Esta historia le pertenece a White Squirrel, Harry Potter le pertenece a J.K. Rowling, a nadie le pertenecen las matemáticas… Y a mí sólo me pertenece la oportunidad de traducir esta maravillosa historia.

Notas del autor: Todas las matemáticas de esta historia son reales y correctas a mi conocimiento. Las habilidades matemáticas superiores de Hermione son basadas en niños prodigios verdaderos. Toda la aritmancia en esta historia, con excepción de lo poco que es mencionado en los libros, son cosas que inventé yo. Esta historia abarca los años 1-4. La secuela, Lady Arquímedes, abarcará los años 5-7.

He visto numerosas historias donde algún personaje, usualmente Harry, misteriosamente tiene habilidades sobrehumanas en Runas Mágicas y barreras, pero no he encontrado algo que sea comparable en Aritmancia o en creación de hechizos, aun cuando esa idea es rica y pudiera ofrecer más posibilidades. Así que decidí intentarlo yo cambiando a Hermione de su devoción a los libros a las matemáticas y dándole habilidades iguales a las de muchos niños prodigio en el mundo para que pueda alcanzar el verdadero potencial de la Aritmancia. Sí, habrá matemáticas, pero mi intento es que no les será necesario entender las matemáticas para disfrutar de la historia. Lo importante son los hechizos avanzados que Hermione creará y les aseguro que será épico.

Notas de la traductora: Todos los términos matemáticos han sido traducidos a los términos más adecuados en español. Si hay alguien que considere que un término es incorrecto, la correciún será bastante apreciada. Términos e instituciones británicas han sido traducidos de manera literal para mantener la integridad de la historia. Mi español es mexicano, pero intento utilizar términos que no sean coloquiales para que puedan ser apreciados por la mayoría. De la misma manera, todos los términos relacionados con el mundo de Harry Potter son directos de la traducción oficial por Salamandra, aun cuando no esté de acuerdo con muchos. Si el término es nuevo, entonces la libertad es mía de adaptarlo como pueda.

Traducción es interpretación, por lo que, si pueden leerla, les recomiendo la versión original en inglés para que puedan apreciar la historia como White Squirrel la quiso y no como esta humilde traductora la ha tratado de interpretar para la disponibilidad del mundo hispanohablante. Sin embargo, sugerencias sobre la traducción siempre serán bien recibidas.

Capítulo 1

Hermione Granger siempre había sido una niña muy inteligente. No, ella no era del tipo que va a la universidad a los diez años como veía en la televisión de vez en cuando, pero se había saltado un año sin problema, aunque siendo su cumpleaños en septiembre no había sido un cambio muy drástico.

Ah, pero las matemáticas, ahí es donde sobresalía. Sí, le encantaban los libros y aprender, de lo contrario no hubiera podido saltarse un año, pero los números fueron su primer amor. Ella vive por los números desde el momento en el que aprendió a contar y su obsesión sólo creció con los años.

Multiplicar números grandes en su cabeza era trivial. Cualquiera podía aprender eso si tan sólo se tomaran el tiempo. No, ser capaz de hacer lo mismo que una calculadora de cuatro operaciones, algunas veces igual de veloz, sólo la hacía una curiosidad, no un prodigio. Pero eso sólo era el comienzo. Con el pasar de los años tutores privados utilizaban unas cuantas horas al día para enseñarle divisiones largas, seguidas de probabilidad, álgebra y trigonometría. A los seis años ella sabía que estaba en un nivel completamente diferente en comparación a sus compañeros de clase en lo relacionado a los números y, a pesar de los problemas, una parte de ella disfrutaba las miradas que recibía cuando las personas la veían resolver problemas de nivel A y del Certificado General de Educación Secundaria (GCSE) mientras que los demás niños aprendían fracciones.

Su último año no había sido tan malo. Ya que se había saltado el cuarto grado había avanzado a la escuela secundaria un año antes y los niños ahí por lo menos parecían más dedicados a sus estudios que en la escuela primaria en la cual ella nunca había encajado y había pasado más tiempo leyendo o haciendo sumas que jugando, corriendo o mucho menos arriesgado ser golpeada por una pelota. Incluso había encontrado en la secundaria a un par de niñas quienes compartían su interés por la fantasía y la ciencia ficción, aunque había tenido que ir con los alumnos de último año para encontrar a alguien que pudiera llevarle el paso en matemáticas. Aun así, después unos años duros en la primaria, las cosas parecían ir por mejor camino.

Pero el mundo de Hermione dio un giro inesperado cuando una mujer que parecía salida de una película de la década de 1930 se apareció en la puerta de la familia Granger. En la puerta de su hotel.

–¿Sr. y Sra. Granger?

–Si… –respondió Daniel Granger con cautela.

–¿Cómo se encuentra? Mi nombre es Minerva McGonagall. –Extendió su mano para saludar–. ¿Su hija se encuentra con ustedes?

Dan apretó su mano levemente.

–Sí, aquí se encuentra. ¿Hay algún problema?

–Ninguno, Sr. Granger. Verá, soy representante de una escuela en Escocia exclusiva para niños prodigios y nos gustaría extender una invitación a la señorita Granger para que asista.

–¿En verdad? –Minerva sólo logró ver la cabeza con cabello castaño alborotado de la niña en cuestión cuando ella saltó de su asiento y corrió a la puerta, donde fue resguardada por sus padres.

–Espera un momento Hermione –le dijo su padre y después a su visita– ¿Así que nos buscó durante nuestras vacaciones fuera del país sólo para invitarla?

Minerva se había preguntado justo eso. Aún se sentía un poco mal después de tomar el traslador internacional que había necesitado para ir a Italia cuando seguramente pudiera podido esperar una semana y hablar con ellos en Inglaterra. Sin embargo, el procedimiento siempre era el mismo. Pero ésta era la parte más difícil: convencerlos de dejarla entrar y de que ella no era una… ¿cómo la había llamado la señora Finch-Fletchley? Una vagabunda lunática.

–Mis disculpas por interrumpir sus vacaciones –continuó– pero es nuestra costumbre contactar a todos los recipientes de nuestra beca durante la última semana de julio sin importar donde se encuentren durante esos días. Ésta es mi tarjeta –dijo entregándoles una tarjeta de presentación estilo muggle que decía "Colegio Hogwarts. Minerva McGonagall: Subdirectora" y que mostraba una dirección muggle si era mostrada en público–. Si les es inconveniente, puedo volver a otra hora.

–No, no –dijo Dan rápidamente. La tarjeta por lo menos parecía verificable. Si era cierto, lo mejor sería escucharla, y si sonaba sospechoso, era mejor hacerlo de lado rápidamente–. Por favor, entre. –Volteó y sutilmente hizo saber a Emma y a Hermione que se alejaran de la mujer desconocida a quien le ofreció un asiento. Él se sentó entre ellas y McGonagall, y cerca del teléfono en caso de que la mujer desconocida intentara algo.

–Sra. McGonagall mi nombre es Daniel Granger, ella es mi esposa Emma, y parece que ya conoce a nuestra hija, Hermione –dijo él–. Estoy seguro de que puede apreciar lo inusual que esto es para nosotros, pero supongo que lo mejor sería escucharle.

Le agradezco Sr. Granger.

Emma examinó la tarjeta de presentación.

–No creo haber escuchado antes del… Colegio Hogwarts, Sra. McGonagall –dijo ella–. ¿Tiene algún tipo de documentación?

Sí, Sra. Granger –respondió Minerva–. Aunque no ha escuchado de ella porque el nombre completo es Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Las bocas de Dan y de Emma se abrieron completamente pero fue Hermione quien habló por primera vez.

¿Magia y Hechicería? ¿Quiere decir magia… magia de verdad?

Sí, señorita Granger, magia. Yo soy una bruja, y nuestros encantamientos nos han dicho que usted también lo es.

Los ojos de Hermione se abrieron ampliamente ante la revelación mientras que su padre los ceñía.

–Sra. McGonagall, creo que ha dicho suficiente.

Por favor Sr. y Sra. Granger, sé que esto suena difícil de creer, pero si me permitieran darles una demostración…

La extraña mujer sacó un palo delgado de la manga de su vestido.

¿Una varita? –preguntó Dan con incredulidad. Su presentimiento de que era una broma o un fraude se incrementó aún más. Sabía lo suficiente de supuestos psíquicos y practicantes de actividades paranormales como para conocer los trucos usuales.

Por supuesto. ¿Quizás un encantamiento levitatorio?

Sin duda para ser realizado con un hilo invisible, pensó Dan. Pero había algo que no podía entender. Hasta dónde tenía planeado llegar esa tal McGonagall con todo esto. No podía falsificar una escuela completa. Si era una escuela para magos de escenario o algo por el estilo, ¿por qué reclutar a Hermione, quien jamás había mostrado interés en el arte? Y si era una broma, ¿quién y por qué? Y si no era ninguna de esas opciones… entonces Daniel Granger tenía más que curiosidad. Hermione no lo había sacado todo de su madre después de todo. En el evento improbable de que la tal McGonagall pudiera hacer algo más que hacer que una carta flotara en el aire o convertir su varita en un ramo de flores, valdría la pena escucharla.

–De acuerdo, vamos a verlo –dijo él.

McGonagall agitó su varita y murmuró algo que sonaba como latín macarrónico, y después la mesa de centro en frente de ellos se elevó al aire.

¡Santo…! Dan se cayó de su silla. Eso fue más que una carta. El rostro de Emma perdió color y Hermione exclamó en sorpresa. Dan movió sus manos alrededor de la mesa, por encima y por debajo, buscando cables o algún soporte invisible. ¿Pero cómo…?

Como dije Sr. Granger, magia. –La mesa dio dos giros en el aire y bajó y se acomodó en el suelo.

¡Ah! exclamó Hermione.

Magia… tartamudeó Emma– Magia… Así que… ¿Dijo Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería? –Preguntó.

Así es –respondió McGonagall–. Yo soy la subdirectora del colegio así como profesora de transformaciones.

¿Transformaciones? –preguntó Hermione.

Hechizos que pueden cambiar una cosa a otra. Por ejemplo… tocó con su varita la mesa de centro y murmuró otro hechizo. La mesa se convirtió en una tortuga enorme.

Dan prácticamente se cayó de su silla nuevamente. Eso definitivamente no fue un truco. Se pellizcó a sí mismo. No estaba soñando tampoco. Hermione aplaudió ante el espectáculo.

Una vez que McGonagall restauró la mesa Emma dijo:

–¿Así que está diciendo que Hermione puede hacer esas cosas también?

Ella podrá hacerlo, con el entrenamiento adecuado por supuesto. Ese fue un hechizo muy avanzado.

¿Pero cómo sabe que es u… una bruja? –La palabra sonó insultante, pero difícilmente era la parte más extraña de la situación.

Tenemos hechizos antiguos en operación en Hogwarts que detectan automáticamente todos los nacimientos de niños mágicos dentro de las costas del Reino Unido, Sra. Granger, pero seguramente ustedes lo han notado… cosas inusuales que ocurren alrededor de su hija, lo que nosotros llamamos "magia accidental".

Dan y Emma se miraron el uno al otro y ambos inmediatamente supieron la respuesta. Ciertamente explicaba unas cuantas cosas, incluyendo un berrinche en particular en el que todos los libros de un cuarto habían salido volando de sus repisas. Ellos sólo asintieron, pero Dan continuó:

Si ese es el caso, ¿por qué esperar hasta que el ciclo escolar va a comenzar? Supongo que inicia a los once o doce años, ¿por qué no contactarnos antes?

Ese era otro problema que siempre parecía salir a discusión. McGonagall intentó explicarlo amablemente y esperó que la conversación no se desarrollara en una discusión política:

Hogwarts acepta a todos los niños mágicos una vez que han alcanzado la edad de once años y hace el primer contacto durante el verano antes de su primer año porque los niños raramente tienen la habilidad para controlar su magia antes de esa edad. Por lo mismo, para niños que no cuentan con familiares mágicos, no tiene mucho sentido el tener contacto con el mundo mágico. Admito que hay desventajas en nuestro sistema, pero como pueden adivinar, el mundo mágico valora nuestro secretismo por lo que elegimos no entablar contacto hasta más tarde.

Esto pareció calmar a los padres por el momento. Pero mientras observaba a sus padres digerir la información, Hermione sólo estaba comenzando. Extendió su mano hacia McGonagall y dijo:

–Por favor, profesora, ¿puedo intentar un hechizo?

McGonagall soltó una risa ante la niña. Esa pregunta en particular era sorpresivamente rara, aún para los hijos de muggles.

–No, lo siento señorita Granger –dijo ella–. Una varita debe de estar en sincronía con tu propia magia o te será muy difícil de usar, especialmente a tu edad. Necesitarás comprar tu propia varita antes de que el año escolar de inicio. Sin embargo, puedo darte tu carta oficial de aceptación a Hogwarts. –Sacó de su bolso un sobre y lo levitó hacia la niña.

Hermione parecía en trance por el sobre de aspecto antiguo. Notó que estaba hecho de pergamino y estaba escrito en letras en tinta verde esmeralda. Lo tomó con cautela y leyó el frente en voz alta:

Señorita H. Granger

La habitación más pequeña

Suite 405

Hotel San Zulian

Venecia, Italia

Dan se levantó de su asiento drásticamente.

¿Cómo sabía en qué habitación está durmiendo nuestra hija?

Minerva suspiró. Eso estaba ocurriendo cada año con más frecuencia. Tal vez era tiempo de cambiar los hechizos que escribían la dirección.

No lo sabía Sr. Granger –dijo ella–. Las cartas son escritas automáticamente.

¿Así que puede encontrar a cualquiera sin importar dónde estén?

Por la mayor parte, así es. Hay maneras de esconder los movimientos si es necesario, pero eso es raramente necesario para un estudiante. Y en dado caso, encantamientos de rastreo son regulados estrictamente.

Refunfuñando pero calmado por el momento, Dan se sentó nuevamente. Hermione rompió el elaborado sello de cera y deslizó la carta fuera del sobre. Leyó:

COLEGIO HOGWARTS de MAGIA y HECHICERIA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos del Wizengamot, Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos)

Querida señorita Granger:

Tenemos el placer de informarle de que dispone de una plaza en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor observe la lista del equipo y los libros necesarios.

Las clases comienzan el 1 de septiembre. Habrá una orientación para estudiantes de ingreso con padres no-mágicos a las 9 de la mañana el 27 de julio en la plataforma número 10 de la estación de King's Cross en Londres, cuando podrá entregar sus formularios de inscripción.

Muy cordialmente,

Minerva McGonagall

Subdirectora

¿Su orientación es en una estación de tren? –preguntó Emma.

Ese es el inicio de la orientación Sra. Granger. El itinerario incluirá un tour a los lugares mágicos importantes de Londres, así como tiempo para que puedan comprar los útiles escolares. –McGonagall buscó en su bolsa nuevamente, sorprendiéndolos cuando su mano entró más profundo del tamaño del bolso, sacando un folleto largo–. Tengo información básica de Hogwarts para ustedes: las clases que ofrecemos, actividades extracurriculares, perfiles de los profesores, etc.

Esto es una gran ayuda, gracias.

¿Las brujas en verdad utilizan sombreros puntiagudos? –exclamó Hermione mientras leía la lista de útiles escolares.

Admito que ya no están muy de moda, pero siguen siendo parte del uniforme, sí.

Mm, hay un problema –dijo Dan mientras leía la carta de Hermione para sí mismo–. Teníamos planeado volar a casa el veintisiete. ¿Sería posible tener la orientación otro día?

McGonagall parpadeó y se ajustó las gafas. Hacía tiempo que algo así había ocurrido. Consideró su propio calendario y dijo:

–Si gustan, puedo reunirme con ustedes el fin de semana siguiente. O si lo prefieren, puedo arreglar que su vuelo sea cambiado a un día antes sin costo para ustedes.

¿Puede… usted puede arreglar…? ¿Qué quiere decir? Es muy difícil cambiar vuelos al último momento.

Con un murmuro que apenas fue escuchado la bruja respondió:

Supongo que sería considerado un poco como manipular las reglas en estándares muggles, o personas no-mágicas, pero les aseguro que lo podemos hacer fácil y… legalmente.

Emma mostró una expresión de resignación.

–Bueno, entonces… Supongo que no habría problema si regresamos un día antes. Y dudo que podamos logar mantener a Hermione lejos de libros de magia por una semana adicional.

El Sr. Granger sonrió ante el comentario y un brilló se mostró en la mirada de Hermione. McGonagall no pudo evitar pensar: seguramente una Ravenclaw.

Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la niña habló nuevamente:

Disculpe profesora, pero ninguno de estos libros parece para clases no-mágicas.

Mm, tiene razón –dijo Emma observando el folleto nuevamente–. No hay clases de inglés ni de… ¿qué término utilizó? ¿Historia muggle? Y no hay ningún tipo de ciencias o matemáticas del que haya escuchado, a menos que sea esta clase en estudios muggle.

Tiene que tener clase de matemáticas –insistió Hermione.

Sí, y eso es sólo el comienzo –comentó Emma, aunque Hermione ocuparía clases de matemáticas más allá de lo que cualquier escuela secundaria pudiera proveer–. ¿Cómo se supone que Hermione obtenga una educación completa si las clases muestran tanta preferencia a la magia? –Ella simplemente se preguntaba cómo es que había llegado al punto de tener que expresar una oración como esa.

McGonagall levantó una mano para detener la ola de preguntas. Esa era una pregunta frecuente, aunque no una para la que tuviera una solución ideal:

No es tan malo como aparenta basado en la lista de cursos. La mayoría de nuestras clases exigen ensayos que son calificados tanto por idioma como por contenido, por lo que la gramática no es ignorada. Para matemáticas, ofrecemos una clase electiva de aritmancia comenzando en el tercer año que abarca prácticamente el mismo nivel que el de la escuela secundaria muggle. Admito que nuestro currículo no cuenta con ciencias e historia muggle. Pero debemos de servir a las necesidades de los estudiantes, y la mayoría de ellos, incluyendo los hijos de muggles, eligen vivir en nuestro mundo. Nuestro currículo está diseñado para ayudar a nuestros estudiantes a ser exitosos ahí. –Levantó su mano nuevamente por la obvia pregunta que esperaba a continuación–. Puede, por supuesto, contratar a tutores para cubrir las demás asignaturas, y la educación mágica sólo es obligatoria hasta el quinto año. Es raro, pero sí tenemos estudiantes que dejan de atender después de su quinto año para iniciar prácticas profesionales o prepararse para una universidad muggle. Si lo prefiere, puedo ponerlos en contacto con algunos de nuestros exalumnos que lo han hecho.

Ambos padres se reclinaron para procesar la información, aunque Hermione aún observaba el folleto frunciendo el ceño.

Pues, supongo que todo eso tiene sentido –dijo Emma–. Por lo menos tiene opciones. ¿Qué opinas Dan?

Dan observaba el techo.

–Creo que estoy teniendo el sueño más extraño de mi vida y me gustaría despertarme ahora mismo por favor –murmuró–. Pero si es la realidad, no puedo ver razón por la que no podamos regresar antes y atender a la orientación. Hermione, ¿qué ocurre? –agregó cuando notó la expresión de su hija.

¿No hay nada de matemáticas por los primeros dos años? –dijo–. ¿Cree que pudiera ingresar en la clase de aritmancia profesora?

¿Qu...? ¿Ingresar en…? –Exclamó a medias McGonagall–. Bueno, sería muy irregular. No a muchos estudiantes les va bien en esa clase a tu edad, aun cuando son claramente dotados como tú.

Oh, aun no ha visto a nuestra Hermione con los números profesora McGonagall –defendió Emma a su hija.

Puedo mostrarle en lo que estoy trabajando –dijo la niña, y antes que la profesora pudiera protestar había desaparecido y regresado rápidamente con un libro grande que abrió cerca del principio y puso en frente de ella–. Esto es lo que el Sr. Andrews me ha estado enseñando este verano. Aunque aún no he hecho mucho. Sólo he realizado diferenciaciones de funciones racionales.

McGonagall frunció las cejas en confusión pero poco a poco sus ojos se abrieron cuando comenzó a hojear el libro. Sí, era un libro de texto muggle, pero ese era el tipo de matemáticas que utilizaban en el nivel de EXTASIS de aritmancia, y en mucho más detalle. McGonagall casi había olvidado la mayoría y se preguntó si la profesora Vector lo sabría todo.

–Merlín, ¿en verdad puedes resolver esto?

Por supuesto. –Hermione comenzó a explicar cómo resolver uno de los problemas cuando McGonagall la interrumpió.

Con eso es suficiente señorita Granger, le creo. Sería irregular, pero con habilidades como estas, incluso pudieras enseñar el componente sin magia de la clase. Conversaré con la profesora Vector si está dispuesta a entrevistarte antes de que comiences a Hogwarts para tu posible ingreso a la clase de aritmancia.

Hermione rio al escuchar el nombre Vector.

–Muchas gracias profesora.

Con la crisis calmada McGonagall respondió unas cuantas preguntas más a la familia acerca de la escuela y les dio una leve descripción del mundo mágico. Estaba segura de que necesitarían tiempo para comprender todo lo que había ocurrido, como todas las familias muggle, pero confirmó que atenderían la orientación y les prometió que los contactaría a través del hotel con la información de su nuevo itinerario de viaje.

Después de que se fue de la habitación de hotel esperó hasta que estuvo fuera del alcance de sus oídos y dejó salir un fuerte suspiro, preguntándose porque siempre era que los estudiantes con más potencial eran los que le ocasionaban más problemas en esas visitas.

Minerva McGonagall regresó a Hogwarts después de dos largos días de visitas a familias muggle. Como siempre, estaba feliz de deshacerse de su vestimenta muggle y estar de vuelta en su túnica de bruja. Era muy tarde para reportarse esa noche así que no se dirigió al despacho del director hasta después del desayuno la mañana siguiente.

Como era usual, no tuvo que tocar la puerta de Albus ya que él la llamó con un cordial "Ah, Minerva, entra". Ingresó a la oficina y se sentó en frente de los diferentes instrumentos rechinantes (ella siempre había sospechado que la mayoría eran completamente inútiles, pero Albus siempre ignoraba cualquier comentario de esa naturaleza).

¿Caramelo de limón? –preguntó el director mientras él ponía uno en su boca.

No, gracias.

Veo que las visitas a los estudiantes de origen muggle tomaron más tiempo de lo usual.

Sí, Albus. Una estudiante se encontraba de vacaciones en Italia. Tuve que registrar un traslador internacional y reorganizar el horario de una aerolínea para poder hablar con ella. Los muggles viajan tanto hoy en día que estoy pensando que habría que cambiar nuestros procedimientos para la orientación.

Mm, algo para considerar el próximo año. ¿Algún otro problema?

Nada más fuera de lo común, aunque necesito hablar con Septima también acerca de esa estudiante.

Las cejas espesas de Albus se elevaron al instante.

¿Septima? ¿Por una estudiante de primer año? ¿Por qué es necesario que se involucre?

Minerva se permitió una pequeña sonrisa.

–Porque si la señorita Granger es tan buena como creo que es, Septima la querrá como aprendiz lo antes posible.

Albus se acarició la barba.

–Que interesante –exclamó–. Buenos practicantes de aritmancia son difíciles de encontrar.

Justamente. ¿Algún problema aquí, Albus?

Sólo una dificultad menor al tratar de contactar a Harry Potter. –En ese momento uno de los instrumentos en la pared resonó seis veces. Albus se levantó a inspeccionarlo–. Oh cielos, parece que las seis cartas que envié al Sr. Potter esta mañana han sido marcadas como perdidas.

¡Seis!

Sí, y es el tercer día seguido que ocurre. Tendré que organizar otro envío para mañana.

Albus, si las seis cartas no le llegaron hoy no entiendo como enviar más va a ayudar. Si pudiera adivinar, diría que sus terribles parientes las están bloqueando.

Vamos, vamos Minerva, les dejé instrucciones precisas…

¿Instrucciones precisas? –Lo interrumpió Minerva–. Yo te dije lo terrible que esos muggle eran hace diez años. Tal vez debería visitar al niño en persona.

No Minerva, ya estás haciendo más que suficiente con los hijos de muggle… Creo que si el Sr. Potter no lee su carta antes de su cumpleaños enviaré a Hagrid a que la entregue –dijo Albus con el característico brillo en sus ojos, el cual Minerva había decidido hacía mucho tiempo que tendría que ser por un hechizo, pero no había podido descubrirlo–. Estoy seguro de que estará feliz de verlo nuevamente.

Minerva imaginó la reacción que esos muggles tan formales y perfeccionistas tendrían cuando un semi-gigante irrumpiera en su hogar y sonrió a pesar de su desaprobación.

–Bueno, creo que Hagrid pudiera encargarse de esa tarea –finalizó.

El último mes del verano fue un torbellino para Hermione. Primero atendió a la orientación en King's Cross donde conoció a Sally-Anne Perks, Sophie Roper, Justin Finch–Fletchley, Terry Boot, Kevin Entwhistle, y a la adición de último momento, Dean Thomas. Después fueron las maravillas del callejón Diagon, donde compró sus túnicas, sus útiles, su varita (a su insistencia, el Sr. Ollivander la había dejado intentar unos cuantos hechizos en su tienda), y por supuesto, sus libros de texto.

Todos los libros eran fascinantes por supuesto. Se sorprendió al observar que varios de los libros abarcaban varios años, lo cual los hacía aún más útiles. Compró todos los libros de aritmancia hasta el séptimo año y desde el primero estuvo maravillada de como algo tan simple y orgánico pudiera ser interpretado matemáticamente. También devoró los libros de historia tratando de aprender lo más posible de su nuevo mundo. Su respeto por Albus Dumbledore se incrementó considerablemente cuando aprendió que derrotó por sí sólo al mago tenebroso aliado a Hitler durante la segunda guerra mundial. Pero se sintió desconcertada cuando Historia de la Magia Moderna describió como un terrorista que parecía sacado de una historieta fue derrotado por un niño llamado Harry Potter hacía una década. Hubo una guerra civil en el mundo mágico de Inglaterra en ese tiempo, en contra de los nacidos de muggles, pero ella se sintió tranquila al saber que no tendría que lidiar con eso ahora.

Mientras tanto la profesora Vector amablemente había organizado una visita s su hogar para conocerla una semana después de la orientación. Cuando llegó la hora Emma Granger abrió la puerta para encontrar a una mujer de mediana edad con cabello largo y negro vestida en una túnica suelta y de color tinto con un sombrero a juego, muy similar a la vestimenta extraña de la mayoría de las personas que habían visto en el callejón Diagon. Emma observó a la mujer de arriba abajo antes de decir:

–Usted debe de ser la profesora Vector.

Vector elevó la barbilla un poco y respondió altivamente:

–Y usted debe de ser la Sra. Granger. ¿Cómo se encuentra? Estoy aquí para la entrevista con su hija.

Emma se sintió un poco molesta por la actitud de la mujer pero rápidamente la invitó a entrar y le sirvió un té.

¿Sr. Granger? –dijo Vector con un apretón de manos.

¿Cómo se encuentra?

Y tú debes de ser Hermione.

Encantada de conocerla, profesora Vector. Gracias por venir –dijo la niña amablemente.

Vector le saludó la mano con rigidez. La niña no tenía aspecto especial, con dientes sobresalientes y rizos alborotados, pero las apariencias no importaban. Era educada y se encontraba obviamente emocionada, pero honestamente Vector no esperaba mucho. Sólo lo estaba haciendo como un favor a Minerva. A pesar de lo que su colega había dicho, encontraba difícil creer que una niña de once años pudiera calificar tan alto en aritmancia.

Caminaron al salón donde la familia se sentó mientras Vector tomó una silla cautelosamente, observando las luces eléctricas y la televisión apagada con curiosidad. A diferencia de muchos de otros miembros de Slytherin, ella no tenía ningún problema con los muggles y reconocía que tan seguido los nacidos de muggles podían superar a sus compañeros académicamente (había algo que decir de las escuelas primarias muggle), pero no creía poder superar algún día el choque cultural que experimentaba cada vez que ingresaba en su mundo.

Gracias por el té –le dijo a Emma–. Ahora, señorita Granger, como ya lo sabe, yo soy Septima Vector, profesora de aritmancia en Hogwarts. La profesora McGonagall me ha informado que estás interesada en ingresar en mi clase de aritmancia de tercer año durante tu primer año.

Hermione estaba nerviosa mientras Vector le mostraba una mirada seria, pero trató de responder con calma.

–Sí, profesora. Suena extremadamente interesante y útil ya que se relaciona con la creación de hechizos de acuerdo a Numerología y Gramática. Y la verdad no me gustaría estar dos años sin una clase de matemáticas. Quiero que permanezca fresco en mi memoria.

Bueno, ella era ciertamente dedicada, pensó Vector, especialmente si ya había comenzado Numerología y Gramática.

–Debes saber que jamás he considerado a nadie para ingresar antes de tiempo a mis clases –dijo ella–. La aritmancia es una asignatura rigurosa, en mi opinión la más rigurosa enseñada en Hogwarts, y espero un esfuerzo completo de parte de mis estudiantes sin importar la edad. –Hermione comenzó a fruncir el ceño–. Sin embargo, la profesora McGonagall me informó que tus habilidades en matemáticas son de las mejores que ha visto en una alumna de primer año e insistió que te dé una oportunidad. Así que si me pudieras mostrar los niveles de matemáticas que has estudiado me daría una idea de la posibilidad de tu ingreso.

Por supuesto profesora. Tengo mi libro de cálculo justo aquí. –Hermione dio un salto y tomó el libro grueso que se encontraba en una de las mesas de lado. No vio la fugaz expresión de sorpresa en la profesora Vector al escuchar la palabra "cálculo." Abrió el libro en la sección correcta y dijo:

–Mi lección ésta semana es la diferenciación de funciones compuestas. En principio son una simple aplicación de la regla de la cadena. Sólo debes de manejar la función interna como una variable cuando buscas la derivada de la función externa, y después lo multiplicas por la derivada de la función interna. Por supuesto, con funciones más complejas se vuelve mucho más complicado…

Señorita Granger –interrumpió Vector a la niña entusiasmada– ¿me permite ver el libro?

Sí, profesora –dijo asintiendo enérgicamente.

Muy bien, ¿tienes algo de pergamino?

Emma sacudió la cabeza. El hecho de que el mundo mágico pareciera atascado en el siglo XIX no se le había escapado.

–No, pero tenemos papel y un bolígrafo aquí.

Por supuesto –Vector tomó los extraños artículos para escribir. Agarrar un bolígrafo debiera de ser similar a una pluma, pero se sentía incómodo. Comenzó a escribir una fórmula para que la niña Granger la derivara. Para estar segura, escribió una fórmula terriblemente complicada, una que estudiantes de séptimo año tendrían problema al resolver, ya que requería aplicar la regla de la cadena en dos ocasiones en una función racional. Un buen estudiante intentaría y probablemente lograría una respuesta semi-acertada. Uno falso se rendiría al principio.

Sí, muy bien –dijo entregándole el papel–. ¿Qué tal ésta?

Hermione palideció cuando observó la fórmula tan compleja, pero su expresión cambió a una de determinación y comenzó a trabajar, inclinándose sobre la mesa mientras intentaba descifrarla. A pesar de observarla boca abajo Vector podía ver que la niña lo estaba tomando seriamente, para su sorpresa. Definitivamente estaba resolviendo con técnicas verdaderas de álgebra y de lo que parecía ser cálculo. Le tomó diez minutos en resolver, incluyendo el revisar su trabajo dos veces, antes de regresarlo con una mirada nerviosa, pero lo había terminado.

Vector observó el papel. Con símbolos claros Hermione demostró su trabajo con gran detalle. La profesora analizó cada paso, creciendo cada vez más emocionada cuando no encontró error alguno. Al llegar al final se sintió mareada mientras su expresión altiva y escéptica se derrumbaba, siendo obligada a concluir que la respuesta era correcta.

–Señorita Granger –dijo– ¿se da cuenta que la mayoría de mis estudiantes de séptimo año no podrían resolver esta ecuación correctamente con la velocidad que usted lo ha hecho?

Hermione sonrió nerviosamente sin estar segura de que decir, pero su padre le ayudó y dijo:

–Esa es nuestra Hermione. Lleva estudiante matemáticas de nivel de secundaria por años.

Claramente –dijo Vector dejando ir toda expresión de superioridad–. Sin duda alguna esta fue la demostración de excelencia en matemáticas más extraordinaria que he visto en una estudiante de primer año. –La sonrisa de Hermione creció aún más–. Por supuesto, la aritmancia es mucho más que sólo cálculo. Por ejemplo, ¿ha aprendido a multiplicar matrices, señorita Granger?

Sí, profesora. Eso fue parte de mi clase de álgebra II.

Vector no estaba segura de lo que "álgebra II" significaba, pero tomó la hoja de papel y escribió dos matrices con nueve entradas, una al lado de la otra.

–Ya veo. ¿Pudieras multiplicar estas dos matrices?

Sí profesora. –Hermione tomó el papel y comenzó a resolver.

Vector no pensó que la niña pudiera sorprenderla más después de la demostración de cálculo anterior, pero estaba equivocada. Sabía muy bien que el problema que le había asignado requería cuarenta y cinco operaciones aritméticas, y mientras la observaba, Hermione lo resolvió, completamente en su cabeza, en cuarenta y cinco segundos. De hecho, le tomó más tiempo a Vector revisarlo que lo que a ella le había tomado en resolverlo.

No tengo idea de cómo lo logró tan rápidamente señorita Granger, pero es correcto nuevamente… Bien, ¿supongo que también has aprendido geometría y trigonometría?

Sí, profesora.

Excelente. –Vector dibujó una figura geométrica compleja y pidió que calculara algunas de las distancias y ángulos. Requería el uso de trigonometría y de geometría de círculos, pero Hermione lo resolvió rápidamente escribiendo los resultados exactos en términos de radicales.

Bien señorita Granger, creo que sus habilidades matemáticas son irreprochables. –Vector cambió su tono a uno de conversación, aunque no estaba dispuesta a comprometerse en calidad–. Sin embargo, si ingresa a mi clase también necesitará estar adecuadamente versada en teoría mágica. Así que, ¿puede decirme por qué es importante el movimiento de la varita cuando se realiza un encantamiento?

Era una pregunta sencilla de Teoría Mágica el cual Hermione ya había leído, por supuesto, y repitió la explicación del libro prácticamente palabra por palabra:

–El movimiento de la varita alinea las energías mágicas del ambiente con aquellas dispuestas por los efectos deseados para el encantamiento. Este alineamiento de energías hace que el encantamiento sea más sencillo de realizar, en especial para usuarios de magia principiantes.

Sí, muy bien… Algo más difícil entonces. ¿Cuáles son las propiedades mágicas del número siete? –Esa pregunta era directamente del primer capítulo de Numerología y Gramática.

Pues el siete es el número mágico más poderoso. Un mayor número de hechizos incluyen un factor aritmántico de siete, más que cualquier otro número, y en el caso de campos mágicos que incluyan simetría séptuple, las energías resonante normalmente causan que los efectos mágicos sean más poderosos y estables. Numerológicamente, organizar objetos en grupos de siete puede…

Es suficiente, señorita Granger, gracias. Es obvio que has leído los libros meticulosamente. Lo importante es que puedas aplicar lo que has aprendido. Por ejemplo, ¿cuál es la estructura geométrica que describe el campo mágico del encantamiento Lumos? –Esa era una de las preguntas de tarea del capítulo tres.

Una esfera profesora.

¿Y por qué?

El encantamiento Lumos produce luz al restringir las energías mágicas descontroladas que se producen en la punta de la varita. La forma más eficiente para el campo de restricción es una esfera.

Ese era el tipo de intuición mágica que Vector estaba buscando. Y se sorprendió al darse cuenta de que estaba esperando encontrarlo. En frente de ella se encontraba una de las mentes más extraordinarias que había visto, y en verdad quería ver lo que la niña pudiera hacer. Realizó unas cuantas preguntas similares más y decidió descubrir que tan lejos había llegado en sus estudios.

–Bien, una última pregunta –dijo ella–. ¿Cuál es la diferencia aritmántica entre una maldición y un maleficio?

Hermione palideció y bajó la mirada.

No… no lo sé profesora. Pensé que las maldiciones eran hechizos irritantes mientras que maleficios eran hechizos que pudieran ser en verdad dañinos…

No hay problema señorita Granger, esto es un tema de quinto año. La respuesta es que mientras las definiciones que aprendas en clase de defensa son relativamente correctas, las maldiciones son descritas utilizando funciones algebraicas mientras que los maleficios, los cuales son hechizos más poderosos, son descritas utilizando ecuaciones trascendentes.

La mente analítica de Hermione comenzó a dar vueltas ante lo que eso implicaba, pero lo guardó para un futuro ya que la profesora sonrió y continuó hablando.

Debo de decir señorita Granger que en mis veinte años como maestra nunca he visto a un estudiante mostrar tal aptitud para la aritmancia a tu edad. Informaré a la profesora McGonagall que agregue aritmancia de tercer año a tu horario cuando llegues a Hogwarts.

¡Sí! –Hermione se levantó de golpe y casi tropezó cuando se previno rápidamente de abrazar a la profesora. En lugar de eso se controló y extendió su mano para apretar la mano de la bruja con vigor. ¡Gracias! Muchas, muchas gracias, profesora Vector. No se arrepentirá.

No, señorita Granger, estoy segura de que no lo haré. –Vector volteó a ver a los padres de la niña. Su padre sonreía con orgullo y su madre sonreía con expresión petulante, aunque admitió que probablemente se lo merecía. Les dio una explicación breve de lo que entallaba el currículo durante los primeros cinco años y respondió algunas preguntas acerca de Hogwarts y el mundo mágico en general. Notó que Emma rápidamente preguntó acerca de posibles profesiones, pero ella por supuesto respondió que eran diversas para practicante de aritmancia experto.

Con un poco de cortesía (y renovada curiosidad) Vector preguntó acerca del mundo muggle, y en particular, de en qué utilizaban las matemáticas avanzadas. Aunque sólo entendió la mitad de las respuestas, esa mitad era impresionante. Las aplicaciones de las ciencias muggles eran fascinantes, como aquella misión para enviar a personas a la luna de la que la profesora Sinistra siempre hablaba con entusiasmo. Igual de impresionante era el conocimiento que tenía Hermione de estos esfuerzos, aun cuando ellos no estaban a su nivel en matemáticas puras.

Cuando finalmente se retiró Vector sólo se sacudió la cabeza y pensó: esta joven me va a quitar el trabajo cuando se gradúe.