Disclaimer: Los personajes aquí utilizados no me pertenecen, son enteramente de Tadatoshi Fujimaki y sus ayudantes, patrocinadores, etc, etc... yo solo los tomo prestados un ratito cortito para escribir tonterías.

Los personajes no han sufrido daño, trauma o lesión durante la realización de este relato y han sido devueltos a su respectivo propietario una vez finalizado el relato.

Dicho esto, comencemos pues...

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Instinto animal.

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Capítulo uno: La gente me mira raro.

Toda historia de amor comienza con un encuentro.

O una mirada. O un choque accidental, o una mención...

En las pelis es así, algo inesperado, o por el contrario, un amor infantil que crece y crece con el tiempo...

Kuroko no tenía esa suerte.

Hasta ese día, su vida amorosa, había sido … inexistente.

Era un chico triste, callado y simple. Sin pretensiones demasiado elevadas, pero buena persona.

Sus amigos se contaban con los dedos de una mano, los buenos, los de verdad... y no atraía a ninguna chica... para nada.

Y todo era, tristemente normal, hasta ese día.

El día del accidente.

Un accidente de moto, nada grave... pero desde ese día le pasaban cosas de lo mas raro.

Veía el mundo diferente... las personas eran animales.

Bueno, visto así, puede parecer una locura, pero no era lo mas extraño.

Su cuerpo se sentía diferente, el trato con el resto había cambiado... de repente atraía a las personas de un modo imparable... y no lo comprendía muy bien.

El accidente solo le había dejado esa habilidad para ver animales, y una pierna rota, lo que le llevaría un mes de recuperación.

Hasta ahí, todo mas o menos normal, dentro de sus rarezas, se entiende.

Y luego estaba su compañero/amigo Teppei... desde ese día no podía dejar de verle como un oso. Un oso animal, de los de garras enormes y pescadores de salmones, de esos osos...

Por supuesto, le quería como amigo, nada mas allá de eso; pero desde el accidente, se comportaba raro.

Vale, no es que antes fuera muy normal... pero se sonrojaba a todo lo que Kuroko decía, y pasaba el día haciendo escritos sobre sus sentimientos hacia el peliceleste... y cosas de lo mas vergonzosas ( como querer cogerle en brazos y llevarle a todas partes como una princesa)...

su vida era mucho mas sencilla cuando todo el mundo a su alrededor no se comportaba así...

Dos días después, la advertencia de Teppei le pilló desprevenido.

– Tienes que prometerme que no te acercarás a ellos. Esos hermanos son malas personas... Especialmente Kagami, él es peor que un animal. – Kuroko negó sin comprender muy bien que era lo que le estaba diciendo. – ¡Ah! te he preparado un amuleto. Esto hará que te dejen en paz... Tengo que irme. Recuerda, no te acerques a ellos.

– ¿Qué no me acerque a quien?. – No pudo escuchar la respuesta, por que su amigo había salido a la carrera, dejándole ahí plantado como un árbol...

…...

Si pensaba que su vida iba a mejorar con el tiempo, estaba de lo mas equivocado.

La chica mas guapa de todo el instituto se restregaba contra él como si no hubiera mañana.

La misma chica que tiempo atrás, no le habría escupido ni aunque estuviera en llamas... y ahora le estaba prácticamente pidiendo que se la tirase ahí mismo.

Kuroko estaba mas que flipado, la verdad.

Y antes del accidente, ni se lo habría pensado, pero es que ahora, parecía un mono... un mono grande y feo.

Daba miedo.

Teppei apareció, para salvarlo, siempre lo hacía... o para acosarlo a su manera sin venir a cuento.

Obviamente la chica puso tierra de por medio... lo extraño de la escena era que parecía ofendido, y eso que él no había hecho nada, salvo tratar de esquivar a la chica sin parecer de lo más grosero.

…..

Parado en la línea de espera del metro, Kuroko da vueltas al día. Otra jornada mas de instituto, otra sucesión de cosas raras en todo el día.

Sus compañeros de clase están medio locos, todos pululan a su alrededor con caras muy raras, las chicas se le tiran encima, Teppei lo protege, aunque aún no tiene muy claro cual es el peligro.

Suspira, mira a un lado, al otro, esperando el metro.

Un aroma dulce y agradable llega a su nariz.

Le gusta, le gusta mucho, huele muy bien.

Cierra los ojos, paladea el aroma con placer... incluso se le escapa un gemidito involuntario.

Se inclina hacia delante, buscando con la punta de la nariz seguir disfrutando del olorcito tan rico, pero la suerte no está de su parte.

La muleta que le ayuda a caminar mientras su pierna siga escayolada, resbala en la orilla del andén, haciéndole perder el equilibrio.

Caería sin remedio a las vías, y en cierto modo, cerró los ojos esperando el golpe contra el frío asfalto, metal o lo que fuera que había ahí.

En su lugar, cayó en algo blandito, cálido... el origen de ese dulce aroma.

Con los ojos apretados no se atreve ni a respirar.

Siente una mano en su cadera, un aliento ajeno en su mejilla, un cuerpo sosteniendo el suyo, siente su calidez, su pulso... un gruñido animal.

Se da el lujo de abrir los ojos... y se encuentra con una mirada iracunda, le odia, profundamente,

Ojos de fuego, párpados entornados. Respira por la nariz, fuerte. Una vena en su sien, palpita.

Está enfadado... o eso parece.

Toma a Kuroko en brazos, con una facilidad que da miedo, y le olisquea, sin vergüenza, por el cuello, el hombro, la oreja, el rostro.

Un momento ¿Se está restregando contra mi?. Kuroko duda, no está seguro...

Pero si, es justo lo que está pasando.

Ese chico, quien quiera que sea, se está restregando con él, despidiendo un aroma que lo está volviendo loco.

Y sin saberlo aún, ese es el primer encuentro con el que en un futuro no muy lejano, será su esposo.

¿Qué cosas, no?

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Yeihhh, proyectito new... A ver que tal, como siempre, el primer cap, una pequeña probadita.

Espero que os guste.

Nos leemos en el siguiente

Besitos y mordiskitos

shiga san.