Resumen: YAOI Evangelion-Card Captor Sakura: Shinji se enamora a primera vista de un chico encantador (Eriol) y cuando por fin definió sus sentimientos llega un tercero... Ahora Shinji deberá resolver los misterios que encierra NERV en relación a Tomoeda mientras vence algunos ángeles y reordena sus sentimientos.
Pareja: Shinji - Eriol
Géneros:
-Shounen ai:
ya que no creo que pase de abrazos y besos (es la primera historia
que hago, ¡déjenme ser!...)
-Acción:
muy poca, pero tiene.
-Angustia: el protagonista principal
es Shinji ¬¬.
Sin más que decir.
-Trauma: (¿es un
género?): bueno de eso sí tiene a raudales.
Está narrada en tercera persona desde la perspectiva de Shinji en su totalidad.
Historia original de Haruka Tsukishiro.
Éste es mi primer fic por ende mi primer crossover.
≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ OPORTUNIDAD DE AMAR ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈
CAPITULO
I "Un Encuentro Inesperado"
TUNK TONK TUNK TONK (sonido característico de Evangelion)
—Un ángel a caído en la ciudad, a las cuatro horas de la tarde, las computadoras Magi se reservan su opinión, —Misato les explicaba a los tres pilotos—. Lo único que sabemos es que el agua le cuadriplica la fuerza al ángel. Este es el plan…
—¡Misato, ¿te has vuelto loca? ¡Esto es una locura! —Interrumpió Asuka—. ¡¿No te has dado cuenta que se avecina una tormenta!... ¡en cualquier momento estallará!
—Por esta razón debemos actuar de inmediato.
—Yo lo haré —dijo Rei con firmeza.
—Yo también —le secundo Shinji—. No tenemos otra opción Asuka.
A Asuka no le dio más remedio que aceptar, mientras Misato explicaba el plan, Shinji vio nulas las posibilidades de salir con vida de esto, la verdad le importaba muy poco su vida, la odiaba, tanto o más que a su padre. No tenía muchos amigos, se la pasaba la mayor parte del tiempo solo con eso de que Touji andaba ennoviado con Hikari, y Kensuke se la pasaba hablando día y noche de las guerras y los combates con los Evas (y ese es el único tema que Shinji a querido escapar desde que su padre lo llamó para ser piloto) por eso dejó de frecuentarlo.
Una lluvia torrencial estaba a punto de estallar, Shinji ya se encontraba en el Eva preparado para la batalla, preparado para lo que sea, incluso hasta de morir. Tenía a Rei y a Asuka a cada lado esperando su orden para atacar, el cielo se había oscurecido y la brisa azotaba los árboles con ímpetu.
—¡Es hora, ATAQUEN! —gritó y salió corriendo a atacarlo.
—¡¡¡ASUKA NO! —Gritó Shinji—. ¡HAY QUE SEGUIR CON EL PLAN!
Pero Asuka siguió corriendo dispuesta a atacar, Rei se le unió, Shinji se quedó petrificado sin saber qué hacer, ellas habían roto el plan y ahora tocaba improvisar.
Asuka estaba peleando cuerpo a cuerpo cuando empezó a llover, el ángel comenzó a hacer ruidos extraños antes de vencerla y dejarla inconsciente.
—¡ASUKA! —Shinji gritó y salió corriendo a defenderla, a los pocos segundos Rei también cayó.
Shinji se encontraba solo y enceguecido de ira, quería acabar con el ángel quien se estaba ensañando contra las dos ya vencidas en el suelo, se paró frente a él "escudo al máximo" gritó y comenzó a disparar como loco, el ángel las dejó y fue en busca de Shinji.
En fracciones de segundo la lluvia cesó y el cielo se puso tan claro como cualquier día de primavera, incluso se podía notar un esplendido arco iris. Shinji no se dio cuenta del cambio climático hasta que se vio sin armas indefenso ante el ángel, sabía que ya había llegado la hora de su fin, cosa que no ocurrió, para asombro de todos y más aun de Shinji el ángel se quedó paralizado, inmóvil, como si estuviese congelado.
—Shinji destrúyelo, ¿¡qué esperas? —Misato estaba desesperada y preocupada a la vez.
Shinji estaba perplejo por lo que veía, atacó sin pensarlo destruyéndolo sin ningún problema.
Rei y Asuka estaban inconscientes en el hospital, a causa de esto le dieron una semana libre en clases, Shinji no lo creyó conveniente en su caso puesto que no recibió daños graves, así que al día siguiente se presentó en clases, todos sus compañeros se comportaron como si no hubiese ocurrido nada extraordinario el día anterior.
No pudo atender a las clases, se sentía mal por el comportamiento que tuvo ayer, se echó la culpa de todo lo que les pasó a sus compañeras, por no reaccionar a tiempo en una situación de emergencias.
Al terminar las clases, no quería llegar temprano a casa, quería estar solo y comenzó a caminar hasta que llegó al parque, se sentó recostado de un gran árbol situado en una pequeña colina, alejado de todos.
Quién sabe cuanto tiempo estuvo allí. Estaba inmerso en sus pensamientos que lo envolvieron con facilidad, estaba defraudado de sí mismo y de su pésimo comportamiento. De pronto una tenue brisa le rozó el rostro volviendo en sí, vio cómo esa brisa brillaba, parecía hechas de escarchas plateadas, recorría el lugar como jugueteando con él, Shinji la seguía con la vista y cuando se aproximaba intentaba tocarlas con sus manos, sin resultados, ya que cuando estaba a punto, se alejaban juguetonamente, hasta que inesperadamente se dirigió hacia él con gran velocidad atravesándole el pecho, llenándolo de tranquilidad y paz, era una sensación extraña y exquisita que lo envolvía y no podía describir, simplemente era agradable, como flotar entre nubes.
—No fue tu culpa, hiciste todo cuanto pudiste.
Una suave y pasiva voz le hizo volver a la realidad, alzó la vista y miró a un hermoso rostro que le sonreía, tenía en su mano dos pequeñas margaritas ofreciéndoselas. Era un joven no más de 16 años, de cabello azul marino que le llegaba justo a las orejas en graciosos flequillos y, detrás de sus lentes, unos inmensos ojos azules que hacían juego con su cabello. Al verlo sintió una fuerte sacudida en su corazón, era algo inesperado, no entendió por qué sentía éste escalofrío tan repentino, tan sólo con mirarlo se sentía como si estuviese desnudo ante él y pudiera ver a través de su interior.
—¿De qué hablas? —Shinji preguntó algo confuso.
—Tú eres muy valioso, no debes sentirte mal…, todos dependemos de ti.
Shinji no supo qué decir, su voz era cautivadora y pacífica y tras una sonrisa ponía los ojos chinitos, era la primera vez que lo veía y le hablaba con tanta confianza como si lo conociera de años.
—Disculpa, ¿puedo sentarme junto a ti?
Shinji asintió con la cabeza, al ver nuevamente su tierna carita que le sonreía amigablemente, desvió la mirada subiendo el rubor de sus mejillas. Al sentarse el corazón del pobre estaba que estallaba de lo fuerte que le latía. Pero, qué tenía ese chico que hacía que Shinji perdiera el control de sus pensamientos, le dio rabia el no saber lo que le estaba pasando con ese chico.
—Las margaritas son muy alegres, ¿no te parece? —dijo el chico entregándole las margaritas, Shinji no dijo nada, no quería verlo esa sonrisa lo turbaba, sólo se limitó a tomarlas rozando un poco sus manos a su paso—. Permítame presentarme —continuó el chico—. Soy Eriol Hiiragizawa.
—Hiiragizawa —repitió Shinji en voz baja, con la vista fija en las margaritas.
—Puedes llamarme Eriol —repuso con otra encantadora sonrisa—. Me agradaría mucho si lo hicieras.
—Soy Shinji Ikari —musitó en un aliento, quedando perplejo al oír su respuesta, la cual no se lo esperaba.
—Ya lo sé… Puedo llamarte por tu nombre querido Shinji.
Esa frase le hizo erizar la piel dejándosela como si fuese de gallina, Shinji no podía comprender todo el poder que encerraba una simple frase "querido Shinji" que bien se le oía. Esta vez no pudo ocultar que se había puesto colorado. A excepción de Misato, era la primera vez que alguien le hablaba con tanto afecto.
—¿Co-cómo supiste mi nombre? —tartamudeó, tratando de sostenerle la mirada pero fue intento fallido, cada vez que ese joven lo miraba o le hablaba descontrolaba al pobre de Shinji dejándolo indefenso.
—Todo el mundo te conoce querido Shinji, lo que tú haces no lo puede hacer cualquiera. Acompáñame te quiero mostrar algo.
Y levantándose le extendió la mano para ayudarlo, Shinji no lo dudó y la tomó con sus manos temblorosas, rogando que no notara su temblor, "¡que suave es!" suspiró en su mente, era pequeña y blanca como el algodón y muy, muy suave, una vez de pie no quiso soltarla pero tuvo que hacerlo muy a su pesar, no quería darle mala impresión.
Se fueron caminando hasta la parada, Shinji casi no habló ni lo miró por todo el trayecto, al parecer a Eriol parecía no darle importancia que no lo hiciera, tenía una cara de regocijo aunque trataba de disimularlo.
—Te quiero enseñar la escuela donde estudié de pequeño —le dijo con una sonrisa—. Tenía un hermoso piano, espero que todavía esté.
Estaban frente a la escuela Tomoeda y por la hora ya estaba cerrada "que mala suerte" pensó Shinji que se asombró al ver que Eriol seguía alegre, igual que todo el camino, se lamentó haberse descuidado un poco porque no supo cómo hizo el joven para abrir las rejas.
—Ésta era mi escuela, aquí hice muchos amigos que aun conservo, te va a gustar conocerlos. Ven sígueme —le dijo muy entusiasmado.
Shinji lo siguió dejando que caminara adelante, su mente aun estaba aturdida, no creía que pudiera ser capaz de estar con un chico desconocido en una escuela desconocida, que para colmo sentía algo extraño cuando le hablaba o lo miraba fijamente, algo que nunca había sentido, le dio miedo pero a la vez lo llenaba de calma, de una exquisita paz en su interior que lo hacía vulnerable y sensible a su voluntad. Por qué se sentía tan atraído si apenas lo acababa de conocer, qué es eso tan extraño que irradia de su mirada, esto no tenía lógicas y mucho menos para Shinji.
—No te quedes atrás —dijo el chico volteándose con una sonrisa y le extendió la mano—. Ven.
Shinji apresuró el paso, no se había percatado cuan lejos estaba de él, el joven lo llevó de la mano para tenerlo cerca, a Shinji le agradó su iniciativa ya que quería sentir nuevamente la suavidad de su mano.
El joven le mostró toda la escuela, la cual, quedó fascinado de lo grande y bonita que era, más o menos que el doble de la suya. Por último lo llevó al salón de música y se alegró de ver que el piano todavía estaba, Eriol corrió a él y levantó la tapa protectora que cubren las teclas, Shinji que permanecía en la entrada, caminó despacio hacia el chico que por primera vez desde que estaba con él se sintió en segundo plano, pero no le dio importancia pues lo valía al contemplar su carita ilusionada, parecía un chiquillo con juguete nuevo.
Eriol debió notar que Shinji estaba un poquito celoso del piano porque, aunque estaba frente a él, al lado del piano observándolo, parecía ausente que fue a buscarlo, se paró delante de él muy serquita, a Shinji se le aceleró el corazón, sin darse cuenta estaba temblando, él era como 10 ó 15 centímetros más alto. Shinji se podía ver reflejado a través de sus lentes y notó que estaba sudando, sintió que el corazón casi se le salía por la boca cuando él con sus manos rodeó su cintura y lo levantó para colocarlo sobre el piano.
—Quiero que te quedes aquí cerca de mi, querido Shinji, mientras toco para ti —luego le sonrió—, y si te recuestas en el piano frente a mi, mucho mejor.
Shinji obedeció, estaba tan acostumbrado a hacerlo que esta vez no sería su excepción. Se recostó en el piano boca abajo frente a Eriol levantando los pies y cruzándolos, apoyando los codos del piano y a su vez sus manos apoyadas en su mentón, se quedó allí quietesito esperando ansioso.
—Esta melodía la compuse hace mucho tiempo para la persona que más amo —le confesó antes de tocar.
La melodía era magnífica, sus dedos se movían con tanta agilidad y suavidad como una seda movida por una tenue brisa, era como estar hipnotizado, flotando entre nubes seducido por ese sonido envolvente. Shinji estaba extasiado, éste sería el día más feliz de su vida a no ser por un pequeño inconveniente: "¿a quién le habrá compuesto esa melodía?". Shinji sintió unos celos inexplicables, no sabía si se la estaba dedicando a él, como le dijo en un principio, o al estar en ese viejo piano estaría recordando a un antiguo amor, al dueño de esa melodía. "¿Por qué tengo que sentir esto? No lo comprendo, si apenas lo conozco..., ¿estaré celoso?" pensó pero, para sentir celos tendría que estar enamorado, será que se habrá enamorado de ese joven, no lo sabía, sin darse cuenta se sentó en el piano, la duda ahogaba sus pensamientos que dejó de oír la música aunque Eriol continuaba tocando, quería preguntarle tantas cosas, tantas dudas por despejar que los pensamientos le revoloteaban en la mente sin dejarlo pensar con claridad.
Eriol dejó de tocar al ver que Shinji se sentaba sobre el piano dándole la espalda, se levantó y se dirigió a él. Parándose frente a él puso sus manos sobre sus rodillas.
—Es la primera vez que dejo que alguien escuche esta melodía —dijo en un romántico susurro con la vista fija en sus ojos, y con un suave movimiento pasó sus manos lentamente por su cintura, semi-acariciando sus muslos a su paso. Shinji estaba temblando, sus manos eran como fuego que le penetraban la piel, desequilibrándolo hasta perder los sentidos que no supo en qué momento Eriol con un movimiento seco lo sujetó con fuerza de su cintura y lo atrajo para sí, ahora se encontraba parado frente a él sintiendo su respiración, tragó saliva—. Y quise que fueras tú mi querido Shinji el primero y el único que la escuchara —y acariciando su rostro lentamente con sus nudillos, empezando por su frente siguiendo por la sien, la mejilla hasta pasar su mano con toda suavidad por su cuello hasta reposarla sobre su nuca sintiendo sus cabellos—. Eres hermoso mi querido Shinji —susurró—, te amo.
Shinji se estremeció de tal manera que casi pierde el conocimiento, al sentir aquella mano acariciarle su rostro hasta su nuca para continuar con sus caricias, y ver su rostro a escasos centímetros del suyo, que con su mirada le pedía a gritos un beso. Estaba petrificado, con la mente en blanco ante aquella frase, no sabía cómo actuar ni qué decir en una situación como ésta, sentía un nudo en el pecho que lo ahogaba, sintiendo la necesidad de respirar profundo, estaba muy asustado, era la primera vez que alguien le decía que lo amaba, temblaba más que una hoja, no aguantó más, pensó que iba a estallar, tuvo que escapar.
Haciendo a un lado a Eriol, que esperaba ansioso por tocar sus labios, salió corriendo, si antes la escuela le parecía enorme ahora la encontraba inmensa, esos pasillos no tenían fin, hasta que a lo lejos vio la puerta principal de rejas, se aferró a ella con fuerza, en su mente sólo tenía la sorda idea de escapar, todavía no le quedaba muy claro el por qué, pero tenía que alejarse de allí. La puerta estaba cerrada, por más que intentó abrirla no pudo, sintió una mano cálida sobre la suya en el cerrojo de la puerta y de nuevo esos fuertes sentimientos que no comprendía, un leve susurro en su oído, le hizo bajar la guardia dejándolo indefenso, pudo sentir su calor.
—No tienes por qué huir, Querido Shinji… si te querías ir, sólo tenías que decirlo.
Y abrió la puerta antes sus ojos, y sin dejar que reaccionara, lo tomó en sus brazos: lo besó.
Continuará…
Escenas del próximo capítulo:
... Ante ésta
confesión Shinji abrió los ojos como platos, no supo
qué decirle, estaba notablemente nervioso...
—Por qué
no perdemos el día de hoy… —y mirándolo fijo con
ojos suplicantes acentuó en tono seductor—. Querido
Shinji.En eso tocan la puerta.
— ¡¡¡Por
fin llegaron! —Dijo Eriol con emoción—. Te van a
encantar conocerlos.
— ¿A quienes?
— Ya lo
veras.Todo esto y más usted lo leerá en el
próximo capítulo titulado: "¿Nuevos
Amigos?" para decir juntos ¡libérate!
≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ Rincón de Haruka ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈ ▪ ≈◊≈
Hola a todos! Esta es una ventanita que abrí para hablar de fic y/o mis tonterías...
Soy una chica venezolana y con muchas ganas de escribir... me fascina escribir. Escribo desde que era pequeña pero esta es la primera vez que lo hago de una serie...
Sólo quiero decirles que me encantó la experiencia de escribir sobre personajes ya definidos y famosos y poder manejarlos a mi antojo, tanto así que ya tengo en mente varias ideitas, con todos mis personajes favoritos que si esta historia gusta las haré, y si no gusta, de todos modos también las escribiré y las publicaré, porque quiero... (Espero me de tiempo hacerlos todos).
Los espero la próxima semana.
Haruka Tsukishiro
