Esto va a ser un pequeño proyecto de una serie de historias sin orden alguno sobre la Anko y Nordic Family,aunque se centraran mas en Fem Dinamarca. Espero les guste realmente. Si tienen alguna duda en mi perfil pueden encontrar información básica sobre como lo manejo, para que comprendan mejor la historia.

Advertencias: Es universo alterno. Es hetero, recuerden un poco de hetero no le hace mal a nadie. Uso de nombres humanos. Islandia es hijo de Noruega más no es hijo de Dinamarca. Posiblemente OoC

Disclaimer: Hetalia no es mío si no de Hidekaz Himaruya, si fuera mío habría mas nórdicos y quizás serian más largos los capítulos. Tampoco la imagen para representar esta historia,aun así, mis respetos para su creador.

Sin más retrasos por favor lean y espero que les guste.


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Tormenta

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Todos pasamos por una etapa en la que nos dan miedo las tormentas nocturnas normalmente cuando somos niños y algunos aun siendo adultos. Es comprensible, puesto que los deslumbrantes relámpagos que iluminan la habitación y sonoros truenos que retumban en todo el lugar, cuando el viento sopla tan arduo que se puede escuchar sin necesidad de silencio; justo una tormenta como esa es la que esta sucediendo esta noche y una particular mujer acaba de despertar repentinamente a causa del impacto un relámpago cerca del lugar o eso dedujo por el ruido intenso que provoco.

Mathilde Densen dejo de temerle a las tormentas cuando tenia exactamente 4 años de edad, ahora a sus actuales 29 seria raro que le temiese. Normalmente ella ignora este tipo de sucesos naturales e intenta conciliar el sueño de nuevo pero esta es la primera vez que tenia que lidiar sola con una personita especial es su casa y esa personita era un niño de nombre Emil con 6 años de edad. Normalmente en este tipo de situaciones quien se levanta en medio de una tormenta es su esposo Lukas alegando que no tardaría en calmarlo y en efecto, la solo presencia del hombre apaciguaba al niño, pero el estaba actualmente de viaje debido al trabajo y no volvería hasta dentro de una semana. Estaba nerviosa puesto que no sabia trata a un Emil asustado, ya que apenas se habían mudado juntos hace unos meses después de casarse con su padre.

No tuvo que caminar mucho para llegar a la habitación de Emil y pudo ver un pequeño bulto temblando bajo las sabanas sollozando silenciosamente y encendió la luz.

—Emil, cariño ¿estas bien?— ella ya sabia su respuesta pero nunca hacia de más preguntar o eso suponía.

Se sentó en el borde de la cama mientras veía como el negaba con la cabeza aun cubierto. Justo cuando iba a decir algo mas, un centelleante relámpago volvió a resonar por toda la habitación haciendo que el niño se contrajera más entre las sabanas, aumentando un poco mas su llanto.

—Vamos Emil, sal de las sabanas — le decía la rubia mientra las movía de encima del niño.—No te pasara nada

—No quiero — susurro Emil.

—Por favor Emil — logro descobijarlo lo suficiente para ver su rostro aun surcado de lagrimas que trataba de retener. —Por favor cariño no tengas miedo, yo estoy aquí, nada te va a pasar— le dijo después de ver como se volvía a encoger el pequeño sobre si mismo a causa del sonido de otro trueno.—Ven aquí— acto seguido acerco al Emil a su pecho para abrazarlo.

—No tengo miedo— dijo entre hipidos mientras que con sus manitas se aferraba a la blusa de dormir de la danesa.

—Ok. Ok, dime ¿que te parece si te cuento una historia?— le sugirió la mujer.

—No quiero historias— seguía sollozando el niño en el pecho de la mujer— Quiero que papá este aquí— terminado de decir eso Mathilde sintió una punzada en el pecho. Ella quería mucho a ese niño como si fuera propio y saber que prefería a su padre en lugar de ella en esta situación la lastimaba un poco, aun no lo culpaba por preferir a su propio padre, ya que ambos eran muy cercanos.

—Yo también quiero que este aquí— le susurro al oído mientras le acariciaba los cabellos— Pero hoy nos toca estar solos.

le beso suavemente la coronilla de la cabeza al mismo tiempo que se volvía a aferrar a ella por otro estruendoso relámpago- Ya se que hacer- el niño en brazos la volteo a ver y esta le sonrió.

—¿Qué? — pregunto un poco lloroso aun.

—¿Qué te parece si me acompañas a dormir hoy? —le sugirió la mayor, más no le dio tiempo de responder a aun en brazos se puso a caminar rumbo a su habitación no sin antes apagar la luz del cuarto del niño.

Volvió a sentir como Emil estremecía entre sus brazos con más ímpetu al retumbar del sonido de dos fuertes relámpagos.

—Sabias que Berwald le tenia mucho miedo a las tormentas cuando eramos niños—comento casualmente Mathilde mientras movía las colchas de la cama para acomodarse con el niño.

—Pero el tío Berwald tiene cara de que no le asusta nada.

—Pues te equivocas, el si le tenia miedo a algunas cosas antes, de todo eso le daba mucho, mucho miedo cuando había tormentas nocturnas, en especial cuando no estaba nuestros padres.

—¿Y como le hacia para dormir cuando no estaban? — pregunto curioso Emil y es que no era normal escuchar que el muy serio e inexpresivo hermano de la danesa tuviera miedo de algo.

—Bueno cuando estaba mamá ella le cantaba, hasta que se dormía— recordó sonriente Mathilde.

—¿Y tu no le tenias miedo a las tormentas? —interrumpió el albino.

—Yo le tuve miedo hasta los cuatro años, pero un día pensé, ¿Quién va a cuidad a Berwald cuando no este mamá o papá en la noche?. Yo tenia que cuidar de él ya que es mi hermano menor.

—¿Qué hiciste la primera vez que tuviste que cuidar al tío Berwald?

—Mmmm... fue cuando tenia como seis años, papá había tenido un accidente y mamá fue al hospital a verlo esa noche.

—¿No estaban asustados?

—No porque no nos lo dijeron, solo nos dijeron que era algo importante y ella se fue. Yo tenia seis y Berwald tenia cuatro años estábamos dormidos y de repente hubo un trueno muy fuerte que nos despertó a los dos. —Justo en ese momento volvió a sonar un estruendoso trueno más el pequeño no se asusto, más bien los vio como un efecto de la historia que le contaba Mathilde, esta sonrío al darse cuenta—Yo iba a volver a dormir cuando escuche que Berwald empezó a llorar muy despacito y querían que llegaran mamá y papá.

—¿Y que hiciste?

—Pues lo primero le quería cantar un poco como mamá para que se calmara pero no lo hice, antes yo cantaba algo mal y a el no le gustaba. Entonces decidí subirme a su cama con un pequeño radio de pilas que tenia y puse una estación de música vieja que había en volumen bajito, para que solo el y yo la escucháramos. Lo estuve abrazando hasta que se quedo dormido, porque la tormenta era mucho más fuerte que la de estas escuchando hoy y yo no quería que se levantara llorando.

—¿Siempre hiciste eso con el tío Berwald?

—Solo hasta que dejo de tenerles miedo que fue hasta que cumplió como ocho años— rió suavemente la danesa.

—No sabia que el tío Berwald le había tenido miedo a las tormentas— rió suavemente el pequeño

—Ya ves que si— le sonrió al niño—Es hora de dormir, ya es bastante tarde— sentencio la rubia.

—Si— asintió Emil.

Mathilde apago la luz del cuarto se acostó junto al niño, este se acerco para intentar abrazarla y dormir, no paso mucho tiempo para que cayera rendido ante el cansancio, puesto que ya era muy tarde para su pequeño organismo. Mientras tanto Mathilde se quedo un momento más escuchando como la lluvia se había calmado bastante apenas hacia unos minutos mientras acariciaba los cabellos del infante.

—Buenas noches Emil—sonrío y le dio un beso el la frente para acomodarse de manera que quedara abrazándolo antes de caer profundamente dormida.

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Si me dejan un review para animarme para seguir con este pequeño proyecto se los agradecería y más a los que llegaron hasta aquí.

Acepto criticas mientras sean constructivas, si tengo faltas de ortografía díganme por favor, yo lo subo todo a la carrera y no me da el tiempo suficiente de corregirlo, y no lo corregiré en el instante pero lo haré. No insultos a la historia ni a la pareja, si no les gusta pues ni modo.

Ciao