N.A: Desde hace mucho quise iniciar este proyecto ouo. Los capítulos pueden ser largos como cortos y puedo tardarme mucho en actualizar, como también rápido. Voy a tomármelo con calma, sin estrés xD además trabajo y estoy en la Universidad así que…espero les guste, se agradece muchísimo los Reviews y comentarios n.n.
Esto fue inspirado en mi mente por culpa de la película Eragon y el libro Juego de Tronos.
Disclaimer: Los personajes de Vampire Knight no me pertenecen y todo es sin fines lucrativos.
Advertencia: Universo alterno, parejas crack, posibles escenas rape, lenguaje soez, violencia y lemon.
Pairings: la pareja principal es Kaname/Zero.
Introducción.
El forjador de Espadas.
El agua sucia empapo sus calzones cuando cayó de bruces en pleno charco. La lluvia fría terminó de mojar sus ropas en cuestión de segundos. Alzo la cabeza solo para ver los rostros sonrientes y burlones de sus atacantes desvanecerse tras el resguardo de las gruesas puertas de roble de la taberna. Con un suspiro cansado se dejo caer de lleno sobre el agua, sintiendo como la humedad era absorbida por sus largos mechones oscuros hasta la raíz. Permitió que el diluvio lo apuñalara desde arriba e inspiro fuerte. Abrió la boca y lanzó una maldición estruendosa, tan fuerte que un rayo, que en ese momento surcaba el cielo negro le siguió, como si tratase de un mal presagio.
Ojala la muerte se apiadara de él y se llevara su alma con la casi nula dignidad que aun creía tener pero, empezaba a tener la teoría de que si aun seguía respirando era porque incluso a ella le daba asco los borrachos como el.
Se quedo ahí, quieto, a la intemperie, con la esperanza de morir de frio o en su defecto ahogado por la densa lluvia de aquella noche, en medio del lodo y la porquería orgánica. Abría los ojos y el aleteo de pestañas no era suficiente para que el agua no le nublara su visión así que, opto por mantenerlos cerrados.
La temperatura bajaba cada vez más. Las gotas eran heladas y el viento comenzaba a lamerle el cuerpo. Estaba seguro que la neblina se había esparcido por los tejados y las callejuelas como un manto espectral que mantenía a las personas recluidas en sus casas, seguramente calentándose las manos tras el fuego. Por un momento Sintió el fuerte deseo de regresar a la cantina y que el whisky le encendiera la garganta pero, lo descarto enseguida. Era una buena noche para decir adiós a la vida y cruzar al hades. Estaba cansado de todo, cansado de su miseria, de respirar. Su existencia era patética. Comenzó a reírse de si mismo y como un burla mas hacia si mismo su carcajada se vio interrumpida por hipidos. Hipos de un ebrio.
Su cuerpo se giro en una posición fetal y el cabello húmedo le cayó en la cara chorreando agua. Se abrazó a si mismo con sus brazos entumecidos y presiono sus labios para evitarles temblar de frio.
Espero, paciente, pero nada acontecía; seguía sintiendo el dolor, el frio punzante en sus pulmones preludio de la hipotermia. Dejo escapar una grosería, el efecto del alcohol en su sistema empezaba a desvanecerse con la temperatura y con el, la endorfina que menguaba tan solo un poco el dolor. La realidad empezaba a herir su corazón uniéndose al físico. Ahora no había nada que pudiera ocultarlo, las corazas se habían derrumbado dejándolo solo contra el mundo, contra la conciencia de los sobrios. Maldito fuera el mundo y sus alrededores.
Sintió una molestia en la espalda, alguien le estaba dando golpecitos en la columna, no tan fuerte para herirlo pero si lo suficiente para llamar su atención. Abrió sus ojos, la plaza estaba tan vacía como hace unos segundos. Por su mente paso la idea de que tal vez podría tratarse de alguien que había salido de la cantina tras el, para divertirse dándole una paliza como pasaba en algunas ocasiones.
Sintió más golpes y no le quedo de otra que girarse hacia el recién llegado esperando cualquier cosa. Tuvo que alzar la cabeza para enfocarlo mejor. No era ningún borracho, mucho menos era del pueblo. Sus ropas eran tan oscuras como el cielo nocturno, al igual que sus botas. Un centenar de botones de bronce iniciaban y terminaban el camino en su largo y oscuro sobretodo. Tenía el cabello castaño lamiéndole los hombros y el rostro de facciones finas. No podía verle bien los ojos, ya que estaba levemente inclinado hacia el y a contra luz de las antorchas. No sabia de que material estuviera echa su vestimenta pero, algo le decía que bajo esas capas gruesas de tela su cuerpo se mantenía intacto, seco y cálido. Todo aquello era inusual pero, lo único que hizo sentir desconfiado al pelinegro fue el aura de peligro que desprendía ese sujeto. Cargaba con el olor a muerte, a batallas y poder de los primeros hombres. Tenía una cinta enrollando su hombro, con lo que reconoció como fácilmente como una funda de espada.
Llevaba unos minutos detallándolo cuando el desconocido habló.
¿Touga Yagari?-su voz era suave pero, firme. Parecía provenir de alguien que nunca ah sentido miedo en su vida.
¿Quién lo busca? – preguntó con desconfianza. Su voz salió hosca, rasposa. Que un desconocido supiera tu nombre y que no solo eso, sino que estuviese buscándote no era buena señal para nadie. ¿se habría metido en un problema que no lograba recordar? Podría asumir que aquel sujeto era un mercenario pero, no podría asegurarlo, aquel porte sugería algo mayor a ganarse la vida como recompensas.
Kaien Cross- respondió el extraño con simpleza y Touga frunció el ceño. No se le hacia familiar ese nombre. Con dificultad y empeño logro ponerse de pie, estaba mugroso y sucio. Cuando se irguió por completo se dio cuenta que el desconocido seguía siendo un poco mas alto que el. empezó a desplazarse con torpeza hacia un lado y como si se tratara de un depredador, Kaien siguió su circunferencia sin perderlo de vista. El objetivo de Yagari era simple. Cuando por fin le dio la espalda a las antorchas, fuera del bar y Kaien Cross dándole de frente a las mismas, la luz titilante de las llamas le iluminaron el rostro. Sus ojos eran topacios líquidos y su rostro tan sereno e indiferente como solo una estatua podría ofrecer.
¿Qué desea de mi Kaien Cross? – su voz seguía estando escasa de cortesía. dudaba que pudiera salir corriendo, aunque ¿no era esto lo que deseaba? La muerte. Estaba siendo demasiado paranoico pero ¿para que podría ser requerido alguien como el?
Kaien sonrió levemente, tomándose su tiempo, casi ni se notaba la curvatura en sus labios, eso provoco un gruñido bajo por parte de Yagari que no le gustaba que lo hicieran esperar, mucho menos cualquier indicio de burla hacia su persona. Los restos del alcohol en su sistema eran casi nulos para entonces y su conciencia y raciocinio estaban de vuelta como pocas veces dominando su ser.
Kaien volvió a hablar.
Deseo que me forjes una espada…- aunque se disfrazaba en petición Yagari fue capaz de discernir la orden sin oportunidad a replica que ocultaba su voz. La ira fue naciendo en el como una rosa abriendo sus pétalos. No era el hecho de que fuera una orden por parte de alguien que apenas conocía, sino el hecho del trabajo. Para Touga su viejo oficio era algo maldecido, hacia mucho tiempo que había dejado atrás su vocación de herrero.
Sin embargo, la curiosidad fue más fuerte.
¿que clase de espada? – debía ser un pedido especial, había mas herreros en el pueblo y hacer espadas singulares, había sido su especialidad.
La sonrisa en el rostro del castaño se ensancho solo un poco. Y sus siguientes palabras cayeron sobre el herrero como una sentencia de muerte, estremeciéndole hasta los huesos, aunque no sabría decir si fue eso o a causa del frio…
Una espada Matadragones. –
Lo único que fue capaz de rondar la mente de Touga en aquella conmoción repentina fueron las palabras "Prohibido" y "Muerte".
Esta bien que quisiera morir, pero no humillantemente acusado de traición, frente a una turba estúpida de gente, en una de las guillotinas de Roca Casterly.
¿Qué pasaría si me negara? – lo siguiente que escucho Yagari fue el sonido del hierro siendo desvainado y para el siguiente parpadeo ya tenia el filo de la espada de Kaien dando de lleno en su garganta. Esta vez Kaien no sonreía, su rostro se mantenía pétreo pero con un brillo peligroso en sus ojos. La presiono un poco contra su piel, justo por encima de su manzana de Adán, sintió como su carne empezaba a abrirse. Una advertencia.
Creo que tendría que matarte…-
¿Quien era este sujeto?
Un completo idiota seguramente.
Be Continued.
N.A: ¿REVIEWS?
