Al fin terminé, duré un buen rato en hacerlo pero como me comprometí a hacerlo lo terminaré.

La idea se me vino cuando mi papá comenzó a escuchar música de jazz, a mí me gusta porque ayuda a relajar la mente. No sé ustedes xD

Amiga, espero que te guste. Con leer el sumari tal vez te des una idea más o menos de qué trata jsjsjs :W

Advertencias: Pues por obviedad del romance Sasuke va a tener OoC, pero me encargué de que no fuera taaaanto... UA. Ah, y mi amiga me especificó que quiere Limme, así que habrá, pero no en este capi LOL

Sumario: —Sakura, ¿por qué no dejas esas ideas antiguas y vamos a hacerlo? —preguntó Sasuke enojado. —Sasuke-kun, quiero que te presentes solamente; es mi madre, para ella es importante. —No lo haré... —finalizó. Tocó la puerta con parsimonía, —Señora Haruno, soy Sasuke Uchiha.

Me quedó muy LOL el sumari ;$

Dedicatoria: Lilinette porque es su desafío y por ganar en un concurso.

¡FELICIDADES!


Definitivamente, me gusta el jazz


Primer capítulo:

El chico de la cafetería

De: Aliandy

—Espera un momento —pidió a su madre rápidamente y salió corriendo.

Dios, aún estaba bastante lejos y el camión que estaba próximo a arrancar

—¡Espere, señor, por favor! ¡Señor! —suplicó urgentemente, las palabras se le atropellaban en la lengua, parecido a un balbuceo. El camión hacía demasiado ruido y entendió que el hombre no podía escucharla.

Sakura llegó corriendo hasta la parada de autobuses. Frenó cansada y jadeando. Frente a ella ahora sólo quedaba un enorme espacio vacío manchado de aceite y un leve rastro de humo. Rayos, estuvo cerca; ahora tendría que esperar hasta que el siguiente autobús pasara.

Reparando en que aún tenía una llamada pendiente, regresó el aparato a su anterior posición. La voz replicante de su madre por el auricular le estalló en el oído.

—Lo siento, okaa-san, es que me quedé toda la tarde en la biblioteca. Ya sabes que la tarea me quita mucho tiempo —alegó; escuchó la respuesta de su madre al otro lado de la línea; no estaba nada contenta. Trató de calmarla—. Sí, no te preocupes, llegaré en un rato —entonces recordó que tenía mucha hambre, no había comido nada desde el desayuno—…, bueno, no de inmediato —agregó. Miró a todas partes localizando algún café que sirviera comida, entonces chocó con un pequeño establecimiento no muy lejos de ella—; estoy cerca de un restaurante así que llegaré como a las diez, ¿de acuerdo?..., okaa-san, no es necesario que llames un taxi, yo misma puedo pedirlo…, sí, te aviso llegando; adiós. —colgó.

Se guardó el celular y comenzó a andar.

El lugar era pequeño y simple por fuera. Tenía la apariencia de esos restaurantes que tocan jazz toda la noche, sin embargo se encontraba algo viejo; Sakura no podía distinguir en si era por decoración o era por el paso del tiempo.

Entró sin más contratiempos al lugar. Afirmó que era todavía más hermoso por dentro: las mesas de madera eran pequeñas y finamente cubiertas por manteles color carmesí, había luces colgando por encima de cada una de un diseño simple y moderno; el lugar estaba a oscuras y lo que más se iluminaba era un pequeño y sencillo escenario al fondo, arriba de este un agradable grupo de jazz hacía su interpretación con una sugestiva y cordial facilidad. Sakura se preguntó si el saxofón sería tan fácil de tocar como se veía.

Las paredes se encontraban totalmente abarrotadas de innumerables cuadros y fotografías de bandas de jazz, blues, pop y otros famosos. No reconocía a casi ninguno ya que esos tipos de ritmos no eran muy propios de ella, aunque ahora que se detenía a pensarlo mejor no estaba tan mal, hasta podría escucharlo más seguido. El sonido grotesco de su estómago la sacó de sus cavilaciones, recordándole que tenía mucha hambre.

Se sentó en una de las mesas frente al escenario a disfrutar con mayor claridad de la suave música. Recordó a su linda y extrovertida amiga por un segundo; si ella estuviera ahí seguro saldría corriendo siquiera antes entrar. Ino era fanática de las cosas ruidosas, en cambio ella era más tranquila en cuanto a eso, pero sin embargo la paciencia era lo que le faltaba, y mucho.

—¿Qué va a ordenar? —escuchó desde atrás una seca y profunda voz varonil. Toda su piel se estremeció de la impresión.

Se dirigió hacia el originario de esa voz buscando a un hombre, pero no esperó encontrarse sólo a un adolescente de no más de dieciséis años. Lo extraño fue que no pudo evitar fijarse bien sobre él, como si le atrajera, igual que un imán.

Bueno, no era un adulto, sin embargo el chico era todo excepto feo. Orbes profundos color ónix, cabello de igual matiz y rebeldemente desordenado, nariz y barbilla afilada y hombros anchos con un cuerpo fuerte y provocativo. Sin duda era todo un rompecorazones, alguien que seguro traía a media ciudad tras de él y si no era así todos estaban completamente ciegos.

Sakura se sintió afortunada de que aquel chico fuera su mesero aquella noche.

El joven puso una mueca de obvia molestia y fue ahí cuando se dio cuenta que había estado mirándolo fijamente, seguramente lo había incomodado. Se sonrojó. Dirigió la vista a la mesa encontrándose con la carta del menú, la tomó rápidamente e intentó disimular clavando los ojos en la enorme lista de platillos.

Dios, ¿por qué la música de jazz le mantenía tranquila pero no le ayudaba en esos momentos?

El chico suspiró con molestia.

—¿Y bien? ¿Ya eligió algo? —preguntó, su voz aún sonaba seca y hasta algo grosera.

A Sakura le molestó eso, pero intentó actuar natural.

—Sí, quiero el platillo seis y un té de limón con hielo, por favor —dijo cerrando la carta. De acuerdo, había sonado convencible.

El joven prosiguió a anotarlo en una pequeña libreta que apretaba entre sus manos. Sakura advirtió que tenía manos grandes y fuertes, como si hiciera mucho ejercicio. Las mejillas le quemaban. Agradeció que no hubiera mucha luz.

—Bien, ¿eso es todo? —inquirió, era seguro que ya quería terminar.

Por algo que Sakura estaba ignorante quiso preguntar lo siguiente:

—Em, no. Quisiera saber qué grupo es el que está tocando ahora —el chico irguió una ceja; era claro que no esperaba aquello.

—Yo sólo atiendo, no asisto dudas —estableció fríamente.

—Sí, pero yo quiero saber quiénes están tocando ahí arriba —apuntó con el dedo al grupo sobre el escenario. Sólo el que tocaba el saxofón lo notó casi riendo.

El joven siguió a su mano aún con la ceja alzada. Vaya chica le había tocado esa noche.

Sakura seguía esperando su respuesta.

—No lo sé; la jefa los contrató para que tocaran los jueves —suspiró—. ¿Ahora sí está satisfecha? —cuestionó cortante.

Sonrió.

—Absolutamente.

—Le traeré su orden en un momento —finalizó el chico retirándose.

Sakura soltó todo el aire que tenía en el pecho. Ese muchacho era bastante atractivo pero también muy serio, aunque por una extraña razón aquello no le molestaba. Cuando se alejaba tomó en cuenta que el chico vestía con una camiseta azul marino, unos sencillos pantalones negros y un delantal del mismo color amarrado alrededor de la cintura. Luego desapareció tras una puerta, supuso que era la cocina.

Tomó un pan de la cesta que tenía enfrente y lo masticó un rato.

Era mejor olvidarse de todo eso. Era un chico apuesto y seguramente muy codiciado con muchas chicas a su alrededor; no perdería tu tiempo para estar con alguien que ya estudia en la universidad y que nunca ha tenido buenos resultados en sus relaciones románticas. No era suficientemente buena.

Shanaroo, Sakura. ¿Y tu autoestima qué? , le recordó su inner.

Era cierto. Bueno, no estaba del todo mal, tenía sus dotes: gozaba de buen cuerpo y además era bonita, no lo presumía pero sí lo notaban muchas personas. Además que sobresalía mucho en la universidad y en lo que hacía; tenía oportunidad.

Mereces algo mejor, Sakura. Alguien que sí tenga tu edad, alegó su voz interior.

Por supuesto que sí. No debía conformarse con alguien menor. ¡Valía más que eso!

Alguien se aclaró la garganta tras de ella. Sakura se sonrojó violentamente y se volvió hacia el chico. Ahora había mucha luz, bastante a su parecer. La suave melodía de jazz había parado y los músicos se habían puesto a descansar.

Notó que él sonrió de lado con autosuficiencia, pero no supo por qué, luego se inclinó y colocó el pedido frente a ella. Sakura pudo notar que los músculos se le tensaban al agacharse.

—Aquí está la orden —anunció. El tono que había usado fue diferente pero no supo interpretarlo.

—Em, gracias —respondió tímida la chica. Estaba nerviosa y mucho.

—Hmp —soltó retirándose. La sonrisa seguía intacta.

La Haruno volvió a lanzar todo el aire que había contenido. Bien la había alterado, pero suponiendo su apariencia era normal, ¿cierto? Seguro era algo que pasaban con todas. Tenía que ser así, porque no podía ser que le causara tanta inquietud con sólo estar cerca de ella.

Sakura, tranquila; trabajaste toda la tarde en la biblioteca. Seguro es porque estas cansada, opinó su inner.

Sí, era sólo eso y ya. Todo estaba bien, no había por qué alterarse.

Dirigió su vista a su plato y se sorprendió de la bella presentación. Una pieza de carne bien cocinada con una especie de salsa color mostaza arriba, verduras cocidas y coloridas a un lado y una papa al horno con crema encima. Sin duda amaba ese restaurante. Su estómago hizo un ruido como en aprobación y Sakura comenzó a comer.

—Mmm, sabe tan bien como parece —comentó complacida.

La banda de jazz había regresado al escenario y ahora tocaba música más viva y bailable. La Haruno gozaba de ella mientras comía. No sabía cómo bailarla pero intentaba moverse un poco. El señor del saxofón la miraba de vez en cuando de reojo y sonreía, de todos los clientes que había al parecer ella era la que más los notaba.

La cena pasó volando.

Sakura ya había terminado. Pagó la cuenta con una buena propina para el joven y se apresuró a salir del establecimiento.

No se sorprendió que hiciera frío afuera, pero sí de que había estado lloviendo y que no se había dado cuenta. No recordaba haber escuchado nada, y vaya que parecía que había llovido mucho; la acera se encontraba bañada, igual que toda la calle y con riachuelos circulando a sus horillas, además de basura amontonada sobre los drenajes. En ese momento la Haruno se maldijo al ocurrirse ponerse tacones ese día; ahora sólo esperaba no resbalarse.

Caminó un pequeño tramo y paró de golpe al escuchar crujir su zapato izquierdo y casi perder el equilibrio. Saltó en un pie como pudo hasta una pared y se recargó en ella; rayos, el tacón se había roto, ahora el zapato era inservible. Se preguntó ahora cómo iba a llegar a casa si no era saltando en un pie o ir descalza.

Su celular de pronto avisó que tenía un mensaje. Lo sacó de su bolsa y vio que eran ya pasadas de las diez y media, su madre seguro estaba preocupada. Checó quién había mandado el mensaje: era justamente de ella. Lo eliminó; no quería andar con regaños todavía.

Sakura, llama a un taxi, sugirió la voz en su cabeza. Pero justo en ese momento el teléfono se apaga. Había olvidado cargarlo.

Suspiró sonoramente. Vaya ironía, ahora sólo podía regresar a casa descalza donde era probable agarrar un hongo por el agua estancada. Ese definitivamente no era su día.

Se quitó el otro zapato e inició el rumbo. Pasó por un callejón al lado del restaurante donde había cenado y dentro se topó con una motocicleta color negro brillante. Sakura no pudo evitar asombrarse; su padre había tenido una buena colección de motocicletas, de las mejores se podía decir, así que le había enseñado a conducirlas de vez en cuando y también algo de mecánica básica, aún que nunca le gustó mucho eso. Sin embargo al morir él tenían que pagar un sin número de impuestos y cuentas bancarias así que tuvieron que venderlas. Ella sabía muy bien de motocicletas, no obstante lo único en lo que saber de ellas le beneficiaba era para reparar una, lo que no era algo en lo que le sirviera en su futuro así que prefirió estudiar medicina. Su padre habría querido que ella siguiera con su pasión, Sakura sabía eso, pero sin duda prefería salvar una vida a reparar un montón de metal.

Miró a la calle asegurándose de que estuviera sola y luego se adentró para poder verla más de cerca. Brillaba de limpia y además las llantas se veían bastante nuevas; el dueño de ese modelo debía sentirse muy orgulloso de lucirlo. Posó la mano por el asiento y la deslizó a lo largo de éste; era de cuero negro. No recordaba qué tipo de motocicleta era, sabía un tanto de los nuevos modelos sin embargo su padre sólo coleccionaba de los antiguos. Y aunque se le dificultaba encontrarlas, era muy apasionado y le era difícil rendirse.

Lo extrañaba.

La Haruno estaba tan concentrada en su río de recuerdos que no notó cuando la puerta trasera del establecimiento se habría de par en par, ni cuando todo el callejón entero se iluminó dejando salir a un joven desde dentro; ni mucho menos cuando este se dio cuenta de su presencia y se acercó hasta ella.

—¿Qué haces aquí? —por tercera vez consecutiva, su voz baja y varonil le agarró de golpe.

Sakura sintió cómo su corazón se estrellaba contra su pecho violentamente y se giró hacia él con exaltación.

—Em, y-yo… yo sólo… —balbuceó, el pecho le subía y le baja rápidamente.

El chico, ignorando su rara explicación, bajó la vista hasta posarla en su mano derecha donde sostenía un par de zapatos, a uno claramente le faltaba un tacón; luego descendió hasta toparse con los pies descalzos de la joven.

—Es que me gusta la motocicleta, sólo la estaba viendo —soltó de repente.

Él levantó una ceja.

—¿Mi Ducati? —preguntó.

¡¿Es de él? SHANAROO

—¿Es tuya? —preguntó ella. Él no la miraba, sólo se dirigía a la motocicleta, luego Sakura recordó que aún tenía la mano sobre el asiento y la removió al instante, como si comenzara a quemarle. Una casi inexistente sonrisa apareció en los labios del muchacho, pero por la oscuridad la Haruno pensó estarlo imaginando.

Notó que ahora ya no tenía el delantal puesto, pero aún conservaba el mismo conjunto junto con una chaqueta de cuero, además que, a pesar de que ella era obviamente mayor, estaban de la misma estatura. Realmente se veía más atractivo que antes, pensó Sakura.

—Sí, así es —asintió, frío.

Vaciló antes de contestar.

—Tiene muy buen diseño y está impecable. No conocía muy bien el modelo, pero me gusta —quién sabe cómo logró decirlo tan casual, casi como si no le importara, porque estaba tan inquieta como perro en un parque.

—Entonces sabes de motocicletas —afirmó, y no estaba preguntándole. Se recargó en la moto y luego se cruzó de brazos.

—Sí, la verdad sé un poco; ya sabes, lo básico.

—¿Enserio? Me sorprende: una chica linda que sabe de motos mirando mi Ducati, es algo que no sucede todos los días —comentó y sonrió arrogante.

La Haruno se sorprendió notablemente. Le había dicho que ella era linda, que para él ella era linda. Muy pocas veces le habían dicho ese cumplido, pero sólo su madre y Naruto lo habían afirmado, lo que no contaba; su madre decía cumplidos de esos para levantar los ánimos, no porque fueran verdad, y Naruto, bueno, por ser su mejor amiga estaba obligado a decirlo.

Sakura, es hora de irnos, okaa-san nos dará una paliza si tardamos más, le recordó su inner.

Abrió los ojos como platos; era cierto, tenía que darse prisa.

—E-en verdad lo siento, m-mejor me voy —quiso finalizar la Haruno, iniciando a retirarse—. Em, gracias por la comida, enserio —agregó, por una extraña razón tenía ganas de agradecerle—. Y, am, adiós —se despidió con un ademán.

El joven la detuvo.

—Si quieres te llamo un taxi —ofreció inexpresivo. Sakura se detuvo en su lugar, pero no se volteó; ¿cómo es que su corazón no dejaba de fastidiar?

Sakura, sólo no lo mires y vete de ahí, insistía aquella vocecita.

—Eres muy amable, pero… —vamos, piensa—, no confío mucho en los taxis.

Vaya estupidez, se lamentó. Siguió su camino despacio, pero no esperó escuchar otros pasos detrás de ella.

—Si quieres puedo llevarte a tu casa —se ofreció secamente. Ella se paró de golpe y se giró hacia él, estaba muy sonrojada.

—Em, ¿eso es una…?

—Nada de eso, —se apresuró a negar— tómalo como un favor —soltó simplemente, como si fuera mugre en sus uñas.

—¿E-estas seguro? —inquirió ella, avanzó dos pasos hacia él.

—Estas descalza —alegó él—, podrías agarrar un resfriado —se llevó las manos a los bolsillos.

—Lo sé…

De acuerdo, haz lo que quieras, pero okaa-san se enojará si nos vamos a pie. Te tomará una hora llegar hasta allá sola, dijo su inner, y tenía, una vez más, toda la razón.

—Está bien —avanzó y él sonrió altanero.

Sakura estiró su mano en ademán de saludo.

—Sakura Haruno —se presentó ella.

Él chico la estrechó.

—Sasuke Uchiha.


Espero que les halla gustado la idea ;$$

Acepto de todo, críticas, sugerencias tomatazos. Ah, y si tengo errores ortográficos agradecería que me los señalaran, para poder estar al tanto :'3

No sé ustedes, pero yo sí me iría con Sasuke en la moto xDD LOL

Chao ~