Llovía como nunca, como aquellos días en los cuales las lágrimas de la chica se mezclaban con la lluvia, pero ya no más, ya no lloraría por ese infantil e imposible sueño o quizás capricho. Había cambiado.

Veía como las gotas poco a poco cesaban, dejando a la vista un cielo despejado, y dando lugar a la luna, la cual luchaba por asomarse, dando paso a la noche, como aquella vez.

Ella estaba en el campo de entrenamiento, con gotas de sudor, que reflejaban el arduo trabajo que ejerció. Estaba sentada observando en un estado deplorable el cielo, viendo como se oscurecía, dando comienzo a la noche. Se levantó casi por instinto, sus pasos la guiaban al lugar donde todo sucedió, al lugar donde había derramado sus últimas lágrimas, al lugar que vio la ida de una significativa persona para ella.

Cuando hubo llegado, no pudo creer lo que vio, en el asiento donde había sido depositada aquella vez, se encontraba un ensangrentado ser, a pesar de que estaba tan gravemente herido, se giró para contemplar aquella figura, formando una mueca melancólica al darse cuenta de que ya no era la niña que había dejado en ese banco al momento de su partida - Sakura – al pronunciar esas palabras, el ambiente se tensó drásticamente, un escalofrío recorrió la espalda de ella.

- ¿Qué haces aquí Uchiha? – respondió con frialdad, no esperaba verlo, no esperaba que apareciera, ni mucho menos que volviera ¿acaso era mucho pedir? Él fue el causante de sus pesadillas, de su llanto, de su sufrimiento y de su pérdida de esperanza en un pasado lejano.

- ¿Acaso no es obvio? – iba a agregar otra cosa, pero antes de salir sonido alguno, se desplomó, cerrando sus ojos temporalmente, debido a la peligrosa batalla que tuvo, la batalla que había dado fin a sus planes de venganza.

Ella sólo se dignó a acercársele, tocar su rostro para saber que no era otro de sus sueños en los cuales volvía, no podía asimilarlo del todo, por eso sonrió nostálgicamente, y procedió a cargarlo hacia el hospital, donde lo atenderían.

Estaba parada frente a las puertas del hospital, con el Uchiha cargado en brazos, empujó la puerta, al entrar las fichas médicas resonaron en el suelo, la mismísima Hokage se encontraba adentro, y al ver tal escena, corrió de inmediato cogiendo al pelinegro, procedió a depositarlo en una camilla, llamando la atención de enfermeras para indicarles que la siguieran. Sakura sólo se retiró, pensando que su tarea ya estaba cumplida, no quería estar allí como perro faldero que es fiel a su amo a pesar del maltrato, ya se había cansado de ocupar ese papel, no podía hacer más y se fue.

Al día siguiente las noticias no se hicieron esperar, ahora toda Konoha se había enterado del regreso de Sasuke Uchiha. Al enterarse el rubio, fue corriendo al hospital, preguntando donde se encontraba el que alguna vez había sido su amigo, su hermano, su compañero.

- En la sala 301 – no dejó pronunciar palabra alguna a la enfermera de la recepción, pues ya se había lanzado a las escaleras para llegar al lugar que deseaba.

Cada paso que daba hacía más fuerte su desesperación en encontrarle luego de tantos años sin saber absolutamente nada de él. Cada vez que aparecía el tema, llegaban los terribles comentarios de que quizás hubiese muerto en batalla, cosa que no le agradaba en lo más mínimo al Uzumaki.

Ya se encontraba en el tercer piso, se acercó lentamente a la puerta, al girar la manilla la puerta se abrió, y ahí estaba él, sentado con la mirada perdida hacia la ventana.

- Sasuke – le enfrentó sin temor.

Volteó su mirada encontrándose con los ojos azules de su amigo – Naruto – las palabras salieron automáticamente, no sabía que decirle, no sabía como actuar, así que prefirió mantener una expresión impasible.

- ¡¿Por qué regresaste?! – no es que no quisiera que volviera, pero eso no le parecía algo razonable, al menos no en este momento.

- ¿No puedo volver a donde nací? – respondió manteniendo el sarcasmo al hablar.

- No creo que quieras volver al lugar que te dejó malos recuerdos – había dado en el clavo, era cierto, su familia, su clan, todos ellos habían sido asesinados, no tendría una razón específica para regresar.

- Hmp, digamos que volví a resolver asuntos – ante la mirada del Uzumaki, quiso agregar algo que quizás lo dejaría conforme – supongo que me quedaré – Naruto le sonrió.

- Bien pues… ¡Vamos a comer ramen! – El Uchiha sonrió, su amigo no había cambiado en ese aspecto, y seguía teniendo un gran corazón.

Salieron del hospital, pero fueron a un paso lento, debido a que el pelinegro aún no estaba bien del todo, pero como era un Uchiha se recuperaría rápido.

En el camino se encontraron con muchas miradas, algunas de desconcierto, otras de felicidad, y algunas de temor. Pero finalmente se encontraron con la mirada que menos deseaba ver al portador del sharingan. Con la mirada de Sakura Haruno, ella le miraba con odio, pero siendo ignorada por Sasuke.

Al ver aquel ambiente, el rubio quiso cortarlo, invitando a la pelirosa a comer con ellos, ésta sólo asintió, pero no porque quisiera estar con ellos, si no para escuchar la conversación de ambos y así saber algo que quizás aclare algunas de sus dudas sin tener que preguntar.

Pues no todo resultó como quiso, no hablaron de cosas de mucho interés, el que más hablaba era Naruto.

Al retirarse todos y cada quien por su camino, todos tenían diferentes pensamientos, pero los de mayor perturbación eran los de cierta chica.

- ¿Por qué habrá vuelto? Aún no me creo eso de que venga sólo por regresar o… ¿De verdad está arrepentido? No lo sé – Se dirigía a su casa sin saber que estaba siendo seguida.

Fue tomada fuertemente del brazo por quien menos lo esperaba - ¿Por qué me ignoras? – preguntó fastidiado el ojinegro.

- ¡Suéltame! – Inquirió la Haruno bastante molesta – Además no tengo por qué decirte.

- ¿A no? – sin mas, le besó logrando que la joven abriera bastante sus ojos, pero inconcientemente le correspondió, pasando a un apasionado y posesivo beso, el cual Sasuke buscaba intensificar, quería explorar esa cavidad, saborear esos carnosos labios, sentir que aún no lo había dejado de amar. Pero ¿Por qué?