Adrien, Nino y Nathanaël se encontraban en el departamento de este último, bebiendo y charlando. El modelo tomo un sorbo de su bebida y miro al pintor con sus penetrantes ojos verdes, quien aún le parecía increíble estar con Nathanaël, charlando y sobre todo siendo amigos.

Algo que para él era un poco difícil, ya que el dibujante anteriormente le gustaba Marinette, aunque si ese era el problema. Entonces Nino y él no tendrían que ser más amigos. Negó con la cabeza al notar donde sus pensamientos lo llevaban y decidió concentrarse en la conversación. Y oyó.

— ¿Cómo fue que te casaste con Chloé? —Pregunto Nino con curiosidad. Ante eso Nathanaël ya parecía un tomate y Adrien lo miro de forma interesada esperando que conteste.

— ¿Crees que tuve alternativa? ¿Con Chloé?

Emitió un suspiro y le alarmo escuchar la razón de Nino.

— ¡¿Te amenazo?! —Le cuestiono con la quijada abierta.

Él negó con la cabeza y le sonrió.

— Me abordo un día en mi departamento, me había olvidado de cerrar la puerta del departamento o ¿no? Ella siempre entra, así que se me hizo una costumbre dejarla abierta. Bueno el punto es que estaba en medio de una pintura, así que estaba manchado en todas partes, en mi cabello, en mi cara, en mis manos. En fin estaba hecho un desastre, pero a ella no le importó. Me miro y me dijo...

Hizo una pausa y tomo un sorbo de su bebida, teniendo su sonrojo ahora por sus orejas y su cuello.

— Bueno, no sé exactamente lo que me dijo, pero acabo besándome, a pesar de la suciedad, y diciendo: "Nos casaremos cuando tengas el anillo de bodas"

Movió las manos de forma exagerada acompañando sus palabras.

— Y no sé, le estaba explicando porque no podía hacerlo y cuando menos me lo espere. De pronto me encontré delante del cura diciendo: "Yo te tomo Chloé..." y jurando un montón de cosas que nunca en mi vida me hubiera imaginado.

Adrien se reclino en el sillón y rio.

— Sí, conozco perfectamente esa sensación —Dijo— Te hace sentir irreal ¿no?

Nathanaël sonrió sin vergüenza.

— Exacto, a veces lo experimento de nuevo, sabes, cuando la veo a Chloé de repente, cuando está durmiendo a mi lado, cuando la veo de lejos, cuando me sonríe. Siempre pienso que ella no puede ser mía.

— Sí, lo comprendo a la perfección.

Sonrieron comprensivamente y miraron al unísono a Nino que tomaba la bebida visiblemente incómoda.

— ¡Dejen de mirarme a si! —Exclamo sintiendo sus perturbadoras miradas— Nunca me sentí a si con Alya —Confeso al pensar –de forma no equivocada– que querían saber eso.

— ¿Nunca? —Pregunto Adrien desconcertado.

— ¿Ni una vez? —Añadió Nathanaël.

— No, lo mío es real, yo quise salir con Alya, tenemos varias cosas en común, los mismos intereses y bueno... —Señalo a Nathanaël— Lo mío no es un romance de película con protagonistas de otros mundos y el amor lo supera todo —Señalo a Adrien— Ni cuentos de hadas que al final vivirán felices para siempre —Bajo las manos y sintiéndose avergonzado. Añadió— Me gusta estar con ella y compartir mis cosas. No me parece ella irreal porque cuando me empezó a gustar. Lo que sentí fue muy real.

Bufo llevándose las manos a la cara.

— ¿No estábamos interrogando a Nathanaël? —Pregunto con las mejillas sonrojadas— ¿Cómo termino de esta manera?

Los dos se rieron.

— Yo también amo a Marinette —Dijo Adrien esbozando una sonrisa.

— Yo también amo a Chloé —Repuso de la misma manera.

— Bueno al parecer tenemos algo en común —Repuso Nino intentando que su cara deje de estar tan caliente— Yo también amo a Alya —Añadió luego de unos segundos con una sonrisa.

Luego de un rato comenzaron a charlar de otros temas, mencionando una y que otra vez a sus hermosas esposas. Los cuales se casaron con ellas por un solo motivo: Por amor y esa es la única razón que necesitaban.