿Esta era su manera de decirme adiós?

-Si, lo soy.- afirmó. No apartaba su mirada de la mía y sentí como las lágrimas se preparaban para salir mas volví a reprimirlas. – Lo soy por dejarlos, lo soy por ocultarles tantas cosas, lo soy por hacerles esto y lo soy… por no ser lo suficientemente listo o apropiado para decirte todo lo que me ah estado matando este tiempo, por dejar las cosas hasta el final sin tener en cuenta que la vida tare cambios repentinos e inevitables…- su vos se quebró al instante y cerró los ojos en un esfuerzo por mantener la compostura y no decir algo que no debía.

-¿Qué quieres?- dije al fin, dejando salir un par de lágrimas y también oculté mi mirada.

-No me quiero ir…-


-Solo así podrás ver a tu madre.- esta mintiendo, se que lo que intenta decir no es lo que parece… ella quiere que me quede, lo se…tiene que ser así, por Dios que sea así.

-No es por eso…-

-Así serás feliz.- volvió a atravesarme.

-No es eso.- aferré mas su mano y la tomé con mas fuerza del hombro.

-Si es por ellos, estarán bien, yo me encargare de eso.- ¿Cómo podía pensar en ellos en este momento? Si…ellos eran mi familia, pero lo que quería gritar era que la quería, que la quería a ella más que nada.


Me soltó el hombro y mi mano para tomarme rápidamente el rostro y acercarlo peligrosamente al de él, sentí su aliento golpearme el rostro y le saboree a pesar de la tensa situación. Me miro con desesperación y no pude pensar en otra cosa cuando gritó.

-¡Por que te quiero!- soltó y sentí mi mundo venirse abajo para recuperarse enseguida, era por eso por lo que no me había mirado, era por eso por lo que había destruido todo en éste salón…me quería… a mi… -Te quiero… -repitió mas despacio sin soltarme.

-Tamaki…- fue lo único que pude decir… mi mente quedó en blanco. ¿Por qué me tenia que decir esto a horas de marcharse? ¿Cuál era su intensión? ¿Qué era solo un juego para el o en realidad lo sentía?-

-Te quiero tanto Haruhi… que no supe que decir al mirarte, que todo se derrumbó al momento en que me pidieron casarme con Eclair para salvar la compañía de mi padre y abuela con la promesa de volver a ver a mi madre… pero no les creo, mi madre no lo querría así… yo lo se, yo al conozco, ella quiere lo mejor para mi pero no puedo defraudar de nuevo a mi padre… lo siento tanto.- me soltó y sus brazos cayeron a su costado.


Ya estaba, lo había dicho, sentí deshacerme de un peso enorme y como uno nuevo ocupaba su lugar. Ahora que lo había dicho no podría quedarme así como así y marcharme sin que nada hubiera pasado. No dijo nada, pasó un minuto y no decía nada… comencé a tener miedo de que se burlara de mi o peor aun de que se levantara y corriera lejos.

-Dime algo…- imploré, sin poder evitarlo una lágrima resbaló de mi mejilla, ahora era yo quien me mostraba débil y vulnerable ante ella.- dime algo… por favor…- rogué hasta que sentí una de sus manos tomar la mía. Le volví a mirar para encontrarme con su rostro a escasos centímetros del mío.- Haruhi…-


-Quédate.- fue lo único que dijo antes de que todo cambiara de panorama.

Le volví a tomar del rostro y rompí con toda distancia entre nosotros, por primera vez sentí los labios que tanto había deseado probar, y si… son deliciosos.


No creí que las cosas se tornaran de esa manera, de un momento a otro me estaba besando, mi "padre" me estaba besando y yo… lo disfrutaba. Solo fue un pequeño roce, una pequeña prueba para esperar la reacción del otro. Ni el ni yo mostramos indicio de terminar ahí.

Se separó mas para recostarme en el suelo de mármol, sentí su mano acariciar mi mejilla y su mirada desnudarme, la lluvia seguía fuera y a nosotros no nos importaba, no me importo escuchar un rayo en cuanto volvió a besarme con ternura, esta ves manteniendo sus labios sobre los míos, esperando a que se acostumbraran al tacto para abrir un poco la boca y regalarme su aliento y yo a él el mío. Delicioso…


Mi corazón comenzó a latir cada vez mas rápido ante la idea de tenerla bajo mi cuerpo, de ser lo único que la protegía contra los rayos y el frio, y esa idea me invadió la mente, sería lo único que la protegería en ese momento, solo yo…y nada más.

Separe los labios esperando el reproche pero en lugar de eso ella me acompañó, profundicé el beso como lo había deseado desde hacia tanto tiempo, le robe el aliento tantas veces como pude en tan solo un par de minutos, escuchándole suspirar cuando lo hacía, matándome como solo ella podía hacerlo.

No podía parar, se había convertido en una necesidad al sentirlos. Y sabia que ella pensaba lo mismo, ya que tampoco mostraba algún indicio de separarse, en lugar de eso, rodeó mi cuello con sus brazos acercándome a ella y profundizando más.

Perdí la razón y olvide el tacto para transformarlo en pasión. No me detuvo, así que continué. Hasta el momento me había preocupado por no hacerle daño con mi cuerpo quedando recargado en mis brazos y rodillas sobre ella, mas ahora deseaba sentir su piel.

Deshice el beso a regañadientes y quedé hincado en el suelo, atrayéndola hacia mí y haciendo que quedara sentada en mi regazo, no separó sus brazos de mi cuello y se lo agradecí volviendo a besarla, así las cosas eran más sencillas, acaricie sus brazos, recorriéndolos hasta llegar a sus hombros y bajara hasta su cintura.


El calor en mis mejillas se intensificó al sentir sus manos acariciarme, no pude detener el pensamiento de desearle sentir con mas claridad, que el calor de su mano se transmitiera a mi cuerpo sin nada que lo impidiera. Se hizo tal el deseo que tomé la iniciativa, sabiendo que si lo hacia ya no había marcha atrás, abriría paso a una oportunidad única para ambos pero que acarrearía consecuencia sin descifrar al mismo tiempo… ya no me importaba. Si el sentía lo mismo, no me importaba.

Deshice el beso y le mire tan sonrojado que creí mirarme en un espejo, sonreí tímidamente al tenerlo tan cerca de mí. Ante la idea de lo que estaba por hacer y lo que acabábamos de hacer. Eclair ya no importaba.

Lleve mi mano hacia mi espalda y antes de comenzar a bajar el cierre del vestido, Tamaki me detuvo, supe lo que me quería decir con tan solo mirarle, y el supo mi respuesta al momento en que asentí, solo en ese momento me soltó para permitirme deshacerme del cierre y dejar mi espalda desnuda, solo para él.


El anhelo ya no bastaba, para mí ni para ella, y todo culminó al momento en que sentí su cálida piel bajo mi mano. Cuando encontré el sonroje en sus mejillas y sentí ese cosquilleo en mi interior que me mandaba no dejarla ir caí en la cuenta de lo que estaba por suceder, de lo que estábamos dispuestos a hacer. Por un fugaz segundo pasó por mi mente la pregunta de si quizá ella lo deseaba, pero por ser ella quien había deshecho su vestimenta, todo estaba claro. No debía existir el pudor de ahora en adelante.

Escondí el rostro en la curvatura de su cuello, para aspirar el perfume con el cual tantas veces desee embriagarme y sentirme mareado y conmocionado durante horas. Recorrí la suave textura de su piel, perdiéndome en el tacto hasta llegar de nuevo a la tela que estorbaba a mis manos proclamarle como mía.

Y sin retirar mi rostro de su cuello, hice el movimiento que provocaría que mi mente explotara en cientos de maneras de hacerla mía.

Retire despacio y suavemente el vestido de sus hombros, olvidando el sonido de la lluvia para enfocarme en el roce que provocaba la tela con su pálida piel. Un nudo se acomodó en mi garganta.


Sentía su respiración agitada en mi cuello, su aliento haciendo roce con mi piel, provocando que me estremeciera interiormente y creando un mar de emociones que sabía el tendría en ese momento… en el momento en que comenzó a retirar el vestido por mis brazos, dejándome sin palabras al encontrarme siguiendo mis instintos y ayudándole, quedando tan sólo con mi camisón.

No había marcha atrás, y no quería que lo hubiera, me sentía extrañamente complacida de tenerlo para mí, y solo para mí. No en un salón lleno de rosas y otros anfitriones complaciendo a otras invitadas, si no en este momento, aunque fuese sobre mármol, su cuerpo me daba el calor que el ambiente me robaba.

Teniendo la mitad de mi cuerpo al descubierto era su turno.

Me separe un poco y le hice mirarme, vi reflejadas mis emociones en el mar de sus ojos. Intentaba controlarse, podría ser todo un caballero, pero al final seguía siendo hombre.

Tomé el cuello de su saco y comencé a recorrerlo hasta que terminara en sus brazos, dejándole a él que lo retirara por completo, y así lo hizo, sin retirar su mirada de mi rostro. Permitiéndome desabrochar uno a uno los botones de su camiseta… era suave, pero sabía que no se compararía a la suavidad de su piel. Su pecho subía y bajaba por mi tacto, por la excitación. Continúe retirando los botones hasta encontrarme con su torso completamente desnudo. Le había visto cientos de veces así dentro del Host Club, pero ahora era diferente… quizá por que era solo para mi, quizá por que dejara que fuese yo quien lo hiciera, quizá por que ahora sabía que me quería.


La tomé en mis brazos justo cuando terminó de deshacerse de mi camisa y volví a recostarla en el suelo, ahora tendiendo mi ropa bajo su espalda para evitarle sentir el gélido tacto del suelo. No podía dejar de mirarle, se veía aun mas hermosa con aquél sonroje en sus mejillas, mientras intentaba esquivar mi mirada. Tomé su vestido y lo retiré por completo, pasándolo por debajo de su cuerpo para hacer el nido más cálido.

Volví a atrapar sus labios con los míos, robando su aliento tantas veces como pude. Acompasando su lengua con la mía conforme nos permitíamos subir el nivel para deshacer la tentación. Me sentía egoísta, un enfermo de celos y amor que deseaba hacer suya a una joven tan vulnerable como lo es Haruhi.


Sentí mi cuerpo incendiarse en vergüenza en cuanto el ochenta por ciento de mi piel se encontraba al aire libre, libre para su mirada, libre para él. No pude si no rodar su cuello con mis brazos y esperar el siguiente paso mientras me besaba. Dios, que sensación tan placentera. Si esto era pecado, no me importaba.

Su mano recorrió desde mi muslo, compartiendo su calor a mi piel, hasta sentir nuevamente un trozo de estorbo. Su mano se aferró a esta, jalándola poco a poco hacia abajo. Hasta dejarla a la mitad de mi muslo, y así continuar con el siguiente.

Rompió el beso a regañadientes, para mirarme con la intensidad que ya había visto hacia unos momentos. Acarició mi rostro, sentí el tacto de sus yemas en mi mejilla, solo asentí.


Todo sucedió tan rápido…de un momento a otro Haruhi estaba completamente desnuda bajo mi cuerpo, y yo retiraba con furor y desesperación las ultimas dos prendas que detenían mi oportunidad de hacerla mía.

Le escuche suspirar a mi oído cuando roce un poco su intimidad. No había palabras que describieran el momento…solo ocurrió. Poco a poco me uní a ella. Sin dejar de mirarle, sin dejar de besarle, sin dejar de decirle al oído cuanto la quería, cuanto la había deseado, cuanto me dolía el hacer lo que había hecho… y recibir como respuesta un simple te quiero, seguido de otro.

Sus uñas se clavaron en mi espalda. Oculte nuevamente mi rostro en su cuello, respirando cada vez mas rápido, embriagándome nuevamente con su olor y volviéndome loco con su respiración en mi oído. Llevando las cosas cada vez más rápido.

Se aferró por completo a mi cuerpo en cuanto ambos sentimos que todo terminaba. Solo era la primera vez…nuestra primera vez. Un sonoro suspiro se escapó de sus labios junto con un susurro de mi nombre entremezclado con cientos de emociones. Sólo sonreí y me recosté a su lado…


Sentí el mayor placer que podría sentir en mi vida.

-Quédate…- fue lo ultimo que dije antes de quedar dormida a su lado y sentir como acariciaba mi cabello… todo fue tan rápido, y hasta el momento no lo comprendo.

Las horas pasaron deprisa, y ahora me encuentro con el tomando mi mano…


Hahahah y q tal? Bueno bueno, me costo unos dias hacerlo ya que em cansaba de escribir y teniendo un xbox 360 aqui no es sencillo hahaha. Dejen Reviews!! Los amo!!